Mi suculenta comadre

Una llamada al cel. cambia el panorama de fin de semana para estos dos compadres.

MI SUCULENTA COMADRE

Cuando menos lo esperas las cosas suceden por inercia. Era un día sábado como cualquier otro cuando a media mañana recibo una llamada al celular; era mi compadre que desde una ciudad del norte de mi país me pedía de favor fuera a su casa ya que no había podido comunicarse con su esposa y estaba con pendiente.

Él por motivos de su trabajo viajaba constantemente dejando incluso hasta dos semanas o más de estar en su hogar.

No te preocupes compadre, en estos instantes salgo para tu casa y le doy el "recado" a Chelito.

Te agradezco el favor que me haces y por allá nos veremos pasado mañana.

El trayecto de mi casa a la de mi compadre en esta ciudad pequeña lo hago en veinte minutos, cuando llego hago sonar el claxon del auto por simple costumbre, bajo y me aproximo al cancel para tocar el timbre. Lo hago en varias ocasiones y nadie acude a abrir la puerta, un poco intrigado me meto a la cochera y atisbo por una rendija del ventanal que con su cortina un poco corrida deja ver hacia adentro gran parte de la sala.

En un momento veo como mi comadrita con una toalla enredada al cuerpo baja las escaleras de la planta alta y se dirige a abrirme.

¡Qué milagro compadre! Pase por favor. La saludo con el acostumbrado beso en la mejilla, pero ya mi mirada recorre ese suculento cuerpo deteniéndose en ese par de tetas semidesnudas que amenazan con desatar esa toalla y dejarla en "pelotas".

Siéntese, enseguida vuelvo, estaba en la ducha por eso no salía a abrirle.

Está bien comadre aquí espero.

Dándose vuelta se dirige a su recámara y el solo verla con ese par de nalgas que se contonean al dar el paso y el imaginarme que quizá no lleve nada debajo de la toalla, hace que se me erecte la verga en cuestión de segundos.

Al cabo de unos minutos mi comadrita vuelve enfundada en un short – calzón color azul cielo, el cuál deja ver parte de los cachetitos de sus formidables nalgas y arriba solo lleva un topcito que también destacan sus hermosos senos.

Debo confesar que desde siempre me a atraído físicamente esta belleza y aunque no es mi intención describirla si les diré que tiene todo lo que un hombre sueña en sus más eróticas fantasías sexuales.

Finalmente se sienta a mi lado y pregunta:

¿Y que es lo que lo trae por aquí compadre?

Yo con la vista distraído en la juntura de sus muslos apenas si le pongo atención y trato de disimular la visible erección de mi pene en ese momento.

Verá ud., acaba de comunicarse mi compadre conmigo y le manda avisar que no podrá llegar el día de hoy, que lo espere hasta pasado mañana, hubo algo que se le complicó y toma el avión hasta el lunes.

En ese instante veo en sus ojos un dejo de enfado y tristeza a la vez, al tiempo que dice:

Lo sabía, siempre es lo mismo por una razón u otra sus viajes cada vez se vuelven más largos, no se hasta cuando voy a tener que aguantar esta situación.

Por inercia al verla tan triste, le paso mi brazo por sus hombros y trato de darle ánimo acercándola a mi pecho, soltando ella en ese momento un reprimido llanto contenido de no se cuantos meses.

Mire comadre se que es difícil para ud. esta situación, pero pronto cambiarán las cosas ya verá.

Tomo su barbilla con mis manos y mirándola a los ojos solo me limito a acercar cada vez más su rostro al mío y lentamente sin mediar palabra nuestros labios se unen en un furtivo beso que segundos después se vuelve frenético cuando nuestras lenguas libran una feroz batalla que no da cuartel a descanso alguno.

En un momento de lucidez ella trata de zafarse de tan efusivo encuentro, pero ya mis manos recorren centímetro a centímetro cada parte de su cuerpo, tocándole su cintura y espalda desnudas y sobando con mis piernas las suyas; en ese instante se que esta hembra ya no dará marcha atrás.

Pronto sus manos también participan de este encuentro y poniéndolas sobre mi entrepierna, se dedican a sobar por encima del pantalón desde mis huevos hasta toda la longitud de mi macizo miembro.

Compadre no se que pensará de mi, pero en este momento quiero que apague este fuego que traigo por dentro y que en parte el culpable es mi marido por no saber darme lo que yo necesito.

Ante tal confesión solo me limito a tocar sus partes más íntimas, paseando mis dedos en la rajita que se adivina a través del short, durante varios minutos con un ritmo acompasado en una hábil maniobra voy desplazando hacia un lado sus prendas quedando al descubierto esa almejita deliciosa que ya para esos momentos está totalmente encharcada.

Me voy deslizando lentamente hacia abajo y quedo en una posición inmejorable de comerle toda su puchita, bajo de un tirón sus prendas aspirando el rico aroma que emana de esa cueva ardiente, levanto mi mirada y como pidiendo su aprobación poso mi lengua en ese mar de gozo empezando a lamer cada parte de su íntimo tesoro. Pronto mis labios y toda mi boca están dando placer a su rico botoncito haciendo que esta hembrita se retuerza de felicidad al sentir los estertores de su primer orgasmo.

Agggggghhhhhhh…….. huuuuuummmmmmmm…….. ¡nnnnooooooo!..... ¡que delicia! ¡ahhhhhhhhhhh!.......

Compadrito, me dice con una sonrisa plena de satisfacción, ha sido lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, déjeme demostrarle mi gratitud.

Acto seguido por fin se que mi verga tendrá su recompensa, tomando el cierre de mi pantalón lo baja y su mano entra por mis calzoncillos hasta tomar mi garrote que en esos momentos ya llora de felicidad. Al sentir el contacto de sus suaves dedos todavía siento que se para más de lo que normalmente está acostumbrado, como si quisiera demostrarle que solo ella ha logrado ese envaramiento.

Arrodillada ante mi, besa repetidas veces la cabeza turgente y roja como rindiéndole pleitesía antes de continuar con su maravilloso trabajo. Mi miembro en una actitud estoica, espera el momento en que será atendido con todos los honores.

Suavemente empieza a recorrer mi miembro dando de lengüetazos y chupetes en toda su extensión, mientras que con una de sus manos acaricia cada una de las bolas de mis huevos de manera que siento como las venas de mi verga llevan un torrente sanguíneo a toda velocidad. Previendo que esos momentos pueden llegar a descargar mi semen en su deliciosa boca renuncio por un instante a este terrenal placer y tomándola de la cintura la acomodo de manera tal que la voy sentando en mi enhiesta arma viendo como sus apetecibles nalgas poco a poco van llegando a mi pelambre y huevos. Cuando ya su conchita ha comido todo el trozo de carne, empieza a cabalgarme cadenciosamente y el espectáculo es increíble, veo como en cada sentadilla engulle de manera golosa mi verga, haciéndola aparecer y desaparecer en cuestión de segundos en su rica oquedad.

Chelito, mi vida, ooooooooh! que sabroso lo hacesssssss!…… sigue, galopa en esta rica cabeza. No paressssss!............. así viscochitooooooo! ………… eres únicaaaaaaaaa!

Compadrito…….! la siento hasta lo profundo de mi ser. Esto es ricooooo………..! ouoggghhhhhhhhhh……..! mmmmmmmmm…….!

Después de un mete y saca por varios minutos, siento que mi miembro se inflama anunciando irremediablemente la copiosa venida que está ya en camino, al tiempo que ella vierte sus preciados líquidos mojando por completo al intruso culpable de ello, la tomo por sus apetecibles nalgas en el último instante y siento los trallazos de leche caliente que rebotan hasta lo más recóndito de su matriz.

Pasados unos instantes y todavía con mi instrumento dentro de ella, le beso toda su nívea espalda notando como se estremece aún por lo acontecido segundos antes. Mis manos se posan enseguida en su vagina y palpo lo húmedo que se encuentra haciendo incluso un charquito en el sillón producto de la mezcla de sus jugos y de mi semen que ya escurre por entre sus piernas y nalgas.

¡Y lo mejor de todo esto es que apenas es sábado!