Mi segunda vez

Nuestro pacto era que no lo volveriamos a hacer pero lo hicimos, y lo amo.

Dormía con Jorge mi único hermano el tiene 24, yo soy Sheila y tengo 21, hicimos el amor, el mi primer hombre y el único en mi vida, a quien le entregue mi virginidad luego de haber leído uno de estos relatos, hicimos un pacto, sería la única vez que me había entregado a él, nos juramos que no volvería a pasar, pero no, después de un año lo rompimos.

Era una tarde cuando estábamos solos en casa, mis padres salieron al mercado regresarían tarde, aproveche para ordenar mi cuarto, mi hermano me ofreció su ayuda, él es lindo.

Jorge le entró al tema de lo que habíamos pasado hace un año, yo me hacia la desentendida pero estaba excitada, mi conchita palpitada y pedía a gritos ser penetrada, pero no le decía nada teníamos un pacto, el siguió con lujo de detalles a recordar como lo habíamos hecho, narraba como nos habíamos quitado lo que llevábamos puesto después de aquel tierno e inolvidable beso de amor que nos dimos, yo quería cambiar el tema pero a la vez deseaba que siguiera, estaba mojada.

Note que mi hermano estaba caliente, la tenia parada y se acomodaba sin descaro alguno para que yo lo note, mis padres tardarían les llevaría tiempo la cantidad de compras que tendrían que hacer.

No aguanté más, también le insinuaba, me saque el pantalón para ponerme algo más corto, más cómodo, lo hice delante de él, como cuando compartíamos el cuarto  y la cama; noté como a mi amor se le salían los ojos y sin desaprovechar repetimos el hermoso beso y tierno beso de antaño, cerramos la puerta con seguro y comenzamos con lo nuestro, nos besamos loca y apasionadamente, el pasaba sus manos por todo mi cuerpo como dibujándome, poco a poco nos acostamos en la cama yo debajo el encima, lentamente nos sacamos todo, teníamos tiempo mis padres tardarían.

Hicimos el 69, sentía su pene en mi boca mientras su lengua sedienta empapaba mi conchita con su saliva caliente, así llegó mi primer orgasmo y Jorge se tragaba mis jugos con ansiedad, le pedí que me penetrara el accedió inmediatamente se volteo quedando yo debajo de nuevo con delicadeza llevó su pene a la puerta de mi conchita y me la metió suavemente, era sensacional sentir nuevamente a mi hermano así, yo mordía la almohada para que mis gemidos no se escuchen.

Jorge paró y me pidió que le entregara mi culito, aún virgen, le dije que no era el momento, me pidió que lo dejara colocarlo solo un ratito, lo deje era emocionante sentir su pene en la puerta de mi culo, pero no deje que me penetrara, le pedí que termine dentro mío, llegamos juntos, aunque yo había perdido la cuenta de cuantos orgasmos había tenido.

Me sentí como la primera vez al sentir cuando su leche caliente inundaba mi útero, lo amaba y sería siempre de él, quedó encima de mí  con su pene dentro de mi conchita mientras nos dábamos otro hermoso beso, fue fantástico aunque rompimos nuestro pacto, pero por amor.

Nos cambiamos rápido, nuestros padres estarían por llegar, reanudamos nuestra tarea, para cuando llegaron mis papás habíamos terminado todo, y hasta nos habíamos duchado.