Mi suegra, una gran mujer (2)
A mi suegra le gusta oírme hablar mientras lo hacemos.
Una buena amiga me dijo una vez que “para disfrutar del sexo al máximo no te tenias que comportar como eres tu en la vida, debes dejar que aflore ese otro yo interior, mas instintivo, mas despreocupado y menos vergonzoso que todos llevamos dentro”. Eso es lo que he puesto al día en la relación que mantengo con mi suegra, una mujer de mas de sesenta años, con la que mantengo un contacto familiar muy cordial y afectuoso.
Eso no evita que ella sea una mujer llena de vitalidad y deseos, que yo puedo y debo satisfacer, a pesar de que somos familia cercana. Nunca le diremos nada a su hija, ni yo a mi suegro. Es un secreto entre ambos que bien custodiado nos hace felices, a cada uno satisface unos deseos y fantasías propios.
Ahora os cuento como fue la primera vez que tuvimos sexo con su total consentimiento.
- Si no me necesitas, mejor me quedo en casa – le digo a mi esposa ante la posibilidad de que quiera que le acompañe en su visita al médico para visitar a su padre.
- No, gracias. Mejor vamos solos que en el hospital solo dejan entrar a un acompañante por eso de la restricciones por la Covid – dice mi mujer
- Mejor, así aprovechamos para hacer agujeros con el taladro… que a tu padre le molesta mucho el ruido – tercia mi suegra.
Una hora más tarde estamos mi suegra y yo solos en casa. Ya se han ido al médico y no volverán al menos en tres dos horas y mis hijas solo volverán a la hora de comer. Busco a mi suegra por la casa y la encuentro en el cuarto de la lavadora clasificando la ropa sucia para hacer una colada.
- Si me ayudas termino antes – me dice indicándome que ponga en el tendedero la ropa húmeda que acaba de sacar.
Me pongo a tender… calcetines…servilletas… camisas… mientras mi suegra termina de meter la ropa en la maquina y la pone en marcha, tras lo cual viene a mi encuentro, se pone a mi espalda y me abraza cruzando los brazos sobre mi pecho.
- Siempre había soñado poder hacer algo así – me dice en voz baja para no romper el hechizo al tiempo que aprieta con sus pechos en mi espalda.
Yo me hago el distraído como si no fuera conmigo. Esto la anima pues se siente invisible en medio de su ensoñación, y le paso siguiente es bajar la mano hasta mi entrepierna en búsqueda de mi sexo. Uhmmm que juguetona es mi querida suegra… a pesar de sus sesenta añitos se comporta como una jovencita que quiere descubrir el mundo.
- A mi querido yerno…¿le gusta lo que su mamacita le hace? – me pregunta mientras su mano ya se ha colado debajo del pantalón de chándal que llevo.
A los pocos instantes ya ha conseguido ponérmela dura como una piedra a lo que contribuye mucho lo que me va diciendo al oído:
- ¿te acuerdas de lo que paso ayer? ¿te la habían chupado como yo lo hice?... ¿quieres que lo volvamos a hacer? –
- Pepa… me hiciste feliz como nunca….ya viste la cantidad de leche que me sacaste, no? … vaya mamada me diste… fue un regalo – le digo muy convencido.
- … Aunque hoy tenemos tiempo y podríamos hacer algo que te guste a ti – le digo.
- A mi ya me gustó que te corrieras sobre mi… ¿a que te refieres? ¿Tienes alguna idea sobre que podemos hacer? – dice mi suegra como si quisiera provocar a mi lado mas salvaje.
- Vamos al dormitorio y vemos que nos viene a la cabeza – le digo al tiempo que me doy la vuelta y le pongo una mano sobre el pecho para cogerle una teta.
Ya en la habitación Pepa se desbotona la bata de arriba abajo y la abre de par en par para que yo la pueda ver en ropa interior. Lleva un sostén y bragas blancas, son muy corrientes y poco sexy, aunque lo importante es adivinar las curvas que cubren. Yo me quito la camiseta y el pantalón, solo me quedo con el boxer que cubre mi polla ya bastante gorda. Mi suegra se quita la bata, se acerca a mi y mete la mano debajo de la tela para coger mi polla y arrastrarla fuera.
La ayudo quitándome el calzoncillo, dejo que disfrute de su contemplación y de su contacto, viendo como se le alegra la vista. Para complacerme mi suegra se quita las bragas, aunque eso no supone mucha novedad. Esta rellenita y sus muslos se aprietan para mantener su sexo a salvo de mi mirada. A continuación, se echa sobre la cama bocarriba con las piernas haciendo puente y pegadas entre si, lo que hace que siga solo viendo la redondeces de sus figura, sus caderas y sus muslos.
Al acercarme a la cama me sujeto la polla para que ella pueda ver lo gorda y dura que se me ha puesto, a lo que responde abriendo lentamente las piernas para que su sexo quede a la vista.
- ¿te gusta?... me lo he afeitado todo para ti…es la primera vez… y me siento muy extraña…como desnuda… ¿Qué me dices? – pregunta mi suegra mostrándome su chochito perfectamente rasurado entre las curvas de sus rollizos muslos.
- Uhmmmm…. Déjame ver… quizás un poco mas cerca… - le digo aproximándome a ella tras recostarme a su lado.
- Pepa…Pepa… tienes un coño que parece de una jovencita… que hermoso es… parece que no esta usado – le confieso poniendo una mano sobre la cara interior de su muslo.
- No seas mentiroso… me gusta que me lo digas…pero eso no es cierto… que soy una mujer mayor y no merezco que me engañes – me contesta haciendo un mohín de desagrado.
- Querida suegra…para mi tienes un coño casi perfecto… con estos labios finos y apretados, que esconden esta entrada sonrosada y brillante …- le relato poniendo mis dedos sobre la rajita, acariciándola de arriba y abajo, haciendo que se abra un poquito para ver su interior que guarda unos labios menores ondulados y un canutillo que protege su clítoris.
- Realmente es delicioso… puedes estar orgullosa… y yo muy afortunado por poder disfrutarlo contigo.
- Carlos… mi marido nunca me ha dicho nada semejante…me encanta oírtelo decir … has hecho que me empiece a mojar con solo lo que me dices –
- ¿Quieres pasar la lengua por aquí para saber a qué sabe? Nadie me ha dicho si mi coño es rico o no. ¿quieres hacerlo tu? –
- Sabe a aguamiel y huele a vainilla con un toque de canela y aroma de frutas – delicioso – le digo tras pasarle la lengua desde un extremo hasta el clítoris situado en el otro.
- Háblame sucio… por favor, dime cosas… tu sabes… mi marido siempre me ha tratado con mucho respeto y no hemos hecho nunca cosas “extrañas”, y yo tengo ganas de experimentar que se siente. Por favor…¿lo entiendes? –
- Mi suegra es una perrita muy mimosa… que tiene un coño precioso que me muero por comer. Me gusta tanto que tengo la polla a punto de reventar… me gusta que se ponga cachonda cuando la miro, y estoy deseando oírla gemir cuando se la meta toda –
- Así, así… dime cosas guarras…me excito mucho – dice mi suegra poniéndose los dedos entre los labios para dejar que su humedad sea visible.
Me hinco de rodillas entre sus piernas, pongo las manos sobre las rodillas para forzarla a que abra las piernas un poco más. Pepa las separa, levanta un poco la pelvis y me enseña su entrepierna con cierta timidez.
- Mi querida suegra tiene un coño delicioso – le digo al verlo tan apetitoso y dispuesto para mi.
- Si? ¿de verdad te gusta? ¿lo encuentras bonito? – me pregunta.
- Es una maravilla…te diría que es mas lindo que el de tu hija… se ve tan fino y delicado –
- Si?... pues está impaciente… quiere que lo folles… que lo folles duro…no lo hagas esperar mas –
Acerco la mano , se lo toco… con el dedo pulgar le froto el clítoris, luego los dedos medio e índice le acaricio los labios. Repito hasta que empieza a gemir, y paso a la fase siguiente.
- Uhmmm, qué mojadita esta mi perrita! ¿quieres que venga contigo? – le pregunto al tiempo que le introduzco dos dedos para frotar el clítoris desde dentro.
- Tengo un yerno muy cabrón… ¿a qué esperas para metérmela? ¿no te das cuenta que estoy super mojada y esperándote? – me dice mi suegra.
Antes de metérsela la froto varias veces por toda la raja, se me humedece y queda lista para meterla con suavidad. De un solo empujón se la meto hasta las bolas poco a poco pero sin retroceder ni un milímetro.
- Ay, si… dámela toda… y dame duro – me pide.
Le doy una, otra y otra vez, mi suegra gime, gime y vuelve a gemir. A cada empujón le sigue un gemido que me motiva para seguir dándole mas seguido y mas fuerte. Antes de que yo me corra, Pepa se corre dos veces, gimiendo de una forma maravillosa que regala mis oídos.
Después de follar de esta forma tan enérgica durante tanto rato he quedado exhausto y necesito descansar. Echado bocarriba recibo las caricias de mi amante. Se ha comportando como una autentica jabata, y ahora me colma de caricias llenas de dulzura propias de una mujer madura que sabe que el post coito es extremadamente delicioso.
- Uhmmm que suerte tener un yerno como tú…todo queda en familia… espero que mi hija no te eche mucho de menos –
- Tener dos mujeres en casa es una delicia, tengo que decirte que eres mas atrevida que tu hija. Me encanta que me digas cosas mientras follamos y que te mojes tanto… - le digo mientras ella me sigue acariciando yaciendo a mi lado.
- Pues esto no es nada…estoy deseando practicar muchas cosas de las que he visto por internet…sexo anal… con juguetes… posturas nuevas…y sobre todo quiero que me hagas sexo oral… a tu sueño no le gusta y no me lo ha hecho nunca –
- Pepa, Pepa…Pepa… no te preocupes… aquí tienes a tu yerno para lo que quieras… la familia es lo más importante –
Las vacaciones fueron extraordinarias para mi suegra y para mi, nos gustó tanto que ahora no me cuesta nada ir al pueblo todos los fines de semana que mi esposa me propone. Para ir a visitas al medico del hospital mis suegro se desplazan a la ciudad y hacen noche en mi casa. Pepa y yo aprovechamos cualquier ocasión para tener nuestros fogosos encuentros.
Ya os iré contando.
Deverano.