Mi suegra (I de V)
Pilar, mi suegra es una mujer de 62 años de edad que se conserva estupendamente. Debe medir 1,65 y pesara 60 kgs. Tiene el mismo culito que mi mujer y su pecho es más grande que el de Carmen
Mi suegra (I de V)
Hola a tod@s!!!. Este es el primer relato erótico que escribo y espero de todo corazón que os guste. Espero vuestros comentarios.
Como suele ser habitual en este tipo de relatos empezaré describiendo a todos los participantes en la historia que os pretendo contar. Mi nombre es Javier y tengo 40 años de edad, mido 1,80 y peso 85 Kgs, me conservo bastante en forma, ya que hago deporte diariamente (salgo a correr antes del trabajo durante una hora) y los fines de semana con mis hijos juego al tenis, al futbol, etc… Trabajo como ingeniero de telecomunicaciones y estoy casado con Carmen, una mujer rubia natural, espectacular de 1’70 de atura y 58 Kgs que a pesar de los tres embarazos se conserva estupendamente, ella tiene tan solo 36 años y debido a su trabajo, los niños y los quehaceres de la casa nuestras relaciones sexuales se han ido deteriorando poco a poco hasta ser prácticamente inexistentes. Yo ayudo todo lo que puedo, pero aún así cuando se acuesta está tan cansada que no hay manera, por lo que ando todo el día por ahí bastante caliente. Debido a esto empecé a conectarme a Webs de Relatos para intentar aliviarme. Lo mejor de mi mujer es el culo que tiene, sin ser excesivamente grande lo tiene muy respingón. El pecho lo tiene pequeño (85 cms de tallaje) pero los pezones son rosaditos, bastantes grandes en proporción con sus aureolas y no lo tiene nada caído. Sus piernas son delgadas y bastante largas y tiene unos ojos muy grandes de color marrón.
Los veranos los pasamos en una casa que tenemos en una zona de monte situada a escasos 5 kms de Alicante. La casa tiene todas las comodidades entre ellas piscina privada, bodega en el sótano, y una zona exterior bastante amplia con barbacoa donde solemos hacer fiestas los fines de semana con amigos.
Mis suegros tienen la casa medianera a la nuestra, por lo que la relación con mi mujer y conmigo es bastante estrecha. Pilar, mi suegra es una mujer de 62 años de edad que se conserva estupendamente. Debe medir 1,65 y pesara 60 kgs. Tiene el mismo culito que mi mujer y su pecho es más grande que el de Carmen. Mi suegro, Miguel tiene 65 años, se dedica a temas inmobiliarios y su jornada laboral no tiene fin, hasta los domingos por la tarde acude a su despacho para adelantar trabajo de cara a la semana siguiente. Además de Carmen, que es la mayor, tienen dos hijos más: Miguel Angel de 34 años está casado con Mamen de su misma edad y están esperando su primer hijo y María de 30 años está todavía soltera y no le conocemos novio.
La historia que os voy a relatar ocurrió al principio del verano, concretamente a mediados de junio a última hora de la tarde. Me encontraba yo entreteniendo a mi hija pequeña de nueve meses en la terraza de la casa cuando apareció mi suegra por el acceso a la terraza desde una zona común existente en la urbanización. Llevaba tan solo una camiseta larga de color azul e iba sin sujetador pues se le marcaban los pezones.
- Has visto a Carmen - me dijo desde la puerta.
- Ha salido a hacer unas compras - le contesté desde yo estaba.
Aprovechando que estaba con mi hija pequeña que es su debilidad la invite a entrar.
- No te quedes en la puerta, Pilar, pasa y me haces compañía.
- Te agradezco que me invites - me contesto Pilar. Miguel se ha ido esta mañana al trabajo, no ha venido a comer y estoy todo el día sola.
Mientras me hablaba se agacho para coger a la pequeña y le pude ver todas las tetas. Inmediatamente me puse a mil debido a mis circunstancias y tuve una erección que intente disimular cruzando las piernas. Empezó entonces a jugar con la niña a jugar por toda la terraza con la niña y en un momento dado ésta se cayó. Acudió mi suegra rauda a levantarla agachándose y me brindó una panorámica completa de su culo tapado por un minúsculo tanga. Yo a estas alturas tenía una erección descomunal. Pero tuve que acudir a ver que le había pasado a la pequeña y mientras estaba junto a mi suegra pude ver como se detenía su mirada unos segundos en mi paquete. Cuando la niña dejó de llorar volví como pude a mi silla para seguir observando a mi suegra moverse de un lado para otro. En ese momento deje de mirarla como mi suegra y la empecé a desear como mujer. En mi cabeza se empezó a formarse una idea bastante clara fruto de la desesperación de un hombre que lleva un mes sin echar un polvo: no podría follar con mi mujer las veces que quisiera, pero mí suegra era harina de otro costal, estaba mal follada por su marido y yo no iba a parar hasta que fuese mía.
En cuanto apareció mi mujer por la puerta con las bolsas de la compra, le ayude a meterlas en el interior de la casa y las deje solas hablando en la terraza. Fui corriendo al cuarto de baño y empecé a masturbarme. Enseguida me corrí pensando en lo que acababa de suceder. Fue una corrida bestial como hacía mucho tiempo que no había tenido.
Recogí la leche del suelo, me limpie las manos y volví a salir a la terraza. Allí continuaban mi mujer y mi suegra con su conversación, pero pude apreciar como mi suegra de ven en cuando echaba un vistazo a mi paquete. Yo por mi parte tampoco le quitaba ojo por si volvía a tener otro descuido. Al poco Carmen, mi mujer, me dijo:
- Javier, querido, acompaña a mi madre a su casa y échale un vistazo a su decodificador de la TDT, que me dice que no puede cambiar de canal. Mientras mi mujer me hablaba, mi suegra no me quitaba los ojos de encima y me pareció apreciar cierta mirada de vicio en su expresión
- Cuando quieras te acompaño, Pilar – contesté yo. No podía creer en mi suerte, aunque también empezó a tomar forma una idea en mi cabeza: Mi suegra me estaba provocando y quería algo de mí.
Continuará.