Mi sobrina, mi primer dulce tentación 2
Después de aquel candente indicio en la ducha, nuestro cálido encuentro siguió su rumbo de placer
¿Estás bien mi amor? –pregunté, mientras mis dedos se introducían cada vez con más intensidad. Mi sobrina me miraba y se mordía el labio mientras sus ojos se ponían en blanco. Sus caderas se movían instintivamente como un perro al querer follar. Nuestros cuerpos bañados ante aquella cascada de agua cálida elevaban cada vez más su temperatura. Tome con fuerza su seno derecho y lo apreté mientras lamia su clítoris.
-¡Ay!, eso se siente muy rico tía, no pares por favor.
-No te preocupes mi cielo, no voy a parar por nada del mundo.
-Dios mío no puedo creer lo bien que se siente tía.
-Todavía no has probado nada mi amor.
-Hazme sentir lo que nadie me ha hecho sentir tía, regálame mi primer orgasmo.
Chupaba sus labios vaginales con dedicación casi religiosa. Podía sentir en mis labios la humedad de aquella vagina tan jovial y virginal. Sus fluidos tenían un sabor predilecto, digno de cualquier banquete de dioses. Eran dulces como el fruto prohibido de aquel monte de venus nunca explorado previamente. Acariciaba sus muslos con pequeños toques de mis dedos, apenas rozándolos sintiendo poco a poco la delicadeza de su piel. Su rostro revelaba el éxtasis sin fin en el que estaba, aun sin alcanzar el orgasmo. El agua caía en su rostro y mojaba su cabello cayendo hacia atrás de su cabeza. Yo no dejaba de admirar su rostro tan bello, sus pezones rosados como pétalos de flor y sus vellos púbicos tan finos que adornaban tan exquisito manjar. Por fin dejo que su instinto tomara el control. Con ambas manos me tomo de la cabeza y me marcaba el ritmo poco a poco. Me indicaba como quería que la besara, que la tocara con mi lengua. Yo no siempre le hacía caso y dejaba que mi lengua explorara otras zonas de su vagina. Con mis dedos encontré su punto g, aquel punto rugosito que tenemos las mujeres por dentro del clítoris en la parte superior de la vagina. Ella se estremeció de inmediato cuando lo toque.
-¿Qué fue eso? –pregunto extasiada.
-Ese es tu punto g amor, es el que te va a dar el mejor placer de toda tu vida, debes de aprender a encontrarlo.
-Se siente riquísimo.
-Después te enseñare como encontrarlo, por ahora solo relájate y disfruta.
-Tú mandas tía Julia.
Mis dedos comenzaron a moverse con rapidez acariciando suavemente aquel pequeño punto, con mucha firmeza giraba mis dedos mientras estimulaba su clítoris. Su punto g se inflamaba poco a poco mientras su vagina se inundaba de sus fluidos vaginales. Cuando estuvo en su punto la sujete con fuerza y golpe con mis dedos aquel punto tan hinchado. Ella quiso parar mi mano pero yo no la deje. No te retengas mi amor, déjalo salir –dije mientras con violencia la penetraba con mis dedos.
No tía, me siento muy extraña, creo que algo está a punto de salir –dijo un poco angustiada-. Es tu orgasmo amor, no te contengas déjalo salir todo, sin pena –dije mientras la ahorcaba. Su rostro se había puesto totalmente rojo y sus ojos en blanco. De su boca salió un gruñido mientras su figura se arqueaba con furia como si estuviera poseída. Yo me acerque a su vagina para recibir aquel primer squirt tan delicioso y como si fuera un rociador de césped su vagina exploto con varios chorros intensos.
-¡Puta madre! –grito mientras su cuerpo se convulsionaba bajo aquella cálida ducha.
-Así vente amor, déjalo salir todo en mi boca.
-Ella frotaba instintivamente su clítoris mientras aquellos chorros no paraban de salir.
-Su dulce elixir inundaba mi boca, podía saborear aquel jugo virginal y lo había hecho antes que cualquiera en su vida, eso me excitaba demasiado. Mi sobrina termino de eyacular y yo bebí todo su fluido. Se recostó unos minutos en la regadera y yo lo hice junto a ella. Nos abrazamos en ese mismo momento. Nuestros pechos se encontraron en aquel cálido abrazo. Mis pezones rozaron con los suyos y sin previo aviso me beso. Su lengua se aventuraba hacia mi garganta como una serpiente buscando su guarida mientras sus brazos me estrechaban a ella.
-Esa fue la mejor experiencia que he tenido en mi vida tía Julia.
-Es solo el inicio, pequeña, puedo enseñarte tantas cosas que aún son nuevas para ti y llenas de placer.
-No puedo esperar por descubrirlas contigo.
-Por ahora hay que terminar de bañarnos, no podemos estar desperdiciando tanta agua jajaj.
-Tienes razón tía, aunque no quisiera que este momento terminara jamás. Quisiera quedarme contigo para siempre abrazada a ti –dijo mientras me besaba tiernamente de nuevo.
Yo la tome de sus carnosos glúteos y le devolví el beso apasionadamente. Nuestra conexión íntima había sido espectacular. Parecía un magnetismo imparable, casi irresistible. Ya hay que salir vamos anda –dije mientras me salía por mi toalla.
Ella salió de la ducha y yo le pase una toalla seca. Ayude a secar su cuerpo pasando aquella suave toalla por sus pronunciadas curvas. Ella sentía cada caricia y la gozaba intensamente. Decidí dejarla con ganas de más y ya no seguí. Ella sintió un poco de decepción pero siguió secándose sin decir absolutamente nada. Sin darme cuenta por la situación en la que estábamos, mi hijo se había regresado de la escuela. Resulta que le habían mandado un mensaje de que habían cancelado las clases y se regresó a la casa de inmediato. Había ido al baño al no encontrar a nadie en toda la casa gritando. Abrió la puerta y nos encontró a ambas totalmente desnudas.
-Ah cabron! –grito mientras veía nuestros cuerpos como como un lobo hambriento.
-Salte cabron, no ves que estamos desnudas-le dije mientras le arrojaba una pequeña caja de jabón.
Mi sobrina grito ruborizada mientras mi hijo se salía sonriéndose por lo que acababa de ver.
-Qué pena con mi primo Joel, no puedo creer que me vio desnuda.
-No es para tanto amor, es solo tu cuerpo, no tienes que avergonzarte de él, además es muy hermoso.
-¿Tú crees?
-Si claro, aunque podemos hacer algo para que estemos a mano.
-¿Y cómo que sería eso?
-Pues podemos hacer que tu primo se desvista para ti, así estarían a mano.
-No creo que sea buena idea tía.
-¿En serio? Me vas a decir que cuando lo viste esta mañana no te dio curiosidad el cuerpo masculino, tiene muy buen cuerpo y cómo pudiste ver muy buen paquete.
-Si era algo muy grande, me dio algo de miedo jeje.
-Si es algo intimidante, podemos hacer que se desnude y que page así el haber visto nuestros cuerpos.
-Está bien tía, tienes razón, no es justo que el solo nos haya visto desnudas.
Ambas fuimos a su habitación y tocamos a la puerta. Él se nos quedó mirando sonriendo y dijo de manera altanera –me hubieran invitado a ese rico baño, yo con gusto me hubiera bañado con ustedes-. No te quieras hacer el gracioso cabron, venimos a que te desnudes, no es justo que nos hayas visto desnudas y andes como si nada –dije algo molesta.
-¿Quieren ver a la bestia eh? Ok, pásenle y pónganse de rodillas para que lo vean mejor.
Mi sobrina sin chistar se puso de rodillas en la alfombra de su cuarto y yo lo hice después. Me sorprendió un poco la rapidez con la que lo había hecho, tal vez su curiosidad era muy grande, o nunca había visto uno así. Mi hijo se abrió la bragueta del pantalón y saco su miembro con esfuerzo por el gran tamaño de su pene. MI sobrina quedo hipnotizada viendo su verga, tenía la boca abierta, como si no lo pudiera creer.
-Ven para que lo veas de más cerca primita.
-Está bien.
Mi hijo tomo su pene y con su otra mano tomo la cabeza de mi sobrina y empujo su miembro semi erecto hacia adentro con fuerza. –chúpala mejor putita –dijo mientras tomaba su pequeña cabeza con fuera. Continuara.
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