Mi secretaria. Mi hembra.

A causa de una situación fortuíta y morbosa, comienza la historia de dominación de mi secretaria, a la que poco a poco sometí valiéndome de mi condición de jefe

Eva es mi secretaria. Y lo más importante, yo soy su jefe.

Tiene 37 años, es tirando a fea, de cabello y piel morena y cuerpo normalito, bastante bien para haber tenido dos hijos. Creo que va al gimnasio, pero digo creo porque ni lo sé ni me importa. Viste bien, elegante, eso sí.

En los 8 años que lleva trabajando para mí nunca me había fijado en ella como mujer, simplemente mantenemos una muy buena relación de trabajo, cordial, con bromas, pero siempre manteniendo la distancia de jefe-empleada. Pasamos muchas horas en la oficina, pero el único morbo que me producía era la actitud sumisa que mostraba cuando en ocasiones saco mi carácter fuerte a pasear. Es decir, el placer que proporciona la situación de yo mando y tú obedeces, te guste o no, porque soy el que te paga. Porque soy tu jefe.

Me llamo David, estoy casado, tengo 44 años y un despacho de asesoría fiscal, con otros dos empleados aparte de Eva. Llevo toda la vida nadando y varios años haciendo triatlón, así que tengo buen cuerpo, y voy siempre completamente depilado.

Mi asesoría tiene dos plantas, en la de abajo trabajan los dos empleados y en la de arriba Eva y yo, cada uno en su oficina y tenemos un aseo en común. Un día de verano de bochorno caluroso, después de comer fui al baño a hacer pis y medio adormilado olvidé echar el pestillo. Hacía bastante calor así que me bajé los pantalones y los boxers hasta la rodillas y me subí el polo para estar más cómodo, mi pene tiene un buen tamaño aún estando sin excitar y aquel día lucía al aire en todo su esplendor, un pelín brillante por el sudor y un poco hinchado por el calor. Mientras orinaba llegó Eva de comer, y no sabiendo que yo estaba en el baño, abrió la puerta de golpe y me pilló así, con los pantalones bajados y mi pene y huevos totalmente desnudos. La reacción normal hubiese sido que ella cerrase de golpe y yo me girase hacia la pared, pero ninguno lo hicimos. Ella se quedó con el picaporte en la mano, mirando primero unos segundos mi pene desnudo que seguía orinando y luego mirándome a los ojos mientras apenas balbuceaba “perdón…”. Yo me quedé mirándola sin mover un músculo, acabé de mear y lentamente sacudí mi pene, lo limpié con un pedacito de papel, frotando bien la punta rosada y me subí muy despacio los boxers y luego el pantalón, percatándome de que ella seguía mirándomelo y solo mientras mi pene desaparecía despacio bajo la tela de los boxers, su mirada volvíó a posarse en mi cara.

Ella salió cerrando la puerta sin decir nada, y tras lavarme las manos salí yo y me puse a trabajar. Sin embargo no podía dejar de pensar en su mirada sobre mi pene desnudo, que lejos de incomodarme comenzó a darme cierto morbo. Al rato ella vino a traerme unos papeles, le hablé con normalidad pero la noté incómoda, casi ni me miraba y estaba deseando irse, así que se lo dije:

-          Eva, no estarás preocupada por lo de antes, no?? No pasa nada, de verdad, culpa mía por no cerrar, así que olvidate

-          Lo siento mucho, venía haciéndome pis y no se me ha ocurrido mirar si estabas en la oficina, lo siento de verdad, la próxima vez llamaré, te prometo que ha sido sin querer, la verdad que estoy bastante avergonzada, uffff

-          Venga hombre, vaya tontería!! además qué pasa, simplemente me has visto haciendo pis, vaya tragedia. Pero mira, si quieres, cuando vayas tú a hacer pis me llamas, te veo yo a ti y así estamos en paz, qué te parece

Habitualmente le gasto bromas haciendo como que hablo en serio, para tomarle el pelo , y en esta ocasión así era, por quitarle hierro al asunto, pero ella, avergonzada como estaba, me respondió:

-          En serio?? Uffff, qué vergüenza!! Pero tienes razón, así quedamos en paz…………qué vergüenza

Y se fue a su oficina

Me quedé sorprendido y luego pensé que ella me estaría tomando el pelo también, así que no quise darle más vueltas y me concentré en mis números, pero pasada una hora le oí levantarse, entrar en el baño y cerrar la puerta, y al cabo de unos segundos me llamó:

-          David!! Ya puedes venir!!

Levanté la cabeza de golpe, sin dar crédito a mis oídos, por un momento dudé en gritarle que lo que le dije antes era broma y no ir, pero el morbo me pudo y fui al baño, abrí la puerta y la ví sentada en el retrete, con los vaqueros bajados hasta los tobillos, las bragas a mitad de pantorrilla y la blusa levantada casi hasta los pechos, unos pechos que jamás había tenido interés en mirar y sólo ahora percibía su tamaño. Aquella visión me quitó cualquier duda que pudiese haber tenido, así que entré en silencio, me acerqué más y miré directamente su entrepierna. Al sentir mi mirada abrió las piernas imperceptiblemente y pude ver la parte superior de su pubis. Estaba sin depilar pero arreglado, con bastante vello oscuro. La miré a los ojos sin decir nada, como diciéndole "más" y ella abrió un poco más las piernas, todo lo que le dejaban los vaqueros de sus tobillos, y pude atisbar la fina línea de la raja de su vagina mientras orinaba.

La situación, con el ruido de la orina de fondo, me produjo un morbo increíble y tuve una erección potente de inmediato. Mi mirada iba de sus bragas pequeñas y blancas de algodón a su pubis y luego a sus ojos, después bajaba a los pechos marcados bajo la tensa blusa, y después a sus muslos, recorriendo desde la rodilla hasta el trasero, que se veía firme, apoyado contra el retrete. Su mirada iba de mis ojos a mi entrepierna, donde ya no se disimulaba la erección, marcándose la gruesa silueta del miembro erecto y duro contra la fina tela de mis chinos

-          Ya está, ya me has visto, puedes salir por favor para que me limpie??

-          De eso nada, tú me viste hasta que me vestí – dije serio y mirándola fijamente –

-          Ufffffff, lo estoy pasando mal, en serio, sal………por favor, por favor David, vete - tenerla ahí sentada ante mi con las bragas bajadas y suplicando, incrementaba mi excitación -

-          Vístete, pero despacio, como hice yo – mis palabras sonaron a orden. Lo eran -

-          David, por favor - pero su voz tenía ya el tono sumiso que adopta cuando me pongo serio con ella

-          Vas a hacer lo mismo que hice yo: límpiate bien, ponte de pie y súbete las bragas

No tuve que decir nada más, Abriendo bien las piernas Eva se limpió con el papel, lentamente, apretando su abultado coño que se entreabrió dejandome vislumbrar unos instantes su húmedo y rosado interior, se puso de pie ofreciendo a mi vista el coño en su totalidad, lo cual tensó aún más mi polla contra el pantalón, dejó caer su blusa sobre su liso y moreno vientre, en el que jamás me había fijado tampoco, se subió despacio las bragas deslizándolas por los pelos alborotados y oscuros de su pubis y finalmente se subió los vaqueros, cerrando lentamente la cremallera. No se por qué, pero el ruidito de la cremallera al cerrarse rozando la tela de las bragas acabó de ponerme cachondo. Mi pene, mejor dicho, mi polla tiesa, tensaba ya la tela bajo el pantalón. Y ella la miró, la miró antes de mirarme a los ojos para decirme:

-          Ya está, ya estamos en paz, yo te he visto y tú me has visto, qué vergüenza joder!!!

-          En paz no, realmente tú acabas de ver algo más de mí, así que volvemos al comienzo. Me debes una - las palabras me salieron sin pensar -

-          David, qué dices, no te debo nada, hemos hecho lo mismo, hemos visto lo mismo y ya estamos en paz, esto se acabó, déjame salir y olvidamos esto, te lo pido, te lo ruego - percibí en su tono acelerado que estaba a punto de llorar, lo cual me causó un extraño placer, pero decidí aflojar -

-          Era broma, vamos a trabajar - sin embargo no hablaba en broma y ella y yo lo sabíamos -

Salí primero, ella a los dos minutos, y al rato acabamos la jornada sin más y nos despedimos como siempre. En el coche camino a casa no podía dejar de acariciar mi miembro durisimo sobre el pantalón, y nada más llegar me masturbé como un loco en la ducha, recordando cada detalle de la situación, recordando su cuerpo semi desnudo con su sexo espuesto a mí, el morbo de haberle visto hacer algo tan íntimo, el morbo de que me obedeciese sin dudarlo, sin olvidar el brillo de su mirada fija en mi tremenda erección mientras se limpiaba, lo cual me hacía fantasear con  que quizá ella también se estuviese tocando en ese momento. Todo ello hizo que mi polla estallase y me corriese con fuerza, proporcionandome un orgasmo como hacía tiempo que no tenía.

Al día siguiente actuamos con normalidad, pero algo había cambiado, apenas cruzamos un par de bromas y hablamos lo imprescindible para el trabajo. Por la tarde igual, trabajamos sin casi juntarnos y nos fuimos a casa. Esa noche, tras masturbarme nuevamente, comprendí que lo que me excitaba tanto no era haberla visto casi desnuda, ni siquiera me atraía física ni sexualmente como me atraía mi mujer, lo que me excitaba era la situación de poder sobre ella, que me obedeciese en algo así aunque le costase mucho. Así que tomé una decisión: iría más allá, la obligaría a seguir obedeciendo, la sometería del todo, haría de ella mi hembra, sería símplemente una hembra a la que usar para darme placer como y cuando quisiese,

Así que al otro día seguí hablándole poco, ella estaba nerviosa, pues con mi actitud distante y enfadada sabía que algo pasaba. Al final de la mañana le llamé a mi oficina, con tono seco:

-          Eva, ven aquí

-          Dime David, ocurre algo??

-          Siéntate - se sentó y le dí varias órdenes acerca del trabajo, pero todo en tono serio y cortante, sin mirarla. Al final no se pudo aguantar:

-          Oye David, estás enfadado por algo?? por lo de anteayer??

-          Por qué iba a estarlo?? me viste, te ví y ya está. No es así??

-          Bueno....al final dijiste que te debía una, pero no se a que te referías, estás enfadado por eso???

-          No estoy enfadado, pero creo que debemos ser justos. Tú has visto algo íntimo de mí que yo no he visto de tí

-          No te entiendo David, de verdad, pero si nos vimos igual, qué es lo que quieres?? - su expresión era de desconcierto pero su tono empezaba a ser sumiso

-          Lo sabes perfectamente. No dejaste de mirar mi erección. Y eso es algo más íntimo que vernos haciendo pis. Aquello fué por accidente, pero mi erección la miraste aposta y varias veces. Así que quiero ver algo similar - mi quiero sono fuerte -

-          David, en serio, no me hagas esto por favor, lo del otro día me costó mucho, no quiero seguir con esto - ví asomar unas lágrimas a sus ojos -

-          Está bien, tú decides que hacer. Pero espero que no me defraudes. Ya sabes que quien me defrauda una vez........ha terminado conmigo. Ya me entiendes. Y ahora, vámonos a comer - decidí que se fuese a casa con la angustia y la incertidumbre y que pensase en mis palabras, pero estaba casi convencido de que nuevamente iba a acceder y entonces no habría vuelta atrás.

Por la tarde vino con una blusa blanca distinta de la que llevaba por la mañana, y bajo la que se le transparentaba lévemente el sujetador. Entonces supe que había cedido. Entonces supe que iba a ser mía. Mi hembra.

-          David, puedo pasar??

-          Dime

-          Lo he pensado y quiero acabar con esto, así que vale, te mostraré algo similar a lo que ví - su voz baja y su expresión llorosa me excitaron, y mi pene comenzó a crecer bajo el pantalón

-          Bien, qué vas a hacer

-          Voy a mostrarte la parte íntima de mí que se puede poner tiesa y que se note bajo la ropa

-          Y qué parte es?? dímelo

-          Ya lo sabes!!!!

-          He dicho que me lo digas - bajó la mirada al suelo, totalmente avergonzada -

-          Los pezones

La manera en que pronunció la palabra acabó de ponermela dura como una piedra. Eva se giró dándome la espalda, oí como se desabrochaba tres botones de la blusa, metía los dedos debajo y se tocaba los pezones, sin que yo lo viese. Se abrochó, se giró y me miró. Se veían los pezones apenas marcados bajo el sujetador y la blusa, dos leves bultos endurecidos

-          No es suficiente, apenas se marca nada.

Eva no dijo nada, se volvió a girar, se desabrochó y esta vez se lamió los dedos antes de meterlos bajo la blusa, Se entretuvo más tiempo tocándolos con sus dejos mojados antes de girarse. Y ahora sí, sus pezones se marcaban perfectamente bajo el sujetador, duros como piedras, tensando la tela de la blusa

-          Ya está, no?? ya tienes lo que querías, estás viendo mis pezones tiesos bajo la blusa igual que yo ví tu pene tieso bajo el pantalón!!! Ya está, se acabó!!!! - lo dijo enfadada pero apunto de romper a llorar. Decidí hacerla llorar -

-          Lo primero no me levantes la voz. Y lo segundo, no está acabado, mi erección era más visible que esos ridículos pezones tuyos, que parecen de una cría

-          David por favor, no me hables así - dos lágrimas cayeron por sus mejillas -

-          Compórtate como una mujer, no como una niña y no lloriquees. Quieres que te recuerde lo que viste??

Me puse de pie y salí de la mesa, para que viese mi erección, a esas alturas ya completa. Llevaba unos pantalones de traje muy ajustados, de tela semielástica, así que la verga se marcaba por completo, desde la base hasta la punta, tensando la tela hacia afuera. A causa de la excitación, la puntita goteaba, traspasando la humedad los boxers y el pantalón

-          Miralo, esto es algo tieso, y algo así es lo que quiero ver - me quedé de pie frente a ella, mientras Eva miraba mi potente erección. Al instante sus pezones se endurecieron un poco más

-          Eso es, mira tus pezones como reaccionan

Al oir esa palabra en mi boca y darse cuenta de su reacción, se giró de golpe, cubriéndose los pechos con las manos. Le agarre del hombro y la giré con fuerza

-          Mírame. Ya te he dicho como los quiero ver.

-          David por favor, no me hagas esto, basta ya!!!! - las lagrimas caían ya sin parar y su voz se entrecortaba, pero sonaba entregada

Le miré serio, sin decir nada. Eva se giró despacio, se abrio la blusa y se quitó el sujetador, dejándolo caer al suelo. Se abrochó y se giró hacia mí. Mirándome fíjamente se pellizcó los pezones con fuerza, primero uno y luego el otro. Ahora se marcaban perfectamente bajo la blusa humedecida por la saliva y el sudor. Sus dos aureolas se veian perfectas, y el botón del pezón también, erguidos, tiesos, duros como guijarros. Arqueó la espalda hacia mí, tensandolos contra la blusa, tanto que parecía que iban a rasgar la tela.

-          Así es suficiente??? te parece que mis ridículos pezones están tan tiesos y duros como tu polla???

Me lo dijo desafiante pero entre lágrimas, y no pude aguantar más. Me acerqué hasta casi rozarla, cogí con ambas manos los cuellos de su blusa y se la abrí de golpe, rasgándosela y rompiendo los botones. Sus pechos quedaron al aire, tenía unas tetas bonitas, no muy grandes y por lo tanto poco caídas, bastante tersas y morenas, y los pezones efectívamente estaban duros y brillantes, quise pellízcarselos hasta hacerla gritar pero me contuve. En vez de eso me acerqué más, casi hasta que la punta de mi polla tocase su pantalón, y le dije con voz calmada:

-          A mí no me hables así. Recuerda que aunque te esté mirando los pezones y tu estés deseando verme la polla desnuda, soy tu jefe. El que te manda. Y harás lo que yo te diga. Entendido???

-          Si David - las lágrimas de humillación le impedían hablar -

-          David no, a tu jefe le hablas de usted, entendido??

-          Si jefe. Si.................Señor

-          Bien, ahora ponte algo y puedes irte a casa

Eva se tapo como pudo con la blusa y se dió la vuelta sin decir nada

-          Y Eva, recuerda..................ahora te debo yo una

Continuará, así que acepto comentarios y sugerencias gustosamente, es mi primer relato y estaré encantado de contestar por aqui o por e-mail

Gracias por leerlo