Mi suegra, no me ponía nada

Mi Nombre es Pepe y voy a tratar de ser lo más coherente posible, aunque como ya os digo la historia es real y no voy a adornarla. Os la voy a contar tal cual vaya recordando.  Empecemos.

Mi nombre es Pepe y actualmente tengo 52 años.

Desde siempre me han puesto las mujeres maduras, aunque nunca hice nada.

Estoy casado desde hace más de 30 años. Mi vida sexual con mi esposa siempre fue bastante activa. Pero con los años todo se hace monótono. La historia comenzó hará algo más de 10 años. Por motivos familiares mi suegra que ya era viuda hacia años, y vivía con un cuñado mío, se quedaba sola, porque su hijo se mudaba de ciudad.

Y como mi suegra ya tendría sobre los 70 y pico de años, y necesitaba cuidados, tuvimos que mudarnos de casa e ir a vivir con ella.

Aunque parezca obvio os lo quiero dejar claro. Mi suegra era gordita y con muy mal genio, para mí no había ningún atractivo ni atracción hacia ella, más pronto lo contrario. Ya que desde que fui novio con su hija siempre nos trató mal a ambos.

pero cuando empecemos a vivir con ella todo dio un cambio. El caso es que mi mujer no aguantaba a su madre, por lo que cada dos por tres se ausentaba de casa por días. Y hay empezó a cambiar mi forma de ver a mi suegra. De no tenerle simpatía a empezar a mirarla con otros ojos. Obviamente, no fue de un día para otro ni en semanas. Fue todo muy poco a poco.

El caso es que, aunque cuando uno lee relatos de otras situaciones parecidas quizás crea que es fácil. Pero para mí no lo fue. Tenia mucho recelo y miedo. No me atrevía a hacer nada.

Pero un día me atreví. Ella siempre tenia la costumbre de arreglar la casa de buena mañana, y mientras estaba arreglando el comedor yo ya sabía que luego haría el sofá que está al lado del televisor y que tiene la mesita camarera enfrente del mismo. Por lo que cuando empezó a arreglar los cojines, yo con la escusa de coger un disco multimedia de al lado del televisor pase entre ella y la mesita para que no se asustara la cogí de la cintura mientras ella estaba agachada mullendo los cojines, y pase muy despacio rozando mi paquete con su culo que como podréis imaginar estaba duro como un cincel. El corazón me iba a mil por segundo. Ella como era de esperar se asustó, pero no dijo nada. Yo cogí el disco multimedia y me retiré a la habitación. Cuando lo digerí todo y me tranquilice pensé que no se habría enterado ni mal pensó de nada y no le dio más importancia.

En otra ocasión yo estaba sentado en mi silla frente al ordenador y ella paso por mi lado muy cerca y aproveche que tenía el brazo colgando, para poner la mano en posición y cuando ella paso cerca le roce el culo con la mano, ella se giró y miro, pero yo fui más rápido y ya tenia la mano encima de la mesa tecleando.

A partir de ese día, cogí mas valor y estuve varios días haciendo lo mismo en otros lugares de la casa. Refregando mi paquete entre sus nalgas. Acariciando su culo levemente sin que ella lo notase.

Yo creía que ella no se enteraba, hasta que un día todo cambio.

Cierta mañana repetí la situación del comedor y cuando estaba mullendo los cojines volví a pasar por detrás de ella cogiéndola de la cintura y pasando muy despacio a la vez que le refregué el paquete y me entretuve un poco más. Cogí el disco multimedia y al volver a pasar de nuevo le rocé el culo con la polla dura. Ella se irguió y me miro yo le sonreí como queriendo justificar la poca distancia entre ella y la mesita de cristal, por lo que era imposible no rozarla. Pero en está ocasión me reprendió. Me dijo que sabía lo que estaba haciendo y que ella no era una fulana para que yo me refregara con ella y que se lo diría a mi mujer cuando volviera. Y no sé cuántas cosas más me dijo, el caso es que me acojoné, y estuve todo el día con el miedo en el cuerpo. Cuando por fin volvió mi mujer yo estaba expectante por si ella le decía algo. Pero no le dijo nada absolutamente, y yo respire aliviado.

Estuve varios días o semanas sin hacer nada. Pero la carne es débil y pasado el tiempo…..