Mi suegra (1)
Una mujer madura y deseosa de sexo es una delicia. Pide y ofrece. Goza y hace gozar.
Mi suegro tiene más de noventa años. Se quedó viudo hace diez. Era un problema para mi mujer, no tiene hermanos y mi suegro es incapaz de estar solo, pero tampoco queria ser una carga. El tema se resolvió, afortunadamente. Conoció (mejor dicho, le "hicieron conocer", aunque eso es otra historia), a una mujer. Era una negra dominicana que tenía cincuenta y tres. Y se casaron. Mi mujer temía que fuera una cosa forzada e interesada y que duraría poco.
En realidad fué una suma de intereses. Mi suegro buscaba compañía y ella papeles y pensión de viudedad. Había mucha diferencia de edad, pero funcionaba. Creo que ella esperaba que durara menos, pero mi suegro, aunque mayor, estaba bien físicamente y muy bien de la cabeza. Ahora sigue bien, pero se nota que es mayor y ya está algo torpe y con algún problema físico.
Ella ahora tiene 63. Pero se conserva increíble. Ni una arruga, el culo respingón y duro, y tetas relativamente firmes. Mi mujer alucina y bromea con eso. Cuando mi suegro estaba mejor, yo le bromeaba y le decía que su padre iba a morir feliz en un polvo.
Ella es alegre, le gusta el baile, la música, internet. Es tocona, cariñosa, de lenguaje desenfadado. Pero la verdad es que después de diez años la cosa ha funcionado y a mi mujer le resolvió un problema. Incluso no tenemos ningún dato de que busque lio fuera de casa. No ha habido "quejas”.
Mi suegro lleva muchos años pasando el mes de agosto en una ciudad costera del Norte. Siempre en el mismo hotel, en el centro. Iba ya con la madre de mi mujer y ha seguido yendo con María.
Ya no conduce. Los llevo a primeros y los traigo a últimos. Voy, duermo allí y me vengo al día siguiente. Unas veces viene mi mujer y otras no. Este año no fué.
Cuando los llevé, después de cenar, había un partido del Real Madrid (eso para mi suegro es liturgia, no se lo pierde ni aunque se está muriendo. Dijo que lo vería y luego se iría a dormir.
Yo dije je que me iba a dar una vuelta y Maria dijo que se venía conmigo, no le gusta el futbol. Salimos y andamos un rato. En una plaza había una especie de fiesta-verbena, puestos de copas, música y gente bailando. Tomamos una copa. Maria dijo que quería bailar, le encanta. Yo bailo muy poco, solo en determinadas situaciones, pero insistió mucho diciendo que no bailaba hacia mucho. Era en la calle y la música era de todo tipo. No era una cosa muy reservada ni íntima. Mas bien era fiesta y follón.
No seríaría muy íntimo, pero a la primera música un poco lenta me tomó de la mano y me llevó donde la gente bailaba. Se acercó y bailamos. Se pegó como una lapa al instante. Me aplastó las tetas y se colgó de mi cuello. Me sorprendió la rapidez, pero lo acepté y tampoco soy de piedra, notó mi polla dura y se pegó aún mas. No dijimos nada ninguno, solo bailamos pegados, yo rodeando su cintura y ella mi cuello.
La siguiente música no era lenta. Nos despegamos y fuimos a tomar una copa. Dijo "hace mucho que no bailaba y me gusta mucho". Y añadió riendo "bueno, ni bailar ni otras cosas". Me reí y nos quedamos mirando. Yo estaba cauteloso, parecía evidente pero tampoco quería meter la pata. Solo dije, sonriendo "Y esas cosas las echas de menos?”. Me miró y dijo "un hombre necesita hembra y una mujer necesita varón".
Conozco el carácter latino mucho. Y su concepto del amor y el sexo. Es otro mundo, te sorprende. Se plantean todo eso de otra manera. Más facil, como algo normal. Admiten infidelidad, tener sexo, aunque es verdad que con una visión machista, la mujer es perdedora en eso.
La conversación giró al tema del sexo, ella explicaba que era normal que estuviera deseosa, ya no follaban y ella tampoco quería escándalo, pero lo echaba de menos.
Cuando de nuevo la música fué lenta, dijo que quería bailar de nuevo. Ya, al pegarse a mí, me miró y me ofreció la boca. La besé y metió su lengua, besaba con ansias, casi me mordía.
El sitio no era para eso, pero había mucha gente alrededor y en medio de todos no se notaba mucho. Pero nos morreamos, ella se pegaba y me acariciaba la espalda, se movía restregándose con mi paquete. Yo le acariciaba el culo y lo apretaba. Ella jadeaba con los besos y sobre todo cuando la besaba en el cuello. Si dura un rato más, ella se corre y yo también solo con eso.
Estuvimos allí mucho rato. Si la música no era para bailar pegados nos sentábamos en una mesa apartada y nos seguíamos morreando. Incluso le llegué a acariciar los muslos y pasarle el dedo por el chocho por encima de las bragas. Ella pasaba su mano por mi paquete y lo apretaba besándome.
Además del calentón, era un sitio donde nadie nos conocía, todo facilitaba ser poco cautelosos. Había algunos más haciendo cosas parecidas a esas horas. Y tampoco parecía que nadie nos hiciera caso. Aunque tampoco era para hacer mucho más que morrearse y magrearse. No era posible pasar de eso.
Cuando le estaba tocando y acariciando entre sus muslos mientras nos morreábamos, me dice al oído "Ves como tengo la chocha?" (lo dijo en femenino, nunca lo había oído).
"Estás mojada. Que quiere tu chocha?", le susurré..
"Que te la comas, que me cojas, hace siglos que no singo". Lo dijo con esas palabras exactas. Le aparté las bragas y le pase un dedo entre los labios empapados de su coño. Soltó casi un gemido y me mordió los labios.
Se quedó mirándome a los ojos, le brillaban. Y me dijo con voz ronca "Llévame a tu habitación y cógeme, por favor, te lo suplico"...
Me miró con su mano en mi paquete. Notó que estaba empalmado. Me sonrió coqueta:
No te gusto?.
Mucho. No lo nota?
Sí. Pero dímelo.
Me gustas. Te deseo.
No soy una viejita?.
Una viejita a la que pondría sobre la mesa y me la follaría aquí mismo.
Me tenia loco. Me acariciaba el paquete y me estrujaba la polla con su mano mientras me miraba. Si no hubiéramos estado allí me la hubiera sacado para que la chupara con su boca de labios carnosos.
Nos levantamos y nos fuimos para el hotel. Era de noche y no había mucha gente por la calle. Nos íbamos besando, abrazados. De vez en cuando nos parábamos para darnos un morreo y un restregón. Al entrar al hotel disimulamos. En el ascensor seguimos. Ya nos besábamos con ansias.
Entramos a mi habitación y nos desnudamos uno a otro. Era casi arrancar la ropa. Ya desnudos la tumbé en la cama y me puse sobre ella, le comía la boca, el cuello, las tetas. Ella jadeaba, me mordía, me arañaba la espalda. Fuí bajando con mis besos, sus tetas, su vientre. Se retorcia. Casi gemía.
- Cómeme la chocha!. Cómetela toda!- decia jadeando.
Me llené la boca de su chocho. Estaba empapado, abultado. Tenia pelitos rizados, pero muy cortos. Parecía una fruta madura, olorosa, húmeda. Me apretaba la cabeza contra su coño. Pasaba mi lengua entre los labios de su chocho y jugaba con su clítoris (la pepita, decía ella). Se corrió pronto en mi boca, movía la cabeza de lado a lado, gimiendo. Cuando acabó, me incorporé y nos quedamos mirando jadeantes.
- Cógeme!. Dame verga!- casi suplicaba abriendo sus muslos.
Me tumbé sobre ella y metí la polla, entró facil, hasta el fondo, suave, estaba empapada. Gritó al sentirla dentro y me abrazó con sus muslos. Intentaba levantarse debajo de mí, buscando. Yo estaba a punto de correrme, aunque quería aguantar más. No me dejó mucho tiempo en ese dilema, se volvió a correr en un minuto. Me cogió la cabeza y la acercó para besarme en la boca y morderme mientras se corría entre jadeos.
Cuando acabó, me apartó y se incorporó. Se puso a cuatro patas, con el culo levantado, ofreciéndomelo. Al verla así, hundí mi cara y lamí toda su raja. Movía el culo y empujaba para atrás buscando mis lamidas.
- Dame verga!. Cógeme!. Ven, papi, ven y dame verga.
La cogí de las caderas y le hundí la polla de una embestida, volvió a gritar y a moverse adelante y atrás. Hacia ruido mi vientre en sus nalgas al chocar a cada embestida. Tenia el culo duro, como me había imaginado muchas veces, lo acariciaba y le gustaba. Notaba que me iba a correr, ahora era yo el que gemía. Cuando notó que me empezaba a correrme se corrió ella otra vez.
- Así, papi, asi!. Dame la lechita, dámela toda, lléname la chocha, la quiero toda.
Me quedé así después de correrme. Acariciando sus caderas y su culo. Ella lo movía despacio. La polla se fué aflojando hasta salirse. Ella cayó sobre la cama boca abajo. Y yo sobre ella, con mi polla floja y mojada sobre su culo. Ella lo movía, todavía respiraba agitada. Le besaba el cuello y ella ronroneaba como una gata.
Te gusto, mi amor?- Su voz era un susurro.
Mucho. Eres una delicia.
Te gustó cogerte a la viejita?.
La viejita es puro fuego y me volvió loco.
La viejita es puro fuego de las ganas que tenia de verga. Jajaja.
Gozaste, viejita?.
Se movió para quitarme de encima. Se incorporó y me tumbó boca arriba. Se tumbó al lado de mí, me acariciaba la polla floja y mojada y me susurraba al oído mientras, entre beso y beso, me decia:
- La viejita gozó como nunca. Cógeme cuando quieras. Mi chocha es tuya ahora, mi vida. Y yo soy de tu verga.
Estuvimos un rato más hasta que se levantó, se vistió, me lanzó un beso de lejos y me dijo: Gracias, mi vida, te amo.
Por la mañana llamó a la puerta. Cuando abrí me hizo una señal de que callara y cerró la puerta. Tenia cara de traviesa y se reía. Yo estaba desnudo..
- Mi marido está desayunando y yo vengo a desayunar.
Se arrodilló. Me chupó la polla hasta que se me puso dura y me la estuvo mamando hasta que me corrí en su boca. Se limpió la boca con la sábana, se levantó, me dió un beso en los labios y salió corriendo y riendo.
Bajé a desayunar. Mi suegro me dijo que ya le había contado Maria que lo pasamos bien en la verbena y que se alegraba, por lo menos había pasado un buen rato y no fué todo el pesado viaje de ida y vuelta. Yo dije que sí fué un rato agradable, ella sonreía y me miraba.
Después de desayunar, volví, solo. Pensando en todo lo que habia pasado. Habia cosas que me preocupaban para cuando volvieran. Por un lado, era excitante, pero podria ser complicado al volver. Venia ensimismado en eso. Solo me distraia de mis pensamientos y me provocaba una sonrisa cada vez que llegaba un whatsapp con emoticonos de besos y corazones.