Mi secretaria extranjera
La pandemia, hizo que tuviera que trasladar mi oficina a mi casa, y tener que contratar una secretaria.
Hola, les contaré como la pandemia, me hizo generar un cambio en mi vida.
Edita es la persona que contraté como secretaria en la época de pandemia, ella es extranjera, mide 1,6 metros, de busto, no es muy dotada, yo creo que no alcanza los 90 cms. Su cintura debe ser de unos 70 cms. Pero tiene un tremendo trasero.
Con el tiempo, fuimos tomando confianza y nos dejamos llevar más de alguna vez con algunos atracones en la casa, habíamos tenido sexo oral, ella a mi, y por supuesto yo a ella. A continuación, les relatare lo que paso, como si yo se lo estuviera escribiendo a Edita, pues ella me pidió que le escribiera el relato.
Me levanté temprano y me duché.
Estaba solo en la casa, ya todos se habían ido.
Eran las 9 y me acosté desnudo. Tu llegaste a las 9 y cinco.
Pasaste de largo, y entraste a el baño, saliste de ahí con un vestido escotado y corto, te acercaste a mi y me diste un beso en la boca, y te metiste de lado en la cama, fue toda una sorpresa para ti encontrarme desnudo.
Te pusiste de frente, nos empezamos a besar con pasión, tu lengua y la mía peleaban por apoderarse entre sí, tus manos acariciaban mi espalda, las mías se envolvían en tus cabellos, empecé a besar tu cuello y me apodere de los lóbulos de tus orejas.
Tú, estabas excitada y jadeabas suavemente con mis besos y caricias.
Mis manos bajaron por tu vestido, metí mi mano bajo él, para mi sorpresa estabas sin ropa interior, ni arriba ni abajo, me puse a besar tus senos sobre la tela del vestido, te mordisqueaba suavemente tus pezones.
Pasé una de mis manos por debajo de tu cuello y la otra la bajé a tu entrepierna, estaba muy húmeda, empecé a pasar mis dedos suavemente por tu arepita, te pusiste de espalda, y abriste más las piernas para que mis dedos recorrieron con mayor comodidad todos tus pliegues, seguíamos basándonos.
Tus manos, comenzaron a tocar mi pene, mis testículos, hasta que me miraste con ojitos de ternura, y me dijiste mimosamente.
Jeeefe, déjame comerte un rato!!!
Pero por supuesto te conteste.
Te bajaste de la cama, dejaste caer tu vestido al suelo, y para sorpresa mía, te subiste sobre mi en un maravilloso 69.
Tu vagina, muy mojada, quedo a la altura de mi boca y de mi nariz, se podía oler la excitación que emanaba tu cuerpo.
Con mis manos, tomé tus glúteos por la parte baja, separándolos, y quedando tu mojada y deseada vagina a la altura de mi boca, la que se abalanzó sobre ella besándola, pasando mi lengua suavemente de arriba a abajo, y luego de vuelta.
Mientras tu boca y tus manos se apoderaban de mi pene, estábamos mojadisimos los dos, dando rienda suelta a nuestra pasión, a nuestra lujuria....
Y escuché tu voz que me decía...
Jeeefe, méteme un dedo en mi panochita.
Yo como hombre obediente, accedí a tu deseo, mientras mi lengua jugaba con tu clítoris, mi dedo pulgar, jugaba a la entrada de tu vagina, iba abriéndose camino, en la maravillosa y jugosa vagina.
Yo escuchaba tus ahhhhh que rico jeeefe, que rico....
.... Huuuuum así, así
.... Huuuuuuummmmm que rico!!!!
Creo que acabaste por primera vez, pero me pediste que siguiera tocándote, y comiéndote....
Mientras tu boca seguía devorándose mi pene con pasión, mi boca seguía bebiendo los sabrosos jugos de tu vagina y mi dedo, seguía recorriendo el interior de ella. Sentía tu calor y tu humedad, tu te seguías moviendo, te giré suavemente y quedaste de espaldas a la cama, me puse a tu costado, y mientras dos de mis dedos jugaban al interior de tu vagina, empecé a besar tu cuerpo, a pasar mi lengua por tu estómago, puro tu pecho y por tus senos, me demoré tus pezones rosados e hinchados, llegué a tu cuello y saqué mi mano de tu entrepierna y pose mi cuerpo sobre el tuyo, tus piernas abiertas recibieron mi cuerpo, te penetre suavemente...
... nos besamos con pasión y lujuria, tus manos en mi pelo, me atraían con fuerza, nuestras bocas no tenían espacio para nada más que besarnos, mi pene, estaba completamente dentro tuyo, y tu te movías suavemente.
De tu boca salían unos suaves gemidos...
.... ahhhhhhh !!!!
.... que rico jefe, métela jefe, hummmmmm, ahhhhhh
Empezamos a movernos más rápido y más rápido.
Estabas llegando al clímax nuevamente, yo no aguanté más y explote dentro tuyo, mi semen estaba dentro tuyo y tu, con un gran gemido y tus piernas tiritando acabaste una vez más.
Que ricura lo que vivíamos en ese momento.
Me tendí a tu lado, tu te acurrucaste en mi, y volvimos a besarnos con pasión.
Estuvimos así un rato, y nos fuimos a duchar, tú me jabonaste y yo a ti. Entre besos y caricias terminamos ambos de ducharnos, nos secamos el uno al otro y volvimos a la cama, caminado desnudos por la casa.
Tu ibas delante mío, y movías tus caderas y tu trasero, mirándome, incitando a que te siguiera.
Volvimos al cuarto y nos acostamos nuevamente.
Apoyaste tu cabeza en la almohada. Yo me tendí al revés.
Nos mirábamos, encogiste tu pierna y la abriste, dejándome ver tu hermosa vagina, mi mano se fue a ella, te tocaba suavemente, mientras tu jugabas con mi pene.
Me miraste a los ojos y me dijiste
¿jefe, recuerdas lo que hace un tiempo te regale?
Quiero que hoy lo uses, quiero que me lo comas, quiero que lo penetre y que me hagas gozar.
Yo te miré, moje mis dedos en tus jugos vaginales y empecé a pasarlos suavemente por tu trasero, lo hice varias veces, y cada vez que lo hacía, levantaba tu cola y gemías.
Mi dedo pulgar estaba dentro de tu vagina y mi dedo índice jugueteaba a la entrada de tu anito, poco a poco fue entrando, de a poco, hasta que entro completo, podía tocar mis dedos entre las paredes interiores, luego moví mis dedos con suavidad, entraban y salían lentamente, tus quejidos se empezaron a hacer más fuertes...
Ahhhhh jefe, que rico jefe
¡¡¡¡Es tuyo jefe!!!!
Hummmmmm !!!!
Con mucho cuidado, comencé a meter mi dedo medio en tu trasero.
Suavecito, no te quejabas de dolor, solo escuchaba cono expresabas el placer.
Con dos dedos, mi mano libre comenzó a tocar tu vulva, tu clítoris.
Tu te estremecía de placer, tu cuerpo se estremecía con los movimientos de mis dedos, tu cuerpo estaba sudado por la calentura.
Finalmente apretaste tus piernas, dejando apretadas mis manos.
Comenzaste a convulsionar de placer y tus suaves gemidos eran gritos de placer....
... ahhhhhhh jefe, ahhhhhhggg que rico....
... dame más fuerte. Mételos fuerte....
.... que riiiiico jefe.
Tus brazos, abrazaron mis piernas con fuerzas, yo te miraba y tu a mi y seguías disfrutando.
Hasta que tensaste todo tu cuerpo y explotaste en un nuevo orgasmo.
Tu cuerpo se relajó, pero lo mío no había terminado aún.
Te pedí que te pusieras en posición de perrito, pusiste tu colita levantada y tus piernas abiertas, que quedaron al borde de la cama.
Me arrollide y quede con todo tu sexo frente a mi cara, mi lengua se fue sobre tu vulva, le pase mi lengua de abajo hacia arriba, pasando por tu vagina hasta tu ano, me quedé jugueteando con mi lengua, mis manos abrían tus glúteos para tener mejor acceso y visión, cada vez que sentías mi lengua, te estremecía y gemías...
.... ahhhhhh que rico jefe, jefecitoooo
.... quiero que me la metas jefe, es todo tuyo, solo tuyo
..... ahhhhh, hummmmmm metemela jefe por favor!!!!!
Me pare, y puse mi pene en la entrada de tu anito jugoso, y empecé a empujar suavecito, entraba un poquito, y paraba, tu gemías....
.... ahhhh jefe que rico!!!!
Empuje otro poco, la mitad de mi glande ya estaba adentro, tu hiciste un movimiento hacia atrás y mi glande entró completo, diste un pequeño grito de dolor, nos quedamos quietos, mientras te acostumbraba a tener mi pene en tu interior, una de tus manos se fue a tu sexo, y empezaste a tocarte...
... Que rico jefe!!!
Métela más por favor...
Métela más!!!
Ahhhhhhh que rico.
Volví a empujar, ya estaba la mitad adentro, y me volví a quedar quieto...
... jefe, no pares, métela toda que está rico!!!
Puse mis manos en tus caderas, y empecé a empujar, desde mi posición, podía ver como mi pene entraba en tu anito, la vista era maravillosa, y más me calentaba, además sentía y escuchaba como tus dedos entraban y salían de tu vagina.
Finalmente, mi pene entró completamente, mis testículos sentían el calor de tu vagina y también tus dedos entrando y saliendo de ella.
Mi calentura estaba al tope, empecé un mete y saca suave, pausado, pero tu querías que fuera más rápido...
... vamos jefe, dame duro, por favor dame duro!!!!!
Empecé un mete y saca más rápido,
A veces lo sacaba completo, y lo volvía a meter completo, que maravilla, yo estaba en éxtasis, mis ojos se deleitaban mirando...
Mis gemidos y los tuyos, se mezclaban en uno solo...
.... ahhhhhhhh
.... hummmmm
.... uffffffff que rico jefe, que rico, dale más, dale más.
Aceleraste la velocidad de tus dedos dentro de tu vagina, tu espalda y tus glúteos estaban totalmente húmedos, mi cuerpo también, mi frente sudorosa, goteaba, las gotas de mi sudor caían sobre tu cuerpo.
Estábamos ambos muy calientes, seguí metiendo y sacando, estaba a punto de acabar, hasta que finalmente sucedió, todo mi semen fue a tu anito maravilloso, uno, dos, tres chorros de mi leche quedaron dentro de ti.
Yo seguía tratando de empujar y tu también acabaste...
... tu cuerpo se derrumbó sobre la cama y yo sobre ti. Tomé tus manos y besaba tu cuello, tu espalda, te estiraste y quedamos frente a frente.
Nos besamos y nos acurrucamos.
Abrazados, nos quedamos un rato. Miraste tu teléfono y era pasado del medio día.
Nos levantamos y nos duchamos nuevamente.
Nos secamos, nos vestimos, y nos pusimos a trabajar….
.... Que ganas de tener muchas más mañanas así.