MI sobrina

Más tarde alegaría enajenación mental, pero la verdad es que no podía más, me dolía la polla de dura que estaba

Otra perspectiva del relato anterior titulado "tu sobrina" ambos se pueden leer por separado, pero si no lo has leido hazlo ahora antes que este. (sujerencia de Xio)

Cuando esa noche volví al despacho con la intención de recoger una carpeta, no esperaba que lo que allí encontraría de alguna manera iba a cambiar mi vida.

Nada más abrir la puerta oí voces, al principio creí que alguien había entrado, pero enseguida reconocí esas voces, aunque lo que más me sorprendió es lo que decían esas voces.

-¿Te gusta así gatita o te doy más fuerte?-era la voz de mi mejor amigo-

-Me encanta señor Serrano, párteme en dos –esa voz era la de mi sobrina Alma-

Completamente alucinado me asomé al despacho de mi socio y la escena era lo más erótico que había visto en mi vida.

El despacho estaba en penumbras, solo una lámpara sobre la mesa iluminaba el cuerpo de mi sobrina. Mi polla se alzó como un resorte al mirar ese bonito y juvenil cuerpo.

Alma arqueaba la espalda y sus tetas se balanceaban mientras mi amigo de pie entre sus piernas y sin pantalones arremetía una y otra vez clavándole su estaca sin piedad mientras ella se mordía los labios gimiendo.

-Llevo todo el día pensando en esto-mi amigo dio un alarido-

-Y yo señor Serrano desde que te he dejado el café

Salí de allí rabioso mientras en mi cabeza daban vueltas las imágenes de esos dos jodiendo como posesos.

Apenas pude dormir en toda la noche y para colmo esa mañana tenía una visita y Alma venia conmigo. Sonreí con tristeza al pensar en lo contento que estaba al verla tan integrada en la empresa y con ganas de aprender todo.

Una hora después paré el coche ante la casa de mis cuñados y dos minutos después alma entro. Iba con un sobrio vestido gris de corte clásico falda corta de vuelo y sin mangas. No era nada escotado, aun así la imagen de sus tetas balanceándose la noche antes invadió mi mente y avergonzado bajé la cabeza tras saludarla.

Conduje unos minutos antes de encender la radio, al hacerlo vi sus piernas, sus muslos y de nuevo las imágenes volvieron a mi mente.

-¿Tío está lejos?

Madre mía, ¿su voz siempre había sido tan sexi?, había tantas cosas de las que no me había dado cuenta pensé paseando mis ojos rápidamente por toda su anatomía aprovechando que estaba poniendo un mensaje.

-No –contesté secamente al notar las cosquillitas propias de la excitación-

Casi me tiré del coche en marcha para huir de ella, de su cuerpo, de su olor y de su voz.

Entramos en el sitio y noté como el hombre de recepción miraba sus tetas y me sorprendí pensando “si las vieras libres fliparías”.

Pasé una mañana de perros y  descubrí que por más rastrero que me hiciera sentir eso, mi sobrina me ponía cachondo desde el momento que la había visto retozar con mi amigo.

Necesitaba y quería volver a la normalidad y no quería desearla, porque no podía tenerla. Por todo ello había decidido de momento no remover el asunto y esperar unos días a tranquilizarme antes de hablar con el cabrón de mi amigo; él lo había empezado todo.

Evité a mi socio ese día y me fui temprano, al día siguiente no tenía que ir al despacho y al tercer día regrese con energías renovadas y convencido de poder llevar la situación.

Que engañado estaba, nada más entrar en mi despacho igual que el de mi socio, miré mi mesa y la imaginé desnuda sobre la pulida madera suplicándome y mi polla se puso a mil. Para colmo entró el oscuro objeto de mis deseos en ese momento.

-Hola tío, te traigo café calentito -¡Dios! ¿Siempre había estado tan buena?-

-Gracias Alma –le cogí el vaso sintiéndome de lo más rastrero-

Casi al final del día me metí en un pequeño baño que nadie usa en la habitación de la fotocopia para cambiarme la camisa, iba a cenar con un cliente.

Estaba en ello cuando un ruido me alertó, miré y la vi entrar a hacer unas fotocopias, iba a salir para que supiera que estaba ahí cuando ella sacó el teléfono y la oí decir.

-Me muero por sentir tu polla; ya que hoy te vas, ¿porque no vienes ahora a la habitación de la fotocopiadora y me follas un poquito?

No oía al otro interlocutor pero ella sin vergüenza alguna volvió a pedir.

-Venga ven solo un momentito, Teresa no está -joder le estaba suplicando que fuera a follársela.

Apagué la luz del baño y dejé una rendija abierta, esperaría a que ella saliera, no quería que se diera cuenta de mi excitación.

Mi sorpresa fue mayúscula cuando la puerta se abrió y apareció mi socio. Ella dio dos pasos y se lanzó a su cuello. Él la besó en la boca, ella lamió la de él y las manos de mi amigo ya subían su falda. Llevaba unas braguitas azules con una gran mariposa detrás.

-Estas me vuelven loco –dijo el mirándolas y riéndose-

Realmente no eran para menos, también la mezcla de las braguitas de niña junto a ese culo me la ponía a reventar (pensé como un animal salido). Sin poder apartar la mirada vi como él se separaba un poco, le daba la vuelta y la pegaba a su espalda. Así yo la veía de frente. Mientras le mordisqueaba el cuello metió su mano dentro de las braguitas, también delante tenían una mariposita más pequeña, que se movía por el movimiento de la mano del cabrón.

-¿Notas cómo me pones gatita?-dijo frotándole su polla en el culo de mi sobrina-

Ella jadeaba y se relamía los labios por el trabajo manual que él le hacía.

-¿Qué pasaría si entrara mi tío? –que se acordara de mí en ese momento me puso más caliente-

Más tarde alegaría enajenación mental, pero la verdad es que no podía más, me dolía la polla de dura que estaba y la libere. Esta saltó como un resorte y empecé a meneármela sin dejar de mirar como mi mejor amigo masturbaba a mi sobrina.

-Primero me mataría y luego te follaría

Ella se rio y dándose la vuelta le desabrochó el pantalón, liberó su polla y se puso de cuclillas para poder metérsela en la boca.

-Si gatita chúpala como tú sabes

Oía los chupetones y mi polla palpitaba entre mis dedos, que no paraban de moverse sobre el tronco, para terminar abrazando y frotando mi capullo.

Unos minutos después la hizo subir sin dejar de jadear, ella enroscó una pierna y él levantándola un poco la empotró en la pared y buscó solo con su polla la entrada. Encontró el camino y de un solo golpe de riñones se la metió. Ambos  gimotearon y un par de gotitas coronaron mi glande.

-¿Era esto lo que querías verdad golfa?

-Si señor Serrano –se burló ella, recibiendo sus tremendas arremetidas-

-Que me llames así ya no me cabrea, es más me pone más cachondo

-Me alegro señor Serrano

En esa postura solo pudo dar un par de empujones, luego la bajó y dándole la vuelta apoyó sus manos en la pared inclinándola, luego colocándose detrás tiro de sus caderas y volvió a metérsela, ella jadeo al sentirse penetrada de nuevo.

Empujó dentro de ella mientras le subía la camiseta y le sacaba las tetas del sujetador para pellizcarle los pezones. Desde donde estaba podía verlos perfectamente entre sus dedos.

Saqué la lengua y lamí mis labios soñando con tener sus pezones en mi boca. Solo dejó sus tetas para darle un par de cachetes animándola a correrse.

-Venga gatita te mueres por mojar mi polla con tus juguitos, venga nena apriétame bien mientras lo haces, sabes que eso me vuelve loco.

Y debió hacerlo porque ambos jadeaban más y más a cada arremetida cada vez más duro, cada vez más adentro, cada vez más rápido… mi polla estalló justo cuando ella empezaba a correrse, al segundo él la siguió.

Mientras se colocaban las ropas él le dijo:

-Nena ven mañana a dormir conmigo, necesito follarte como dios manda, aunque me encanten estos polvos de aquí te pillo, aquí te mato necesito acariciarte, lamerte, morderte… con tranquilidad

-¿Es una promesa? –el asintió con la cabeza- Pues cuenta conmigo.

Cuando ambos salieron recogí el estropicio, salí sin que nadie me viera y regresé a mi despacho con una mezcla de vergüenza y rabia por haber sucumbido a mis más bajos instintos.

Pase esa semana como pude, intentando evitarlos. La siguiente tuve que salir de viaje y cuando volví había conseguido un puntito de cordura. Durante mi viaje y lejos de todos me repetí mil veces no meterme en su historia y esperar que al menos él se sincerada.

En los días sucesivos seguí viendo pequeñas cosas que me indicaron que lo suyo seguía viento en popa, roces, miradas e incluso oí alguna cosa.

No conseguía desvincularme y  no podía evitar estar pendiente de todo lo que sucedía entre ellos, de la misma manera que no podía evitar que mi sobrina pasara a formar parte de mi vida sexual.

No había vuelto al club ya que no me apetecía. Aguantaba hasta que no podía más y terminaba solo como en aquel baño con la única compañía del recuerdo de su cuerpo vibrando por el deseo y el placer que le provocaba otro y hasta eso me excitaba. Me corrí cien veces recordando como mi amigo la penetraba sin miramientos y ella jadeaba como una perra en celo.

Ese mes mí mujer, yo y los padres de Alma alquilamos una casita de campo con piscina, ellos estuvieron todo el mes y yo subía los fines de semana.

Alma se quedaba con su amante y yo subía sin poderlo evitar cabreado, solo coincidí con ella un domingo. Pasé todo el día en remojo, porque de lo contrario todos hubieran visto como me ponía ver a esa chica pasearse en biquini ante todos. Por la tarde estaba tumbada al sol y desde la piscina podía verla perfectamente mientras se untaba la crema, me puse tan cachondo que terminé metiéndome la mano dentro del bañador y me masturbé mirando a mi sobrina.

El último fin de semana que íbamos a pasar en la casa invité a mi socio. Durante la semana anterior salió una visita a unos clientes cerca del pueblo donde estaba la casa y decidimos quedarnos un día más e ir desde allí a la visita.

-¿Puedo ir tío?

-Claro es también de tus padres, no tienes que pedirme permiso

-Me refiero a la reunión

-Como quieras –contesté, no me apetecía quedarme un día extra con ambos-

Creí que se quedarían todos pero el sábado por la mañana mi mujer dijo que ellos se irían el domingo noche, así no nos condicionaban y además ella había quedado con unas amigas y la madre de Alma.

-No pongas esa cara, recogeremos todo y alma que dice que se queda a la reunión recogerá lo que quede ¿verdad? -le pidió mi mujer mirando a Alma-

-Claro, no os preocupéis

El sábado ellos no dejaron de juguetear cuando creían que nadie les veía, después de la comida todos se echaron, incluso yo. Se metieron en la piscina y pronto mi amigo retiró un poco la braguita de su biquini y tras sacarse la polla la arrinconó en la pared de la piscina y se la metió.

Yo desde atrás de la persiana vi todo lo que sucedía queriendo estar allí, queriendo ser yo quien se estuviera follando a mi sobrina y podría hacerlo ya que mi polla de nuevo había cobrado vida propia.

Después de un rato le dio la vuelta y pude ver su cara de éxtasis cuando arremetía cada vez más deprisa buscando el alivio rápido de ambos. Que llegó dos minutos después justo después de que mi semen manchara las persianas y el suelo.

El domingo estuvimos muy entretenidos y agradecí que hubiera mucho barullo, porque al final del día cuando todos se fueron y nos quedamos solo los tres quise huir. Pero me quedé y eso lo cambio todo.

Tras la ligera cena fuera tomamos unas copas y solo entonces empecé a relajarme un poco, pero eso duro poco, porque Alma poniéndose en pie se quitó la camisa y se lanzó a la piscina.

Me quedé alucinado sin poder apartar la mirada, de su piel brillando bajo la luna, mojada, apenas sin ropa y absolutamente espectacular, ni siquiera recordaba a mi amigo hasta que oí:

-Lo siento, sé que te dolió, te prometo que intenté mantenerme al margen, pero no pude hacerlo, no me pidas que lo haga, eres mi mejor amigo pero no voy a ser capaz de hacerlo.

Me quedé helado al darme cuenta que sabía que yo lo sabía, pero lo que más me desarmó fue la sinceridad en su voz.

-¿Desde cuándo lo sabes?

-Desde el día de la fotocopiadora, sé que estabas en el baño, cuando cerré la puerta al salir vi moverse la del baño y supe que solo podías ser tú.

-¿Porque no me dijiste nada?

-Porque sabía que te había hecho daño y quería darte tiempo a digerirlo y que fueras tu quien me “regañara” –dijo de nuevo desarmándome-

-¡Chicos esta buenísima, venid! -dijo Alma desde el agua-

-Ella sí que esta buena; al menos dime que me entiendes

Me miró y no pude contestar de otra manera, le debía la misma sinceridad.

-Sí, te entiendo y comprendo perfectamente-dije viéndola moverse en agua-

Se levantó, se desnudó completamente y se metió en el agua, ella nado hacia él, la agarró y tras decirle algo en el oído el besó en la boca, al momento tiró a mis pies el sujetador del bikini y segundos después la braguita. Lo recogí queriéndome retirar a mi habitación con mi tesoro.

Estaba pensando en la escapada…

-Tío ven, aquí se está en la gloria -dijo con voz ronca-

Miré a Alma, podía irme a mi habitación y masturbarme recordando esta visión, así me sentirá un poco culpable pero a eso ya estaba acostumbrado o podía ir a la piscina y coger lo que la vida por sorpresa y sin esperarlo me ofrecía en bandeja de oro.

Tardé dos segundos en empezar a andar, un paso, dos, tres y me alejaba lentamente de la casa, de la cordura, de la rutina… para acercarme al precipicio de la pasión, el deseo y la locura.

Llegué al borde y ella acercándose me dijo:

-Tío prohibido el bañador esta noche –dijo agarrándolo del elástico-

De un tirón bajo mi bañador y entre rápidamente en la piscina un poco avergonzado de la tremenda erección que acababa de liberar.

Dejé que el agua relajara mis entumecidos músculos sin dejar de mirar como mi sobrina salía de la piscina y el agua resbalaba por su cuerpo.

Miraba embobado sus erguidas tetas; de sus pezones rosados caían gotitas de agua que resbalaban por su torso hacia el triángulo de pelitos que coronaban su vulva, seguí por sus muslos y entonces ella sintiéndose observada se giró y nos miró a ambos sonriendo antes de seguir hacia la mesa.

-No le des tanta vueltas amigo, a veces la vida te hace estos regalos sin más –dijo acercándose junto a mí al borde de la piscina-

Ella regresó con un vaso lleno y se sentó en el borde, entre ambos y tras darle un trago se lo paso a él, él bebió y me lo paso a mí. En sus ojos había más que el ofrecimiento de la bebida. Un par de segundos después acepté el ofrecimiento y él me pasó el vaso antes de salir del agua y plantarse de rodillas detrás de mí sobrina.

Agarró sus enloquecedoras tetas con ambas manos y empezó a sobarlas, ella separó los mulos sin dejar de mirarme, luego echo la cabeza hacia atrás para besar a mi amigo. Miré entre sus piernas y vi los labios de su vulva brillantes por el agua y sus propios jugos, me coloqué en medio y sentí como mi polla erecta presionaba contra la pared de baldosines, apoyé mis manos en sus muslos y olí su aroma perdiendo totalmente la cabeza y cualquier rastro de cordura que quedara.

Llevé mis dedos a su sexo y separando sus labios acerqué los míos para probar a mi enloquecedora sobrina por primera vez.

Ella jadeo al sentir mi lengua que recorrió toda su rajita antes de encontrar su clítoris y centrarme en estimularlo.

El agua me llegaba más arriba de  la cintura en esa parte de la piscina y a pesar de lo fresquita que estaba sentía mi sexo arder.

Lamí sin parar, succioné y por ultimo hasta mordisquee su carne, ella daba pequeños grititos hasta que se arqueo, buscó la boca de él y se corrió en la mía.

Entonces el la ayudo a entrar de nuevo en el agua, yo solo me aparte lo suficiente para que su cuerpo resbalara rozando el mío y quedando entre la pared y yo.

Mi amigo se sentó en el borde mientras la cabeza de mi polla rozaba los ricitos de su pubis, notaba como palpitaba mi polla.

Ella se dio la vuelta y colocándose entre las piernas de él como yo había hecho antes con ella, agarró su polla y llevó sus labios a ella.

Di un paso y le acomodé mi sexo en su culito agarrándole las tetas, puse la mano plana sintiendo sus pezones en mi palma, los aplasté contra ella antes de friccionarlos entre mis dedos.

Miré como toda su polla desaparecía en su boca y de nuevo mi polla palpitó de deseo, ella debió notarlo y subió el culo, entonces mi polla resbaló entre sus piernas sintiendo ahora toda su rajita en mi tallo.

Nunca la había sentido tan dura, entre el calor de su sexo y ver como chupaba esa polla, mis circuitos se fundía a la velocidad de la luz. Volvió a mover las caderas y ya no pude más agarré mi polla bajo el agua, la llevé a su entrada y agarrando bien sus tetas moví las caderas y de un solo movimiento de riñones se la metí hasta el fondo.

Ambos jadeamos y mi amigo aprovechó para metérsela hasta la garganta, quise quedarme quieto pero solo lo logre unos segundos, sentía su vagina acoplada a mi gordísima polla y empecé a bombear cada vez más rápido, cada vez más adentro.

-No puedo más Alma

-No pares, no pares tío voy a correrme –lo hizo-

Y no paré, entre nosotros os diré que no cumplía su deseo, más bien nadie hubiera podido pararme en ese punto. Sentí los espasmos de su orgasmo, clavé mis dedos en su carne y con alarido me corrí en el fondo de la vagina de mi sobrina como un poseso.

Me separé un poco saliendo de su interior y el agarrándola de los brazos tiró de ella sacándola del agua y al arrodillarse en el borde vi como unas gotitas de mi semen se escurrían justo antes de que el metiera su polla donde había estado la mía.

-Si gatita mira como entra, me pone más follarte ahora, muévete más deprisa, más fuerte cielo mío –dijo y empezó a correrse-

Ella gimoteaba mientras él se vaciaba en su interior y volvió a correrse con él.

Los dos regresaron al agua y nadamos un ratito sin hablarnos, sin mirarnos siquiera.

No dejaba de castigar mi mente por lo sucedido y necesitaba distanciarme de ellos que jugueteaban contentos en el agua.

Salí y me tumbé en una hamaca no sé cuánto tiempo estuve así alternando en mi mente imágenes de mi sobrina jadeando mientras me la follaba e imágenes de ella antes de lo sucedido, en mi casa, en la de ella, en el trabajo…

Oí como salían juntos del agua y vi que ella se tumbaba boca abajo en la hamaca de al lado, él cogió un almohadón y se arrodilló al su lado, no podía dejar de mirar como sus manos acariciaban sus hombros, su espalda y finalmente sus glúteos. Su culo era gordito y respingón.

Él se estiró y sembró su espalda de largos besos haciendo ruido, fue bajando por su columna hasta llegar a su culo, lo abrió con ambas manos y se lanzó a lamerla.

Ella me miró durante unos segundos a los ojos, luego bajó a mi sexo de nuevo erecto apuntando al cielo.

No podía, no quería dejarme llevar, pero no podía evitar desear ser yo quien la hiciera gemir de nuevo.

Miraba como ella devoraba cuando vi que ella estiraba la mano y agarraba mi polla para lentamente empezara menearla, él se incorporó un poco y vi como metía sus dedos dilatando su ano.

De nuevo estaba a cien por la escena y por su mano cuando le oí decir.

-Chúpasela Alma lo estas deseando.

Ella sin desmentirlo se incorporó, cogió otro almohadón y poniéndose de rodillas llevó mi polla a su boca.

Lamió toda la base, el tronco y succionó el glande con devoción, mientras él colocándose tras ella la agarró de las ingles subiéndola un poco y agarrándose la polla pude ver como apuntaba a su estrecho agujerito.

Empujó y ella dio un gritito de dolor, era mi momento preso del deseo y la pasión la agarré de la nuca y justo cuando el volvió a empujar y ella a gimotear se la metí hasta el fondo, sentí mis huevos golpear su barbilla y a ella sacudirle una arcada por la brutalidad.

Él la aferró por las caderas tras unos segundos y empezó a bombear con saña en su culito.

-¿Te gusta mamarle la polla a tu tío golfa? –dije como un poseso-

-Si

-Lo haces de maravilla –dije soltándola y dejando que ella siguiera-

No bajó la intensidad, regalándome la mejor de las mamadas durante unos minutos en los que solo pude controlarlo porque media hora antes me había corrido.

-Vamos a follarla los dos –dijo mi amigo mirándome-

Se la sacó del culo, se tumbó en la hamaca y yo ayudándola a ponerse en pie la llevé a la hamaca, coloqué sus piernas a cada lado de esta y cogiéndola la ayudé a bajar clavándose de nuevo.

Esta vez costó menos y una vez dentro, la tumbé y me coloqué entre las piernas abiertas de ambos, me agarré la polla y se la hundí en el coño.

Él apoyando los pies en el suelo subía las caderas, yo empujaba clavándola más en él y los tres cogimos el ritmo, ella lloriqueaba, gemía y gritó hasta correrse. No paramos hasta que volvió a hacerlo justo cuando él llenaba su culito de semen.

Yo la penetraba como un poseso, la sacaba casi por completo para volverla a meter y ambos aguantabas mis locas arremetidas.

-Date la vuelta –le grite-

Él la ayudo a darse la vuelta  como a una muñeca de trapo y yo  abrí su culito vi el semen de él escurrir y llevé mi polla allí, apoyé mis manos en sus riñones y empujé por primera vez en su culo, solo pude follárselo unos momentos, estaba muy excitado, me daba mucho morbo estar ahí y después de él, al momento gritando como un cerdo me corrí.

Media hora después aun tumbado en la hamaca sonreí totalmente satisfecho, mañana seguro iba a arrepentirme, ni siquiera sabía que iba a suceder… pero hoy solo podía relamerme tras el mejor sexo de mi existencia… pensé antes de quedarme dormido.