Mi segundo trio de mujeres...
Mi primer trío de mujeres fue una experiencia excepcional, fue la primera vez que estuve a solas con tres mujeres, pero el segundo fue muchísimo más excitante, aun lo recuerdo y me sigo excitando
Saludos de nuevo, mis queridos lectores.
No es que el primero de mis tríos no fuese bueno, pues fue auténticamente genial, estar follándose durante horas a tres mujeres, dos hermanas y una prima de nacionalidad paraguaya y recién llegadas a España, que se cruzaron en mi camino, fue inolvidable, muy pronto les contaré los detalles, todo fue muy anecdótico por las circunstancias en qué las conocí. Reiran, se lo aseguro.
Colocaré el relato en otro lugar más indicado, pues me parece que es demasiado grande para meterlo como los otros en el apartado de microrelatos. Al final he decidido ponerlo en lesbicos, pues los orgasmos lesbicos fueron superiores a los mios.
Hoy toca hablar de mi segundo trio de mujeres en un apartamento en donde se practicaba mucho sexo, pero que mucho sexo.
Un apartamento al que yo tenía acceso.
Los hechos ocurrieron a principio de la década del nuevo milenio, en la capital de mi provincia española.
Correteaba este relator entre el final de su tercer matrimonio y varias candidatas al cuarto. Aunque mientras todo eso pasaba tenía una colombiana ennoviada de amante fija, aunque no única. Luz era maravillosa.
En aquel memorable verano de aquel año, nuestra España aún no se había recuperado del atentado más grande de su historia y aunque no me gusta el futbol, y mientras para la gran mayoría el ambiente del fin de semana era el de la inauguración de la Eurocopa en Portugal, yo me disponía a pasar un fin de semana no viendo partidos, sino comiendo y follando tres coños de tres mujeres bisexuales que se deseaban con pasión desbordada entre ellas en aquel preciso momento. Yo las deseaba a las tres, aun cuando a una mucho más, pues era genero inexplorado y desconocido.
Les cuento.
Éramos cinco en el apartamento alquilado de aquella urbanización con piscina.
Aparte de este relatante, estábamos mi amante Luz, una de sus amigas bisexuales habituales, Noelia, aunque lo era muy recientemente. También se encontraba Marta, otra bisexual madurita que llevaba disfrutando con Noelia varias semanas…, y el hijo de Noelia de corta edad que dormía en su cochecito de bebe.
El papa cornudo de la criatura trabajando como era su obligación. Era un buen muchacho. El domingo por la noche al regresar nos tomaríamos con él unos aperitivos, sin que llegase a sospechar que su novia venía bien follada, pero que muy bien follada, y harta de comer coños. Él se había creído que yo solo había hecho de taxista. Tampoco le dije nada en contra.
Conocí a Luz años atrás en una etapa en que buscaba una mujer que fuese muy morbosa para hacer lluvia dorada recíproca.
Luz era preciosa a sus 22 años.
Muy joven, pero muy madura para su edad. Ya les contaré cientos de anécdotas de aquellos años con ella, como la conocí, lo que hicimos la primera noche y muchas historias más sobre Luz, entre ellas como hicimos el casting del padre de su tercer hijo, un episodio digno de recordar y que les relataré próximamente.
Con Luz he tenido una relación sentimental como amantes y novios durante casi una docena de años. Viajando mucho y follando más.
Trabajaba de limpiadora. La veía dos o tres veces por semana en su casa, un piso alquilado al efecto por mí para ella y sus amigas y en el que nunca faltaban fiestas, mujeres, amigas, compañeras y mucho sexo. Ya les contare mis relatos de aquel piso de la planta octava.
En ocasiones morboseabamos en nuestro dormitorio de matrimonio, obviamente el mejor dormitorio, mientras follábamos, con hacer tríos y con su ardiente bisexualidad pasiva.
Yo ya los había hecho. Tenía varios matrimonios que frecuentaba del ambiente liberal, pero no quería enturbiar las crecientes fantasías de Luz.
Comenzábamos a follar y empezaba a decirme, que le gustaría estar con una chica además de conmigo, pero también a solas.
Llamaba a anuncios de mujeres y si alguna le seguía la corriente se ponía más cachonda todavía, mientras yo le comía el coño, ella con su mano libre cogía indistintamente alguna de sus enormes tetazas, se la llevaba a la boca y se comía los pezones.
Disfrutaba de todo y se corría con todo. Es la primera mujer que he visto correrse en segundos al comerle los pezones, por cierto enormes. También se corría al comérselos ella misma.
Pues como les digo, tuvo el capricho de contratar a una profesional lesbiana que se la comiese enterita y cumplí su deseo.
Había ido a recogerla a media mañana, después de ducharse y vestirse con gusto con un vestido que le había comprado para la ocasión.
Estaba sublime.
La invite a comer en un restaurante de moda y a la hora acordada nos fuimos a la cita.
A las cuatro de la tarde todo listo para comenzar una sesión lésbica. Yo solo de espectador, a priori. Después tendría mi recompensa en casa o eso pensaba.
Aún recuerdo a la prostituta, vestida para la ocasión con un conjunto de lencería negro precioso.
Una morenaza de media altura, muy bien maquillada, con unas buenas tetas aparentemente y culo muy fuerte, también aparentemente muy duro.
Después de presentarnos y aceptar mantener sexo con Luz, pues por teléfono nos había dicho que solo estaría con ella, con mi rubia, si le gustaba de veras, comenzó a desvestir la delante de mí, obviamente después de cobrar los honorarios ya pactados por anticipado de 100 euros por una hora de dedicación lésbica exclusiva según nos había anticipado.
Empezó enseguida a besarla, a acariciarla, mientras Luz se dejaba hacer, con una cara de vicio que jamás olvidare, ya les he dicho mis amables lectores que Luz era totalmente pasiva.
Mi miraba de vez en cuando, con gesto agradecido por aquel deseo que estaba a punto de cumplir, bueno, ya cumpliendo.
La hora paso volando y los orgasmos de Luz se repitieron en cantidad y calidad, se la merendó enterita, como ella deseaba, lamió y comió todo su cuerpo, su boca y sus tetas, su cuello y su espalda, sus piernas, y sus pies, estos realmente eran preciosos. Especialmente se comió todo su maravilloso sexo al que dedico muchísimo tiempo.
Comió y lamio su sexo como les digo, todos sus jugos. Se vaciaba en cada orgasmo.
También disfrutaba la dominicana a la vista de cómo se comportaba, era bisexual pero lesbiana activa, se notaba que lo disfrutaba de veras. Se notaba en sus gemidos y contorsiones.
Yo estaba sentado allí viéndolas con una polla humedecida desde el primer segundo y que se ponía dura, muy dura, durísima por momentos, amenazando con hacer estallar mis vaqueros, con un calentón de muerte. Incluso ya se traslucía un poco de humedad en ellos.
El tiempo pasaba rápidamente para los tres. Disfrutando a nuestra manera cada uno, yo solo de voyeur. Pensando en sacármela y hacerme un pajote bestial, aunque no quería incomodar a la bella y activa anfitriona.
Al estar Luz, ya saciada de orgasmos, es lo que tenía mi preciosa y rubia colombiana, que cuando ya había tenido una docena de orgasmos se cansaba y no quería seguir más, hizo ademán de que ya la dejase.
Prácticamente había pasado ya la hora convenida.
La bella morena de nacionalidad dominicana según nos había confesado al principio de la sesión, se acercó al oído de Luz y le dijo algo. Rieron. Luz asintió con la cabeza diciendo un lacónico “vale”.
Me llamaron a la cama, y sin pensarlo fui de cabeza.
Me desnudaron apasionadamente entre las dos, mientras mi novia me besaba agradeciéndome el detalle de haberla llevado a disfrutar de ese glorioso momento lésbico, la dominicana tuvo sus problemas al bajarme los pantalones, pues mi polla endurecida no le facilitaba la labor, pero por fin, segundos después, la morenaza ya tenía mi pollaza en su boca y la relamía con placer, mientras yo estaba tumbado boca a arriba.
Había soltado una exclamación al verla.
¡Joder que bien armado está usted caballero!
Las sudamericanas son muy educadas en el trato.
Comía mi pollón con deseo pero con cuidado, dado mi enorme tamaño, y cuando la tuvo totalmente a su gusto y habiéndome colocado el preservativo con su boca, signo evidente de una buena profesional, no sin cierta dificultad, se acomodó encima de ella, clavándosela de golpe.
Ambos estábamos húmedos de más.
Empezó a moverse había arriba y hacia abajo, primero muy despacio, y poco a poco subiendo el ritmo, para continuar de inmediato a cabalgar con locura y frenesí hasta que se corrió gritando intensamente.
Nos dijo que era uniorgásmica, que ya no volvería a correrse en un buen rato pero que seguía cachonda y necesitada de sacar leche.
Como yo aún no me había corrido, aunque estaba a punto, para cuando fuese menester correrse, me pregunto si querría correrme en su boca. Obviamente le dije que sí, pero con la condición de que dejase algo de leche en ella para pasármela al besarme en un glorioso beso blanco.
Me encanta el beso blanco. Accedió, sin problemas.Me encanta el sabor de la leche, especialmente de la mía. Bueno, todas me gustan.
Siempre aguanto mucho, es necesario para poder satisfacer bien a una mujer, lo aprendí desde mi juventud, tuve buenas maestras en aquellas primeras maduras, mi tía abuela Rafaela, mi vecina Fernanda la viuda, e incluso Raquel aquella compañera excepcional en mi primer trabajo.
La experiencia me mostro el camino del placer, de tal manera que cuando más tiempo dura, más dura el placer para ellas. Ya les he hablado de todas ellas en otros relatos.
Les confieso que puedo ser capaz de contener mi orgasmo el tiempo que desee, al fin y al cabo soy un experto en sexo tántrico, aunque a veces y como saben ustedes es necesario echar la leche o entrará ese terrible dolor en los huevos, si demoramos mucho su salida. Además que sepan, que cuanta más leche se saca, mejor estará nuestra próstata.
Es saludable sacar mucha leche, siempre lo he dicho y siempre lo diré, pero siempre teniendo en cuenta los deseos de nuestras damas anfitrionas. Jamás hay que dejarlas con ganas de sentir nuestras pollas duras dentro de ellas, hasta que ellas culminen su placer.
A veces he intentado todo lo contrario, correrme pronto, siempre que no había ninguna dama exigente de por medio, a fin de comprobar mi número de orgasmos seguidos con una mujer, hasta entonces había tenido varios, sin recordar exactamente el número, que calculo unos cuatro.
Es difícil de valorar pues depende del tiempo que dure la sesión, como todos ustedes saben.
Lo cierto y verdad, qué en mi cabeza solo tengo un recuerdo negativo, el de una mujer que no conseguí hacer correr. Habré de contarlo, pues fue una experiencia si bien desagradable en ese sentido, muy agradable en su conjunto por las innumerables sensaciones bicuriosas con aquella pareja de amantes. Ella me dijo que no pasaba nada, que era su problema, había estado tensa de más y que mi gran polla le hacía daño el coño, a pesar de haber sido madre varias veces.
En fin, todos los escribientes tenemos un borrón en nuestras vidas.
Sé qué puedo correrme mucho, ya a lo largo de la vida en ocasiones puntuales me he hecho pajas seguidas, llegando incluso a cinco de seguido en mi juventud, como mucho a tres en el pasado reciente, sin dejar de trabajar la polla con mi mano ni darle ningun descanso, viendo porno o ensoñando con alguna a la que deseaba mucho, como a una de mis cuñadas, Petri, de las que tendré que hablarles, pues tarde más de veinte años en poder follármela. Eso sí que fue una gozada.
En ocasiones, en qué he tenido varias amantes a la vez, obviamente a veces he tenido que tener que practicar dos o tres veces sexo en el mismo día, todo un lujazo, e incluso llegar a casa y tener que darle su ración a la que entonces era mi esposa, si ella me lo pedía o insinuaba.
A veces no me lo pedía, pero si iba excesivamente caliente la he tenido que reconquistar sexualmente en la cama si estaba medio dormida, comiéndole el coño, pues como dice el dicho, cuanto más sexo haces, más puedes y cuanto menos sexo realizas, menos te pide el cuerpo.
En fin, a lo que iba, que ha habido días que no he tenido problemas en correrme ocho o diez veces a lo largo de todo un día.
Pero volvamos con la morenaza, que me enrollo de más. Perdónenme, pero es que una cosa trae a la otra. Espero no molestarles.
El tiempo apremiaba y con educación la morenaza decía que la hora había pasado, que había disfrutado mucho de mi rubia y con el orgasmazo vaginal que se había sacado al cabalgarme estaba bien, pero que seguía cachonda, que quería sacarme la leche con su boca.
Por cierto, una de las bocas más sensuales que recuerdo.
Me hizo bajar de la cama, se arrodillo ante mí, cogió mi enorme miembro endurecido hasta el máximo, se lo metió con cuidado poco a poco en la boca, despacio, muy despacio, debido a mi tamaño, pero con muchas ganas, era demasiado gorda para su boca, comenzó a mamarme con deseo, con sensualidad y con un morbazo absolutamente inolvidable. Recuerdo haberme hecho muchas pajas al recordar aquella escena.
No quiero retrasar más mi relato. Suelo ser educado, sabía que el tiempo para una profesional es importante.
Mi leche estaba a punto y se la di enterita en su boca aguantando la respiración, en tres o cuatro golpetazos de leche caliente y deseosa de salir para llenar esa enorme y preciosa boca. Hizo gestos de atragantamiento, pero lo aguanto muy bien.
Disfrute de un súper orgasmo que hacía semanas no tenía con tanta intensidad. La situación me había provocado una tensión sexual enorme.
No era de tragar leche como después me diría la morenaza de pelo y de piel, y al darme el beso prometido me apretó toda mi corrida dentro de mi boca.
Sorprendido inicialmente, para mí fue un auténtico placer saborear y tragarme toda mi leche, más toda la saliva adicional, disfrutando de un apasionado beso con lengua, para arrebañar todo, en aquella boca preciosa de aquella lindísima y sensual dominicana, que aún recuerdo con agrado sensual.
Ya saben por algún otro relato que disfruto mucho de la leche. Recuerdo aquella primera leche caliente ajena, la de Juan. Uhmmm. Me encanta.
Le di un “gracias” muy especial, se lo había merecido.
Nos dijo que había sido un auténtico placer atendernos. Al despedirse confesó, que no solía hacer sexo gratis sin haber cobrado, que la follada y la mamada eran un regalo y que lo había hecho de muy buena gana, estaba muy cachonda, que aunque siendo muy bisexual le encantaba sacar la leche a los hombres, algo que me hizo recordar a mi ninfómana Gina, de la que les hablé en el relato anterior, pero ante todo, nos dijo la bella y sensual dominicana, que lo había hecho por agradecernos nuestro saber estar y nuestra educación. Que volviésemos cuando quisiésemos.
Jamás la volvimos a ver. No he tenido jamás problema de dinero, pero prefiero gastármelo en comidas y seducciones con regalos y detalles a deseadas damas, que en profesionales. Aunque todas las reglas tienen sus excepciones.
Nos despedimos y directamente nos fuimos a la localidad donde Luz vivía con sus amigas, al piso alquilado a una media hora en coche de la capital, en un pueblo de cierto prestigio industrial. Durante el viaje no dejamos de comentar la sesión. Había sido muy excitante para los dos. No dejaba de darme las gracias.
Había arreglado mi agenda para estar libre todo el día y Luz tenía todo el resto de la tarde libre, pues solía trabajar de mañanas.
Sin duda habríamos de pasar el resto de la velaba follando como locos. Llevábamos relativamente poco tiempo saliendo y aún tenía que follarla mucho y bueno. Así seria, aunque no como yo imaginaba.
Luz llevaba el coño algo irritado de tanta comida dominicana, me dijo que se lo había follado mucho con su lengua, que la tenía grande y dura, además de lamerle todos sus labios y su botoncito. Incluso le había metió la lengua en el culo.
Aparentemente no podría hacer yo uso de su coño en un buen rato, como además mi novia no era muy mamona, y yo iba muy cachondo, no tuve más remedio aquella tarde que estrenarle el culo con mi polla por primera vez en nuestra relación.
Al final le gustaría mucho follar por el culo y seria Luz la segunda de las mujeres que más me he follado por el trasero, la primera sin duda fue Roció, que espero haya salido ya de la cárcel, a la que la llevo querer ganar dinero rápido.
Ya les contaré el episodio y especialmente como nos quedamos su hija y yo, embarazada la niña sin desearlo en aquel momento, al enterarnos de que su madre había sido detenida en el aeropuerto de Málaga.
No sería la primera vez que me follo a una madre y a su hija, en esta ocasión no una al lado de otra, ya les relataré mis experiencias con hijas, madres, suegras y nueras. Especialmente la experiencia con de las Tatianas, madre e hija, y algo mucho mas excepcional, la familia de portuguesas, pues tods las de la casa me las folle, la madre, sus cuatro hijas y la nuera, la de su hijo, ovbiamnte mientras el cornudo estaba trabajando. Todas me las follé en reiteradas ocasiones, por cierto, las conocí de pura casualidad. Proximamente conoceran esos increibles encuentros y todos los detalles, incluyendo como grabraba en video muchos de los encuentros con ellas, siempre con su consentimiento.
Habré de contarlo en varios relatos, pues son muchos los detalles.
Volvamos al sexo anal con Luz. Mi polla es anormalmente más grande y gorda de lo normal y eso nunca me ha facilitado el sexo anal.
Luz había tenido ya sexo anal con alguno de sus amantes y padres de sus hijos, pero yo solo había taladrado dos culos hasta entonces.
Mi pollón es demasiado gordo. He de contarles la historia del “pimiento” alguna vez.
Después de follarle bien el culo, aunque tuve que dilatarlo muy bien, se le fue pasando lo del coño y terminaría follándoselo también en una tarde noche en que no me hartaba de follar, ni correrme.
La situación tan excitante había dado sus frutos. Estaba súper cachondo.
Pero sigamos con lo del trio del relato, que si no, no llegamos.
Cuando Noelia, recién llegada de Medellín, y hermana de una compañera de piso de Luz, de nombre Claudia, apareció en nuestras vidas enseguida se hicieron muy amigas y pasaba muchas horas en el piso que teníamos alquilado en la avenida principal de uno de los pueblos más importantes de la provincia.
Empezaron poco a poco, a jugar las dos muchas veces solas en nuestra habitación de matrimonio.
Luz me había pedido permiso, me tenía en consideración mucho y todo me lo decía, era quizás bastante inocente. Como iba a prohibírselo, solo de pensarlo me ponía más cachondo. En todo caso, siempre he sabido que una mujer hace lo que quiere y no ha de prohibírsele nada.
En el mundo liberal he descubierto que el egoísmo va en contra del amor. El sexo es un juego, y creo humildemente que la mejor manera de relacionarnos los humanos es grupos unidos por sexo comunal.
Sigamos conociendo a Noelia.
Si yo estaba jugábamos los tres. Noelia era una autentica salvaje en cuanto al sexo. Jamás se cansaba, siempre deseando follar o comer coños. Su problema era la bebida, por lo que había que racionarle su consumo.
Se gustaban mucho Luz y Noelia, más bien gustaba mucho Luz a Noelia.
Ya hablaré de aquel primer trio con Noelia, al que seguirían muchos más, pues fue espectacular, dado que Noelia era muy versátil, pues siendo muy bisexual, era muy orgásmica, caliente y siempre con ganas. Una multiorgasmica pura de 23 tiernos añitos, y que al venir a España se destapo como una amante perfecta de hombres y de mujeres.
Noelia después de unas semanas de adaptación al pueblo, pasar muchos días a ver a su hermana Claudia, y de paso comerse a Luz, como decía ella, “¿Quiere que la coma mami?”, terminó como les digo poniéndose a trabajar haciendo horas en casas y alquiló una habitación en casa de una chica separada, cerca de nuestra vivienda, pues de momento se había quedado en casa de unos amigos de Claudia a los que les pidió el favor, una pareja casada, de español y colombiana que iban mucho por la casa. Jorge y Tatiana, ya les hablaré de ellos, y especialmente de ella y de su madre. ¡Vaya par de mujeres!
Como les decía, Noelia alquiló una habitación en casa de una mujer separada sin hijos. Se llamaba Marta.
Marta era madura, tendría unos 38 años, aun no divorciada y claramente bisexual según nos iba contando Noelia. Pasaban las noches juntas las dos dándose sesiones reciprocas de pasión y sexo, jugando con consoladores. Obviamente Noelia terminó hablando de Luz a Marta.
De inmediato empezaron a visitar juntas a mi rubia. Se presentaron. A Luz le cayó muy bien Marta.
Y según me conto Luz una de las tardes que fueron a verla en esos días, entre las tres acordaron, tomándose unas copitas, estar juntas todo un fin de semana, dar rienda suelta a sus instintos y que yo disfrutase de verlas y obviamente de follarlas.
Luz era y es una preciosidad de mujer, rubia, con unos ojos claros y una boca muy sensual. Siempre ha sido deseada por todos los hombres y por muchas mujeres.
La fiesta seria en el apartamento de la capital con piscina que les he señalado al principio.
En la capital yo tenía acceso a ese apartamento en una urbanización privada con portero y piscina. Lo habíamos alquilados entre tres amigos y compañeros de aventuras, obviamente sexuales. Allí celebraríamos muchas fiestas, incluso un día una orgia con una mejicana, que follo con nosotros tres y dos amigos más. Ya les referiré las más notables, además de aquella sesión de tequila.
A Luz solo le dije que me lo habían prestado para aquella fiesta.
Era bastante inocente. Como ya les he adelantado y nunca desconfió de mí.
Aquel excepcional y deseado fin de semana de aquel verano llegó.
Organicé mi vida privada ante aquel inminente fin de semana lujurioso, me excuse con mujer y los diversos hijos a mi cargo, de ella, de mis ex y de alguno más, les tendré que contar los embrollos matrimoniales que he tenido en mi vida, aunque eso es más delicado. Pero se los he de contar.
En fin, con la excusa de un viaje de negocios, cierto es que he tenido que salir a veces de verdad, pero la gran mayoría han sido excusas para disfrutar de buen sexo.
Después de los oportunos ajustes familiares, ya tenía libre todo el fin de semana para dedicarme a la contemplación lésbica que se avecinaba y además hacer todo lo que pudiera con las tres sensuales y maravillosas mujeres a las que estaba predestinado sin duda.
Ya con dos de ellas había disfrutado mucho, con Luz llevaba variaos meses saliendo, me la follaba dos o tres veces por semana y el sábado durante todo el día. Con Noelia llevaba varias semanas, al menos me la había follado aunque siempre en trio, en ocho o nueve ocasiones y esperaba a esa tercera mujer con ganas, Marta era una mujer bellísima, sensual y ciertamente deseable.
Su mirada me agrado desde el primer segundo. Yo por la mirada de una mujer intuyo si es buena persona. Marta era muy buena persona, además de hacer un sexo maravilloso como descubriría muy pronto.
Pasaríamos juntos los cinco desde el viernes al mediodía, hasta el domingo por la tarde.
El niño se portaba muy bien, mamar y dormir. No dio ruido ninguno.
No puedo calcular las veces que me folle a aquellas tres sensuales mujeres bisexuales, las veces que bese sus bocas por separado, pero también con besos dobles y triples y obviamente las decenas y decenas de veces que devoré aquellos tres maravillosos coños.
Al escribir el relato y recordar la escena vuelvo a excitarme, y tendré que hacer más de una parada para hacerme pajotes de recuerdo.
Siempre que estaban dentro del apartamento, entre baños y baños en la piscina, siempre estaban besándose, jugando, comiéndose. Yo follando lo que podía, que fue mucho, pero también comiendo coños, pues siempre había uno libre al ser tres.
La comida la pedíamos preparada para no tener que perder el tiempo, y dedicarlo a disfrutar, todos éramos incasables.
Generalmente comida colombiana de un restaurante en una de las calles más cachondas de la capital, pues había en ella, además del restaurante colombiano hasta cuatro pubs de chicas, uno de ellos con fama de chicas agradables y muy simpáticas. Allí conocería poco después a Guadalupe, la mujer que me ha hecho reír con más intensidad en la vida mientras follábamos. Pero eso es otra historia.
Durante aquel maravilloso e inolvidable fin de semana, si yo veía algún coño libre mi boca los comía, lamia, besaba y obviamente follaba si tenía oportunidad.
Fue una auténtica locura de fin de semana. Tres coños y a mi disposición, y nadie dijo jamás que no a nada.
Follar a Marta fue algo único, la deseaba desde el primer momento y le encanto mi forma de comer el coño. Tuve una gran maestra, mi vecina Fernanda la viuda, que me enseñó a contar las horas con mi lengua, como recuerdan, y Marta recibió todo el cumulo de aquellas enseñanzas de mi tierna juventud mas todo lo aprendido a lo largo de aquellos ya casi veinte años de experiencias “cantando las horas” en centenares de coños.
Llego a decirme Marta que comía el coño mejor que algunas mujeres. Ya saben lo que dicen de eso, que la mujer come mejor los coños que los hombres y que los hombres comen mejor la polla que las mujeres. No estoy de acuerdo.
Si veía una boca libre la besaba y si no estaba libre metía mi boca a trompicones y compartía besos dobles y triples.
Cuando se me ponía dura la polla, siempre encontraba un coño donde aplacar mi calentura.
Recuerdo que gaste cuatro cajas de condones en aquel glorioso fin de semana.
A mi novia me la follaba sin condón, pues ya teníamos confianza, no hacía nada con nadie y estaba tomando la píldora. A las otras dos obviamente con protección, pues no sabía nada de sus vidas sexuales. Es preciso prevenir antes que lamentar.
No eran de comer pollas, ninguna de las tres, más bien de comer coños, y muy bien dos de ellas a tenor de los gemidos de las tres, de tal manera que todas las personas a excepción del niño comimos muchos coños aquel inolvidable fin de semana, salvo mi luz, que como recuerdan es solo pasiva.
Ellas tuvieron decenas y decenas de orgasmos y yo también.
Aun a día de hoy recuerdo ese olor a sexo caliente y húmedo en aquel apartamento de ensueño, cuando regresábamos de la piscina. Pues a pesar de abrir las ventanas para airearlo, cuando regresábamos seguía oliendo a sexo.
No necesito decirles que los vecinos de la urbanización en la piscina, me tuvieron mucha envidia aquel fin de semana, a juzgar por sus miradas. A sus esposas no les hacia tanta gracia.
El quinto de la fiesta, él bebe no nos dio mucho ruido como ya les decía, aunque en plena fiesta, el encargado era yo de atenderle y meterle el chupe cuando se despertaba y lloraba, cosa que hizo muy poco, al ser un bebe muy comprensivo al parecer, dejando a su mami, sus amigas y a este relatante disfrutar mucho y bueno de aquel cuarteto inolvidable.
Como saben me gusta le leche materna, y hube de robarle algo de leche destinada al niño a Noelia, aunque a regañadientes de su madre.
¡Que gusto de leche materna!
Aunque el coño más espectacular aquel glorioso fin de semana, fue el de Marta que me follé en decenas de ocasiones y con la que disfrute mucho. Con todas ellas, con las tres, disfruté de lo lindo, pero muy especialmente con Marta.
A partir de entonces me la follaría mucho, en tríos con Luz y a solas. Me ponía la polla durísima, y me follaba de una manera especial.
Habré de contarles muchas anécdotas con ella. No era tan bisexual como pensaba ella misma, sino simplemente curiosa.
Les anticipo que en reposo absoluto, penetrada y sin movernos, conteníamos la respiración ambos y nos corríamos al unísono, comprimiendo y descomprimiendo mi polla con su vagina. Cuando ella estaba preparada para correrse, me lo decía al oído y yo saltaba los chorros de leche, momento en que ella se corría. Fueron unas experiencias absolutamente increíbles e inolvidables las que pase con Marta en los meses que nos vimos y tratamos.
Hasta el próximo relato, que ya les anticipo que será sobre algo que no suele gustarle a las mujeres lesbianas, la leche…