Mi segundo gang bang, sexo grupal con 19 hombres

Llegué al punto en que ya había perdido la sensibilidad, apenas sentía las pijas penetrándome, era como si estuviese anestesiada.

Voy a empezar por el principio. Para ello, voy a contar como conocí a la persona que organizó el gang bang.

Una de las actividades que disfruto y realizo muy seguido, es salir a correr. Un domingo corriendo con una de mis amigas, me doblé el tobillo. Fue un dolor muy agudo, que no me permitió seguir con mi actividad. Con mi amiga fuimos a mi casa a almorzar, me puse hielo esperando que sea solo una torcedura. Luego de almorzar mi amiga se fue a su casa y me recosté en mi cama a descansar. Dormí por unas horas unas horas, me desperté con mucho dolor. Me quise levantar y el dolor era brutal. Mi tobillo estaba muy inflamado y tenía un moretón de color negro tirando a violeta. Decidí ir al médico. Pedí un taxi, porque me era imposible manejar como tenía el pie.

Una vez en la guardia de mi clínica, me dijeron que tome asiento que ya me iban a atender. Espere por casi una hora hasta que finalmente escuché por el parlante una voz masculina que me llamaba por mi apellido y me pedía que me acerque al consultorio nº 5. Fui caminando por un pasillo largo como pude tratando de pisar con mi pie sano. En la puerta del consultorio me recibió el médico, un hombre de unos 45 años, delgado, pelo gris, media 1,75 m estimé en ese momento. No era nada de otro mundo, pero era un tipo interesante. Apenas me vio se sonrió y me preguntó que me llevaba por ahí. Le conté que me había sucedido y me pidió que me siente sobre la camilla. El se sentó enfrente de mí sobre un banco y sacó mi calzado con delicadeza. Comenzó a tocarlo y preguntadome: -Ahí te duele. Y ahí. Siguió acariciando mi pie. Vi que se acomodó y me apoyó el pie sobre su muslo izquierdo, cerca de su pija y siguió con los masajes. Pasaron unos minutos hasta que me dijo lo que tenía que hacer con mi pie y que quería verme en 2 días para ver como evolucionaba. Se sentó en su silla detrás del escritorio y comenzó a preparar una orden médica. Me acerqué a donde se encontraba el, me arrodillé a su lado y comencé a apretarle su pija con mis manos sobre su ropa. Cuando la sentí bien dura. Metí mi mano por debajo de su pantalón blanco y bóxer y saqué su chota afuera. Comencé a practicarle sexo oral, tragándome toda su pija hasta el fondo de mi garganta. El mismo con su mano tapaba su boca para que no se escuchen sus gemidos. A los minutos largo su leche dentro de mi garganta y me la trague toda. Hija de puta, no me distes tiempo de nada, pensaba invitarte en la próxima consulta, me dijo mientras se reía. Me invitó esa misma noche para que nos encontremos en su departamento, pero yo no podía ya tenía un compromiso. Así que nos encontramos al día siguiente en su casa, cerca del mediodía.

Cogimos por un par de horas, me penetró por todos mis orificios. Y al ver lo puta que era, se animó a decirme que era bisexual. Me preguntó si me molestaba. Le dije, que para nada, que con varios con los que cojo lo son. Me preguntó si me molestaba que le dé a el placer anal. No, le constesté, y empecé a darle un beso negro. Se notaba que realmente lo calentaba la parte de ser pasivo. Luego sacó del placar una caja de madera y dentro había varios consoladores de distintos tamaños. Nos dimos placer por varias horas. Así fue como lo conocí a Armando.

Armando, es un regular mío, por lo menos cogemos una vez por semana.

Hace una semana después de una buena cogida, le conté el gang bang que había hecho con mi vecino y sus amigos. En realidad se lo conté a propósito, porque sabía que él había estado en varios y quería ver si él podría organizar uno y ser yo la protagonista.

Me pidió los detalles como había sido y lo calentó mal. Al punto que después me siguió cogiendo analmente casi sin parar por una hora.

Me dijo que con los compañeros del trabajo cada tanto no muy seguido, suelen contratar un par de putas y se las garchan entre varios del hospital y algunos amigos en común. Ya me lo había contado hace varios meses, pero me hice como si me estuviese enterando por primera vez.

Me preguntó, te animas que lo organice. Le dije que sí y le puse la condición que yo sola contra todos, que no quería ninguna puta a la par mío. Se rió y me dijo, te conozco y sé que vas a poder contra todos.

A los tres días me llamó Armando y me dijo que me reserve para el sábado 26 de noviembre, cerca de las 11 de las mañana. Le pregunté porque a esa hora y me contó que la hora que mejor les queda a todos, más que nada por las guardias y que me muchos trabajan de noche los fin de semana.

Le pregunté cuantos eran, y no me quiso decir. Solo me contestó que él se encargaba de todo y que solo tenía que estar lista a esa hora.

El día llego, Armando estaba tocándome timbre antes de las 10.30 am, le dije que me espere que me estaba terminando de preparar. Me estaba depilando la concha. Suelo hacerlo todos los sábados por la tarde pero el gang bang cambió mis planes. Me vestí con ropa interior blanca bien pequeña, que se me marque todo y que se me meta bien la tanga dentro del culo. Me puse un short blanco corto que apenas tapaba mis nalgas, una musculosa verde y sandalias blancas. Una vez lista bajé, pobre Armando lo hice esperar bastante. Empezamos el viaje, fue más lejos de lo que esperaba. Finalmente llegamos a una quinta en Escobar. Era de uno de los flacos que me estaban esperando. La casa si bien era linda por fuera, con un amplio jardín, por dentro estaba descuidada. Se notaba que nadie vivía allí. El piso era todo de cemento, las paredes también, era como si se hubiese abandonado la construcción. Pocos muebles, unos cuantos sillones viejos, y una mesa que en realidad era un tablón bien grande con dos caballetes. Dentro estaban los muchachos que me iban a coger por horas. Armando me presentó los saludé a todos, y por dentro fui contando. Eran 17. Pero a los minutos de otra habitación salieron dos más. En total me iban a coger 18 desconocidos y Armando. Les dije que iba al baño y ya volvía. En el baño tomé un poco de aire, me sentía bastante nerviosa. Sentía mi cuerpo traspirado, si bien hacía calor, los nervios también estaban presentes. Me mojé la cara y salí. Todos me miraron como si estuviesen esperando, algunos ya estaban desnudos y otros estaban desvistiéndose. Me puse en el medio del lugar y me desvestí, si bien no hice ningún striptease, pero me desvestí como una buena puta, de forma bien provocativa. Cuando me saqué el short me lo desabroché lentamente mirándolos a todos pero sin mirar a nadie en especial y me lo bajé sin flexionar las piernas, llevando mi torso hacia delante para que vean bien mi culo y concha apretadita, lo mismo hice con las tangas. Lo disfrutaron mucho por los comentarios que hacían. Me terminé de desvestir y vino uno de los hombres que ya estaban desnudos. En la mesa habían un par de potes de lubricantes se lubricó su pija y se sentó en un sillón de una plaza, me dijo que me acerque, me hizo dar vuelta, dándole la espalda a él y me acomodó para sentarme en su pija. Me tomo por las nalgas, me las separó, y me metió la pija en mi ano, fue brusco y me penetró sin anestesia. Hasta tener toda su pija en mí recto. Otro se acerco por el costado del sillón y me puso su chota contra mi boca, me acomodé cerré mis ojos y empecé a darle sexo oral. Al instante sentí un pedazo de carne que tocaba mis labios vaginales, con sus dedos los separó mis labios y sentí como era penetrada por otra pija. Estaba siendo triplemente penetrada. Mientras las 3 pijas penetraban mis tres orificios, sentía varias manos que manoseaban cada centímetro de mi cuerpo, más que nada mis muslos, pechos, abdomen, cuello, cabello, brazos, pies, donde pudiesen meter una mano la metían. Los veía a todos alrededor mío los que estaban actuando activamente y otros que se masturbaban esperando su turno. Realmente estaban organizados, es la diferencia de coger con un grupo de jóvenes sin experiencia, en la que una se tiene que hacer cargo de todo, ahora todo era distinto, ellos disponían de mi cuerpo como les pareciera solo era orificios para penetrar para ellos. Apenas acababa uno dentro mío ya venía el siguiente a ocupar su lugar. Pijas y pijas pasaron por mis orificios y cada una de ellas descargaba su leche dentro de mí, traté de llevar la cuenta pero, me fue imposible saber las veces que me penetraron. Mi cuerpo estaba bañado en sudor, no solo el mío, si no la traspiración de ellos chorreaba sobre mí. Semen por todos lados, el lugar apestaba a semen y a transpiración. Mi ano y vagina sufrían demasiado por las penetradas de tantas pijas sin parar, realmente fui penetrada como nunca, no pararon ni un segundo de cogerme, acababa uno y ya tenía al siguiente dentro de mí. Mi boca estaba adolorida de tenerla siempre abierta. Después de varias horas me costaba tragar el semen, trataba de tragarlo, pero me daban como arcadas, sentía que llegaba a mi garganta pero terminaba saliendo hacia afuera, manchándome mi mentón y chorreando a través de este hasta mi cuello, tetas y abdomen. Lo mismo me pasaba en el culo, tenía los intestinos con tanta leche, que tenía que hacer fuerza para sacarla hacia afuera, porqué sentía mi panza hinchada y me mataba del dolor me tocaba mi abdomen y parecía que estaba embarazada de dos meses, de tanta leche que tenía en mis intestinos. Este gang bang me dio sensaciones que nunca había sentido. Sentía las pijas que entraban en mis orificios inundados de semen y hacían ese ruido como si estuviesen escurriendo algo dentro de mí. Así estuve más de 4 horas. En un momento, estaba siendo penetrada por la boca y culo y veo que se pone alguien delante mío, pero no me penetró la vagina, se estaba acomodando y siento que hacía presión contra mi ano, estaba buscando una doble penetración anal, que con paciencia lo logró, tenía dos pijas en mi ano por primera vez, me provocó dolor, pero era soportable, ya para ese entonces mi ano estaba extremadamente dilatado, la penetración doble anal era difícil e incómoda, porque si bien sentía mi ano extremadamente dilatado por las dos pijas, no entraban hasta el fondo, no sé si era la posición o que. Siguieron varias tandas de penetración común. Luego vino otro doble anal, que si la sentí bien adentro. Llegué al punto en que ya había perdido la sensibilidad, apenas sentía las pijas penetrándome, era como si estuviese anestesiada. Ya eran eso de las 6 pm, algunos empezaron a irse. Quedamos 12 hacia el final. Armando les propuso una acabada final, sobre mi cara a los que quedaban. Ni siquiera preguntaron, solo me rodearon, yo seguía tirada en el sillón con las piernas abiertas. Descansando. Apenas si podía moverme. Comenzaron a pajearse algunos me tocaban mientras se pajeaban. Los primeros 2 polvos fueron al mismo tiempo, algunos eyacularon a los minutos, otros demoraron bastante. Uno ni siquiera puedo eyacular. Ya los que quedaban fueron yéndose. Terminamos siendo 4. Me quedé un rato en el sillón, ahí bañada en semen, tanto por dentro como por fuera. Caminé con pasos cortos, hacia el baño me di una ducha, me refregué bien, pero el pegote del semen, no se iba fácil, estuve un buen rato bañándome y me seguía sintiendo sucia. Pero me vestí y fui por Armando para que me llevara a casa. Me preguntó que había sentido. Solo hablamos poco en el camino a casa, porque tenía la voz di fónica, mi garganta estaba desecha de tantos pijazos y de toda la leche que había tragado.

Una vez en casa, estuve a punto de bañarme, pero el cansancio pudo mas y me excitó la idea de acostarme aún pegoteada del semen de todos los hombres que me habían cogido. Hacía mucho tiempo que no dormía tan bien.