Mi segunda experiencia - Casi un Gang Bang
Mi segunda y, hasta la fecha, última experiencia con Trans. Volví a quedar con la misma "chica", pero esta vez quise probar más cosas y con más "chicas" a la vez...
Tardé mucho en llamar a Daniela, ¿dije su nombre en el anterior relato? En parte por timidez, en parte por que no lo tenía claro, en parte por que tuve una racha con tanto sexo, que la idea de pagar por más era casi absurda.
Entonces empezaron las fantasías. En mis sueños, no solo rememoraba mi experiencia con Daniela, sino que recreaba escenas de películas porno conmigo y con ella de protagonistas, y, la mayor parte de las veces, con más gente, a veces otras mujeres, pero la mayor parte de la veces, u hombres u otros transexuales.
Tras estas fantasías solía despertarme empapado en sudor, generalmente “polucionado”, o sea, que me había corrido, y con una sensación rara en mi trasero, que al principio no identificaba, pero que luego identifiqué como ganas de ser penetrado otra vez.
Lo pensé un poco, por que ya que iba a hacerlo, quería satisfacer todo lo que se me había pasado por la cabeza, y cualquier otra cosa que se me ocurriese en el momento. Y, ya por fin, la llamé.
Creo que no me recordaba, aunque cuando le mencioné mi coche y que fue mi primera vez, pareció recordar. Le dije que me gustaría quedar con ella, pero que esta vez quería hacer algo más, y que tal vez me apeteciera quedar con alguna “amiga” que tuviese… o, incluso, con más… Vamos, que quería montar una “fiestecita” donde yo fuese el protagonista absoluto y quería que hubiese varios “invitados”.
Al principio no parecía muy entusiasmada con la idea, pero luego me dijo que tal vez podría preparar algo para ese fin de semana.
Como quedaban un par de días decidí prepararme para el encuentro, y, aparte de reservarme un poco y guardar energías, decidí llevarme unos preservativos retardantes, para que pudiese aguantar todo lo posible, y también conseguí una de las famosas pastillitas azules, no por que me haga falta, sino por probar. Ya tan solo quedó preparar mi trasero para el encuentro, y en esos días, sobre todo en la ducha, me lo masajeaba y me metía los dedos enjabonados para dilatarlo todo lo posible. Ya la última vez introduje hasta cuatro, pero era con tres con los que me sentía cómodo y hasta disfrutaba.
Llegó el día y fui a recoger a Daniela. Me la encontré donde nos citamos y me indicó hacia donde debía conducir.
Íbamos a un apartamento donde iba a haber varias amigas suyas, y, de entre ellas, podría elegir. Tan solo pensar en la idea ya se me puso dura y ella lo notó y me agarró el paquete “Hay que ver como vienes, jejeje, tranquilo papi o vas a estallar aquí mismo”
Llegamos y subimos al apartamento. Nos abrió una mulata impresionante, muy alta y esbelta, y me dije que tendría que elegirla sí o sí. Pasamos al salón y me encontré con tres o cuatro chicas más, todas súper-provocativas o, directamente, en ropa interior.
Me invitaron a una copa y charlé un poquito con ellas, aunque más bien tendría que decir que las escuché dirigirme piropos, mientras se insultaban y burlaban las unas a las otras.
Daniela se acercó y me preguntó que a quién prefería. Le dije que me llamaban la atención la mulata de la puerta y una pelirroja de piel muy blanca y grandes curvas. En mi cabeza las “bauticé” como Naomi y Alaska, por sus parecidos remotos con aquellas divas. Me preguntó si quería “invitar” a alguna más y le dije que me sorprendiera.
Dani me llevó a una habitación con una gran cama y un cuarto de baño, y me dijo que me pusiera cómodo.
Me desnudé y me quedé en unos bóxers que me marcaban bien el paquete, me tome la pastillita de viagra y puse los condones a mano.
Entonces entraron ellas, Naomi, Alaska, Dani, y otra “chica” más. Esta última también había estado en la reunión, pero no me había llamado nada la atención, sin apenas curvas y con el pelo corto, me resultaba demasiado poco femenina.
Dani me la presentó como Terry y me dijo “Tal no te haya llamado mucho la atención pero tiene un par de cosas que tal vez sí” Dicho lo cual la despojó del top, y me dejó a la vista dos pequeños pechos, apenas desarrollados, como los que podría tener una adolescente. “Estas son naturales, a muchos les excita, y si no, pues tal vez te guste esto”, y le bajó de golpe la falda y dejó al descubierto un miembro que, sin erección, casi igualaba al mío.
Acepté tan solo para ver cuanto de grande aquello se podía poner, y ya vería que uso le daría.
Resolvimos rápidamente el trámite económico y tiré de Daniela hacia mí. La besé mientras le agarraba uno de sus pechos, apretándolo con algo de fuerza. Gimió y me devolvió el beso con pasión. Las otras me rodearon y empezaron a acariciarme. Poco a poco fui quitando prendas de ropa y las dejé prácticamente desnudas, tan solo les quedó las tangas.
Dani, rubia con un par de poderosas razones. Naomi, oscura, esbelta y atlética. Alaska, blanquísima, también con grandes pechos. Terry se puso por detrás de mí y se apretó contra mí. Enseguida noté que su miembro ya estaba erecto y que tenía que ser ENORME.
Fue la primera en meter sus manos dentro de mi bóxer y agarrarme mi miembro con fuerza, me acarició mi culo, y, finalmente, me despojó de la prenda.
Ella y Naomi se arrodillaron y empezaron a trabajarme los “bajos”. Mientras Naomi empezó a chupármela, ella se concentró en mi trasero, acariciándomelo y preparándolo para ser penetrado. Tras un ratito, y sin dejar de masajearme el trasero, se unió a Naomi para chuparme la polla y los huevos entre las dos.
Mientras yo intercambiaba besos con Dani y Alaska, compartiendo saliva, y haciendo besos a tres, haciendo que nuestras lenguas jugaran entre sí. Llegado un momento, despojé a Dani de su tanga, y vi que ya tenía su miembro en erección. Se subió en la cama, de modo que tanto Naomi como Terry aún podían seguir con mi miembro, mientras yo, girándome un poco podía encarar el suyo. Empecé a lamerlo, empezando por los huevos y subiendo hasta el glande, metiéndome todo lo que podía en la boca, y chupando y lamiendo mientras seguía dentro de mi boca. Alaska se despojó de su tanga también y dejó al aire su miembro, también erecto. Este tenía un tamaño parecido al mío, blanco y rosado. Fui pasando de un miembro a otro, lamiendo y chupando. Los juntaba y los lamía los dos a la vez. Incluso los dos a la vez en mi boca, pero apenas cabían o podía hacer algo, así que no duraron mucho dentro.
Como ya estaba a cien, decidí cambiar de “tercio”, me puse a cuatro al borde de la cama y le pedí a Dani que me follara. Las otras tres se pusieron enfrente mía, para que fuese chupándoles las vergas.
Naomi tenía un miembro muy largo, pero bastante delgado para su longitud. El de Terry era casi tan grande como el de Naomi, pero donde uno era delgado, el otro era el doble de grueso o más, con un glande grande y rosado rematándolo, como una gran seta rosada.
Naomi cogió un de mis condón y, tras comprobar que estuviera dilatado y lubricado, empezó a penetrarme. Como la otra vez, no sentí dolor, apenas una molestia mientras entraba lentamente en mí, una sensación de estar lleno cuando entró del todo, y finalmente, un “gustirrinín” que iba en aumento con cada embestida.
Mientras, disponía de tres miembros a mi alcance, y los iba chupando y masturbando alternativamente.
Cuando ya me acostumbré del todo a las embestidas, quise cambiar de posición otra vez, así que le pedí a Alaska que fuese ella quién se pusiera a cuatro en la cama. Entre todas me ayudaron y enseñaron a meterle los dedos y masajearla para dilatarle el ano, la lubricamos y la penetré. Empecé a bombear un poco, y entonces le pedí a Daniela que me volviera a penetrar.
Tuve que parar un poco mientras ella se ponía detrás, buscaba la postura y entraba de nuevo en mí. Empezamos a movernos, al principio de forma un poco torpe, luego fuimos cogiendo el ritmo. Podía moverme al menos de dos maneras, entrando en Alaska al mismo tiempo que Dani entraba en mí, y así nos apretábamos juntos, o bien saliendo de Alaska mientras Dani entraba en mí, así me apretaba fuerte contra ella, y yo me apretaba a Alaska cuando Dani salía.
Encontré la experiencia altamente gratificante, me llegaban oleadas de placer tanto por penetrar, como por ser penetrado, y, si no llega a ser por el retardante, lo mismo me hubiera corrido casi enseguida.
Terry y Naomi supervisaron la “operación” al principio, y, cuando vieron que todo iba bien, pues tomaron posiciones. Terry se puso de manera que pudiera chuparle su enorme miembro, mientras que Naomi buscó la manera de meterse entre nuestras piernas sin molestar. Pronto sentí sus caricias y lamidas en mis muslos, mi escroto, y cuando la ocasión lo permitía, la base de mi pene.
Con todo esto, y a pesar del retardante, pues terminé corriéndome en un orgasmo que hizo que me mareara y casi que me cayera y todo. Aún así no perdí la erección. Supongo que gracias a la Viagra.
Apenas tuve un minuto de descanso cuando todas se volvieron hacia mí, todavía calientes y deseosas de seguir. Me puse a chupar aquellas vergas y pronto me sentí recuperado otra vez. Quise probar si la gran verga de Terry me entraría, y le pedí que intentase follarme, pero con cuidado.
Me puse a cuatro en la cama otra vez, y Terry se acercó por detrás. Aún tenía el culo dilatado del miembro de Dani, pero este era como que el doble de grueso, y su gran glande parecía incluso más grande.
Me masajeó el esfínter y me puso aún más lubricante, se puso un condón que le quedó estiradísimo sobre y me pregunté si aguantaría o terminaría rompiéndose. Se puso algo de lubricante también sobre la punta del miembro, y empezó a apretarlo contra mi culo. Este sí que dolió un poquito. Mi trasero, aunque abierto, no terminaba de dejar pasar aquel grandísimo glande.
Terry empujaba, y el resto me abría el culo, me masajeaban el esfínter, echaban más lubricante, y casi cuando le iba a pedir que aparara noté, ¡ay, ay, ay! ¡estás dentro!
Apenas había entrado la punta de su pene, pero sentía mi culo estirado al máximo, y casi que temía que se rompiera algo.
Terry esperó un poquito, masajeando la zona, y esperando a que mi culo se acomodara. En cuanto le pareció que sí, empezó a empujar otra vez, metió otro poco, retrocedió, empujó y metió un poco más, y así poco a poco, con ese vaivén, terminó por meterla del todo.
Si antes me había sentido lleno, ahora estaba a rebosar, la sentía calentísima y palpitante dentro de mí. Me sujetaba por las caderas y, de no haberlo hecho, tal vez me hubiera arrastrado consigo.
Poco a poco aumentó mi tolerancia y empecé a disfrutar de la experiencia. Naomí se culebreó por debajo de mí, y empezó a chupármela. Apenas habíamos empezado aquel improvisado 69 mientras seguía empalado cuando Alaska también me puso su verga al alcance, de modo que tuve que dividir mi atención entre una y otra.
Dani se acercó también, pero se quedó detrás, al principio como supervisando mi empalamiento, después imitó lo que hizo antes Naomí y empezó a acariciar y chuparle los bajos a Terry. Esta empezó a bombear cada vez un poco más fuerte y cada vez un poco más deprisa. Yo estaba disfrutando de la experiencia, pero también estaba deseoso de que se acabara. Ya por fin sentí como aquel miembro se estremecía, una, dos, y tres veces, y pude sentir el calor de su esperma incluso dentro del condón.
La sacó y seguí sintiendo mi ano completamente dilatado, pensé que un pene normal ahora se sentiría en mi culo como el badajo de una campana.
No se si ya tenía la idea en la cabeza, o si me vino en el momento, pero decidí probar una cosa. L e pedía a Alaska que se tumbara bocarriba y me metí su verga. Entró sin problema alguno, me incliné un poco hacia adelante y le dije a Naomi que me metiera la suya.
Se quedó un poco extrañada de la petición, “¿Seguro?”, “Sí”. Tuvo que apretar un poco pero finalmente entró también.
Al principio fue un poco raro, era como volver a tener el miembro de Terry dentro mía otra vez, pero esta vez eran dos los penes dentro mía. Los sentía a los dos palpitantes y calientes dentro de mí.
Naomí empezó a bombear con cuidado y metió su verga hasta el final, si bien tenía un grosor “normal” era incluso más larga que la de Terry, así que la sentí muy, muy dentro.
Me costó encontrar la manera de moverme, ya qué, según quisiera hacer, se salía, o casi, la una o la otra, así que, al final, opté por moverme lo menos posible, y dejar que Alaska y Naomí se movieran lo que pudieran.
Naomí era la que más y mejor podía moverse, y, al poco, ya empezó a bombear normalmente.
La sentía dentro, frotándose tanto contra mí como contra Alaska, que, tumbada debajo de mí, movía sus caderas intentando bombear ella también.
De repente, Naomí gimió y se corrió, su pene se convulsionó dentro y noté el calor se su esperma. Cuando se retiró, yo también me levanté.
Ahora quería probar eso mismo, pero activamente. Fue Dani la que se ofreció, y se sentó sobre Alaska, metiéndose su miembro en su trasero.
Puse todo el lubricante que pude tanto en mi pene como en su trasero y empecé a apretar. No lo conseguía y Dani se quejaba levemente. Apreté mientras intentaba, al tiempo, de facilitar la entrada con mis dedos, y de repente, estaba dentro.
Estaba estrechísimo y calentísimo. Mi polla y la de Alaska calentaban las entrañas de Dani. Empecé a bombear con cuidado, notando como mi verga se frotaba contra la de Alaska y eso me excitaba mucho.
Fui bombeando un poco más fuerte y un poco más deprisa cada vez, y noté estar ya cerca, pero fue Alaska la que se corrió primero, pero en cuanto noté las palpitaciones de su miembro durante el orgasmo, y el calor de su esperma, me corrí yo también.
Acabamos todos exhaustos de la experiencia, y pasamos un buen rato simplemente descansando y comentando lo increíble que era lo que habíamos hecho.
La verdad es que aunque prometí llamar, quedé tan saciado por esta experiencia que, hasta el día de hoy, no he vuelto a contactar ni con Dani ni con ninguna de las otras chicas.
De todas maneras, en mi vida no ha faltado sexo, y ¡¡Toco madera!!