Mi salvación 21
Aquí me tenéis de nuevo!
Hola a todos! Bueno, he tardado un poco más con este cap porque quería hacerlo bien y me ha salido exactamente como quería, así que estoy satisfecha. Bueno, dejo ya de molestaros y os dejo con la lectura!
Terminamos de desayunar y pasamos todo el día los tres juntos. La conocí un poco más y la verdad es que era la viva imagen de su hija. Tenían las mismas ocurrencias, el mismo humor y los mismos gestos, conocer a su madre me sentir más cercana a Sarah.
Cinco días después
Estaba en el coche junto a Mike ya en Panamá, me estaba llevando a mi casa. Los días pasaron en Islandia y a Keila le dieron un mes para poder volver aquí, así que decidimos que lo mejor era irnos ya. Durante esos días había podido conocer bastante a Keila y pude comprobar con alivio que no tenía ningún tipo de rencor hacia mi, es más, nos llevábamos perfectamente bien.
Al cabo de poco rato estuve enfrente de mi casa, me despedí de Mike y entré dentro. Lo primero que hice fue tirarme al sofá, estaba reventada. Después de unos minutos deshice mi maleta, me di una ducha, cené algo ligero y me fui a la cama. Tenía ganas de ver a Sarah pero estaba tan agotada que descarté la idea. El día siguiente pasó normal, por la mañana me entretuve limpiando un poco la casa y por la tarde me reuní en el hospital con Mike.
Yo: Ya has arreglado las cosas con Michelle?- pregunté.
Mike: Si, ayer cuando llegué a casa estaba esperándome en el portal. La dejé pasar y lo arreglamos todo- contestó sonriendo.
Yo: En la cama seguramente...-susurré lo suficientemente fuerte como para que me oyera.
Mike: Elisabeth!- dijo dándome un pequeño golpe mientras se ruborizaba levemente.
Yo: Jajaja, a que no hace tanta gracia ser la persona puteada?- dije riendo.
El se limitó a reír bajando la cabeza.
Yo: Me alegro por ti, sé lo mal que se pasa estando peleado con tu pareja- dije mirando el suelo.
Mike: Si, no es para nada...- una voz le interrumpió.
Era débil, casi inaudible pero Mike y yo la oímos. Nos miramos extrañados y pusimos atención a lo que decía. En un principio no se entendía, pero al cabo de un rato conseguí entender lo que decía.
Voz: Elisabeth...- susuró débilmente
Miré a Mike y me levanté como si tuviera un resorte, dirigí mi mirada llena de esperanza a la cama de Sarah.
Sarah: Eli-sabeth- murmuró con los ojos entrecerrados.
Yo: Sarah!- grité eufórica.
Fui corriendo a su cama y la volví a mirar para confirmar que lo que estaba viendo era cierto. Había despertado!
Yo: Sarah, Dios cariño, por fin despiertas- dije besando todas las partes de su cara, su frente, su barbilla, sus mejillas, sus labios... Todo, absolutamente todo.
Lloraba sin poder contenerlo, estaba tan feliz que quería gritar tan fuerte como pudiese. Por fin, por fin después de tantas noches rezándole a Dios, después de tantos días lamentándome, por fin despertaba.
Paré un momento de besarla y me alejé mirándola a sus ojos. Su cara tenía una expresión de incomodidad que me asustó enseguida. De tanta emoción ni siquiera había dejado que Sarah dijera lo que pensaba.
Doct: Tenemos que llevarnos a la señorita Thompson unos minutos para hacerle un reconocimiento, si nos disculpan- dijo mientras se llevaban a Sarah en su cama, no me había dado cuenta cuando entró.
Mike y yo nos abrazamos fuertemente, el también estaba muy emocionado.
Mike: Por fin Elisabeth, por fin- dijo alegre.
Pasó una hora hasta que volvieron a traer a Sarah. Mike nos dejó privacidad y salió afuera. Sarah se acomodó lentamente y yo me senté en un sillón a su lado.
Yo: Cómo te sientes?- pregunté al cabo de unos segundos de silencio.
Sarah: Estoy muy cansada y me duele todo, la cabeza y sobretodo mi costado izquierdo- dijo tocándoselo suavemente- Pero por todo lo demás estoy bien- sonrió.
Miré el suelo durante unos segundos y después la miré a los ojos, ella me hizo el gesto de que me sentara a su lado en la cama y así lo hice.
Yo: Yo...yo siento mucho todo esto Sarah, soy la culpable de todo. No me di cuenta absolutamente de nada y ahora por mi culpa has estado casi a punto de morir- conté mientras empezaba a llorar- Estos días han sido un infierno para mi, la impotencia de verte tan débil y desprotegida y no poder hacer nada me rompía el corazón. No sabía si ibas a conseguir recuperarte, no sabía cuanto tiempo habría que esperar, no sabía si ibas a querer verme...
Ella intentó decir algo pero no la dejé, quería terminar lo que quería decir seguido, después se me iría la voz y no lo conseguiría y ya se me había formado un nudo en la garganta.
Yo: Todo este tiempo he estado pensando en la posibilidad de que en estos mismos instantes me mandaras a la mierda y que quisieses olvidarte de mi y, por mucho que Mike ha intentado convencerme, este pensamiento ha estado atormentandome desde que ingresaste al hospital. Sé que todo ha pasado por mi culpa pero te amo Sarah, te amo más de lo que jamás pudieras imaginar, y yo no sé como continuar sin ti, no puedo, has robado mi corazón y te pertenece tan solo a ti, si te alejas deja de batir. Puede que ahora mismo me alejes de ti y no quieras volver a verme, pero no pienso...-no pude acabar.
Sarah posó su dedo índice en mis labios seguido de un “Shhhh”. Pasó su dedo por toda mi mejilla izquierda y por el cuello, acariciándome y a la vez provocándome un escalofrío del que ella se percató sonriendo. Aún estando con arañazos y algún que otro moratón era simplemente hermosa, me había quedado prácticamente babeando mirándola. Ella me hizo el gesto de que me acercase y obedecí. Lentamente se fue aproximando a mi y rozó su nariz con la mía, parecía casi como si hubiera sido sin querer, después siguió acariciando mi mejilla con su nariz hasta que su boca quedó en mi oído.
Sarah: Ni aunque me amenazaran de muerte volvería a alejarme, sin ti muero lentamente- susurró, su aliento en mi cuello hizo que mi corazón batiese a mil por hora.
Bajó con su nariz y rozó la parte baja de mi mandíbula, volvió a subir hasta que juntó su frente con la mía. Mi respiración estaba muy agitada, tenía unas ganas enormes de volver a probar sus labios pero no quería adelantar nada. Ella me cogió la cara entre sus manos, ese gesto típico suyo, y se acercó lentamente y se paró cuando sus labios rozaron los míos. Intenté besarla pero ella se echó hacia atrás dejándome con las ganas y yo a ella con una gran sonrisa. Antes de que pudiera hacer nada Sarah se acercó a mi con una lentitud desesperante obteniendo al final ese esperado beso para ambas.
Me sentía como una adolescente a la cual le dan su primer beso, cosquillas aparecieron en mi estómago y los nervios no tardaron en hacerse presente. No sabía que me pasaba, tan solo estaba disfrutando el momento entre ella y yo. El beso fue seguramente el más tierno que hayan podido darme, no teníamos prisa, me besaba lentamente aprovechando cada segundo. Tan solo había usado sus labios y ya me había derretido por dentro, era increíble como me dejaba esta chica, tenía las manos sudadas y hasta noté un cierto temblor en mi cuerpo. Tuvimos que separarnos más que nada por falta de aire. La miré y la sonrisa que tenía casi no le cabía en la cara y yo reaccioné abrazándola y metiendo mi cabeza en su cuello mientras lloraba. Sarah también me abrazó y me acarició la cabeza con una de sus manos.
Sarah: Ya está, ya pasó. Por qué lloras?- preguntó todavía abrazadas.
Yo: Es que...te he hechado tanto de menos y he sufrido tanto por no saber si despertarías y no saber si me querrías a tu lado, no pienso volver a alejarme nunca más de ti- contesté aferrándola más a mi.
Ella se separó y me limpió las lágrimas con sus manos, se acercó y me dio un beso en la frente, entonces de repente su cara cambió por completo de expresión.
Sarah: Qué pasa con Amara?- preguntó.
Yo: Ya no estoy con ella, la misma noche en la que llegaste borracha a mi casa dejamos las cosas claras, yo no quería seguir en una relación en la cual no sentía nada- contesté feliz viendo como sonreía a medida que se lo decía.
Me besó lentamente y yo no rechacé la oportunidad de volver a degustar sus labios.
Sarah: He hechado tanto de menos tus labios, hacía tanto que no los provaba- dijo con nuestras frentes pegadas.
Yo: Realmente solo llevas sin besarme el tiempo que has estado en coma- respondí con una sonrisa traviesa.
Sarah: Qué?- hizo cara de no entender.
Yo: La noche en la que viniste borracha estabas que no podías ni caminar- ella bajó la cabeza- y entonces te caiste y empezaste a llorar. Yo me asusté y fui a ver si te habías echo daño, me dijiste que te dolía el corazón, que te dolía mi indiferencia y que no soportabas verme con Amara, fue ahí cuando me besaste- dije.
Ella estaba con cara de “No puede ser” y con la boca entre-abierta.
Yo: Puedes dar gracias, si no llegas a venir a mi casa y hacerme todo ese numerito no habría cogido el valor para después de tu comportamiento seguirte el día siguiente- le dije colocándole un mechón de pelo.
Sarah: Si, una total irresponsabilidad de tu parte. Tu sabes lo que te podría haber ocurrido de no haber salido las cosas bien? Me dan escalofríos de nada más imaginármelo- respondió poniendo mi mano contra la suya.
Yo: La cosa es que ha salido bien, no? Lo único que importa es que estás sana y a salvo, tan solo hace falta que te recuperes del todo- contesté besándole la mano.
Ella sonrió, me hizo un hueco y me tumbé junto a ella con cuidado de no hacerle daño. Le acariciaba la mano y poco a poco se quedó dormida. Le di un beso en la frente y salí fuera junto con Mike.
2 semanas después
Sarah
Estaba tumbada esperando a que Elisabeth me trajese los medicamentos. Ya me había instalado en mi casa y Lisa se quedaba conmigo la mayor parte del día para ayudarme, aunque venía a escondidas, su madre no quería que pasara tiempo conmigo tan pronto, temía de que aún no estuviera a salvo pero como su madre estaba de viaje era muy difícil que se enterase. Mi vida de nuevo tenía sentido, ella estaba junto a mi y no dejaría que me volviesen a apartar de ella. Todavía no sabía que era lo que había pasado con Damián, realmente poco me importaba pero tenía curiosidad, pensaba preguntárselo a Elisabeth.
Lisa: Toma aquí tienes- dijo dándome un vaso de agua y la medicación, había traído otro vaso para un medicamento que tenía que tomarme diluido en agua.
Yo: Gracias mi amor- contesté sonriendo.
Me metí las pastillas en la boca y me las tragué con todo el agua. Lisa de mientras me abrió el sobre y echó el contenido en el vaso mientras lo movía con una cuchara.
Lisa: Bébetelo- ordenó con voz firme, ella sabía muy bien que odiaba el sabor.
Yo: Uhhg uhhg- negué con la cabeza.
Lisa: Sarah bébetelo- volvió a decir.
Yo: Que no! Está malísimo, no pienso tragarme eso- respondí.
Me miró con cara asesina y se acercó a mi, me tomó de la barbilla y intentó abrirme la boca, yo hacía toda la fuerza posible para que no me la abriese pero cuando me quise dar cuenta ya la tenía medio abierta. En un momento Elisabeth pasó uno de sus dedos por mi boca y entre el forcejeo y eso soltó un chillido y se llevó el dedo a la mano. Yo pensando que la había mordido enseguida me recosté junto a ella.
Yo: Hay lo siento Elisabeth! Perdóname- dije preocupada.
Lisa: Joder Sarah!- se quejó.
Yo: Déjame ver- dije cogiéndole la mano.
Me pilló desprevenida y con el vaso el la mano me lo acercó a la boca y lo virtió, de manera que no me quedó más remedio que beberlo. Cuando terminé la miré con odio, ella sonreía y de vez en cuando se le escapaba alguna carcajada.
Yo: Como te odio- le susurré con los ojos entrecerrados.
Ella rió, se acercó a mi y rodeó mi cuello con sus brazos.
Lisa: Naaahhh solo será momentáneamente, haré que dejes de hacerlo- contestó.
Yo: Ah si? Y qué piensas hacer?- pregunté.
Me sonrió maliciosamente y se acercó a besarme. Intenté hacerme la dura y que ese beso no me afectase, normalmente habría podido aguantar a base de mucho esfuerzo, pero la intensidad con la que me besaba me dejó totalmente descolocada. Su lengua acariciaba la mía y nuestras salivas se intercambiaban. Cuando yo ya estaba casi fuera de mi y mi respiración se empezó a agitar se separó dejándome con ganas de más. Cerré los ojos y apoyé la cabeza en el respaldo del sofá, al cabo de unos segundos Lisa habló.
Lisa: Ves? Ya no te acuerdas ni del día que es hoy- dijo.
Reí y abrí los ojos. Ella estaba con esa sonrisa que tanto me encantaba y le robé un beso.
Yo: Eres mala- dije levantándome pesadamente.
Lisa: Adónde vas?- preguntó.
Yo: Me voy a duchar- respondí subiendo las escaleras.
Lisa: Quieres que te acompañe?- preguntó con voz provocadora.
Me giré y la miré perversamente mientras le sonreía sugerentemente, me volví a girar y retomé mi camino. Sabía que la cosa no pasarían de besos y caricias, Elisabeth me dejó bien claro que quería que estuviera totalmente recuperada para hacerlo. Aunque no me lo diijera sabía que tenía miedo de hacerme daño lo cual me pareció extremadamente tierno, pero no sabía si podría aguantar tanto tiempo cerca de ella y controlarme. Llegué al baño y dejé la puerta entre abierta, no faltaría mucho para que Elisabeth apareciese. Preparé un par de cosas y cuando me llevé las manos a la camisa para quitármela, unos brazos me abrazaron por detrás deteniéndome.
Inmediatamente sonreí y puse mis brazos sobre los suyos, Lisa empezó a besarme el cuello y poco a poco subió hasta el lóbulo de la oreja. Ella sabía que ese era mi punto débil y para mi, la temperatura estaba empezando a aumentar.
Yo: Eli-sabeth, como no pa-res no seré conscien-te de mis ac-tos- susurré entrecortadamente.
Pude notar como sonrió y se alejó de mi, me giré y la miré con cara de “Esta me la pagas” a lo cual ella rió. Me quité la camisa y el pantalón, Elisabeth ya ni disimulaba, me miró de arriba a abajo dándome un buen repasón, hacía mucho que no me veía así ya que este era la primera ducha que tendría con ella en mucho tiempo. Cuando me llevé las manos al broche del sujetador para quitármelo ella quedó más expectante.
Yo: Te vas a duchar con ropa?- pregunté maliciosamente sin habérmelo desabrochado.
Lisa: No no, claro que no- contestó saliendo de su ensoñación.
Quitándose la ropa se fue girando hasta que quedó de espaldas, yo aproveché ese momento para terminar de quitárme mi ropa interior y meterme. Abrí el grifo y me metí debajo del chorro de agua. Elisabeth entró y me miró con lujuria, yo también a ella y fue cuando noté que estaba bastante más delgada.
Yo: Elisabeth has adelgazado- comenté.
Lisa: Ehh si, eso me han dicho- contestó un poco nerviosa.
Mirándola le di a entender que quería una respuesta y ella al final se resignó a dármela.
Lisa: Apenas comía- respondió.
Yo: Por qué?- pregunté con un tono de enfado.
Lisa: Todo el tiempo que estuviste hospitalizada estaba que me moría de angustia, no tenía hambre y si comía era porque Mike me obligaba- confesó.
Yo: Pero estás tonta? Te has pasado 1 mes entero sin comer apenas nada?- dije ya enfadada.
Se hizo el silencio, cogí el shampoo y empecé a lavarme la cabeza. Puede que exagerase el momento, pero no me gustó nada que se pasase todo el tiempo que yo no estuve apenas sin comer. Cuando terminé me giré un momento y ella me abrazó.
Lisa: No te enfades Sarah ahora si que como. Es solo que no tenía apetito al saber que podría perderte en cualquier momento, los médicos no daban muchas esperanzas y eso no ayudaba- se disculpó, yo me giré y quedamos cara a cara.
Yo: Sabes lo que te podría haber pasado? Y si llegas a desmayarte en medio de la calle y te dabas un mal golpe o algo? Eso es muy peligroso Elisabeth, no vuelvas a hacerlo nunca, entendido?- dije.
Ella asintió con cara de pena.
Yo: Aiiish pero qué novia más guapa tengo!- dije cogiéndola de los mofletes.
Ella sonrió, me besó y continuamos duchándonos.
Yo: Mi amor, puedes enjabonarme la espalda?- pregunté.
Lisa: Claro, ahora voy- respondió cogiendo la esponja.
Puso el jabón y empezó a restregármela por la espalda, unos segundos más tarde paró y pasó su dedo por mi espalda, cosa que me empezó a agitar.
Yo: Hoy estás juguetona, eh?- comenté.
No contestó, terminó de enjabonarme y empezó a hacerlo ella, la observé y parecía enfadada.
Yo: Qué pasa Elisabeth?- pregunté con voz suave acercándome a ella.
Lisa: Nada, no es nada- contestó fría.
Yo: Venga va, que ha pasado? Hace un momento estabas bien y ahora de repente te enfadas- dije.
Lisa: Qué no ha pasado nada, vale!?- respondió un poco violenta.
Me alejé de ella, me aclaré el cuerpo y salí. Estaba molesta con ella, se enfadaba conmigo por una cosa que ni siquiera sabía que había hecho y encima me elevó la voz. Me puse la toalla atada por el pecho y me miré en un espejo pequeño para la cara, en ese momento salió Lisa, la ignoré. Seguí con lo mío y me dio por mirar lo que tenía detrás en el espejo, había un estante donde tenía cremas, el lavabo y otro espejo pero de cuerpo entero en el cual yo me veía reflejada, se me desfiguró totalmente la cara y Elisabeth al notarlo me miró no sé si con tristeza o rabia, quizás las dos cosas a la vez. Cogí el espejo y caminé hacia atrás para acercarme al otro cristal, cuando estuve lo suficientemente cerca me aparté el pelo de la espalda y volví a mirarme en el espejito para verme por detrás. Los ojos los tenía abiertos como platos. En un intento desesperador para ver que no era verdad, me quité la toalla de manera que pudiera verme la espalda completa, entonces me llevé una mano a la boca. Miré incrédula a Elisabeth con lágrimas en mis ojos, ella ya se había puesto la ropa interior, se acercó a mi y me abrazó.
Tenía marcada toda la espalda, estaba llena de cicatrices que no se veían mucho, pero si lo suficiente para una persona que estuviera cerca mía. No podía ser, lo último que quería era que ella viese lo que me hicieron y lo conseguí durante un tiempo, ahora lo tendría que ver cada vez que estuviera junto a mi. Yo sabía que me habían dado fuerte pero no tanto como para dejar marca, entonces entendí que ella no estaba enfadada, si no que tenía rabia.
Lisa: Vístete anda que te resfriarás- dijo separándose de mi y limpiándome las lágrimas.
Asentí y empecé a vestirme, ella también lo hizo. Estuve todo el rato con la mirada perdida y al parecer me puse el pijama muy rápido porque cuando me quise dar cuenta ya estaba en mi cama sentada. Al poco rato Elisabeth salió del baño vestida para irse a su casa. Se acercó a mi y antes de que pudiese decir nada me anticipé.
Yo: Quédate a dormir por favor- pedí mirándola.
Lisa: Está bien, deja que me cambie de nuevo para estar más cómoda- contestó metiéndose al baño.
No tardó mucho, en menos de 5 minutos salió con el pijama que yo le solía dejar. Dejó su ropa en la silla y se metió conmigo en la cama, que para entonces yo ya estaba tumbada. Apagó la luz y se giró a mi pasándome un brazo por mi costado abrazándome, el frío de su piel me hizo pegar un pequeño saltito.
Lisa: Perdona- dijo quitando su brazo.
Yo: Por qué te separas?- pregunté extrañada.
Lisa: Te he hecho daño en la herida- contestó.
Yo: No ha sido eso, es que estás muy fría- dije girándome hacia ella de manera que no me doliese, esta vez fui yo la que puse mi brazo en su costado.
Ella sonrió triste y no dijimos nada más, me miraba pensando que tenía los ojos cerrados ya que en la posición en la que estaba no podía saber si dormía o no. Sabía que estaba preocupada.
Yo: Quieres que hablemos?- pregunté.
Lisa: Y enterarme de todas las animaladas que te ha echo ese hombre? No gracias, creo que paso. No quiero deprimirme- contestó fríamente con un tono irónico.
Nos quedamos en silencio unos segundos, ella estaba pensativa.
Yo: Sé que no te gusta para nada Elisabeth pero no hace falta que me trates así, no tienes ningún derecho después de todo lo que he hecho por ti- susurré volviéndome a girar, esta vez si me disponía a dormir.
Lisa se volvió a acercar y me abrazó de nuevo apretándome contra ella.
Lisa: Lo siento, perdóname vale? Simplemente no soporto todo lo que ha pasado ha sido demasiado. Sé que me he portado como una estúpida, tu has arriesgado tu vida por mi y yo lo único que he hecho es atacarte. Gracias por todo en serio, ahora mismo podría estar muerta si no llega a ser por ti- se disculpó dándome besos en el hombro.
Giré mi cuello y la observé.
Yo: No tienes que agradecer nada, lo volvería a hacer una y otra vez si fuese necesario- contesté besándola.
Al poco rato el sueño me venció y quedé dormida. A las pocas horas volví a despertar. Mi costado derecho me ardía entonces miré abajo y vi que todo estaba manchado de sangre, se me habían saltado los puntos. Lentamente me levanté y como pude fui al baño, el dolor era insoportable. Encendí la luz y me limpié un poco las manos, cogí mi móvil y llamé para que viniese el médico a casa, no quería despertar a Elisabeth por una cosa que ella tampoco podría solucionar. Cuando colgué bajé a la cocina para tomarme un calmante que me dieron para los dolores, llené un vaso de agua y lo bebí entonces escuché un ruido. Me giré y caminé hacia el salón, todo estaba normal y en su sitio, y volví a escuchar otro golpe.
Yo: Elisabeth?- la llamé, el ruido venía de abajo así que supuse que se habría despertado.
Cuando iba a salir del salón escuché tras de mi un sonido metálico, enseguida paré y me giré lentamente. Cuando lo hube echo una mano tapó mi boca para ahogar mi grito.
Paola: Volvemos a vernos Sarah- susurró fríamente.
Mi corazón se agitó y el miedo se apoderó de mi, otra vez ella? Cómo había entrado? No pude emitir ningún sonido.
Paola: Jajaja tienes miedo? Bueno ahora podremos ajustar cuentas, suerte que esta vez si estamos a solas- dijo acorralándome contra la pared.
En ese mismo instante mi corazón se saltó algún que otro latido. No solamente corría yo peligro, Elisabeth estaba también arriba! Entonces empecé a sudar. Ella fijó su mirada en mi camiseta y sonrió satisfactoriamente.
Paola: Vaya vaya, pero si estás herida- murmuró colocándo su mano en mi costado- Te duele?- preguntó haciendo presión.
Yo: Mmmnmm!- gemí, su mano no me permitía decir otra cosa.
Paola: Ups lo siento, y aquí te duele?- volvió a presionar en el sitio justo donde me había impactado la bala.
Yo: Agggh!- grité esta vez sin que su mano me lo impidiese, no quería gritar pero no pude evitarlo, solamente rogaba a Dios que no hubiera despertado a Elisabeth.
Paola: Jajaja bueno, yo creo que va siendo hora de que acabemos de una vez- dijo apuntándome con una pistola.
Lloraba silenciosamente, estaba aterrada no tenía ninguna escapatoria. Realmente no temía por mi vida, si no por la de Elisabeth, a Paola le podría dar por pasearse por la casa y encontrarla, no tardaría ni dos segundos en matarla. Paola me dio un fuerte puñetazo en mi herida que hizo que me arrodillara y que gimiera. Levanté mi cabeza y vi como apuntaba con su pistola a mi cabeza, tenía el dedo en el gatillo. Volví a agachar mi cabeza ya que sabía que en mi estado no podría hacerle nada, entonces se escuchó el ruido del arma dispararse. A los dos segundos me toqué la cabeza y no tenía ninguna herida, no me dolía nada, levanté mi cabeza y vi como Elisabeth estaba subida a la espalda de Paola con la mano en la muñeca que aguantaba la pistola, había desviado el disparo.
Estaba en shock, no podía moverme ni gesticular nada y todo era como si pasara en cámara rápida, tan solo podía observar como Paola y Elisabeth se pegaban. Desde la posición en la que estaba podía ver la cara de Lisa, en mi vida la había visto con tanta furia como esa noche, no paraba de golpear a Paola mientras gritaba.
Lisa: Perra de esta no te me escapas, vas a pagar por lo que le has echo- gemía débilmente, Paola estaba buscando poder coger su pistola.
Paola: Sabes? Pensaba acabar con vosotras dos fácilmente, pero ahora me divertiré pegándote la paliza de tu vida- la amenazó poniéndose encima de ella y empezando a darle puñetazos.
Elisabeth a duras penas podía esquivarlos y recibió algunos golpes bien dados. En un momento Paola fue a golpear a Lisa con los dos puños, Elisabeth la detuvo cogiendo sus muñecas y le metió un buen cabezazo poniéndose de nuevo debajo. Estaba enviándole órdenes a todos mis músculos de que se movieran y poder llamar a la policía pero todo sucedió muy rápido. Paola se deshizo de Elisabeth empujándola fuertemente haciéndola caer de espaldas, después cogió la pistola y se dirigió a mi. Elisabeth que observó todo se levantó velozmente del suelo y embistió a Paola.
Cuando finalmente consiguió atraparla Lisa le dio una patada en la mano que apartó unos cuantos metros el arma y se echó finalmente encima y empezó a extrangularla. Al principio Paola arañaba la cara de Elisabeth y intentaba apartarla pero poco a poco se fue debilitando. Entonces fue ahí cuando reaccioné y levantándome retorciéndome de dolor me acerqué a parar a Lisa.
Yo: Suéltala Elisabeth vas a matarla!- intentaba converncerla, ella no me escuchaba estaba en cólera.
Elisabeth solo ponía más fuerza en sus manos para acabar con la vida de Paola, sus lágrimas hacía rato que se hicieron presentes.
Yo: Lisa escúchame, para ya! No seas como ella, no mereces ir a la cárcel por una persona así, detente- seguía hablándole.
Paola se llevó sus manos a las de Lisa intentando apartarlas pero le fue imposible, ni yo misma fui consciente hasta ese día de la fuerza que tenía. Entonces con mis manos agarré la cara de Elisabeth y la giré para que me viese directamente a los ojos.
Yo: Ves? Soy yo, Sarah, déjala en paz. Vas a matarla y así lo único que harás será parecerte a ella. Tu no eres así Elisabeth, no quiero que te conviertas en una asesina- susurré.
Finalmente conseguí convencerla y lentamente soltó el cuello de Paola, la cual se había desmayado. Miró sus manos y después a Paola, las lágrimas recorrían sus mejillas.
Lisa: Dios, qué he hecho?- susurró a si misma apartándose tanto de mi como de Paola.
Yo: Shh tranquila, ya está- la animé abrazándola.
Lisa: Estás bien Sarah? Te ha hecho algo?- preguntó de repente observándome.
Cuando vio toda la sangre de mi costado su cara cambió inmediatamente.
Yo: No me lo ha hecho ella, se me han saltado los puntos nada más- contesté tranquilizándola- A ti te ha hecho algo?- pregunté.
Lisa: Algunos cortes y una buena herida en la cabeza- contestó tocándosela.
Entonces sonó el timbre y me acordé del médico. Se me había olvidado por completo que iba a venir, y la verdad es que la situación era perfecta. Abrí la puerta y le contamos todo lo sucedido. Atendió primeramente a Paola, la revisó y estaba bien, tan solo le haría falta unos días de reposo. Después curó a petición mía los cortes y el golpe en la cabeza de Lisa y finalmente a mi. Me tumbé en el sofá y me levanté la camisa.
Med: Huy, esto tiene muy mala pinta- dijo sacando todos los instrumentos.
Me limpió y cosió de nuevo la herida, las caras que tuve que poner fueron alucinantes, el dolor era insufrible. Lo único que me reconfortaba era tener a Elisabeth cogida de la mano. Finalmente acabó y llegó la policía. Se llevaron a Paola y a nosotras nos tomaron declaraciones, se llevaron la bala que estaba en el suelo, impactó el la pared ocasionando un pequeño agujero y se fueron. Elisabeth cambió las sábanas y puso unas limpias, después volvimos a tumbarnos pero ninguna consiguió volverse a dormir.
Aquí acaba el cap de hoy. Espero que os haya gustado, me ha costado un poco escribirlo pero quería hacerlo perfecto, ya me contareis si lo he conseguido jejeje. Un beso y un abrazo!