Mi Secretaria Sumisa Y Puta

Como descubro lentamente y paso a paso que tengo una secretaria tan puta y guarra como yo!

Esas cosas nunca se sabe bien bien como empiezan. Comentarios sibilinos, miradas cómplices, pequeños guiños.

El caso es que avatares de la vida hicieron que acabara “mandando” en una empresa con una secretaria muy, pero que muy guapa. Es una mujer de carácter, pero ya tengo edad suficiente que detrás de esas superficies puedes encontrar cosas maravillosas.

Oigo sus conversaciones (ella las mías). Y nunca nadie dijo nada fuera de tono. Pero siempre tuve la intención que era una persona con muchos secretos sexuales. Hechos o por hacer, pero creía que era caliente, atrevida, soñadora. No me equivoqué.

Yo viabajaba mucho, era la época dorada del Messenger y los inicios del Facebook. De hecho entré en Facebook resulado de hacer una búsqueda de su nombre en Google y verla en esa red que desconocía.

Intercambiábamos mails privados en mis viajes. Con algún pequeño (suave e inocente) tipo “uy que tarde me escribes jefe”, “si ha sido una noche complicada” “seguro? Ya ya”. Es decir, de aquellos que no abren puertas, pero no las cierran. De aquellos que a los dos nos animaban

Os lo hago corto. Los mails fueron subiendo de tono y finalmente un dia, con la excusa de jugar a “la verdad” y hacrenos preguntas directas hicimos un chat en Facebook. Ella me confesó que en la radio había una persona que le ponía muy caliente y que le encantaba ver como iba por el pasillo para ver su culo. Era yo.

Yo le confesé que me “inventaba” cosas para hacerla entrar en mi despacho y ver como se contorneaba su culo al salir.

Ahí hicmos el primer ciber sexo los dos por chat.

Hubo otros.

Luego nos contábamos fantasías por mails.

Y luego pasamos a las fotos. Fotos que todavía tengo y que utilizo muchas veces para masturbarme y recordar esos días maravillosos.

Y le conté mi bisexualidad, y como me gustaba comer pollas. “Seguro que no lo hace mejor que yo que soy una profesional porque no hay cosa que me guste más que comerme una buena polla”. Llegados a este punto de confianza las cosas se fueron acelerando.

Un dia le confieso que me estoy masturbando en el despacho. Ella me ve desde la puerta (no ve nada porque lo estoy haciendo debajo de la mesa) con cara de vicio y esa media sonrisa picarona que me vuelve loco. Nos reímos.

Otro día ella da el paso y me dice. Hoy voy a entrar y quiero que tires la silla para atrás.

Entra, viene hacia la mesa. Se baja la camiseta para que le vea los pechos y me dice “enséñamela por favor”. Asi lo hago y en DOS SEGUNDOS me corro (juro que no me había pasado nunca).

Otro día la “obligo” a venir en tanga y falda. Se pone a mi lado, con la mano izquierda me toco la polla y con la derecha le sobo el culo, me meto por debajo del tango y le meto el dedo. Buffff

Y paro, porque hubo otras más.

Todo  desembocó en una noche de web cam. Ella en su casa (sola) y yo en un hotel. Me pidió que me desnudara y lo hice. Me enseño sus tetas por primera vez y de masturbó para mi por el coño y por el culo. Fue una locura, especialmente cuando le enseñe la gotita qu caía de mi polla, recogí la leche con  mi dedo  y lo chupé.

Todo era tan real y a la vez tan ficticio. Tan deseado pero tan rápido. Siempre a medias. Fui descubriendo por fotos, cam y algún momento en mi despacho sus secretos y su cuerpo. El mejor cuerpo que ningún hombre pueda soñar.

Hubo más. El morbo de masturbarte en el despacho mientras tu secretaria te mira. El morbo de correrte y que ella se lleve el pañuelo lleno de mi semen. Buffff

Hasta que di con la tecla

Un día me confesó que su sueño es ser una secretaria sumisa pero también ser una puta. Y vi una puerta abierta para que mi cuerpo soñado cumpliera sus fantasías y yo las mías. Le propuse que fuera mi puta.

Pusimos precio a todo: enseñar una teta, mandar una foto, mirar como me masturbo, hacerme una paja, hacerlo todo real.

Aquello la desató del todo, fue la gota que faltaba. Lo hicimos varias veces y yo le pagaba.

Hasta que un día le hice la propuesta definitiva. Ser mi puta toda una tarde en un hotel. Se lo pensó y… aceptó.

Llegó el día soñado, por fin pude convencerla.

Mi secretaria, guapa, alta, esbelta y sensual a más no poder. A veces una Arpía, a veces un corderito sumiso a mis órdenes. Mi secretaria iba a ser follada por su jefe, es decir, yo.

Quedamos por la tarde.

Fui al hotel. Me registré. Subía a la habitación y mandé SMS con el número de habitación.

Luego vino lo peor de esas situaciones. La espera, que se hace eterna (fue corta, es puntual). Se juntan los nervios con la excitación, pero no puedes ni tocarte (a ver si fallaré)

Llevaba traje y corbata, porque esa era su fantasía.

Sonó la puerta… ufffff

Guapa, radiante, brillaba por todos los poros de su final y suave piel. Preciosa, mi secretaria, mi puta secretaria.

Entró, noté sus nervios, supongo que notó los míos. Nuestros ojos se clavaban en el del otro.  Y por fin escuché el sonido soñado: la puerta se cierra

Me abalanzo, se abalanza, con prisa y con la explosión de la tensión vivida, los nervios y el deseo loco de follar y ser follados empezamos a comernos la boca. Va de negro y con unos pantalones de cuero que se pegan a su culo redondo (por dios, qué culo más turgente y redondo, roza la perfección). Mis manos como locas le aprietan las nalgas, primero suave, luego palpando el contorno y luego como le gusta,  apretando con fuerza para hacerle algo de daño, porque le gusta el dolor.

Mis manos ahora le buscan la raja, una corre como loca hacia el coño y se lo aprieto fuerte, muy fuerte. Ella mientras me está destrozando el culo, la ropa sigue puesto pero no lo parece, y nuestras lenguas vibran como loca en la boca del otro. Su lengua es esponjosa y grande, enorme, deliciosa.

Ella marcó el guion y lo seguimos.

Es mi secretaria, hace lo que le digo porque soy su jefe, pero además es puta, muy puta. Y le gusta sentirse puta.

Cogí el dinero y la pagué. Las putas siempre cobran antes.

Y empezó. Se quitó la cazadora (ni para eso habíamos tenido tiempo con nuestro desfogue inicial), su top negro era preciosos. Se acercó y empezó a desnudarme, como punta servil puta secretaria sumisa y sometida a los encantos y órdenes de su jefe.

Me quitó la americana. La colgó en el armario. La corbata. Mirándome con cara de vicio. Ni que decir tiene mi polla estaba durísima.

Lentamente fue desabrochando la camisa, mientras miraba con placer mi mirada complice y sus mano libre iba acariciando mis pezones, mis tetas, luego mi barriga. Sus manos son tan suaves.

Sumisa, se puso de rodillas y me desató  los zapatos. Me quitó los calcetines. Y todo lo iba dejando ordenado en el armario.

Sin levantarse y sin mirarme con cara de vicio tipo “ahora fliparás” empezó a desabrochar m i cinturón. Y luego los pantalones que cayeron al suelo.

Se levantó para colgarlos en el armario. Volvió hacia mí, seguía con su mirada de vicio y placer. Volvió a arrodillarse ante su jefe y lentamente me bajó el slip. Como un resorte mi polla durísima salió disparada. Estaba dura, muy dura. Gorda, muy gorda. Roja, muy roja.

Y empezó la faena. Primero me masturbó, ya no me miraba, solo tenía ojos para esa polla que había visto en mi despacho y por web cam y con la que hace años venía soñando. Estaba gozando incluso más que yo, por fin ese rabo deseado estaba en su mano, por fin su deseo oculto y secreto se hacía realidad. La polla de su jefe en su mano, por fin en su boca. Recordaba un día que viéndome en el despacho con la polla dura en la mano me dijo “tio, lo siento, pero esta polla me la tengo que comer un día”. Por fin, ese día había llegado.

Abrió la boca como una puta caliente, poligonera pasada de todo. Y se la metió entera, entera.

Y tal y como sospechaba. La a chupaba de vicio. Arriba abajo, lamiendo desde los huevos, pasándola por su cura, lametones en la punta, besos suaves y tragadas inmensas hasta que sus labios se comían mis pelos.

La tuve que parar un par de veces. ¿Por qué? Para que vea que yo mando porque soy su jefe. Me puse de cuatro patas encima de la cama y le dije “cómeme el culo puta”.

Y asi lo hizo… Y cómo lo hizo!! Me cogía las nalgas con las manos y me abría el culo. Primero los típicos lametones por encima (que están muy bien) pero luego volvió a demostrar que es la más mas guarra de la oficina. Me metía la lengua dentro del culo y allí me hacía el remolino. Por Dios! Que maravillosa sensación. Inolvidable temblor que me cogía por todo el cuerpo.

Me volvía levantar y…. Ya no pude mas. Noté que me venía, ella también. Y cuando noto que llegaba no abrió la boca, todo lo contrario. Se la trago más todavía para recibir mi leche.

Ahí salió todo. La corrida de mi vida, la del siglo. Saqué litros. Es una puta profesional, mientas me corría notaba cono lo tragaba y veía como por su garganta bajaba mi semen. Creo que para ella eso fue peor porque al notar como tragaba su garganta eché más todavía. Se escapó de su boca, no pudo con todo y le cayó sobre sus hombros, el cuello (tiene el cuello más bonito del mundo y verlo con  mi semen lo hizo más bello todavía). Chupó tanto y me puso tan caliente que creí que toda mi sangre estaba en la polla!

Quedé exhausto, muerto. Caí de espaldas en la cama rendido.

Se quedó de rodillas acariciando mis piernas.

Me incorporé. La besé. Su boca tenía el sabor salado inconfundible de mi semen. Y es tan puta que durante toda la tarde no bebió agua para que yo sintiera mi semen cada vez que la besaba. Es una reina, la mejor, una y otra vez me descubría una nueva táctica que disparaba mi placer.

Me cogió de la mano y llevó hasta el baño.

Me metí en la ducha.

Y ella, sumisa puta secretaria se encargó de abrir el agua. Ponerla en la temperatura correcta y ducharme. Limpiarme de pies a cabeza. Dejar mi polla brillante y limpiar bien la raja de mi culo. Con jabón y con sus manos.

Me secó. Bien seco, con esmero en la polla y en el culo (y la polla ya se endurecía otra vez). Me puso el albornoz y empezó la segunda parte del espectáculo que yo había pagado a esa puta.

Me senté en el sofá.  Y le di la orden. Desnúdate para mi puta.

Lentamente empezó a quitarse la ropa.

Bajo sus pantalones para que viera sus largas y frondosas piernas. Maravillosas. Vi su tanga delicioso con dibujitos.

Hazlo bien, le dije. Y lo hizo. No solo se desnudaba, sino que lo hacia como una profesional, por eso la había pagado. Lo hacia lentamente, mirándome con vicio. Sus manos además de quitarse la ropa iban acariciando su cuerpo.

Me abri el albornoz y empecé a pajearme. Porque me daba placer y porque sabía que ese rea su sueño. Sentirse puta. Desnudarse obediente por dinero delante de su jefe mientras este se hace una paja.

Cuando se quito el pantalón empezó a tocarse el coño por encima del tanga. Se quitó el top. No tiene casi barriga, y vi unas enormes tetas atrapadas en un sujetador. Por suerte fueron liberadas. Sus manos subían y bajaban, apretaban sus tetas, su coño. Se quitó el tanga, era toda mía. Mi secretaria después de tantos años de pasar todo el día juntos estaba desnuda toda para mi. El sueño de todo hombre que tenga la suerte de tener una secretaria tan guapa y sensual como yo la tengo.

Sus pezones estaban duros, ella se los pellizcaba.

Me enseño su culo, turgente y maravilloso pasando sus manos por la raja.

Su coño…. Enorme. Depilado, caliente y mojado. Sus manos lo acariciaban más  más.

La obligue a tenderse en la cama. Mastúrbate para mi.

Así lo hizo.

Se tumbó boca arriba, su coño enfrente de mi y polla (con mi mano arriba y abajo), abrió las piernas y se hizo una paja. Larga, suave primero dura después, creo que el principio se cortaba, pero a medida que avanzaba sus jadeos iban más y más lejos! Sus manos apretaban sus tetas haciéndose daño, ese daño que tanto le gusta.

La obligué a que usara la otra mano en su culo. Sumista y puta, así lo hizo. Y veía como mi secretaria profesional tenia dos dedos en su coño y otro dedo entrando y saliendo de su culo!!! Por Dios!!! Y ella también lo sentía, sabia que yo miraba, y por eso gozaba tanto.

Si hubiera sido otra persona le hubiera comido el coño. Pero.. ¿Tu les comes el coño a las putas? Yo tampoco. Y ella es puta, mi puta.

No pude más. Quería follarla. Y sin cansarme.

Primero de cuatro patas. Dios, que excitación al ver su culo rebotar y temblar contra mi polla.

Luego se puso encima.UFff, sus tetas arriba y abajo, su coño depilado perforado por mi polla, y sobre todo esa cara de placer desatado y esos besos con el sabor de mi propio semen.

Que grande

Luego siguió cabalgando encima de mi pero dándome la espalda. Y es que tiene la espalda más maravillosa del mundo, Gocé como un perro viendo toda su espalda y su culo desnudo, todo, todo para mi y sintiendo mi polla dura.

Y le metí los dedos en el culo. Mientras cabalgaba aproveché esa inercia para meter mis dedos en su culo. No me costó mucho.

Esa posición me volvió loco, y me recordó lo mucho que me gustan su espalda y culo.

Tiene una espalda preciosa, de hombros altos y esbeltos, casi perfecta y desemboca en un culo redondo, grande pero no gordo, turgente y perfecto, suave, muy suave y muy brillante. Creo que es el mejor culo que me he comido / tocado en mi vida.

La hice ponerse de pie en ante el armario y bajar la espalda apoyándose en él. Quería acabar la tarde como se merecía, con un nuevo sueño cumplido. Me ofrecía toda su espalda y su culo y además su mano seguía entrando y saliendo de su coño.

Así estuvimos un rato mientras yo me masturbaba hasta que me corrí, y pude gozar de como mi leche saltaba y se perdía en esas carnes suaves y deliciosas de culo y espalda porque mi mano le fregaba la leche para que expandiera y diera todavía más y  más brillo.

Y terminó la mejor tarde de sexo de mi vida. Me dio un último beso con mi semen, se duchó y se fue.

Yo también.

Habia cumplido una nueva fantasía. Fue maravilloso.

Sentí, y ahora ya sé que jamás viviría nada igual. Que la úinca posibilidad de volver a sentir eso sería dejar pasar unos años y repetirlo. Ahora sé que es así. Y han pasado unos años.

Tal vez ha llegado el momento