Mi sobrino José me extraña
Mi sobrino José me habla para vernos, pues tiene tiempo que no hacemos nada
Una tarde estaba comiendo con Arturo, estábamos platicando sobre algunas cosas de la familia, él me decía que estaba feliz de ver lo bien que me llevaba con su familia, yo le comentaba que todos eran muy agradables que desde que era su novia todos me habían tratado muy bien.
Mi marido seguía hablando de lo mismo, mientras yo pensaba en cuantas personas de su familia me habían cogido, mi suegro, varios de sus tíos, de sus primos, de sus sobrinos, dos tías de él, algunas de sus primas y una de sus sobrinas, me había convertido en la puta de gran parte de sus familia.
Arturo me acarició la cara y me besó, yo le dije que era el mejor esposo del mundo, que cuando me besaba sentía que el mundo se detenía, él me miró con mucho amor y me dio las gracias por ser una excelente y fiel esposa.
Íbamos a salir a caminar, cuando sonó su teléfono e inmediatamente sonó el mío, después de que él contestó, él fue al estudio para contestar su llamada, yo me quede en el jardín del frente de la casa para hablar.
Quien me había hablado era José mi sobrino.
J –Hola tía, ¿puedes hablar?
P –Sí mi amor, tu puta puede hablar.
J –Hace mucho que no te la meto y ya no aguanto las ganas.
P –Papi, ya sabes que me encanta tu verga y la extraño.
J –Cuando nos vemos tía.
P –Mañana ven a la casa, tu tío trabajará todo el día.
J –Sí tía, me puedes esperar en minifalda y con botas.
P –Claro mi amor, para mi macho lo que sea.
Mi esposo terminó su llamada y salimos a caminar, mientras caminamos vimos a gente, algunos hombres me desnudaban con la mirada, lo que me puso muy caliente, lo bueno es que al siguiente día me iba a sacar todas las ganas con mi sobrino.
Al siguiente día después de que se fue Arturo, me bañe y saqué la ropa que me pidió mi sobrino, escogí unas botas casi a la rodilla con tacón de aguja, la minifalda fue de las que vuelan, no van pegadas, para arriba un top negro, no me puse tanga, para excitar más a mi sobrino.
José llegó como a las 11 de la mañana, le abrí, no me dijo nada, solo me saludó, pero al entrar a la casa me dijo.
J –Eres toda una puta.
P –¿Te gusta papi? esta puta es para ti.
Nos besamos, él mientras me besaba me tenía tomada de la cintura, en algún momento, me agarró las nalgas, después metió sus manos bajo la minifalda, y me dejó de besar cuando se dio cuenta que no traía tanga.
J –Vaya puta, que rico sabes cómo ponerme bien caliente.
P –Es para que tengas un mejor acceso a tu putita.
Seguimos besándonos un largo rato, después pusimos el radio, él buscó una estación donde ponen música muy movida, bailamos un rato, me hizo dar varias vueltas, la falda volaba a la altura de la cintura, el no dejaba de ver mi concha y mis nalgas. Después me pidió que le hiciera el famoso perreo, yo movía mis nalgas sobre su pene, los dos estábamos ya muy calientes, estábamos en la sala, él se desnudó, yo me hinque frente a él y se la empecé a mamar, primero me la metí toda en la boca, la sacaba y la metía lentamente, siempre haciendo que su punta tocara mi campana. Después la tomé con una mano y le pasaba la lengua, cambie su pene por sus huevos, le pasaba toda la lengua por ellos. Le volví a chupar la verga pero solo la cabecita, él ya gemía, hice que se sentara en el sillón, me puse frente a él, me levanté la falda y me dejé caer sobre su verga sentándome sobre él.
Comencé a darme unos ricos sentones, primero gemíamos y después gritamos.
P –Así, dámela toda.
J –Toma puta, métetela toda.
Yo brincaba cada vez más, él me quito el top y me chupó las tetas, yo dejé de moverme para disfrutar de esa lengua que daba pequeños golpes a mis pezones, los cuales estaban muy parados. Lo tomé de la cabeza para empujarlo más a mis tetas, estaba sintiendo delicioso todo eso. Mi celular sonó, estaba en una pequeña mesa juntó al sillón, me estire un poco para alcanzarlo.
Era Arturo, le dije a José que no hiciera ruido y contesté.
P –Hola mi amor ¿cómo estás?
P –Bien mi amor, extrañándote, desearía que no nos tuviéramos que separar nunca.
José me chupaba las tetas, movía lentamente su pene dentro de mi vagina.
P –No, hoy no saldré, estaré solita en casa, esperando a que regrese el amor de mi vida.
P –Yo también te amo, aaaahhhh.
P –Nada, es que casi me pego contra un mueble.
José juntaba mis tetas y se las pasaba por la cara.
P –Yo también te amo a ti, no puedo estar sin ti.
José me dio una nalgada que por lo visto escuchó Arturo.
P –Se me cayó una de tus revistas de golf.
Yo le sonreía a José y le movía los labios para decirle que era un travieso.
P –Aaaahhhh
José me metió un dedo en el culo.
P –Es que ahora si me pegué.
José me lo sacó, me tomó de las nalgas y me hizo subir y bajar sobre su pene.
P –Respiro así porque me puse a hacer ejercicio.
Era delicioso ser cogida mientras hablaba con mi esposo, escuchar la voz de mi marido mientras veía a los ojos a mi amante que me estaba cogiendo bien rico.
P –El ejercicio es para estar bonita para ti.
Yo seguía subiendo y bajando, sentía como esa verga se abría camino en mi caliente y mojada concha, el morbo era increíble, José movía los labios para decirme que era una puta, yo los movía para decirle que era su puta.
P –Sí, yo también te amo.
P –Muy bien, entonces nos vemos en la noche, adiós.
Colgué, jalé del cabello a José y le dije.
P –Que caliente me tienes.
J –Eres una puta tía.
Seguimos cogiendo, el placer era enorme, yo ya brincaba sobre aquella verga, José me gritaba que era la más puta de las mujeres, yo no aguante más y me vine, el orgasmo fue delicioso.
P –Aaaahhhhh que rico, me vengo, papi como me coges.
José me levantó y me puso en el sillón.
J –Te espero en tu cuarto putita, te la voy a dar por el culo.
El escuchar esto me excitó mucho, ya sentía como mi culo pedía a mi macho, mi culo quería ser llenado. En cuanto me recupere, lo alcancé en mi cuarto, me ordenó que me quitara la falda, que me dejara las botas, como ya les he platicado en otros relatos a muchos de mis machos les encanta cogerme con tacones o botas puestas, con los que me he grabado cogiendo al ver esas grabaciones debo de decir que me gusta cómo se ve, me hace ver más puta y a ellos más excitados.
Ya solo con las botas puestas, me puse en cuatro sobre la cama, pare lo más que pude las nalgas y le dije a José.
P –Vamos mi macho, hazle el culo a tu puta, en la cama en la que duermo con mi marido, tu tío, para que en la noche que él esté aquí, yo recuerde que un macho de verdad en la tarde me la dio por el culo.
José se puso atrás de mí, me metió un dedo, yo sentí como me abría el culo muy rico, lo tenía muy cerrado, después metió un segundo dedo y después metió el tercero. Al estar los tres adentro primero los metía y sacaba, después hizo círculos, yo sentía como se abría pero aún faltaba un poco para que pudiera entrar su verga. José empezó a abrir los dedos, lo hacía lentamente, a cada momento los abría un poco más. En algún momento sacó sus dedos y sentí como entraba su pene.
J –Toma puta.
P –Sí, dámela toda.
Me tomó de la cintura y me cogía lentamente, sentía como me terminaba de abrir, la tenía dura y caliente, mi culo empezó a moverse más rápido quería ser bien cogida, quería que mi sobrino me dejara bien abierta, que al caminar me acordara que traía el culo así porque mi querido sobrino sabe sacar lo más puta de mí.
P –Sí, dame duro, demuéstrame que eres mi macho y yo tu puta.
Él me tomó de la cadera y me la sacaba casi toda, para de un jalón metérmela toda otra vez. Se empezaron a escuchar los golpeteos de nuestros cuerpos, la cama ya brincaba, nuestros gemidos ya eran gritos, el olor a sexo llenaba el cuarto, yo me tocaba el clítoris para darme más placer.
J –Que rico te mueves tía.
P –Me estas cogiendo bien rico.
J –Como extrañaba tu nalgas.
P –Tómalas papi, son tuyas.
La respiración de José era muy rápida, se veía que estaba a punto de acabar.
J –Donde quieres que te lo eche tía.
P –En el culo, no la saques, dame tu leche en el ano.
Se movió unas veces más y sentí como su leche caliente me llenaba, me la sacó, yo ya no llegué al orgasmo, pero si había sentido mucho placer al ver a mi macho tan caliente, sentí como la leche empezó a salir de mi ano.
José se acostó a mi lado, me sonreía mientras trataba de recobrar su aliento.
P –Gracias mi amor, me diste una maravillosa cogida.
Cuando José se fue, me metí a bañar para esperar limpia y bonita a mi amado esposo como una fiel esposa lo debe de hacer, y es que el hecho de que ande de puta con todos no quiere decir que a mi esposo no lo ame.