Mi sobrina Maribel
En casa de mi sobrina para su tratamiento de inyecciones.
Estando en casa de mi hermana, llega mi querida sobrina Maribel. Es mi sobrina preferida y tenía un tratamiento de inyectables recetados por su doctora.
Maribel es morena, estatura de 1.70. Tiene mucho parecido a mi hermana de joven. Actualmente tiene 32 años y dos nenas preciosas de 4 y 1 año respectivamente. Nos dimos un fuerte abrazo y me dice: acabo de venir de la doctora y me enseña la receta médica. Tito si no te importa acompáñame a la farmacia y compro los medicamentos. Su madre se queda con las nenas.
De camino hacia la farmacia me dice que también le habían prescrito unos enemas. Uno en la noche y otro en la mañana. De paso le encargo compre jeringas desechables para no tener que desplazarme a mi consultorio. Llegamos a su casa y me dice vamos tito al dormitorio, prefiero me inyectes acostada.
Iba vestida muy elegante pues todo lo que se pone le cae estupendamente, no es pasión de tío. ¿Puedes bajarme la cremallera? Por supuesto nena. Era verano y se quita el vestido quedándose en braguitas y sujetador. No pude por menos que piropearla, y decirle lo bonita que es. Se sienta en la cama y me dice:
Vamos ve preparando la inyección. Enseguida cariño. Me observa como tomo el vial y preparo la jeringa en unos minutos.
Cuando quieras nena. Se coloca boca abajo en la cama y tranquilamente se echa las braguitas hacia abajo .Tomo el alcohol y el algodón y sentándome en la cama procedo a darle en la nalguita izquierda. La noto relajada y le digo no te muevas cariño. No me muevo tito, le doy una palmadita en la nalga y clavo la aguja. ¿Te ha dolido? No tesoro, poco a poco le administro el vial de 5 ml., muy lentamente pues así lo requiere el fármaco. Una vez termino de inyectarla, le digo, ya está nena. Paso de nuevo el algodón sobre su nalguita y con toda confianza le subo la braguita .Se incorpora de la cama y me dice: ¿podrás aplicarme el enema luego? Yo algo ruborizado y excitado a la vez le digo: Tú también podrás administrártelo .Ya sé tito, pero aún recuerdo cuando de pequeñita y más mayor me los aplicaba mamá. Así que no me andes con remilgos y tonterías. Vale Maribel si ese es tu deseo. Además nos hemos bañado y jugado juntos en la piscina del chalet toda la familia con toda confianza y mutuo respeto.
Después de la pequeña charla, marchamos a casa de mi hermana de nuevo. Mi hermana nos sirve un aperitivo antes de cenar y Maribel les da la cena a las nenas primero. Luego me quedo a cenar con ellas. Después de cenar serían aproximadamente las diez de la noche; mi hermana me dice nene acompaña a Maribel y las nenas a su casa. Claro que sí niña, no tienes ni qué decírmelo, sabes que su marido se encuentra fuera y esta niña mía le gusta ser muy independiente y no quiere quedarse a dormir en casa, que le vamos a hacer. No padezcas hermanita .Nos despedimos de mi hermana y salgo con Maribel y las nenas de camino hacia su casa, pues viven muy cerca.
Ya en el domicilio, me siento en el salón y me dice: voy a acostar a las nenas. Enciendo la televisión y la pongo bajita. Al ratito sale ella y me dice, menos mal que se han quedado dormidas, pues se levantan muy temprano. La mayor va al colegio bien temprano y la pequeñita la cuida la abuela, como sabes yo también me voy a mi trabajo de diseño .Se había puesto el pijama. Así estoy más cómoda, ¿no te parece? Claro cielo. Se sienta en el sofá junto a mí y me dice dame un masajito en mis pies, como cuando era pequeñita. De acuerdo nena, le tomo sus pies, pues soy un poco fetichista de los pies bonitos. Poco a poco voy dándole el masaje. Los tenía apoyados sobre mis piernas, ella estaba toda estirada con su cabeza apoyada sobre el brazo del sofá. Se había colocado un cojín bajo su cabeza. Así me siento mejor. Todo el día bregando con las nenas, el trabajo y demás. Cuando llega la noche caigo rendida en la cama.
Que bien me lo haces tío, y lo relajadita que me siento. Al ratito suena el timbre de la puerta. Vaya, toda preocupada se levanta del sofá. Ten cuidado nena, mira por la mirilla. Es mi vecina Raquel, mi inseparable amiga y compañera de colegio. No sé que le ocurrirá ahora. Raquel es de la misma edad, son además vecinas. Su marido trabaja en una fábrica en turno de noche. No tienen nenes. Voy a abrirle, no me vaya a despertar a las nenas. Sale a abrir y le hace pasar al salón.
_Buenas noches, Antonio. Perdona que os moleste, pero me encuentro sola y a veces vengo con Maribel y hablamos de nuestras cosas. El motivo de mi visita hoy es si tienes Maribel algún calmante, pues me duele un poco el vientre y cuando me ocurre esto es que se me aproxima la regla .Voy a mirar al armarito de baño, creo que tengo analgésicos en inyecciones. Pues vale nena te lo agradecería mucho y ya que tenemos a tu querido tito, me viene que ni pintado.
Maribel me entrega el envase de los analgésicos y me trae una jeringa desechable.
Raquel me dice: Antonio si no te es molestia acompáñame a casa y me inyectas en la cama. Dirigiéndose a mi sobrina Maribel le dice, te lo rapto un momentito nena. Vale Raquel, que te mejores. Antes de salir, mi sobrinita me dice:
Toma la llave, que te espero un ratito viendo la televisión. Paso con Raquel a su casa, pues vive en el mismo rellano. Directamente pasamos al dormitorio. Prepárame la inyección por favor, mientras paso al baño a prepararme la bolsa de agua caliente.
A los pocos minutos sale con la bolsa de agua ya preparada. Destapa el cobertor de la cama y la coloca sobre la misma. Ella se baja el pantalón del pijama y me muestra unas lindas braguitas de color negro. Se tumba boca abajo y tranquilamente las desliza hacia la mitad de su lindo culito respingón .Cuando quieras Antonio.
Me siento en la cama junto a ella y me dispongo a darle con el algodón mojado en alcohol sobre su nalguita izquierda. Observo que al darle con el algodón estaba tensa. Relaja el culete Raquel, continúo masajeando el culito y ya la noto mucho mejor, le doy una palmadita y le introdujo la aguja. ¡Ay! tranquila quejita. Poco a poco le administro el contenido del vial, ¿duele? Un poquito, pero me lo haces muy bien. Termino de inyectarla y le paso de nuevo el algodoncito sobre el punto de la inyección. Listo Raquel. Puedes subirte la braguita .Gracias Antonio, ahora ponte la bolsa de agua sobre tu vientre y espero te haga efecto el calmante.
Si necesitas de mis servicios me llamas al consultorio o al móvil Muy amable de tu parte. Se queda acostada y yo paso de nuevo a casa de mi querida sobrinita. La encuentro dormida en el sofá. Se había echado una sábana por encima. Sigilosamente me siento en el sofá y susurrándole al oído, le digo nena despierta no cojas frío. Abre sus lindos ojos y me dice, perdona tito me quedé dormida. Anda cielo ve a acostarte, yo me tengo que marchar.
¿Cómo marcharte? ¿Evitas aplicarme el enema? Compréndelo Maribel, tú misma puedes aplicártelo. Yo evitaba la ocasión. Quién evita la ocasión evita el peligro. La verdad hacía algo de tiempo que no coincidíamos y debo reconocer que me excité bastante admirando el culo de Raquel y sobretodo sus braguitas de color negro. Deseaba fervientemente que al día siguiente me llamara a su domicilio para inyectarla de nuevo. Asimismo, rondaba por mi cabeza en explorar ese culito y practicar un beso negro.
Volviendo al consabido enema de mi querida sobrinita, no pude por menos que decirle: venga nena vamos al dormitorio que enseguida te administro el enema. Gracias tito. Perdona Maribel, entro un momento al baño. Tómate tu tiempo. Tenía mi pene a punto de reventar por lo que me bajo la cremallera del pantalón y orino felizmente. El baño es contiguo al dormitorio, ella me dice: ¿te falta mucho? No cariño enseguida estoy contigo. Tomo el irrigador y vierto el enema en el depósito. Aproximadamente era de 375 c.c., casi ½ litro. Le pregunto si tenía algún aceite lubricante o vaselina. Coge el bálsamo para bebés.