Mi suegra, una gran mujer (4)
Hay que aprovechar que nos quedamos solos... bueno mi suegro está, pero no se entera.
Las vacaciones de verano llevan camino de ser las mejores de mi vida. Cuando mi esposa me propuso ir a casa de sus padres en el pueblo para así poder ayudar durante un mes a su madre, pues la pobre está muy cansada de cuidar a su marido enfermo, solo vi inconvenientes y alta probabilidad de que fueran muy aburridas. La realidad no ha podido ser mejor, resulta que mi suegra se ha despendolado y me ha elegido a mí, su yerno, para llevar a cabo sus más fantásticas fantasías sexuales.
Llevamos solo cuatro días en el pueblo, y ya hemos tenido tiempo para que me haga una mamada sensacional, para follarla mientras le digo lo mucho que me gusta su coño recién rasurado y para que me obsequie con un espectacular squirt. Eso ya os lo he contado en relatos anteriores (“Mi suegra, una gran mujer 1, 2 & 3”), ahora viene la continuación con lo que me ha pasado esta misma mañana.
- Quédate al tanto por si mis padres necesitan algo. Nosotras volveremos por la tarde – dice mi esposa Margarita por la ventanilla del coche en marcha dispuesta a emprender la marcha.
Aunque estamos de vacaciones en el pueblo, mi esposa y mis dos hijas no pueden resistir la tentación de volver a la ciudad para ir de rebajas de verano. Realmente es un capricho que tienen pues no necesitan comprar más ropa, yo no me opongo pues sé que les encanta ir a revolver en los montones de ropa que pueda haber en oferta y porque su ausencia me va a permitir estar prácticamente a solas con mi querida suegra todo el día.
- Podríamos aprovechar que hoy vamos a estar solos para ir a visitar a mi hermano – dice me suegro en cuento tiene oportunidad después de ver como hija y nietas se alejan con mi coche.
- El coche se lo ha llevado Marga con las niñas – le hago ver
- Podemos ir con el mío, lo conduces tú y ya está. Si no lo saco del garaje se va a quedar dormido. Si yo no lo puedo usar, mejor lo coges tú y le das una alegría al pobrecito que se va a morir de asco. Además, para eso eres mi yerno, para que me lleve ¿no? - afirma muy convencido.
- Tienes mucha razón – dice Pepa – mientras estés enfermo mejor que lo conduzca él y le quite el polvo que se le está acumulando de estar parado en el garaje.
Los oigo hablar y no doy crédito a lo que oigo. Cualquiera diría que están escenificando y verbalizando su acuerdo: Mientras mi suegro siga enfermo, mi ayuda para mantener a Pepa en “buen estado” recibe su beneplácito…jejeje…así es como interpreto sus palabras… habida cuenta que llevo aquí dos dias y ya me he cepillado a mi suegra dos veces… seguro que eso es “mantenerla en buen estado y quitarle el polvo “.
Me rio yo solo al darme cuenta que la interpretación que he hecho es de lo mas sesgado posible. Mi suegro estoy convencido que no quería decir lo que yo he pensado. Pepa… quizás si.
- No se hable más… en cuanto estéis listos no vamos y le damos caña hasta fundirle las vielas – le digo en tono jocoso, que solo Pepa sabe interpretar pues me hace un guiño muy prometedor.
- Le voy a dar tan fuerte que el motor se va a poner al rojo, espero que no tenga fugas importantes y pierda el aceite – le digo al señor Manuel.
- No hombre no… no te pases que nos tiene que durar todavía unos años – dice mientras mi suegra se ríe por “lo bajini”.
Hacemos la visita a su hermano que vive en el pueblo de al lado, de vuelta paramos en el supermercado y hacemos compras para todo un regimiento. Cualquiera diría que solo comemos. Al llegar a casa entre los tres llevamos las bolsas desde el coche esta la cocina. Esto es suficiente para dejarlo fuera de combate. Pepe y yo nos encargamos de colocar todas las cosas en su sitio.
La cocina es relativamente pequeña, eso unido a que yo no sé dónde van colocadas las cosas, hace que tropecemos muy frecuentemente. Esto no molesta a mi suegra porque encuentra natural que así suceda y porque que yo la toque o que ella me toque a mí, no le parece mal. Cuando ya estamos terminado me dice:
- Sabes que este coche necesita salir a pasear y desfogarse de vez en cuando –
- Me apetece dar una vuelta por el piso de arriba…¿me acompañas?
- Vamos arriba a doblar la ropa…si necesitas algo me avisas – le dice a mi suegro como excusa para poder irnos los dos juntos al piso superior donde están las habitaciones, el curto de la lavadora y una pequeña terraza.
Ya en el piso superior, Pepa se mueve con soltura, entre los dos recogemos la ropa del tendedero y la llevamos al cuarto de la plancha, hace unas pilas y deja las sabanas en un lado.
- Tenemos un buen rato de tarea… ¿Qué prefieres? ¿me ayudas a doblar las sabanas o me dejas que te haga una mamadita?... hoy me siento muy cachonda y quiero que me des leche en cantidad.
- Joder Pepa, cada vez me sorprendes más…cómo es posible que cambies tanto y tan de repente –
- Esta mañana ya lo has visto… hay que poner el motor en marcha para que no se gripe…jejeje – dice jocosamente.
- Llevo bastante tiempo esperando y quiero aprovechar bien las vacaciones… ¿a ti no te apetece? -
- Por supuesto…si…si… pero sin hacer ruido, que tu marido esta abajo – le advierto.
- Bah, no te preocupes… antes no se enteraba de nada y ahora mucho menos –
Sin más preámbulo, se quita el suéter y la falda para quedarse en ropa interior delante de mí. La verdad es que mi suegra a pesar de su edad y sus kilos de más, sigue teniendo un cuerpo muy apetitoso y hoy se ha puesto unas bragas y un sujetador que le sientan muy bien, una mezcla entre clásico y sofisticado, seguro que las ha elegido pensando en que tarde o temprano me las iba a mostrar.
- Pepa… ¡Que buenas tetas tienes! Le podrías haber dado un poco más a tu hija - le digo al ver que se acerca con una clara intención de venir a por mí.
- Que sepas que le di de mamar a ella y a su hermano hasta los nueve meses, y a pesar de la edad mira como las tengo – dice mientras se las menea una y otra alternativamente para que yo pueda apreciar que todavía conservan una buena turgencia.
A continuación, me ayuda a quitarme la camiseta, a desbotonar el pantalón y bajarme la bragueta. Está claro lo que quiere hoy y va directa a por ello. No tenemos mucho tiempo y es cuestión de aprovecharlo bien debe estar pensando.
- Que buena polla tienes… y que rápido se te empina…jejeje… me encanta que se te ponga dura enseguida… no como a otros… - dice pensando en su marido.
- Ven aquí… apóyate en el planchador y ponte mirando hacia mí – dice después de haberse sentado en un taburete que le permite acceder con su boca con facilidad a la punta de mi polla que ya luce morada y tensa como en las mejores ocasiones.
- Te tengo que decir que solo se la he chupado a mi Manuel, y de eso ya hace mucho, mucho tiempo…lo que ocurre es que lo he visto hacer tanta veces en las pelis esas guarras que tengo muchas ganas de hacer lo mismo… y tú tienes una verga esplendida…. Jejeje…como te voy a pone r – dice relamiéndose antes de cogérmela y acercársela hasta los labios.
- Pepa…Pepaaaa… lo haces genial… así …así… insiste en la punta…solo la punta… - le indico una vez ha empezado a darme chupadas “de película”.
Para no haberlo hecho nunca, según dice, yo lo siento como si fuera una verdadera artista… debe haber visto muchas películas y haber practicado con algún plátano o quizás se ha comprado un dildo de goma…vete tú a saber…lo cierto es que ni su hija, ni cinco hijas más la chuparían mejor que la señora que tengo entre las piernas.
Cuando veo que me cuesta mucho contenerme y que si sigue así me voy a terminar corriendo en su boca, pongo la mano sobre la frente y me echo hacia atrás para librarme de su dulce bocado.
- ¿No habíamos quedado que había que sacar a pasear “ese clásico” para que se le engrasen todos los cojinetes y engranajes? – le pregunto.
- Si, si…tienes razón…ya me había olvidado…me gusta tanto chuparte la polla – dice poniéndose en pie.
Al verla, con los labios enrojecidos y llenos de babas no puedo dar crédito a lo que veo… mi suegra es una auténtica perrita y se merece tener un “buen viaje”. Antes de que pueda decir nada, la empujo sobre la tabla de planchar, hago que se de la vuelta y apoye las manos para que su culo quede a mi disposición. Le bajo las bragas, me pego a ella para que sienta mi polla entre sus glúteos y poder alcanzar su tetas desde atrás.
- Dame así… follame bien rico…me he mojado mucho y necesito que la meta s – me pide poniéndose de espaldas para apoyar sus antebrazos sobre la tabla de planchar con lo que su cuerpo hace un ángulo recto con las piernas ligeramente separadas para dejar su vulva perfectamente accesible desde atrás.
- Venga, vamos…que no tenemos todo el día… quiero probar que se siente apoyada sobre el planchador… el sitio que menos me gusta de la casa…a partir de ahora cuando planche me acordare que me follaste aquí – me dice para encabritarme un poco mas
Me acerco hasta ella, le paso la mano por las nalgas varias veces, las conserva bastante duritas, luego le pongo la mano sobre la vulva y le acaricio los labios. ¡Uhmmm, se nota su calor… me excita!. Parece mentira que mi suegra me estimule tanto, no sabría decir si es por el morbo o porque su cuerpo todavía conserva mucho atractivo, quizás una mezcla de ambas cosas, la verdad es que me pone como un burrito en celo.
Me sitúo justo detrás de su culo rellenito, cojo la polla y se la restriego por la parte interna de sus muslos, luego por encima de la raja del culo y termino dándole golpecitos con la punta sobre los cachetes.
- ¡Venga… métela ya…no te entretengas que podría venir en cualquier momento…está enfermo, pero no invalido – dice con impaciencia!
Atiendo su petición, pongo la punta entre sus labios y voy empujando despacio hasta que la meto totalmente. Mi suegra culea para facilitar la penetración, mueve las caderas describiendo un ocho figurado, que hace que el contacto sea muy intenso. Luego da empujones hacia atrás para que su culo impacte con mi entrepierna haciendo que mi polla se hunda hasta que mis pelotas golpean con sus nalgas.
- Así…así… sigue así….ahhhh, ahhhhh…que buen o – dice cuando incremento el ritmo y la intensidad hasta hacer crujir la piel de su culo.
- Uhmmm que perrita te pones, en esta postura…me estas mojando todo – le digo mientras sigo bombeando con muchas ganas dejando que su flujo me moje.
- ¡Pepaaaaa! … ¡Pepaaaa!... ¿Dónde está el ticket del super? ¿Dónde lo has puesto ? – dice mi suegro desde el piso inferior asomado al hueco de la escalera.
Yo me quedo helado… poco más y nos pilla en medio de la faena… ¡Ufff que agobio! Si dejar que mi polla se salga de su coño, mi suegra maniobra para acercarse a la balaustrada que da al hueco de la escalera, y desde allí poderle decir a su marido donde está el dichoso ticket. Lo sorprendente es que mientras se acerca…
- Tu sigue…sigue… no te preocupes…sigue, sigue – me dice mientras nos desplazamos unidos por el sexo hasta que ella puede asomar la cabeza para que mi suegro la vea.
- Lo he dejado en el bolso, en el bolsillo de dentro y el bolso está colgado en la percha del recibidor – le dice asomándose lo mínimo para que él no vea que esta desnuda y bien ensartada por la polla de su yerno.
A pesar del temple que ha demostrado al manejar esta situación tan inesperada yo me he acojonado bastante y he perdido “fuelle”, lo que me impide continuar con el mismo ímpetu. Solución de emergencia:
Cuando podemos volver a lo nuestro, no volvemos al planchador, Pepa se queda apoyada en la balaustrada dejándome igualmente el culo para mí, ahora vigilando que no se le ocurra subir donde estamos.
Me coloco justo detrás, mi pubis apoyado en solo uno de los cachetes, mi mano sobre su raja. Se la toco, y se la preparo para una nueva penetración… pero esta vez va a ser con mis dedos… primero el dedo pulgar, con la palma rozando sobre sus labios y el clítoris.
- Uhmmm me gusta cabrón…como sabes…sigue…sigue… me vas a sacar toda mi lechecita - me dice entre jadeo y jadeo cuando siente mi dedo gordo dentro y los otros acariciándole el clítoris simultáneamente.
- ¿Te gusta?... los dedos no son tan tontos y ciegos con la polla…saben moverse y tocar por dentro en todos los sitio s – le digo mientas mis dedos hacen diabluras con sus labios y dentro de su vulva.
- Siii… siiii… me encanta… mételos…mete más – me pide
Ha llegado el momento adecuado para… primero el dedo medio e índice juegan con su vulva entrando y saliendo, doblándose y haciendo la tijerita… uffff mi suegra está chorreando. Gime como una perra en celo y temo que se le escape algún quejido que alerte a mi suegro.
Sin embargo, esto no me detiene, le sigo dando fuerte con los dedos al tiempo que mi pubis sigue dando empujones contra sus nalgas. ¡Ufff, es una mezcla explosiva!, mi polla roza con el exterior de su muslo y también empieza a chorrear anunciando una próxima corrida.
- Mete más…mas…mas… Carlos por dios, mete más - … me suplica.
Yo respondo poniendo tres dedos en forma de cono y se los meto repetidamente todo lo que puedo. Mi suegra se estremece, alternativamente le fallan las piernas. Por fin, se corre, me llena de flujo y necesita morderse la mano para que sus gemidos no lleguen hasta el último rincón de la casa.
- Ohhhhh, ohhhhh….me has roto el coño…que gustoooo… has hecho que me mee… que bien…que gusto Carlos… -
- Uffff, que rico… ¿y tu?... ¿no he has corrido todavía? – me dice al volver la cara y ver que mantengo mi erección intacta.
- No te preocupes…ya me vendrá – le digo, al mismo tiempo cojo los dedos mojados por su flujo los restriego por el ojete para humedecerlo bien.
- Esta tarde durante la siesta quiero que este culito sea mío –
- Es todo para ti… te has ganado… serás el primero en tenerlo – me confirma
- ¡¡¡Es que en esta casa no se comeeee!!! – dice Manuel desde el inicio de la escalera interrumpiendo nuestros planes.
- ¡Ya va!... ya va!... - dice enfadada mi suegra.
- ¡Claro que se come… se come mucho y muy rico! – dice con mucha ironía mirándome de arriba abajo cerciorándose que todavía le queda mucho por comer.
Deverano.