Mi suegra, mi historia 2

Continuación de mi vida con mi suegra

Antes de nada quiero indicar que los relatos que describo no son una fantasía descrita como realidad, SON REALES. Se que mucha gente dice eso, pero yo no soy otra gente; lo que yo escribo es mi experiencia, sin más.

Tras habernos desinhibido y en la playa dejándonos llevar aquella mañana del verano de 2011, mi suegra y yo seguimos teniendo encuentros, sin importar donde. Yo soy muy morboso y me gusta mucho el peligro. Lo que me desconcertó (al principio, ahora me encanta) es que fuera ella la que me provocaba.

Un Sábado cualquiera quedó toda la familia en su casa a comer (cuñados, sobrinos, etc...); nosotros casi siempre llegamos los primeros a su casa, y esta no fué una excepción. A eso de las 12:00 tocamos a la puerta y ella nos abrió vestida con el típico camisón de verano sin mangas, hasta medio muslo (aunque ahora un poco más corto de lo normal); era blanco y como tiene unos pechos enormes, éste se pegaba a ellos. Primero entró mi mujer dándole los dos besos de cortesía y después yo haciendo lo mismo, pero la mirada fue distinta, con una sonrisa disimulada que escondía nuestro secreto. Entramos en la casa y ellas se fueron a la cocina y yo al salón.

En cierto momento, sonó el móvil de mi mujer que lo había dejado en un dormitorio y fue a por él, quedándose en la habitación hablando. Aproveché para entrar en la cocina y mi suegra lo primero que hizo fue besarme, un beso húmedo, caliente, con su lengua dentro de mi boca, mientras que al mismo tiempo agarraba mi miembro por fuera del pantalón. Lo agarró fuerte, sin apretar, pero lo suficiente para notar algo de presión.

Por miedo a que nos pillase, nos separamos, ella volvió al horno y yo a beber agua a la nevera (necesitaba agua fria).

Mi mujer termina de hablar y vuelve a la cocina, saliendo yo de ahí para volver al salón a "desconectar". Al poco tiempo llega el resto de la familia (cuñados, sobrinos, etc etc...). Tras el saludo de rigor (hola, dos besos, que tal?, como va todo?.....), mi suegra me mira a los ojos, como para llamar mi atención, y me hace un gesto con la cabeza, muy sutil, casi imperceptible, salvo para la persona que la estaba mirando (yo). A lo que en voz alta digo que voy a dejar las cosas en la habitación.

A medio pasillo, mi suegra en voz alta me llama diciéndome que me había dejado una bolsa, y me la acerca, lo cual aprovecha para decirme en voz baja que fuese al baño de arriba después.

Llevé las bolsas y haciéndole caso voy al baño que tiene la casa en la parte de arriba; entro, no hay nadie,  y me quedo dentro esperando. Al poco tiempo entró ella con su camisón blanco ajustado a sus enormes pechos; cierra la puerta tras ella y pone el cerrojo. En ese momento nos abrazamos y comenzamos a besarnos apasionadamente, un beso húmedo, nuestras lenguas se entrelazaban. Al momento le saco el camisón por la cabeza, y observo su cuerpo desnudo, no llevaba ropa interior.

Agarro sus enormes tetas, que no caben en mis manos de lo grandes que son...las aprieto, las palpo, las acaricio... Mientras, ella me desabrocha los pantalones, me baja la bragueta e introduce su mano derecha agarrando mi polla, la cual estaba ya muy dura. Me la masajea un poco, arriba y abajo, despacio. Mi boca comenzaba a perderse en sus pezones, grandes, sonrosados y duros. Ella respiraba profundamente.

En ese momento ella se puso de rodillas frente a mi y me baja los pantalones, mi polla saltó rápidamente como un resorte, de lo dura que estaba. Me miró a los ojos y comenzó a darme pequeños besitos en la punta. Mi miembro estaba algo mojado de la excitación, por lo que cuando me daba esos besos, sus labios se quedaban con parte de ese líquido. La puntita de su lengua comenzó a darme pequeños lamidas en la punta, donde se juntaba su saliva con mi "liquido", resultando un hilo fino cada vez que se separaba de ella.

De repente su lengua lamió mis bolas y con una larga lamida, recorrió desde ellas hasta la punta de mi polla, pasando por todo mi miembro recto. Lo hizo despacio, con toda la lengua, no sólo con la punta; mis huevos, la base de mi polla, todo el tronco, el glande. Lo hizo dos veces y en la tercera terminó metiéndosela en la boca, hasta el fondo. La primera fue rápida, como queriendo tenerla toda rápido dentro de su boca, pero después lo hizo lento, saboreando todo mi miembro, todos sus jugos, toda su dureza. Yo inclinaba la cabeza hacia tras disfrutando, mientras acariciaba su pelo rubio.

Ella aceleró el pasó, cada vez más rápido, no podíamos tardar mucho porque había más gente en la casa.

Llegó un momento en que ya no podía más y se lo dije.

-Me voy- susurré.

-Quiero todo- me dijo ella. Se la sacó de la boca y siguió con la mano. Y con la otra cogió una bragas que había dejado premeditadamente antes de todo aquello. Eran una bragas moradas, no era un tanga, sólo unas bragas normales con la típica florecita en el elástico.

Cuando ya no pude más, puso las bragas en mi polla tapando la punta para que me corriera en ellas. Lo hice y quedaron manchadas y mojadas.

Ella se puso de pie y se colocó las bragas, con toda mi corrida en ellas, se puso un sujetador y otro camisón más acorde a la situación del día (más ancho y de color marrón que no insinuaba nada). Me pegó un pequeño lametón en la boca y salió del baño y yo me quedé recomponiéndome.

Al bajar estaba la gente repartida por la casa, unos en el salón y otros en la cocina, una de ellas mi suegra; la cual llevaba las bragas completamente mojadas con mi corrida.

Transcurrió la mañana de forma normal, comimos alrededor de una mesa ovalada de madera, después el típico café. Por la tarde, a eso de las 18:00 decimos de marcharnos. Y mi suegra comenta que por favor la acerquemos al centro comercial porque tenía que devolver algo de ropa que había comprado. Pero mi mujer le dice que ella no podía porque tenía cosas que hacer pero la podíamos acercar con el coche. Ella accede y se va a su habitación a cambiar.

Mientras tanto, ya sólo quedábamos nosotros en la casa, el resto de la gente ya se había ido; me comenta que no quiere dejarla sola y que si podía hacer el favor de acompañarla. Al principio no me hizo mucha gracia porque no me gusta ir de compras pero en ese momento bajó ya cambiada. Llevaba una falda azul marino por encima de las rodillas, unos zapatos color crema con algo de tacón y una camisa blanca sin mangas que acentuaban sus pechos. Observé el tirante del sujetador, era de color morado, por lo que deduje que seguía llevando las brangas donde me había corrido.

Dejamos a mi mujer en casa y nos fuimos al centro comercial. Durante todo el trayecto su mano izquierda no soltó mi polla, la masajeaba, la acariciaba, la apretaba, me masturbaba por encima del pantalón.

Llegamos al centro comercial, aparcamos y yo tuve que tranquilizarme porque no era plan de ir con la polla tiesa por ahí. Subimos por las escaleras mecánicas y vamos a una tienda de ropa. Miró unas cuantas prendas que tenía colgadas y cogió un par para probarse.

-Entra conmigo y me das tu opinión- me dijo.

Entramos a los probadores y ella se mete en el que había al fondo, donde sólo cabía uno y nadie más que la persona que se prueba y el acompañante. Se mete y cierra la cortina pero deja un poco de espacio para que pudiera verla desde fuera yo. Había más gente pero como ese probador estaba en un rincón, nadie podía verla.

Veo que se mira al espejo y me mira a mi por el. Se desabrocha la camisa, y efectivamente tenía un sujetador morado, se quita el sujetador y deja sus pechos al aire, tocándoselos. Se baja la cremallera de la falda que tenía por detrás y se la baja, pero mi sorpresa fue que no llevaba bragas. Se queda completamente desnuda en el probador. Yo desde fuera intentaba mantener la compostura, pero los calores me entraron cuando veo que se pega a la pared y comienza a masturbarse con la mano derecha, mientras que con la izquierda se acaricia los pechos, se estira de los pezones, se pellizca. Primero se masajeba despacio el coño, pero de repente se chupó dos dedos y se los metió como si fuese una polla.

Se estaba masturbando completamente desnuda, delante mia, en un probador de una tienda de ropa!. Ella estaba encantada de verme comprometido a la vista de todo el mundo, mientras la observaba. Yo no sabía donde meterme, por un lado excitado, por otro con miedo.

Terminó corriéndose, se recompuso, se vistió y salimos de la tienda sin hacer ninguna compra. El resto de la tarde fue normal, algunas tiendas, devolvió lo que tenía que devolver, y compró otras. A eso de las 20:00 la llevé a casa y yo me fui a la mia, completamente exhausto del día que había tenido.