MI SUEGRA ADIESTRÓ A MI ESPOSA (4 y FINAL)

Por fin conseguí follarme a mi novia con la ayuda de mi suegra.

Después de la participación de Silvia en nuestras fiestas la cosa se había animado más, ahora teníamos dos estupendas mujeres para follarnos los viernes, aunque yo seguía esperando que mi novia cediese por fin a mis ataques.

Pasadas dos semanas, el viernes, como siempre, mis amigos y yo fuimos a la discoteca y de ahí al descampado con Raquel y Silvia, ésta última ya estaba completamente integrada y era tan zorra como la primera, los tres nos las follábamos por turno sin piedad. Cuando nos íbamos a ir Raquel me dijo que el domingo fuese a su casa a comer porque lo tenía todo preparado, su hija pequeña se iba a casa de una amiga y estaríamos solos Paula, ella y yo, pero antes de comer debería llevar a Paula a tomar unos martinis para que se fuese animando.

El domingo a mediodía quedé con Paula en una cafetería, yo fui antes y estaba ansioso por que llegará ella, cuando entró por la puerta los camareros se giraron para mirarla, era una auténtica lolita, llevaba una faldita de tablas muy corta con cuadros rojos y blancos y una blusa blanca semitransparente debajo de la cual se veía un sujetador blanco de media copa del que sobresalían escandalosamente sus tetas, el pelo recogido en una coleta y unos zapatos de tacón altos. Cuando vió la cara con la que la miraba me dijo.

P.- ¡No babees!

M.- ¡Estás impresionante! Pero con esa minifalda se te va a ver todo.

P.- Pues debajo no llevo nada.

M.- No jodas, estás para matarte a polvos.

P.- Todo a su tiempo.

Después de tomar dos martinis Paula estaba bastante “contenta” así que decidimos ir a otro bar y tomar el último antes de ir a casa. En el momento que se sentó a mi lado metí la mano bajo la falda para comprobar si realmente iba sin ropa interior.

P.- Quieto, te van a ver.

Así era, había un camarero y un señor sentado en la mesa de enfrente que no quitaban ojo de las piernas de mi chica. A mí no me importó, al contrario, me excitaba que la mirasen, así que seguí avanzando con la mano a pesar de la presión que ella hacía para cerrar las piernas.

M.- No seas tonta, déjame un poco.

P.- No ves que nos están mirando.

M.- Es igual, venga, déjame que compruebe si llevas braguita o no.

Paula bajó la mirada ruborizada y abrió ligeramente las piernas, mi mano subió entre sus muslos hasta llegar al coñito, era verdad, no llevaba nada, cuando la miré se había sonrojado aún más por la vergüenza.

P.- Vámonos, nos están mirando todos.

Era cierto, tanto los camareros como el señor de la mesa tenían su vista puesta en la entrepierna de mi novia. Nos levantamos y nos fuimos a otro bar. Después, de camino a casa, mi mano no paraba de sobar su culo por encima de la falda todo el tiempo, ella me la quitaba de vez en cuando pero sin poner demasiado interés, estaba claro que el martini hacía su efecto.

M.- Joder, me tienes muy caliente.

P.- ¿Si? ¿Y en qué piensas?

M.- Bueno, en echarte un polvo, pero como tú no quieres, con una mamada me conformaría de momento.

P.- ¡Vamos!

Me cogió de la mano y me llevó a un portal, allí nos metimos en el descansillo debajo de la escalera y ella se puso en cuclillas, desabrochó mi pantalón, sacó mi polla y comenzó a hacerme una mamada. Estaba claro que había tenido una buena maestra, su lengua se movía con agilidad y pasaba de mi capullo a mis huevos de forma alternativa para después tragarse todo el rabo y cerrar con fuerza sus labios alrededor de mi glande. Al bajar mi cabeza para mirarla vi como tenía una mano bajo su falda y estaba pajeándose sin parar al tiempo que mi polla desparecía una y otra vez en su boca. Cogí su coleta y tiré del pelo hacia atrás para que dejase de chupármela.

M.- Tócate, me gusta ver como te tocas el coño.

P.- ¿Te gusta mirarme?  ¿Eres un pervertido de esos que les gusta mirar a las chicas? Pues mírame bien.

Apoyó una mano en la pared y abrió todo lo que pudo las piernas para que yo tuviera más campo de visión, miró hacia arriba para observar como yo no quitaba la vista de su coño y sonriendo aceleró el movimiento de sus dedos.

P.- Ummm, mírame como me toco. ¿Te gusta?

M.- Siiiii, me gusta mucho, no pares.

P.- Ufff, voy a correrme ya, no puedo más, me corroooo.

Nada más acabar se lanzó sobre mi polla y continuó con la mamada, a los dos minutos yo estaba soltando mi leche en su boca.

P.- Si mi amor, córrete en mi boca, échame toda tu leche, a partir de ahora la quiero toda para mi.

Paula me miraba con cara de vicio y relamía con la lengua las pocas gotas de semen que habían rebosado por sus labios.

Después nos arreglamos la ropa y fuimos a su casa. Al llegar nos esperaba Raquel, iba con un pantalón de pijama corto y una camiseta que evidenciaba que no llevaba sujetador porque sus grandes tetas se movían libremente debajo, se acercó a mi y al darme dos besos me dijo.

R.- ¿Has hecho lo que te dije?

M.- Si, se ha tomado tres Martinis.

R.- Irá calentita entonces, me imagino.

M.- No sabes cuanto, ya me ha hecho una mamada por el camino. ¿Cómo sabías que se pondría así?

R.- Porque el hijo de puta que la desvirgó en verano lo hizo después de emborracharla con martinis, la encanta esa bebida. Ahora tienes que seguirme el rollo todo el tiempo, durante la comida y después.

M.- Ok, como tu digas.

Durante la comida Raquel abrió una botella de vino y la copa de Paula nunca estuvo vacía, se la llenábamos a cada momento. Cuando acabamos de comer Raquel le dijo a su hija.

R.- Ya sabes lo que te toca, ahora pones tú el postre.

P.- Si, si, pero tu te iras ya. ¿No?

R.- NO, yo me quedo aquí.

P.- ¡¡¡Pero mama!!!Déjanos solos por favor.

R.- No. ¡Empieza ya! Haz lo que te dije ayer.

Paula, que estaba ligeramente ebria, se levantó de la mesa y fue hacia el sofá, se sentó frente a mi mirándome fijamente a los ojos, abrió mucho las piernas y subió una encima del sofá, después se subió la minifalda hasta la cintura dejando su coño totalmente a la vista, llevo sus dedos a la boca y los chupo como si estuviera mamando una polla para a continuación bajarlos a su coño, los paso por encima de éste y comenzó a masturbarse frente a mi. Era un autentico espectáculo, mi novia me estaba dedicando una paja que me estaba poniendo a cien. Raquel se acerco a ella, desabrochó blusa y sujetador y liberó sus tetas que ahora se veían esplendidas moviéndose al mismo ritmo que su mano lo hacía en su entrepierna, yo no podía apartar mis ojos de mi novia, sus dedos acariciaban el clítoris mientras se pellizcaba los pezones con la otra mano y la respiración se le aceleraba.

P.- ¿Te gusta mirarme mi amor?

M.- Mucho, cariño.

P.- Ummmm, no dejes de mirarme hasta que me corra, me gusta que me mires.

M.- Si, continúa tocándote, no pares.

Paula se echó hacia atrás en el sofá moviendo más rápido su mano, al tiempo que se acariciaba el clítoris metía dos dedos en el coñito. Raquel se arrodillo junto a mí, desabrochó mi pantalón y sacó mi polla para masturbarme con su mano, después acercó su boca y comenzó a pasar su lengua por el glande, por ultimo cerro sus labios alrededor del capullo y comenzó a succionarlo con fuerza.

R.- Ya está preparada, fóllatela antes de que se corra.

Me puse de rodillas frente a Paula, agarré con fuerza sus piernas con mis manos y tire de ella hasta ponerla al borde del sofá, llevé mi polla a la entrada de su coño, la pase por encima varias veces sin llegar a penetrarla y muy despacio se la fui metiendo hasta tenerla entera dentro, por fin había conseguido lo que tanto deseaba.

P.- Aggggg, la siento dentro.

M.- ¿Te gusta así? ¿Te gusta que te folle?

P.- Si mi amor, no pares, fóllame por favor.

Sujetando sus piernas con fuerza, tiré de ellas hacia mi al tiempo que empuje mis caderas hacia delante clavando mi polla en su coño lo más profundo que pude.

P.- Uffffffff, me vas a romper.

M.- ¿Quieres que pare?

P.- No mi amor, no pares, quiero sentirte dentro, fóllame, métemela bien adentro.

Continué clavándosela una y otra vez mientras veía como ella seguía acariciándose el clítoris con el dedo, sus tetas se movían sin parar debido a mis penetraciones cada vez mas violentas, sus gemidos también iban en aumento.

P.- Uffffff, ¡Como me gusta! ¡¡Follame así!! Se siente tan rico, ummmmm.

Raquel, sentada en una silla junto a nosotros, no paraba de observarnos, la pregunté si Paula tomaba anticonceptivos, ya que me la estaba follando a pelo, ésta me miró sonriendo y me dijo al oído.

R.- ¡Que cabrón! A mi no me preguntaste si los utilizaba cuando me follaste. Córrete dentro de ella, que sienta como inundas su coño de leche, y no te preocupes que no se va a quedar embarazada.

Paula apretó con fuerza sus piernas diciendo que se corría.

P.- ¡Dios! Me corrooo. ¡¡Que gusto!!! Nunca había sentido algo así, que bueno.

M.- Yo estoy a punto, voy a correrme ya.

P.- Si mi amor, córrete ya, quiero sentir tu leche dentro, córrete.

Descargue todo mi semen dentro y me dejé caer sobre ella abrazándola, así estuvimos un buen rato hasta que Raquel nos cogió de la mano y nos llevó hacia su habitación diciendo.

R.- Esto no se ha acabado, ahora toca la ultima lección.

P.- Joder mamá, podrías irte y dejarnos solos.

R.- Nada de eso, hasta que no vea que cumples con lo que me has prometido, no.

P.- Pero esto es muy fuerte, déjanos a Marco y ami que hagamos lo que queramos.

R.- ¿Tu qué opinas Marco?

M.- Paula, deja hacer a tu madre, de momento no lo está haciendo nada mal.

P.- ¿Tú también te pones de su parte? Es que me da miedo lo que quiere.

R.- Mira hija, lo que quiero es que tu novio se folle tu único orificio virgen, la boca y el coño ya los tenias usados.

P.- Que cabrona eres, no deberías decir eso, soy tu hija.

M.- No te enfades cariño, deja que tu madre te inicie, quizás no sea mala idea.

Raquel me miraba y se reía. Hizo tumbarse a Paula en la cama separó sus piernas y me dijo.

M.- Ahora te toca a ti darle gusto, come su coñito.

Me tiré inmediatamente entre sus piernas y mi lengua comenzó a recorrer los pliegues de su coño, después rodeé su clítoris con mis labios y empecé a chuparlo despacio, Paula se retorcía de gusto. Cuando ya estuvo suficientemente excitada, Raquel me dijo que me quitase y dijo a su hija que se pusiera de lado.

R.- Ponte de lado, dobla la pierna izquierda y llévala hacia el pecho.

Paula así lo hizo.

R.- Ahora comienza a masturbarte despacio.

P.- Joder mamá, esto ya es demasiado.

R.- Cállate y empieza a tocarte el coño ya.

Paula empezó a pajearse, entonces Raquel me dijo que yo me sentara sobre la pierna que tenía estirada y muy pegado a su culo. Cuando lo hice, Raquel posó sus manos sobre los glúteos de su hija y los separó dejando su orificio anal a la vista y a escasos centímetros de mi polla. No me lo podía creer, ahí tenía, a mi disposición, un esfínter sonrosado, apretado y virgen, no podía quitar mi vista de él. Raquel aproximó sus labios a mi oído y me dijo muy bajito.

R.- ¿Te gusta verdad? Me comprometí contigo a que te lo ibas a follar y aquí lo tienes, pero no se te ocurra hacerle daño a mi hija el resto de tus días, y ya sabes que a partir de ahora tu y yo ya no haremos nada.

M.- No lo haré, la quiero.

R.- A que esperas entonces, fóllate ese culito virgen ya.

Sin esperar un minuto metí mis dedos en el coño de Paula y los mojé bien en sus flujos, los llevé a su ano y lo lubriqué bien por fuera, volví a repetirlo un par de veces más, después puse mi dedo pulgar en el esfínter, presione y vi como éste cedía y mi dedo penetraba por completo, no podía apartar mi vista de él, volví a mojar mis dedos en sus flujos y esta vez la penetré con los dedos índice y central, al principio Paula apretó sus glúteos, pero después cedió y se dejó hacer, por lo que ambos dedos entraban y salían con facilidad. Paula mientras seguía masturbándose y ya comenzaba a gemir con fuerza.

P.- Ummmm, me gusta, que bueno.

R.-Fóllatela ya o se va a correr y luego no vas a poder.

Raquel abrió los cachetes del culo de Paula con una mano y con la otra cogió mi polla y colocó el glande pegado al esfínter.

R.- Vamos, empuja. ¡Métesela ya!

Empujé mis caderas hacia delante y el esfínter se abrió lentamente envolviendo mi capullo, la vista era espectacular, seguí presionando y vi como mi polla iba enterrándose en el culo, Paula no se quejaba, al contrario, sus gemidos aumentaban y su respiración se aceleraba. Raquel, que estaba sentada a mi lado sin perder detalle, metió la mano bajo el pantalón de su pijama y comenzó a pajearse.

R.- Ya tiene el culo lubricado. ¡¡¡Fóllatela duro!!!

Agarré la pierna que Paula tenía recogida y, apoyándome en ella, comencé a empujar con fuerza mis caderas clavando mi polla en su culo repetidamente. La situación era muy excitante, ver a mi novia ahí tumbada gimiendo, mientras mi polla se enterraban en su culo, hacia que mis caderas se moviesen con mas rapidez, ahora la estaba follando de forma casi violenta y ella lo estaba disfrutando.

P.- Así mi amor, así. Aggggggg. ¡¡Como me gusta!! La noto dentro, no pares, sigue, sigue.

Yo aceleré aun más mis penetraciones, de vez en cuando paraba y pegaba mi pelvis a su culo empujando con fuerza y sin moverme para notar como mi polla había entrado en toda su profundidad. Raquel, tumbada al lado, seguía pajeándose mientras miraba fijamente como mi polla penetraba el culo de su hija.

R.- ¡¡Fóllatela duro!! No pares, me gusta ver como te la follas, sigue.

Llevé mi mano bajo su pantalón y quite la suya, al tocar su coño vi que estaba completamente empapada, metí mis dedos y continúe con la paja que ella había empezado, ahora tenía a mi suegra y a mi novia gimiendo y disfrutando a mi lado. Raquel subió su camiseta dejando a la vista sus grandes tetas, sus manos las amasaban y se detenían en los pezones pellizcándolos. Paula estaba fuera de si y me pedía que la penetrase mas fuerte, tenía la cara hundida en la almohada y con la mano que no se pajeaba agarraba con fuerza la sabana tirando de ella.

P.- ¡¡Me encanta!! Métemela hasta el fondo por favor, clávamela bien adentro.

Raquel la miraba excitada y me hizo un gesto con la mano. Inmediatamente lo entendí y propine un sonoro azotazo en el cachete de Paula.

P.- Ayyyyy, ufffff.

Al no quejarse, repetí de nuevo dándole una fuerte palmada y a continuación otra. Paula apretó con mas fuerza la sabana y levantó ligeramente el culo ofreciéndome una mejor vista de su esfínter sodomizado, volví a darle una nalgada y después otra, su culo estaba rojo y cada vez lo levantaba más, parecía una provocación para que continuara castigándolo.

P.- Así, así, fóllame fuerte, dame más, estoy a punto de correrme.

Raquel empezó a temblar fruto del tremendo orgasmo que estaba teniendo, apretaba con fuerza sus piernas sin dejar que mi mano saliese de su coño. Paula me avisó que también iba a correrse.

P.- Ya, me viene, métemela hasta el fondo y no te muevas mi amor.

Enterré mi polla en su culo y me quedé quieto.

P.- ¡¡Dios!! Ha sido genial, no hay nada mejor que esto. ¿Te has corrido tú también cariño?

M.- No mi amor, aun no.

P.- Hazlo ya, lléname el culo de leche.

Empecé a follarla de nuevo pero Raquel se incorporó y dijo.

R.- No, córrete en su cara, hoy tiene que probarlo todo.

Paula no se opuso, así que saqué mi polla de su culo y la dije que se pusiera de rodillas junto a la cama, yo me puse de pie y ella acercó su cara, ahora tenia el rostro de mi novia a escasos centímetros de mi capullo, y ésta abría y cerraba la boca y los ojos esperando que la salpicase en cualquier momento, Raquel cogió mi polla con su mano y empezó a sacudírmela, primero despacio y después cada vez mas rápido, yo estaba a punto de correrme.

R.- Vamos, córrete, llena esa carita de leche, que sienta lo que es recibir una buena corrida en la cara.

Continuó pajeándome has que por fin salió un chorro de leche de mi polla que fue a parar a los ojos de Paula, ésta a penas podía abrirlos.

R.- Ahora recoge con los dedos la leche y llévatelos a la boca. ¡Venga!

Paula, obediente y sonriendo, recogió mi semen con los dedos y se lo fue metiendo en la boca, cada vez que metía los dedos los chupaba de forma picarona como si estuviera mamando una polla.

R.- Chúpale la polla para que no se pierda ni una gota.

Mi novia se metió mi polla chupándola muy despacio, su lengua jugaba con mi frenillo y sus labios succionaban de forma maestra mi glande.

P.- ¿Te gusta como lo hago mi amor?

M.- Mucho, me encanta ver como me la comes.

Cuando acabamos, y mientras Paula iba al baño a limpiarse, Raquel me dijo que ella había cumplido lo prometido y a partir de ese momento yo ya no haría nada con ella, y por supuesto nunca debía contar a su hija lo que hacía los viernes con mis amigos.