Mi sobrina, su novio y la preciosa sofia II

Ahora me toca a mi...

Después de que ellos se fueran nos quedaban aun casi quince días de vacaciones, los aproveche para descansar. De día estábamos de playa y salíamos por ahí por las noches a cenar. Cuando me quedaba solo, recordaba esos gloriosos momentos en los que a lo lejos disfrute viéndolos y la mayoría de veces terminaba masturbándome, no era lo mismo que estar ahí viendo como los tres se entregaban al sexo sin tapujos, pero seguían estimulándome.

Estaba de nuevo en la cafetería tomando mi café y me acorde de Sofía, mezcle imágenes de ese día con las de otras noches en las que el deseo y el placer. Siempre recordaría a esa chica como mi mayor estímulo sexual.

Dos semanas después ya estaba de nuevo enfrascado en mi rutina, el trabajo, mis amigos y mis momentos grises en casa. No me llevaba mal con mi mujer, ni siquiera podía quejarme de que mi vida conyugal hubiera empeorado, simplemente siempre había sido gris. Ahora tenía más claro que nunca que no teníamos nada en común, no esperábamos lo mismo de la vida, pero tampoco podía quejarme yo elegí ese camino.

Hasta ahora había estado bien, cada uno hacíamos nuestra vida, yo tenía lo que quería, llevaba la vida que quería y mi mujer estaba en casa haciéndome la vida más cómoda, a cambio de eso ella también tenía lo que quería, posición social, una cuenta bancaria abultada y un marido que no exigía demasiado de ella sin crearle demasiadas molestias.

Esa tarde al salir del trabajo pare en la cafetería a tomar algo, estaba solo en casa, mi mujer había salido de viaje a ver a una amiga con dos más y pasaría fuera el fin de semana. Tenía la casa toda para mí y aunque ella no se inmiscuía demasiado siempre tenía más libertad cuando no estaba. Pensé en charlar con alguna de mis conocidas en internet y hasta podía entrar en algún sitio de esos para buscar algo de sexo, siempre era un incentivo tener a alguien al otro lado aunque no fuera del todo real.

Estaba tomándome un pelotazo cuando todo dio un giro inesperado, unas manos taparon mis ojos, ese olor a caramelo caliente…

Baje sus manos y la mire, estaba realmente preciosa. Llevaba un vestidito corto con mil botones, la falda corta y con vuelo del vestido contrastaba con la estrechez de la parte de arriba, que apenas contenía sus redondos pechos, los recordé libres en las sombras de las noches en la playa mientras se los acariciaban y mordían. Mi erección fue inminente.

-Que haces por aquí Rodrigo? –Pidió sentándose a mi lado-

-Me tomo una copa antes de ir a casa, no me apetecía irme pronto. Estoy solo, mi mujer esta de fin de semana con unas amigas. Te tomas algo?

-Vale, otra como la de él –pidió con desparpajo a la camarera-

Bebió un largo trago de su ron con cola antes de decirme

-Me moría de sed, a mí también me han dejado tirada, venía a hacer tiempo mientras mis amigas tienen una cena de empresa.

-Yo lo mismo, hacía tiempo antes de ir a cenar

-Se me acaba de ocurrir, pero sin compromiso. Quieres que cenemos antes de seguir nuestros caminos?

-Me parece perfecto, yo te invito. Donde quieres que te lleve Sofía? –Me pareció de escándalo pasar una par de horas con mi diosa-

-Donde quieras

Pague y salimos hacia mi coche, cuando entre y la vi allí sentada con su vestido algo subido y sus gloriosos muslos a mi vista no pude evitar mirarlos. Como pude aparte la vista y conduje hacia uno de mis restaurantes favoritos. Cenamos entre charlas animadas, Sofía hablaba llena de entusiasmo viviendo las historias que me contaba y yo disfrutaba de ese bocado de vida que el destino acababa de regalarme.

-Pedimos uno de esos postres para dos variados?

Como iba a decirle que no, sus ojos brillaban entusiasmados. Asentí y cuando nos lo trajeron no pude más que mirar como disfrutaba de cada bocado, se había sentado a mi lado y sus muslos rozaban los míos. Estaba empapándome de sensaciones para revivirlas a solas.

Al acabar ella me invito a tomar algo con ella y yo rechace la invitación, no quería estar allí en medio de gente con más de veinte años menos que yo y hacer el ridículo. Prefería volver a casa con su recuerdo.

Al pasar por mi casa para dejarla en el sitio me señalo mi balcón, diciéndome que mi sobrina le había dicho donde vivía. Mi casa estaba en la misma calle que el sitio.

Me pillo de nuevo mirando sus piernas. La deje donde me dijo y cuando me beso volví a olerla. Llegue a casa aun con su olor a mi alrededor, casi me masturbo en el garaje, pero quería llegar a casa, ducharme y disfrutar con la tranquilidad de estar solo.

Estaba en casa después de ducharme, me prepare una copa y cuando volvía a mi habitación sonó el timbre, fui a ver quién era extrañado. Me quede alucinado cuando te vi en la puerta.

-Hola Sofía, pasa algo?

-Hola siento molestarte

-No me molestas, pasa.

Vi que miraba mi copa y le ofrecí una.

-Voy a prepararte una, siéntate si quieres.

Fui a la cocina y regrese con su vaso, se lo di y me senté frente a ella en el sillón, no pude dejar de mirar otra vez sus piernas, subí a sus muslos y ella de nuevo se dio cuenta.

-Te gusta lo que ves Rodrigo?

-Lo siento, perdona.

-No apartes la vista, no me importa que me mires, ni ahora ni cuando nos mirabas en la playa.

Casi me atraganto, al escucharla.

-Lo sabias?

-Sí, desde la primera noche

-Porque no dijiste nada?

-Porque me gustaba, me puedo quedar un rato, o te causare algún problema?

-Claro que puedes quedarte, estoy solo lo cual no puede molestar a nadie.

-Lo pase muy bien esta noche y me aburría en el bar de copas, sin poder hablar…

-Pues hablemos si es lo que quieres

-Puedo hacerte una pregunta y me contestaras solo la verdad por fuerte que sea?

-Lo prometo –dije levantando la mano a modo de juramente con sorna-

-Que te excitaba más de esas noches?

-Todo, el espiaros a escondidas, el que disfrutarais sin tapujos de vuestros cuerpos…

-Te excitaba tu sobrina? –Bebió de nuevo-

-Sí, me ponía a cien viéndola. Pero nunca imagine ser yo quien le hacía nada.

-No querías follártela?

-No

-Solo te gusta mirar Rodrigo?

-No

-Recuerda que solo la verdad, si no quieres contestar dilo, pero solo la verdad

-Lo estoy haciendo Sofía.

-Pensaste en ser tu quien me follaba?

Sopese unos segundos mi respuesta, volví a mirarla de arriba abajo y decidí ser sincero, total ya me había descubierto y tenía material suficiente.

-Si lo pensé Sofía, cada noche.

Ella me sonrió y me pidió si podía ir al baño, le indique donde estaba y desapareció meneando sus caderas, mi polla crecía bajo la fina tela de mi pijama.

La imagine haciendo pis con sus braguitas en los tobillos y hasta eso me puso a mil.

Al regresar se paró ante mí y la mire, empecé por las uñas rosas chicle de sus pies y fui subiendo por sus pantorrillas, por sus muslos y llegue a su falda.

-Me gusta cómo me miras, me haces sentir deseada. No pares.

Estaba tan cachondo que ya no media mis palabras

-No puedo seguir –dije señalando la falda de su vestido-

Al darse cuenta de a que me refería, poso sus manos en la tela y fue subiendo lentamente la tela, dejando sus muslos blancos y de aspecto sedoso ante mi vista y tras unos segundos la soltó, pensé que se me había terminado el chollo, que se había cansado de jugar, pero sus dedos desabrocharon uno a uno los botoncitos y separo la tela, dejándome ver un sujetador pequeño de encaje que apenas tapaba sus pezones, sus pechos sobresalían llenos, blancos… maravillosos.

No se paró ahí, dejo resbalar el vestido y este cayo a sus pies mientras yo anonadado miraba su cuerpo solo cubierto por una minúscula braguita a juego con el sujetador y sus tacones. Era todo un espectáculo que me enloqueció.

-Eres preciosa, mucho más con esta luz que en las sombras de la playa.

Se arrodillo ante mí y me dijo:

-Te toca, ahora quiero verte a ti.

Más lanzado que nunca me levante y antes de quitarme el pantalón saque por arriba mi polla, que nunca había estado más gorda y dura.

-Te gusta Sofía?

-Mucho, nunca había visto una tan gorda. Aparte del novio de tu sobrina y mi ex no he visto otras. La tuya es la más grande de las tres –me dijo con sinceridad-

-Creí que tendrías mil amantes

-Pues no. Empecé a salir con mi novio muy jovencita y no lo dejamos hasta el año pasado. No quería saber nada de hombres.

Estaba de rodillas sentada sobre sus pies y se incorporó un poco, su cara quedo a la altura de mi miembro, lo acerque a sus labios y ella sacando su lengua la paso por mi capullo. Yo gemí al sentirla.

-Sofía… para por favor.

-No te gusta?

-Sabes que sí, pero no debería…

Aprovecho mi despiste y engulló toda mi polla, ya no había marcha atrás, la agarre de la nuca y empuje hasta el final, sus labios rozaban la mano con la que agarraba mi polla, movía la cabeza mientras mi polla se follaba su cálida boca.

Ella de un tirón bajo mi pantalón y me empujo de los muslos ligeramente instándome a sentarme, yo lo hice abandonado al placer que esa boca me estaba profesando.

Se colocó entre mis piernas y quitando mi mano apretó la suya alrededor de mi polla, lamio toda la base antes de engullirla de nuevo, luego la sacaba y volvía a lamer y a chupetear mi glande.

La miraba aun incrédulo, viendo como esa mujer con la que solo había soñado estaba haciéndome la mejor mamada de mi vida. Me sentí en el cielo y deje de pensar.

Una de las veces en las que solo pasaba su lengua, bajo a mis huevos y los lamio también, los metió en su boca y dentro los acariciaba con su lengua. Mientras apretaba fuerte la base de mi polla que estaba adquiriendo un tamaño jamás visto, con sus caricias.

No contenta con lo que me estaba provocando, dejo mis huevos y siguió lamiendo, yo me escurrí para que hiciera lo que quisiera, apenas podía respirar cuando su lengua bajaba por mis huevos y hacia círculos en mi ano, dando golpecitos con su lengua.

Sentía mi polla repleta, a punto de estallar y metió su lengua, la empujo dentro de mi culo matándome de placer, dejando la zona mojada y sensible volvió a subir por mis huevos y de nuevo por mi polla llegando a la punta para meterla en su boca. Madre mía que placer.

-Mírame Rodrigo

Me dijo sin soltar mi polla, ni dejar de lamerla y vi como metía su mano en su braga y sacaba sus dedos mojados.

Esa mujer era una bruja, llevo ese dedo a mi culo y empezó a presionar al tiempo que chupeteaba metía su dedos, sentía como me dilataba y el placer me nublaba la vista. Con voz entrecortada le dije

-Sofí, me matas no puedo más siento que voy a rebosar

Sonrió y succiono al tiempo que empujaba su dedo y soltaba la base de mi polla, entonces sentí que explotaba sentí como el semen salía con fuerza y ella succionaba vaciándome, jamás había sentido nada parecido. Sin dejar de sonreír succiono y lamio mi polla hasta que paro.

-Dios mío sofí ha sido… no tengo palabras

-Me alegro que te haya gustado

Cuando volví a ser persona, ella tenía la cabeza apoyada en mi muslo, la separe y nos levantamos, me puse detrás de ella y desabroche su sujetador, lo retire y agarre sus tetas sopesándolas en mis manos, bese su nuca y fui bajando por su columna hasta llegar a sus bragas, también las baje llenando su trasero de besos y lamidas. Seguí por sus muslos y solo entonces me puse ante ella de rodillas y metí mi lengua como pude entre los labios de su sexo, ella apretaba las piernas y se excitaba mientras mi lengua luchaba por rozar su carne caliente. Subí por su estómago y llegue a sus tetas, las magree con mis manos y pellizque sus pezones, una vez duros los mordí sin piedad recordando que le gustaba un punto de rudeza.

Tire levemente con mis dientes y ella jadeaba mientras mis dedos hurgaban entre sus piernas. Tenía el coño depilado y estaba muy mojada.

-Abre las piernas Sofía

Separo los muslos y por fin mis dedos tocaron su caliente humedad, busque su clítoris y lo presione, ella jadeaba cuando la empuje y cayo sentada en mi sillón, abrí sus muslos y como ella antes me dispuse a lamerla, a morderla, a succionar ese maravilloso coño.

-Méteme los dedos me decía enloquecida por mi lengua

-No sofí quiero abrirte con mi polla, nada de dedos.

Se corrió gritando y moviendo la cabeza y no pare, seguí lamiendo toda su raja hasta su culito, sabia por la playa que no se dejaba dar por culo y supe que quería hacérselo.

Moje mi dedo con sus juguitos y presione en su ano cerradito, estrecho y palpitante

-Rodrigo…

-Calla Sofía, relájate. No has venido a por polla?

-Si

-Pues vas a hartarte nena

Mi polla volvía a estar a tope, la verdad es que no había estado muy blanda en ningún momento ni recién ordeñada.

Volví a notar en mi boca sus convulsiones y cuando empezó su orgasmo empuje mi dedo en su culo y chillo mientras se corría.

-Si Rodrigo me corro, me corro, sigue…

Metí y saque mi dedo mientras succionaba sus jugos. Me reservaba el coño palpitante.

-Necesito que me folles, por favor…

Verla allí tirada, tan hermosa y suplicante me puso a mil y frote su hinchado clítoris hasta volverla a llevar al límite y justo en ese momento apoye mi polla y la metí lentamente, quería hacerla sufrir, quería hacerlo lentamente, pero cuando su vagina apretó la cabeza de mi polla estuve perdido, empuje y en dos movimientos estaba dentro, su coño me apretaba.

-Me siento tan llena Rodrigo, que gustito

Me levante como pude sin sacarla y empecé a empujar con fuerza, me la follaba salvajemente, no podía parar de empujar dentro de ese enloquecedor coño caliente, mojado… me sentía succionado por su vagina.

-Sí, si voy a correrme Rodrigo. Me encanta que me folles así

Apoyado en el respaldo empujaba y empujaba hasta que note como inundaba mi polla al correrse. Aguante solo lo suficiente para que acabara y la saque.

La cogí de las muñecas y el levante.

-Ponte a cuatro patas, voy a follarte el culo, me dejas?

Me miro sopesando su respuesta, lleve mi mano entre sus piernas y frote hasta que volvió a correrse justo antes de arrodillarse y apoyar sus manos.

Me puse detrás y lamí su culo, lo mojé bien de saliva mientras jugaba con mi dedo, no tenía prisa además necesitaba relajarme. Metí luego dos dedos dilatándola, relajándola…

-Hazlo Rodrigo

Me incorpore, lleve mi polla a su ojete y empuje lentamente agarrado a sus caderas, ella resoplaba pero aguanto hasta el final, me pare y sobe sus tetas, sus pezones y baje entre sus piernas, de nuevo se abandonó a mis caricias y en ese momento empecé a moverme en su culo.

Despacio por no correrme, estaba estrecho, caliente y en ese momento era mío y solo mío, solo yo había estado ahí. Metí tres dedos en su sexo y me corrí con ella, llenándole el culo de leche calentita. Jadeábamos como locos mientras nos corríamos.

Salí despacio y fui a limpiarme, volví con una toallita y ella me miro con agradecimiento cuando la limpie.

-No puedo moverme

-No te muevas Sofí –le dije poniendo un cojín bajo su cabeza-

Tire de la manta que había sobre el sofá y me tumbe a su lado, ella se apretujo a mí y me dormí sintiendo la tibieza de su cuerpo.

El fin de semana fue glorioso y solo el principio de lo que el destino me tenía preparado…