Mi sobrina, su amiga y Juan.
Una noche de pasión con mi sobrina, su amiga Ana y Juan el padre de ésta.
El tren se retrasa. Son las once y media, ya hace media hora que tendría que haber llegado. Por fin ahí está. Veo a mi sobrina que ya no es la niña que conocía. Tiene 18 años bien cumplidos.
Hola mi niña. ¿Cómo has crecido?
Hola tío. Ya casi soy una mujer.
Se cuelga de mi cuello y me besa las mejillas. Durante el abrazo noto sus duros pechos clavarse en mí y siento el olor de su cuerpo jovial bien perfumado.
- Mira esta es Ana, mi amiga. Él es Juan, su padre,
Juan me saluda y me dá las gracias por haberle brindado mi casa mientras resuelve los asuntos laborales que le traen a la ciudad. Nos dirigimos a casa en mi coche, hablamos de cosas vanales. No puedo dejar de mirar por el retrovisor a mi sobrina y a su amiga. Dos adolescentes bastante guapas y por lo que hablan, bastante extrovertidas. Adivino sus pechos bajo los top ajustados que llevan. Ana exhibe unos pechos, bastante más grandes que los de mi sobrina, que cautivan mi mirada y mis pensamientos; hace ya más de dos años que murió mi mujer y desde entonces sólo a base de pajas he satisfecho mis necesidades. Juan es un hombre mas bien bajo, con una barriga enorme y que exhibe una calva deslumbrante en la parte frontal de su cabeza. Parece simpático y bastante amable.
Llegamos a casa y les subo a sus habitaciones. Se quedan aseándose mientras yo les preparo algo para cenar. La primera en bajar es mi sobrina, que luce un pijama corto de color azul. Debido a que seguro se ha secado deprisa, no lo ha hecho bien, y sus pezones humedos y oscuros se adivinan a través de la fina tela. Hablamos pero yo no puedo dejar de fijarme en ese bonito cuerpo, en sus tetas y cuando se da la vuelta en su hermosa culo de pera. Mi polla se pone dura por momentos, por lo que me siento a la mesa para disimular. Al rato baja Ana con un pijama más recatado; pero esos voluptuosos pechos y otro no menos apetecible culo, hacen que mi polla se niegue a replegarse. Menos mal que baja Juan y mientras comemos y hablamos logro dominar momentaneamente el enorme calentón.
Acabamos y nos sentamos en el salón a charlar un rato antes de subir a las habitaciones. Intento no mirar a esas dos beldades para no sufrir otro colapso en mi rabo. Pero hay veces que inconscientemente la mirada escapa a mi control. Creo que Ana lo ha adivinado y me sonríe picaronamente algunas veces, abriendo sus piernas más de lo normal cada vez que habla conmigo. También constato que Juan mira a mi sobrina con cara de besugo, y que en su cara se pinta el estigma del deseo. Incluso se soba el paquete sin darse cuenta. Creo que ya es suficiente, así que insto a todos a subir a descansar. Gema dormirá con Ana, Juan en una habitación al lado de la de ellas y yo en la mía, al final del pasillo.
Cuando me quedo solo, no puedo evitar recordar esos dos cuerpos divinos. Esas tetas y esos culos que adornan esas dos bellas caras. Me imagino esos dos jovenes coños desnudos ante mi boca, me los como con deseo y bebo el néctar jugoso que emanan. Mi polla duele del enorme tamaño que ha alcanzado dentro del pijama, me despojo de él y comienzo a masturbarme frenéticamente. Es una orgía total, hasta que sale, de dentro de mí, un torrente de leche que cae sobre mi ombligo. Lo barro con mi mano y y lo lamo con mi lengua, tragándome mi propio semen. Al poco tiempo me quedo dormido. Los sueños eróticos conquistan mi mente y cuando despierto tengo otro gran empalme, que tengo que calmar haciéndome otra buena paja.
Me ducho, bajo y desayuno; al rato Juan también aparece y me dispongo a acercarle al centro de la ciudad. Le noto cansado, como si no hubiera dormido bien. Pienso que se ha estado matando a pajas pensando en mi sobrina; por lo menos hay algo que nos une. Le dejo y quedamos a las 6 de la tarde para recogerle. Vuelvo a casa y entro despacio sin hacer ruido para no despertar. Subo a la primera planta, la habitación de las chicas esta entreabierta y las oigo hablar:
Gema: Está noche me gustaría follar con tu padre. Me has puesto los dientes largos. ¿De verdad tiene esa enorme polla?.
Ana: Ya te digo. Yo se la había visto varias veces después de ducharse al acabar de follar a mi madre. Pero la noche que por primera vez entró en mi cuarto y pude disfrutar de ella. quedé impresionada. Folla mejor que el idiota de mi novio. Cuando estoy con él me corro por lo menos dos veces.
Gema: !cómo me gustaría verla!
Ana: Intentaré arreglarlo para que lo hagas. Mi padre está deseando taladrarte putona, no hace nada más que hablar de tí. Un día mientras lo hacíamos se le escapó que no le importaría follar tu bonito culo. Esa noche le deje a medias por cabrón.
Gema: Ja, ja, ja. Que guarra eres. Te follas a tu padre y a toda polla viviente que se ponga a tu alcance.
-Ana: Sí, pero mientras tanto ven aquí. Sólo hablar de eso y ya tengo el coño chorreando.
Se acerca a Gema y comienza a besarla en la boca, a la vez que se funden en un abrazo apasionado, mezclando sus lenguas con lujuría. Ana se recuesta en la cama sobre Gema y la despoja de la parte de arriba del pijama, comienza a lamerle la parte superior de sus pechos. Adivino en la cara de mi sobrina un gesto de placer. Vuelve a comerle la boca y la incorpora levemente para desabrocharla el sostén. Sus bonitas tetas quedan al descubierto mientras ríe. Ana engulle esas tetas apasionadamente. Las besa y acaricia lentamente. Una de sus manos comienza a descender por la tripa de Gema, recorriéndola con ternura. Hasta que su mano llega a la cintura donde comienza el pijama, introduce su mano bajo el mismo y la braguita que se esconde debajo, y comienza a sobar la zona púbica muy lentamente, mientras sigue besando apasionadamente.
Gema comienza a supirar, a la vez que mueve sus pelvis hacia arriba y hacia abajo, acompañando con su chocho los movimientos de fricción de la mano de su amiga. Los suspiros pronto se transforman en verdaderos gemidos de zorra cachonda que esta disfrutando del trabajo que la están realizando.
- Gema: Espera puta, que yo también quiero hacerte disfrutar. No quiero ser la única que se corra.
Empieza a desnudar a Ana, dejando al descubierto sus enormes tetas que rapidamente son colmadas de un sin fin de chupetones. La despoja del pijama, quedando el cuerpo de la amiga decorado con un excitante tanga, que muestra un riquísimo culo de glúteos carnosos y rosáceos. Mi polla está que revienta y la libero de su cárcel comenzando a masturbarme otra vez. Lo hago con sigilo para evitar que me descubran y acabe el hermoso espectáculo.
Gema también se ha quitado el pijama y las bragas. Tiene un coño rosaceo, con el vello púbico totalmente rasurado. Empuja a Ana sobre la cama y empieza a lamerla la raja, acometiendo lujuriosos lametones en el clítoris. Esta se retuerce de placer, gimiendo y suspirando víctima del goce que le produce la lengua de Gema en su chocho. Un alarido de placer la hace convulsionarse en la contracción final de una corrida gloriosa. Mi sobrina tiene su boca llena de los líquidos de ese manatial. Ana se incorpora y repite la misma secuencia de actos sobre mi sobrina, que como colofón tiene otra corrida espectacular que deja a las dos chicas agotadas sobre la cama. Yo he acabado al mismo tiempo que ellas y me retiro silenciosamente a mi habitación.
Vaya par de zorras he metido en mi casa, mira mi sobrina que parecía que no mataba ni una mosca. Tampoco el calvo es un santo; se folla a su mujer y a su hija, y yo aquí a base de pajas.
Salgo a buscar a Juan y cuando vuelvo con él me pregunto si realmente ese gordo calvo tiene realmente el aparato que alaba su hija. La verdad que luce un buen paquete, pero no me lo imagino tan grande. Llega la noche y vamos cada uno a su habitación. Estoy en un estado de excitación y vigilia tal que creo que mi corazón va a estallar en cualquier momento. Mis sentidos están alerta, intentando captar el más mínimo ruido. Oigo abrirse la puerta de la habitación de las chicas, las veo salir sigilosamente y entrar en la habitación de Juan. No me atrevo a acercarme pero al final venzo al miedo y, como una serpiente, me acerco a la habitación de al lado, donde se que hay una mirilla de ventilación por la que se puede espiar y dá a la haitación de Juan; en otros tiempos la utilizaba para ver como se desnudaba nuestra criada.
Me asomo y veo como Juan está ya bajandose el pijama. Dios la pedazo de polla que calza el tío. Ni su gran barriga empequeñece ese mástil del que cuelgan dos grandes huevos. Se los soba y ríe con cara de sádico, relamiendo sus labios. Está totalmente empalmado. La puta de mi sobrina ya se quitado la ropa y se arrodilla ante él, comienza a lamerle con sensualidad; primero lo descapulla y lame la cabeza de la polla rebañando los líquidos que sobre ella hay, luego recorre todo el tronco y besa los testiculos, metiendolos enteros en su boca. Mientras Ana por detrás introduce sus dedos entre los muslos de Gema sobando su rajita; Mi sobrina acompasa con su bonito culo la mano diestra de su amiga. Juan agarra la cabeza de la chica y la empala con el enorme ariete. Ella en un principio se ve sorprendida pero instintivamente empieza a mamar con pasión, al mismo tiempo que el macho simula, con movimientos pélvicos. una penetración. Se agarra a su culo sujetando su cuerpo a él, hasta que coge el compás del ritmo de sacudidas. A ratos se libera y vierte sobre la polla un escupitajo, mezcla de saliva y semen, para lubricarlo y así hacer más fácil la felación. Su cara se congestiona pues el ariete cada vez es más grueso y a veces se retira con amagos de vomitar, ese vástago le llega hasta la gargante, asfixiándola en su placer. su amiga ha introducido casi todos sus dedos en su vagina, que segrega un caudal ingente de líquido vaginal. la muy puta está disfrutando de lo lindo.
Juan la separa de su miembro y la tumba sobre la cama, la abre las piernas y aplica su boca al coño chorreante de la chica; comienza a devorar lamiendo toda la raja, clítoris, labios y agujero vaginal. Su hija mientras tanto se ha colocado a horcajas sobre la cara de mi sobrina, que comienza a lamer compulsivamente el chocho. Su cuerpo parece un transmisor de electricidad, que comienza en su vagina y acaba en la de su amiga. Gema cada vez está mas excitada, su cuerpo se mueve febrilmente disfrutando de la lengua que empala su feminidad. De repente estalla en un estruendo de estertores y gemidos, que proyectan sobre la boca de Juan un chorro viscoso que éste paladea gustosamente. Ana, contagiada también se corre. Quedo extasiado ante esta visión de goce extremo y de los movimientos de balanceo de esas bonitas tetas.
Sin dejarla tiempo a que se recupere, Juan coloca su seboso cuerpo entre las piernas de la hembra. Se derrumba sobre su boca y saborea los líquidos que ya antes ha probado, pero esta vez sazonados con saliva nueva y liquidos de su propio semen. Se funde en un beso lujurioso que es correspondido sin más dilación y confirma el permiso de la doncella para clavar el ariete en su agujero. De un certero golpe, empujado por la fuerza de ese enorme culo, abre la lubricada raja violentamente, introduciendo su vástago hasta la base de sus huevos. Gema emite un pequeño grito, entre el dolor y el gozo. Con los ojos bien abiertos fijos en los de su taladrador, sus manos aferradas a los glúteos que apalancan la enorme polla, da la orden de salida para recibir los violentos mete-saca a los que va a ser sometido su coño. Juan totalmente desbocado comienza a bombear salvajemente, sin ninguna piedad. Con Los ojos inyectados en sangre y su enorme barriga anclando el delicado cuerpo bajo sí, penetra y saca y vuelve a penetrar con fuerza. La chica recibe el castigo con sumisión y comienza a gemir locamente intentando, con su cuerpo atrapado sobre ese peso, acompañar los movimientos. Todo es en vano, pues esta clavada a la cama, y lo unico que puede hacer es aceptar el taladro que perfora entre sus muslos, aceptando el ritmo de penetración que marca el dueño del ariete. Su cara se contrae y congestiona, emitiendo "Ayes" y supiros cada vez más expresivos. La respiración del macho es cada vez más sofocada y sus movimientos más violentos. Hasta que el chorro de la vida eclosiona y sus gemidos se unen en un aullido explosivo de placer. Se ha corrido dentro de ella, ha inundado con su leche el interior de la ninfa, que tarda en recuperarse del torrente de sensaciones que se han descargado sobre ella.
Ana mientras tanto se lanza sobre la polla de su padre y con la lengua comienza a limpiarla suavemente. el progenitor la agarra de los pelos y la empuja hacia la polla, introducièndola entara dentro de su boca. Ella está a punto de atragantarse y retrocede:
Hijo de puta dejame hacerlo a mi manera.
Mira zorra, no me digas como lo quiero. Limpiala que ahora voy a romperte el culo. Si supiera tu madre que lo que ella no me deja hacer, la puta de su hija lo acepta sin rechistar. Mira además ahora me consigues otra guarra. Sois unas putas de mucho cuidado. Tu sigue trabajando y calla, esa guarra de momento tiene para rato con lo que la he dado.
Vuelve a atraer con violenca la cabeza de la hija introduciendo el rabo otra vez, sin el más mínimo detalle de delicadeza. Esta recibe el ariete y ahora sin protestar comienza a lamer sumisamente. El hombre domina completamente el rebaño. Mi sobrina mientras tanto recupera las fuerzas, todavía parece preguntarse como es posible tanto placer. El gordo se incorpora y pone su hija a cuatro patas, abre los glúteos con sus dedos gordos y lame, uno detrás del otro, el coño y el ano. Ana al sentir el frescor de la lengua se contrae y deja hacer, sus lindas ubres se balancean acompañando con su vaiven los lenguatazos que la propinan. Juan agarra su polla, aplicándose un pequeño masaje. Es un rabo enorme ocupa dos veces el tamaño de su mano y apenas le alcanza para cirucunvalarla con la misma. Escupe sobre el agujero y acerca lentamente la polla, jugando alrededor, ora acariciando el lindo coño, ora el bello ano. No tiene prisa castiga a la doncella, que al sentir el trozo de carne tan próximo acomoda su cuerpo para recibirlo dentro. Está impaciente quiere tenerlo y acariciarlo en su interior. Se muere de gusto por ser empalada, le da lo mismo el coño que el ano.
Joder guarro, métela ya o voy a tener que correrme antes de que lo hagas. Por favor no me dejes así.
zorra la quieres dentro, te gusta. Esta polla entrará cuando yo quiera y gozarás cuando yo lo diga. Seguro que el mierda de tu novio no te pone así. La mojigata de tu madre con sus prejuicios no sabe lo que se pierde. A veces tengo que buscarte porque ella no me deja y descargo sobre tí toda mi rabia. Prepárate.
Acerca la punta del capullo al ano y de una fuerte culetada se adentra sin preliminares. La niña protesta de dolor al ser atropellada de esta forma tan violenta. Él se agarra a sus bello culo y frenéticamente comienza a culear. Ella es arrastrada sin voluntad adelante y detrás a capricho de su dueño. Sus tetas se balancean a un ritmo sin coherencia, es la esclava, no protesta, se deja llevar por el momento.
- Tú guarra, levanta y comeme el culo. Ya has descansado lo suficiente. -interperla a mi sobrina-
Ella sin atreverse a protestar y arrastrada por la escena se coloca detrás de él y comienza a lamer el asqueroso ano. Introduce su lengua dentro y llena de saliva el orificio. Ataca la cueva sin reparar en lo que por ahí se vierte, chupa y relame obedeciendo ordenes de alguien que controla su voluntad. El gordo sigue empalando a la otra chica, que con gestos cada vez más sumisos acepta los duros empellones que la llenan por dentro. Ya había sentido la polla de su padre en el interior, pero nunca con el atrevimiento despótico con que hoy se comportaba. Su culo amortiguaba los golpes que se transmitian a su coño. Deseaba poder acariciarse el clítoris, pero si dejaba de sujetarse a la cama con una mano, su padre caería con su peso sobre ella empalándola contra la cama. Prefería disfrutar en esta posición acomodándose a los movimientos impuestos, de todas formas por transmisión acabaría corriéndose. Este hijoputa la estaba haciendo gozar de lo lindo. Los jadeos del macho empezaban a subir de tono, ella estaba cada vez más caliente. Se preparaba para recibir la leche, la misma que un día se había vertido en el chocho de su madre y había dado origen a su vida. Se sentía guarra y excitada, deseaba que su propio padre la siguiera follando de esa manera. Juan se retorcio hacia atrás y en un último empujón vertió la lefa en el coño que el había contribuido a crear. Cayo sobre ella aplastándola y besando el cuello de su ninfa, que por su parte había tenido un intenso orgasmo. Gema contempla extasiada la escena, observando los extertores del culo que acababa de comerse. Yo llego a su lado en ese momento, ya no aguanto más.
- Tío perdona, que haces aquí... balbucea.
Sin más preámbulo la tumbo en la cama. Separo sus piernas y comienzo a lamer la cara interna de sus muslos, sigo subiendo hasta llegar a los labios mayores. Los muerdo y lamo dulcemente, saboreo su clítoris y sigo por el ombligo. Llego a sus tetas y lamo sus pezones, que están duros. Avanzo por su cuello y muerdo su oreja. La miro fijamente y la beso, explorando con mi lengua la suya. Mi polla esta tiesa y lucha por introducirse en su raja. Lentamente, con ternura, avanza. Ella me mira expectante, saboreando de antemano el placer. Su lubricado sexo envuelve tiernamente mi falo, deseoso de ser acariciado por ella. Comienzo a cabalgar lentamente, tratando de transmitir la dulzura del momento. Ella se repone de la violencia con que ha sido tratada. Pillándome desprevenido se gira sobre mí y toma la iniciativa. Se convierte en una amazona que cabalga apuntalada sobre su montura. Agarro sus rosáceos glúteos y acompaño sus movimientos con mi cuerpo. Tiene los ojos cerrados, relamiéndose de gusto. En ese momento Juan la dobla hacia adelante. Con mi polla dentro observa el agujero de su culo.
- Ahora putita vas a sentir dos pollas dentro. No sé si lo habrás probado alguna vez, pero seguro que te gusta.
La introduce su mienbro en el agujero anal y esta vez con más delicadeza comienza a culear, acompasando su cadencia a la de mi polla. La cara de satisfacción de ella me demuestra que le ha gustado el ensayo. Los tres estamos viajando a otra dimensión, la del placer compartido. Por mi vientre siento un culebreo que me indica que yo también disfruto, el peso de Juan ha contribuido a acelerar esta sensación. Gema comienza a suspirar, debe estar en la gloria, empalada por dos pollas, sus tetitas se balancean lentamente, me mira a los ojos; en los suyos se refleja el goce de una experiencia mística que la está transportando a otra dimensión. Seguimos moviendonos y jadeando, cada vez más fuerte. Ana se masturba con sus dedos contemplando la escena, ella aprovechando el rol que la ocasión le ha otorgado disfruta de la manera más satisfactoria. El ambiente se llena de jadeos y suspiros, no hay palabras, sólo el acto sexual prevalece. Dos vergas llenando los agujeros de una joven doncella. Los orgasmos se suceden, crando un hilo musical de placer. Nos hemos corrido los cuatro a la vez. Mi sobrina se derrumba entre nosotros dos, inundada de lefa y casi rota de placer.
Busco a Ana y la como sus enormes tetas, las muerdo lascivamente. Ella abre sus patas y yo se la clavo sin más. No me reconozco, la penetro salvajemente, haciendola daño, culeando sin control. Pierdo la noción de la realidad, veo su cara gozando y redobla mis ganas de seguir poseiendo. Saco la polla y la volteo, abro su culo y se la clavo otra vez. Se queja pero me es indiferente, soy una perforadora sin control. Sus suaves glúteos amortiguan mis pollazos. Ella comienza a gemir de gusto y yo me excito más. No aguanto y me corro dentro de ella, inundándola con toda la leche que queda en mis huevos. Ella la recibe y se contrae en un último estertor. Yo me derrumbo sobre ella.
Este relato se lo a dedico a mi amiga Maryum que ha sido la inspiradora de muchos de los pasajes de este relato. Espero que siempre disfrute como estos personajes.