Mi semental maduro no solo sabe usar bien su rabo
Mi cabeza se levantó como poseída, golpeando mis brazos sobre la cama para soltar la tensión de aquel enorme placer e instintivamente presione el interior de mis muslos sobre su cara como aprisionándola para que cesara en aquella acometida tan placentera que me estaba dejando fundida y sin aliento.
No me gusta narrar mis experiencias tan directamente sin darle un poco de retórica, pero hoy lo cuento tal y como sucedió, pues salimos de la ducha con este maduro de ensueño que acababa de pegarme un polvo de lo que hacen época y sin miramientos ni florituras, desnuda como estaba me dirigí a la nevera para invitarlo a una cerveza pues me dijo tenía la boca seca.
Me acerque a él, también desnudo como dios lo trajo al mundo, con esa mirada varonil y picarona que me derretía cuando me miraba, y no menos si bajaba la vista y veía el balanceo del enorme musculo que danzaba entre ese par de enormes pelotas cuando caminaba.
Tomo la cerveza casi de un trago y agarrándome sin miramientos para darme un beso ardiente y lujurioso con sus garfios en mis posaderas apretando mi sexo hacia el suyo, me tomo con una energía sorprendente, y levantándome como una pluma me llevo a mi cama.
Le iba a decir que me dejara recuperarme pues pensé me iba a taladrar como hacia una hora escasa lo había hecho, cuando me dejo con delicadeza sobre la cama y sin mediar palabra se postuló entre mis piernas abriendo estas para que mi conejito quedara a su merced y con los dedos gordos de sus manos comenzó a acariciar los labios de mi ardiente gazapo con una maña y suavidad que hizo este se abrirá coma flor.
Su mirada lasciva se mezclaba con una respiración agitada y excítate, entregándome a su juego en segundos, pues mi cadera se levantaba con leves movimientos involuntarios manifestando el placer que recibía.
Hizo una respiración larga como tomando aire e inflando el pecho agacho su cara y metiéndola entre mis muslos comenzó a comer con su larga y experta lengua con una maestría que mi pequeño cuerpo se agitaba y convulsionaba como una loba en celo por la cama, con movimientos que apenas una podía controlar.
No tarde en regalarle un orgasmo que en mi inocente pensamiento pensaba iba a dar pie a una nueva y salvaje perforación, pero para mi sorpresa continua acelerando las acometidas de esa maravillosa lengua por los rincones y entresijos de mi conejito, con una maestría que me hacía balbucear de placer como si estuviese lela.
Sus garfios pasaron de mi cintura a mis pecho pellizcando mis duros y tersos pezones para tras unos pocos segundos, frotar las palmas de sus manos contra la rigidez de estos, provocando unos calambres de placer que se fusionaban con los que mi conejito manaba haciendo mi cuerpo explotar nuevamente hacia un enorme orgasmos que no pude retener y que me sorprendió gratamente.
Mi cabeza se levantó como poseída, golpeando mis brazos sobre la cama para soltar la tensión de aquel enorme placer e instintivamente presione el interior de mis muslos sobre su cara como aprisionándola para que cesara en aquella acometida tan placentera que me estaba dejando fundida y sin aliento.
Me contorsionaba sin soltar su cara que seguía devorando con una sabiduría y persistencia mi sexo, haciendo mi cuerpo explotara en latigazos por impulsos de placer como si recibiera descargas eléctricas que impulsaban este a un goce y gusto de difícil narración.
Pedí con tono balbuceante pues me era imposible hablar con claridad, rogándole “ No más… no más… para .. Para.. Porfa.. no más…no más mi amor no más….” Pero esto no hico más que motivarlo aún más y acelerando su experta lengua con juegos y caricias sobre el botoncito del placer que sabiamente estimulaba, levantando mi cabeza como poseída por el demonio haciendo mi vista se nublara por momentos.
Era tanto el placer que sentía que no sabía si me había llegado otro orgasmo o era uno continuado, haciendo mis piernas se aflojaran de la presión que ejercían sobre su cabeza, para con un esfuerzo llevar mis manos hacia esta y acariciar su pelo mientras seguía devorándome con exquisitez y persistencia que me hacía casi desmayar de gusto.
Desistí por falta de fuerza en mis peticiones para que parara, pues realmente no quería esto, mientras el no aflojaba ni un ápice en su persistente y sabia comida, resoplando como un toro miura que va a salir a la plaza, denotando el también su goce y disfrute con aquella increíble comida de coño que me estaba dando.
No sé lo que duro, pues perdí la noción del tiempo y donde me encontraba, parecía me había trasladado a otra dimensión donde mi cuerpo flotaba entre el goce y el placer continuo, además no era dueña de los movimientos reflejos de este, cada vez más atenuados por la falta de fuerza y el desgaste tan tremendamente placentero estaba sufriendo.
Paro… y subiendo su cuerpo sobre el mío, me beso lascivamente arrinconando mi lengua por la fuerte intrusión de la suya que saboreaba todos los rincones de mi boca con fuerza y posesión, resoplando fuertemente por su nariz manifestando su excitación y poderío que reflejaba sobre mi sufrido y poseído cuerpo.
Note su bulto duro y rígido sobre mi asustado conejito y bajando una mano guio este hacia la entrada del túnel del placer, perforándolo con una estocada que puso mis ojos en blanco, haciendo cuerpo ademan de levantarse por la fuerte clavada, si bien me tenía aprisionada e inmóvil por el peso de su fuerte cuerpo.
No podía creer me estuviera follando nuevamente con esa energía y goce, pues los golpes de cadera y vaivenes de su cintura me llevo nuevamente a un éxtasis total, donde parecía ver mi alma o espíritu desprenderse y salir de mi cuerpo.
Paso del intrusismo de su lengua a morder mis labios y mi cuello con una energía que seguro al día siguiente iba a estar marcada, pero a la vez sentía más placer y goce ver aquel maduro resollar como un toro mientras me follaba como lo hace un macho dominante cubriendo a la mejor hembra de la manada y demostrar al resto quien es el rey.
Me parece que tuve lapsus o pequeñas perdidas de conocimiento, pues mi mente confusa por tanto placer, no podía digerir y ordenar aquel momento.
Fue larga y duradera la monta, pues parecía tener una aguante descomunal, seguramente al ser el segundo y reciente polvo del día, pero todo lo bueno tiene su fin, y que fin,… pues como si nos hubiéramos puesto de acuerdo me llego un último e impresionante orgasmo que me hizo gritar como una loca, amortiguándome el rápidamente con un beso y la nueva intrusión de su experta lengua, mientras por su enorme apéndice manaba a borbones, espesa y pastosa nata que rego e inundo mi sexo hasta saciarlo.
Dio un último golpe seco de cadera como dejando la última gota en mi interior y cayó desplomado sobre mi inerte y sufrido cuerpo apoyando su cabeza junto a la mía y tratando de recuperar su agitada y broncosa respiración.
Me sentía agasajada, por haber tenido un macho de semejante calibre y calidad follándome de esa manera, pues no sé si podría catalogar ese polvazo en algún nivel, ya que había superado todas las expectativas que una se podía imaginar y aunque una haya puesto esmero y pasión sincera en describirlo, una cosa es contarlo y otra sentirlo.
Posteriormente se tumbó a mi lado, tras sacar su ya relajado miembro de mi conejito, abrazándome ahora cariñosamente , mientras apoyaba mi cara sobre su fornido y peludo pecho, oyendo su cómo sus latidos y respiración iban tomando tintes de calma.
Continúe acariciando con mis pequeñas manos su pectoral, introduciendo mis dedos entre la frondosidad de esa pelambrera masculina, quedando dormida sin apenas darme cuenta, pues a las tres horas de aquel glorioso momento, me despertó con unos sutiles besos, diciéndome… tesoro nos hemos dormido tres horas o más sin darnos cuenta….
No me apetecía levantarme y menos estando abrazada y acariciada por aquel hombre que resudaba masculinidad por todos lados, haciendo mojar mi conejito solo con mirarlo, si bien temía despertar la bestia que dormía cabizbaja y apoyada sobre la cama entre sus piernas con la cabeza cubierta por su piel protectora, y aunque deseaba con desesperación comer y degustar semejante manjar, pensé por mi integridad esperar una horas y recuperar mi aliento para por la noche si conseguía retenerlo en casa dar cuenta con una suculenta mamada, para poder agradecer el placer que me había dado ese día.
Y se quedó… pero esto se lo narrare en los próximos días si quieren les siga contando cositas mías…besitos a todos mis fieles lectores…