Mi secreto confesión
Por que el amor veces te trae sorpresas.
¿Acaso no sabes cuanto te amo? ¿No lo sabes? ¿Me tropecé? ¿Perdí el equilibrio? Raspe mi corazón cuando te vi pasar. Aun no te conocía y me reconocí en tus ojos. Al sentir tu mirada me paralice y una suave lluvia de emociones invadió mis sentidos. Cada detalle, gesto e incluso defecto me enamoro.
Se que te amo al verte o al sentir tu cabello caer en mi rostro por casualidad. Pensar en ti alivia mi necesidad por ti y, aunque trato de no hacerlo. No puedo, se me consumen los pensamientos y, al momento solo recuerdo que te extraño. Extraño besarte, aunque solo me haya robado la primicia de tus labios sin querer. Eres mas real para mi que cualquier otra cosa que haya conocido y, aunque te finja una indiferencia infinita. No puedo omitir mi pena al sentirte ajena.
Años conociéndote, y aun no puedo evitar sentirme arder en cada momento en el que tu has pronunciado mi nombre. Siento mi corazón estremecerse con tu presencia. Todo un sin fin de emociones estallan en mi interior con solo tocarte y, sin darme cuenta todo termina en un suspiro. Mi felicidad es extrema al tenerte a mi lado, tanto que sin querer se escapa de mi una sonrisa. Tocas mis manos y calmas mi miedo. Nunca me creí capaz de tal concentración de mí ser al rozar las tuyas. Me siento arder y tu solo me has abrazado.
Estando contigo mi alma se siente más gentil, el escucharte hablar excita mi mente como nadie antes. Mi deseo por poseerte eleva mi imaginación a pasiones desconocidas por mi cuerpo. Eres la única persona que hace de un día lluvioso uno caluroso. Toda mi esperanza esta reflejada en ti y, aunque me niego a perderme por ti, estoy desapareciendo poco a poco por no tenerte. Eres todo lo que por pecado he negado y fingido. De pronto una pena me agobia y una enorme melancolía se desborda por mis ojos en contra de mi voluntad. Por primera vez he deseado jamás haberte conocido. Caí en la trivialidad de los celos al verte en unos brazos que he deseado fueran los míos. Te has dado cuenta y me lo has preguntado. Decirte que mi malestar era por ti fue mi mayor estupidez. Te dije: te amo. Y en un impulso te he besado. Sentir tus labios en los míos era el mayor de mis sueños y el hecho de que lo correspondieras al entre abrir tu boca me llevo al cielo. Te tenía entre mis brazos cuando sentimos un ruido en sala. Todo se volvió oscuro y al momento solo se que te has pegado a mi cuerpo buscando seguridad. El tenerte así, tan cerca, tan pegada a mí, hizo estremecer mi cuerpo desde la cabeza a los pies. Se me erizo la piel con el solo contacto de tus manos en mis caderas. Al cabo de cinco minutos volvió la luz y tú te apartaste de mi lado sin decir una palabra. En aquel momento solo pensé: ¡la he jodido¡ ¡Dios como la jodido!
Hace semanas que no se nada de ti y, te extraño tanto que duele. Me duele pensar que soy indiferente para ti. Ya no somas amigas, ya no me hablas y mucho menos saludas. Te había perdido y, estoy desolada.
Tu carta de despedida fue lo único que me has dejado. Eso termino por destrozarme el corazón. Si lo escucharas sentirías el vació. Estoy desapareciendo si no estas aquí para verte (de lejos como solía hacer antes de que te fueras). Mirarte era lo único que me ayudaba a sobrevivir los días sin ti. Observarte de lejos mantenía mi agonía en su límite para no acabar peor de lo que estoy ahora. Te he llorado por semanas y un sigo, en contra de mi razón anhelando estar contigo. Te vi, te bese y te has ido. Me duele tanto el haberte perdido que ya se nota físicamente mi depresión. Te amo, lo simple es verdadero, te amo a ti y a nadie más.
Hace dos meses que te has ido. Dos meses sin verte y hace dos semanas que parezco feliz para los demás. Trato de vivir y no es algo fácil de hacer en estos días pero todo se desvaneció al verte Se me ilumino el corazón cuando te parada frente a mí, con una sonrisa tímida levantaste la cabeza para verme y te aferraste a mí diciendo: ¡perdóname! No me soltabas y seguías diciendo que lo lamentabas de pronto casi me caigo al sentir tus labios posarse en los míos y es que las rodillas me traicionaban y, sin darme cuenta te tome de la cintura acercándote mas a mi de lo que ya estabas. Era maravillosa la sensación de tu cuerpo pegado al mió. No dejamos de besarnos hasta que nos falto el aire. Te mire anhelosa de sumergirme el esas dos manchas verdes que eran tus ojos. Te abrace con una ternura que no conocía en mi y a los segundos las lagrimas que retuve por meses salían de mi como un río desbordado. Llore con tigo ese día. Juntas. Después de unos minutos de estar mirándonos sin decir nada me dijiste: yo también te amo. Mi sonrisa fue tremenda al escuchar esas palabras y solo dije: como te has tardado ¡eh! Sonreíste. Y es que de no ser por ti jamás me habría enamorado.