Mi suegra
las cosas q uno hace por la exitación.
Tengo 25 años y una novia de 20 que vive con su hermana de 18 y su madre viuda de 40. Mi novia es una hermosa criatura, alta y con buen cuerpo al igual que su hermana y su madre, que a pesar de la diferencia de edades, es una hembra espectacular parecida a Brook Schield y con un cuerpo que no le falta ni le sobra nada.
Hace tiempo que nos conocemos y la confianza y la relación con ellas es buenísima, por lo que periódicamente suelo quedarme a dormir con mi novia en su casa, que es una vivienda amplia y confortable con muchas habitaciones.
Cierta noche de verano, que volvimos con mi novia de una fiesta que terminó muy tarde, me quedé a dormir en su casa. A poco de acostarnos, mi novia por el cansancio se quedó profundamente dormida pero yo no podía pegar un ojo. Con la luz prendida contemplé su cuerpo de ondulantes curvas y piel aterciopelada y me empecé a calentar, por lo que opté por levantarme me puse el calzoncilo short (siempre duermo desnudo) y fuí a la cocina a buscar algo para beber y calmarme un poco para poder dormir. Encontré leche en la heladera, me serví en un baso y me senté a la mesa frente a la heladera en la amplia cocina-comedor. Estaba allí pensando en bueyes perdidos, cuando de pronto entra mi suegra con un desavillé transparente, me saluda y se dirige a la heladera a buscar algo. Me quedé impactado por la sorpresa y la transparencia de su diminuto desavillé que dejaba mostrar su hermoso cuerpo.
La tenía de espaldas frente a mí, abrió la heladera y se agachó por un buen rato mostrándome su hermoso y contorneado culo, lo que provocó que yo diera un brinco espontáneo que casi vuelco el vaso de mi mano, produciéndome simultáneamente un inicio de erección en mi pene que debido a su tamaño (erecto tiene 25cm de largo y 5cm de diámetro) en seguida se hace notar.
Ella se dio cuenta del efecto de su presencia y acercándose me preguntó cómo yo estaba, a lo que mi pene respondió estirándose incontroladamente y formando una especie de carpa con el short que llevaba puesto. Me quedé quieto sentado junto a la mesa tratando de disimular lo indisimulable.
Entonces ella se acercó por detrás y con suavidad me apoyó sus enormes y hermosos senos cálidos y turgentes y me dio un beso en la mejilla. Yo me estremecí de la calentura que me produjo y mi pene creció en toda su dimensión largando de a poco un líquido que comenzó a lubricar el glande y a mojar el short. Entonces fue cuando me abrazó y deslizó una mano hacia el interior del short, aferrando mi pene con suavidad pero con firmeza, empezando a acariciarlo de arriba a bajo con ritmo constante. De pronto giró frente a mi, liberó al pene de su encierro y de rodillas comenzó a succionarlo lentamente, introduciendo el enorme glande por su pequeña y cálida boca que estaba desmesuradamente abierta, por lo que provocaba el roce excitante de sus dientes en contacto con mi pene.
De pronto se paró, se sacó su desavillé que era lo único que llevaba puesto, me tomó de la cabeza y arrimó mi boca a su hermosa concha la que comencé a lamer con desesperación, acariciando su clítoris que era enorme, duro y caliente, metiendo también la lengua por el orificio de su vagina, todo a un ritmo constante y ardiente. De pronto sentí su estremecimiento y tomando mi pene con sus dos manos se lo introdujo en la vagina con desesperación, de un solo golpe y hasta el fondo. El orgasmo que tuvo en ese instante fue impresionante y el grito que dejó escapar lo sellé con un beso que estampé en su boca, mientras sentía sobre mi pene una oleada caliente que lo envolvía y una vagina que lo apretaba como si fuera una boca succionándolo.
Se produjo un instante de calma y luego comenzó un rítmico sube y baja mientras yo me aferraba a sus tetas y succionaba sus sabrosos pezones, hasta que sentí nuevamente su estremecimiento y una continua oleada de múltiples orgasmos. No pude contenerme más y tuve un orgasmo espedtacular, llenando de abundante semen toda su vagina, tanto, que comezó a derramarse hacia afuera, dejando un charco sobre el piso. Quedamos quietos y jadeantes por un buen rato, abrazados por fuera y con vagina y pene unidos por dentro.
Ella se levantó lentamente dejando caer mi pene suavemente, tomó mi mano y me condujo hacia su dormitorio, ella por delante y yo mirando su hermoso cuerpo y su apetitoso culo, lo que comenzó a calentarme nuevamente.
Nos acostamos en su cama y ella se acurrucó junto a mi de espaldas y comenzó a presionar y mover su culo contra mi pene, que volvió a ponerse al palo y chorreando su líquido lubricante. Ella lo tomó con la mano y comenzó a acariciar su ano con el glande, lubricándolo y empujando hacia adentro lentamente hasta que sentí que comenzó a abrirse su esfínter, que es pequeño y apretado. De pronto soltó un quejido y se introdujo el glande de un solo golpe. Sentí como la cabeza del pene estaba atrapada y fuertemente apretada, entonces la verga se estiró y endureció más, lo que me indujo a empujarla lenta pero firmemente, hacia adentro de ese hermoso orificio. Ella se estremeció un instante soltando un quejido y luego comenzó a moverse rítmicamente metiendo y sacando mi pene mientras yo acariciaba sus enormes tetas.
Nos pusimos en la posición del perro y tomando las nalgas de su culo con mis manos, las abrí como un libro para ayudar a la penetración, moviéndonos en un vaiven enloquecedor, hasta que en un momento dado ella dando un grito, empujó su culo hacia mi introduciéndose toda mi verga hasta que los testículos golpearon contra sus nalgas. En ese momento sentí un estremecimiento, producto de mi orgasmo y una oleada de semen que fluía en forma interminable, dentro del ano de mi suegra. Caímos sobre la cama como si estuviéramos abotonados como los perros y así quedamos exhaustos de placer.
Así fue la experiencia sexual con mi suegra, extraordinaria. Volvimos a repetirla algunas pocas veces más, pero acordamos suspenderla por temor a un conflicto familiar, ya que yo estoy muy enamorado de su hija y ella mucho la quiere.