Mi sobrino puro y casto III

Mi sobrino se había hecho un completo esclavo del deseo estaba completamente perdido en la lujuría

Mi sobrino me penetraba como loco con su puño y yo tenía la lengua de fuera dejando salir toda mi saliva como si fuera una perra  jadeando y  mi cabeza y mis ojos hacia atrás. Mi ano estaba siendo violado sin piedad por mi sobrino que hasta hace horas era un chico bien portado y completamente integro. El solo saber que había corrompido a alguien así me excitaba aún más. El dolor se mezclaba con el placer y la sensación de ello era increíble. Mi sobrino seguía sin piedad y con fuerza metiendo su puño. Yo gemía y me estremecía. Después pase  a una etapa de furia y también ira. Tal vez como una medida de defensa para poder soportar algo así. Comencé a hablarle muy vulgar a mi sobrino. Follame como hombrecito cabron o no tienes pantalones –dije mientras el sacaba y metía su puño-. Él se molestó y metió más su puño, yo grite de dolor. ¡Hijo de la chingada! –Grite entre dientes-. Él se rio y siguió rudo haciéndolo. De pronto ya no podía ver su puño ni siquiera la parte  de la  muñeca. Su brazo había entrado también y yo ya no podía más. Mi clítoris estaba tan hinchado que sentía que iba a explotar.

-¿Te gusta verdad tía?

-Me encanta

-Voy a meter el brazo.

-No mi amor, no voy a aguantarlo.

-Solo un poco tía.

-Me vas a desgarrar cabron, dije que no.

-Cállate y disfruta.

El saco todo su puño y se puso más lubricante. Después de un fuerte empujón se fue más adentro y olvido lo que le dije. Una pequeña parte de su brazo entro y el con su mano comenzó a pellizcar la parte de arriba de mi vagina. Yo sentía que iba a explotar en cualquier momento y le grite sácalo, sácalo hijo de tu puta madre. Un chorro grande lo mojo en la cara y yo me convulsionaba en la cama mientras lo demás salía con fuerza mojando las sabanas. Mis ojos estaban en blanco y yo temblaba con cada pequeño chorro que salía. Estaba disfrutando tanto que me olvide que su mano estaba llena de mi excremento y lo lamí como una perra la mano de su amo. El sabor era terrible y muy erótico a la vez. El tomo su pene y sin darme descanso se metió en mi ano por completo. Me beso dulcemente y comenzó a meterla rudo en mi ano que había sido completamente dilatado por su mano.

-Se siente delicioso tía.

-Disfrútalo chiquito es para ti.

-Siento que es más apretado que tu vagina aunque ahorita se abrió mucho.

-Es un esfínter amor se abre y cierra con facilidad.

-Lo único que puedo decir es que creo que te amo tía.

-Yo también te amo mi cielo.

-¿Puedo terminar dentro de tu ano tía?

-Tú puedes hacer lo que quieras conmigo amor.

Mi sobrino comenzó a mamar mis senos como un infante mientras me abrazaba y metía su polla gorda furiosamente contra mi ano. Yo lo abrazaba con mis piernas y brazos mientras le decía al oído -vente chiquito, vente mi amor en mi ano, llena a tía de tu leche calientita-. Él no decía nada, solo chupaba y no paraba de follarme con intensidad. Después de unos minutos de acariciar su cabeza y el chupar mis senos sentía una corriente caliente en mi ano que me hizo sacar otro pequeño orgasmo. Su semen caliente fluía dentro de mi ano, la cantidad era mucha y no dejaba de salir. Mi sobrino me abrazaba con fuerza y su cara estaba enterrada en mis senos de nuevo. Respiraba muy agitado y se veía muy cansado.

-Te ves muy cansado mi amor.

-Si me canse mucha tía.

-¿Quieres tomar una siesta amor?

-Si tía, me voy a dormir.

-Espérate mi amor, no te vayas, duerme aquí en mi pecho, no saque s tu pene déjalo dentro de mi ano, quiero sentirte dentro más tiempo cielo.

-Está bien tía.

-Duérmete mi amor yo me duermo aquí contigo y te cuido el sueño.

Ese día tomamos una larga siesta y dormimos con nuestros cuerpos unidos. Al siguiente día le cocine por la mañana con mi bata para dormir abierta y totalmente desnuda. El no paraba de verme con ojos de lujuria y yo me sentía muy deseada por él. Tal vez mis sentimientos por mi hijo habían cambiado por la distancia y mi sobrino los estaba suplantando. Eso me había asustado un poco pero tener a alguien tan dulce y atento que podía ser sucio y despiadado en la cama era mi pareja ideal lo que siempre había soñado. Incluso me ayudo a preparar el desayuno.  En un momento cuando yo lavaba lo que había usado para el desayuno se acercó detrás de mí y al dejar su plato sentí su erección por detrás de mí bata. Retiro dulcemente el cabello de mi cuello y comenzó a besarlo despacio y con mucha ternura. Sentía su erección fuerte y gruesa en mi trasero picándome. Déjame lavar los platos primero mi amor –dije-. Te quiero ahora en este momento tía –respuesta-. Yo le dije- espera solo un poco amor-. El me volteo y me cargo con lo fuerte que era con un solo brazo. Me beso y yo le correspondí el beso. El me abrió por completo la bata y se bajó los pantalones de pijama que traía. Quiero que tú seas mi mujer tía –dijo mientras me penetraba de golpe-. Yo sentí aquella polla gorda abriéndose camino por mi vagina y solo lo abrasé. Soy tuya, hazme tuya entonces, tómame –dije-. El me beso con su lengua en mi cuello y comenzó a penetrarme encima de la mesa en la que comía mi hijo.  La relación con mi hijo peligraba si no volvía rápido. Continuara…

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