Mi salvación 20

Sigue la historia

Tal y como prometí, la continuación la he subido pronto, ahora solo queda leer!

De camino al hospital me puse a pensar que hubiera pasado si a Damián le hubieran detectado la enfermedad a tiempo, probablemente no la hubiera conocido, y en como hubiera sido mi vida sin ella. Ella me trajo mucho dolor y estuve a punto de morir pero, eso era lo único que me había aportado? De ninguna manera, me amó y me mostró su amor como ninguna persona antes, y me protegió poniéndose ella en peligro. De esta manera fue como poco a poco empecé a recordar todo lo vivido junto a ella y sin poderlo evitar lloré silenciosamente mientras mi mente le rogaba a Dios que ella se recuperase.


No tardamos mucho en llegar. Entramos y el preguntó en recepción la habitación de Sarah, se la dieron y subimos. Caminamos por el pasillo y encontramos la habitación 365. Mike y yo nos miramos, después el abrió la puerta y me dejó pasar. Caminé un poco y la vi. Tenía muchos rasguños que no había visto y un montón de cables y tubos conectados a ella. Lentamente me acerqué y me senté en una silla a su lado. Me rompió el corazón verla así. Mike estaba al otro lado de la cama con las manos en la cara y unas cuantas lágrimas cayendo por su rostro, al igual que yo. Cogí delicadamente su mano y la besé.

Yo: Princesa tienes que ponerte bien, tienes que recuperarte, te necesito aquí a mi lado. Empezaremos de nuevo y esto quedará en el pasado como un mal recuerdo- dije con su mano en mis labios.

Mike: Elisabeth tiene razón no solo ella te necesita, yo también te quiero a mi lado. Eres mi hermanita, qué haría yo sin ti?- dijo.

Ella claramente no contestó, tampoco esperábamos que lo hiciese, nos dijeron que era bueno hablarles porque en el fondo se cree que nos escuchan. Mike y yo nos sentamos en unos taburetes que hacían un sofá.

Mike: Crees que lo conseguirá?- preguntó.

Yo: Tiene que hacerlo, los médicos no le dan esperanzas pero yo no pienso perder la fe- contesté.

Mike: Y si no lo llega a conseguir?- siguió.

Tardé en contestar unos cuantos segundos y tensé la mandíbula.

Yo: No pararía hasta dar su merecido a Paola, Damián estaba enfermo y en cierto modo no tiene culpa, eso no quita que quiera matarlo pero Paola...Paola es una miserable, lo único que deseo es que la cojan y después si Sarah se recupera restregarle que vamos a seguir juntas a pesar de todo- dije con rabia, aunque luego pensé- Bueno, si es que quiere seguir a mi lado.

Mike: Por qué no va a querer seguir contigo?- preguntó extrañado.

Yo: Es que es evidente que no va a querer seguir a mi lado. Si no hubiese sido por mi no la hubieran amenazado y si no la hubieran amenazado ella no estaría a un paso de la muerte- contesté triste, me destrozaba el corazón pero era la verdad.

Mike: De verdad aveces pareces realmente tonta- respondió.

Yo le miré en busca de una respuesta.

Mike: Exactamente habiéndola amenazado ella ha sufrido. Sé que no dudó un instante en dejarte cuando se lo dijeron para que no te pasase nada y si no fue antes a la policía era por miedo a perder tu seguridad. Aún piensas que no te va a querer a su lado después de lo que ha hecho por ti?- me preguntó.

No le contesté pero en mi cabeza realmente estaba meditando la respuesta. Mike tenía razón ella no tendría por qué dejarme pero no conseguía quitarme el disgusto de encima. La tarde pasó lentamente, Mike y yo estábamos en nuestros mundos y el único ruido que había eran los médicos entrando de vez en cuando para revisar a Sarah y el pitido de la máquina marcando sus pulsaciones. Deseaba con todas mis fuerzas que se recuperase, aunque Mike me hubiera dicho lo contrario yo me seguía sintiendo culpable, pero cómo no sentirlo? Todos me decían que había algo raro, que no era normal su comportamiento y yo hice caso omiso. Quizás si hubiera investigado un poco no estaríamos aquí, o tal vez sería yo la que estuviese en esa cama.

Las horas pasaron pacíficamente y con ello llegó la noche. Mike se recostó en un sillón y yo me quedé en aquel banquito y nos dispusimos a dormir. Era bastante cómodo pero no lograba dormirme y me quedé despierta observando a Sarah. Al cabo de unas horas y cuando ya estaba empezando a quedarme dormida un pitido continuo y agudo nos despertó a Mike y a mi. Aquella máquina no estaba mostrando ningún signo vital y el pánico se apoderó de mi.

Yo: Llama a los médicos!- le grité a Mike desesperada.

Antes de que el pudiera abrir la puerta los médicos entraron rápidamente y nos hicieron a un lado, después vinieron otros con una máquina y la pusieron en la mesa, le abrieron la bata a Sarah y empezaron a darle descargas.

Médico: Vamos con 200 voltios!- gritó uno.

Pusieron un líquido en las palas y le dieron la descarga. Su cuerpo se agitó levemente pero no fue suficiente.

Médico: Probemos con 250!- siguió.

Volvieron a darle la descarga y nada. Mike me abrazaba con fuerza estaba aterrorizada, pensaba que sería el fin que hasta ahí llegaría todo. Fue entonces cuando probaron con 300 voltios. Después de 2 descargas sus pulsaciones volvieron y con ello el pitido discontinuo. Los médicos se llevaron a Sarah a una sala y Mike y yo suspiramos aliviados.

Mike: Ya pasó Elisabeth, ya pasó- intentó consolarme, no podía dejar de llorar me había impactado mucho.

Yo: Pensaba que la perdía Mike, pensaba que la perdía. No soporto verla así, me destroza el alma- sollocé.

Me siguió abrazando durante unos minutos, al poco llegó un doctor.

Doctor: La señorita Thompson ha sufrido un paro cardíaco y ahora está en una situación más delicada aún. La buena noticia es que parece ser que se está empezando a recuperar, es un milagro que lo haya conseguido en su estado aunque todavía no hay nada seguro, puede cambiar de un momento a otro- nos informó.

Mike y yo nos alegramos, el doctor se fue y nosotros nos quedamos dormidos.

Tres semanas después

Sarah todavía no había despertado del coma, lo único que me aliviaba era que los médicos decían que estaba recuperándose adecuadamente y que no debería tardar mucho en despertar. Cada día iba a visitarla y le hablaba, había momentos en los que cuando le cogía la mano ella me la apretaba pero solo era un acto-reflejo. La primera vez que lo hizo, fui emocionadísima a decírselo a algún doctor que pasaba por allí y me dijeron que lo hacía inconscientemente, me llevé una gran decepción.

Estaba en el aeropuerto junto a Mike y los cuerpos de policía camino a Islandia. Íbamos a buscar a la madre de Sarah, los agentes habían investigado y con la participación de Damián no fue difícil saber su localización. Mike y yo habíamos decidido ir ya que yo tenía unos días de vacaciones en la universidad y la jornada en el restaurante ya la había acabado, por lo tanto tenía demasiado tiempo libre y a Mike no le iba muy bien con Michelle y pensó que así se distraería.

El viaje duró unas 3 horas que se pasaron bastante lentas, bajamos del avión y nos dirigimos al pueblecito, no tardamos mucho. Cuando llegamos fuimos a una pequeña cabañita a dejar las cosas y calentarnos un poco, todo estaba totalmente helado! Estuvimos unas cuantas horas y después de comer nos llevaron hasta el lugar donde creíamos que residía Keila. Era otra pequeña cabaña, realmente todas las construcciones que habían eran cabañas. Justo antes de que entráramos un hombre con pistola salió de la casa con una mujer de rehén.

No había mucho que pensar, ella era su madre. Inmediatamente un agente nos alejó de allí a Mike y a mi por seguridad, por lo tanto tuvimos que regresar a la cabaña principal. Yo me acurruqué en un sillón enfrente de la chimenea tapada con una gran manta y Mike a mi lado, también tapado.

Yo: Te han explicado quien era ese hombre?- pregunté mirando al fuego.

Mike: Es un rebelde, al parecer Damián no la dejó sin protección y ahora ese rebelde no quiere dejarla. Temo por su vida, ella ha sido como una madre para mi y yo, como tal, un hijo para ella- contestó preocupado.

Asentí y me quedé de nuevo ensimismada mirando el fuego. Hacía mucho frío, cerré los ojos y me puse a pensar en como me hubiese gustado tener a Sarah a mi lado para abrazarme a ella y quedarme calentita.

Yo: Alguna vez te imaginaste tu vida?- pregunté.

Mike: Cómo?- dijo sin entender.

Yo: Digo, de pequeña ya tenía mi vida planeada. Quería ser una gran bióloga marina, con mucho dinero y una gran casa en Londres, muchos perros y dos hijos. Por aquel entonces no me imaginé estar al lado de una mujer o un hombre- dije- Y ahora es todo tan diferente. Voy en camino a ser bióloga, dinero tengo más bien poco y una casa que no está mal en Panamá, ningún perro y muchísimo menos ningún hijo. Y lo más duro, la chica a la que amo está en el hospital en un coma del que ni si quiera sé si va a despertar- conté dolida.

Mike: Tenemos que ser fuertes Elisabeth, cuando Sarah despierte todo esto acabará. Vosotras volveréis a empezar y estaréis a salvo de cualquier amenaza y, lo más importante, Sarah podrá vivir su vida junto con las 2 personas que más ama en la tierra: tu y su madre- me animó.

Yo: Mike tu también eres una de las personas que más ama en su vida. El amor que ella siente por mi es claramente distinto al tuyo, pero es exactamente el mismo tipo que el de su madre: el amor fraternal. Tu eres su hermano, aunque no lo seas de sangre lo eres, para ella puede que signifiques más incluso que yo- contesté.

El me sonrió y me acaricio la rodilla. Seguimos hablando hasta que llegó la noche y con ello los agentes.

Yo: Ha habido suerte?- pregunté.

Agente: Si hemos conseguido apartarla de ese hombre pero tardaremos unas semanas en poder llevarla de nuevo a Panamá, hay que arreglar ciertos papeles que no le permiten marcharse- contestó.

Mike: Dónde está ahora?- preguntó.

Agente: Está aquí mismo, fuera en el coche. Podéis ir a verla si queréis- respondió.

Mike me miró y yo asentí. Nos levantamos, cogimos abrigo y salimos afuera. Estaba nerviosa, teóricamente iba a conocer a mi suegra no sabía como reaccionar. Una vez afuera todo estaba muy oscuro pero no ocultó la figura de Keila, la cual estaba con una manta apoyada en el maletero del coche con un café en las manos y la mirada perdida. Nos acercamos lentamente y posó su mirada sobre nosotros, se quedó mirando entretenidamente a Mike y poco a poco fue reconociéndolo.

Se emocionó enseguida y soltando unas lágrimas habló:

Keila: Mike?- musitó incrédula.

El asintió sonriendo, Keila se acercó a el y se abrazaron efusivamente, mientras los dos lloraban de emoción.

Keila: Dios Mike, mírate. Por poco no te reconozco!- dijo separándose.

Mike: Han pasado muchos años, pero tu estás exactamente igual- contestó alegre.

Entonces la cara de ella se entristeció.

Keila: Cómo está Sarah? Qué haces aquí? Por qué ella no ha venido?- preguntó exaltada.

Mike: Tranquila tranquila, después te contaré la historia que es muy larga- contestó.

Yo les observaba un poco apartada aunque no por eso no sonreía, estaba muy feliz de que se hubieran reencontrado. Al rato se dio cuenta de mi presencia y miró a Mike extrañada, como si le preguntase quien era yo, entonces me acerqué. Pude percatarme de que era exactamente igual a Sarah, solo que en vez de tener su pelo pelirrojo y los ojos azules había heredado el cabello rubio y los ojos verdes de su padre. Ella era bastante joven y muy bella, no pasaría de los 40.

Keila: Quién es?- le preguntó a Mike.

Yo le miré rogándole que me presentara el, yo no sabía que decir, no podía decirle que era la novia de su hija porque realmente no era así.

Mike: Ella es Elisabeth... exactamente no sé como definirla, pero es posiblemente, desde todo el tiempo que se conocen, la persona más importante en la vida de Sarah- dijo Mike.

Keila: Qué eres su novia?- preguntó emocionada.

Yo: No exactamente, ha ocurrido algo con Sarah- contesté triste.

Keila: Qué ha pasado?- quiso saber preocupada.

Mike: Mejor entremos dentro, ahí te contaremos todo- dijo mientras entrábamos a la cabaña.

Nos sentamos y entre Mike y yo le contamos lo sucedido. Ella no lo creía, estaba totalmente disgustada y dolida.

Keila: Dios, pero ella está bien?- preguntó sollozando.

Yo: Está muy grave, hace poco le dio un paro cardíaco y por poco no lo supera. Ahora los médicos dicen que está mejorando considerablemente- contesté triste

Nos quedamos un rato en silencio hasta que ella lo rompió.

Keila: Todo es culpa tuya!- me acusó furiosa, ya era lo último que me faltaba que encima su madre estuviera en mi contra- Si no hubiese sido por ti ella estaría a salvo! No entiendo como pudo anteponer su vida por la tuya.

Mike: Keila eso no es así, Elisabeth y Sarah se aman más que a sus propias vidas y Sarah lo que ha hecho a sido protegerla, Elisabeth no tenía ni idea- intentó calmarla.

Keila: Venga ya! Ella si de verdad estuviera enamorada de mi hija se habría dado cuenta de todo!- gritó.

Mike iba a decir algo, pero yo le interrumpí levantándome.

Yo: Yo a su hija la amo, si no me di cuenta fue porque ella me dejó y lo que hice fue esquivarla. Pero Mike déjala, ella tiene razón, yo sabía desde un principio que todo fue culpa mía- admití mientras lloraba.

Keila: Menos mal que al menos lo reconoces- murmuró.

Mike: Elisabeth sabes que no es verdad- me contradijo.

Yo: Mike yo lo siento así, también una vez estuve enfrente de ella podría haber dejado de golpear a su padre y no lo hice- contesté- Señora créame que yo lo único que quiero es que su hija vuelva a la normalidad y poder empezar de nuevo, si ella no logra recuperarse voy a cargar con la culpa toda mi vida- dije dolida, antes de que pudieran detenerme o decir algo más me dirigí a las escaleras y subí hacia el cuarto.

Una vez arriba me cambié la ropa y me acosté cansada mientras rogaba a Dios que Sarah despertara de una vez. Los rayos de sol en mi cara me despertaron, perezosamente me incorporé y me llevé las manos a la cabeza mientras soltaba un largo suspiro. Me sentía fatigada y eso que no había hecho absolutamente nada. Me levanté y bajé. En la cocina estaban Mike y Keila desayunando lo que habían comprado.

Yo: Buenos días- saludé mientras me llenaba una taza de café.

Mike y Keila: Buenos días- contestaron a la vez.

Puse un poco de azúcar en la taza y me senté junto a ellos.

Mike: Te he comprado esto para que desayunes- dijo ofreciéndome un donut.

Yo: Gracias pero no tengo hambre- le rechacé.

Hacía días que tenía el estómago cerrado no había comido mucho últimamente, solo me bebía el café para que me ayudara a despejarme un poco. El suspiró y miró su taza de café, después me volvió a mirar.

Mike: Elisabeth tienes que alimentarte. Tu sabes cuanto has adelgazado?- me regañó.

Era verdad, había adelgazado bastante pero que podía hacer si no tenía hambre.

Yo: Mike no tengo apetito no es culpa mía- contesté.

Mike: Igualmente tienes que comer, te vas a poner enferma! Cuanto hace que no comes bien? Un mes?- dijo preocupado- Desde que Sarah entró al hospital- afirmó.

Si, desde que Sarah hospitalizó no comía, pero es que la angustia no me dejaba, tenía un nudo en el estómago que si comía algo parecía que lo vomitaría. Dejé de mirar a Mike y posé mi vista en el café, lo movía circularmente con mis dos manos mientras dejaba que el vapor calentara mi cara.

Keila: Uy, eso está muy mal niña- comentó.

Yo la miré, parecía que ya no estaba enfadada más bien tenía incluso un aspecto preocupado por mi.

Keila: Verás Elisabeth, quiero disculparme por como te traté ayer, no tenía derecho a hablarte así. Estaba preocupada por Sarah y no encontré a otra persona más que a ti para desahogarme. Mike ayer me contó más sobre vuestra relación y quiero también que me disculpes por poner en duda que amas a mi hija, no quiero que tengas rencor hacia mi- se disculpó.

Le sonreí mientras sentía como un peso se me quitaba de encima. Había pasado toda la noche preocupada por eso y resultaba que ya estaba arreglado, me sentí aliviada.

Yo: No se preocupe, la entiendo. Y quédese tranquila, no le guardo rencor faltaría más- contesté sonriendo.

Keila: Tutéame por favor que me haces sentir vieja- rió, Mike y yo sonreímos- Además dentro de poco te tendré como nuera, tendremos que coger confianza- dijo.

Ante esto me entristecí un poco.

Yo: Eso si Sarah quiere que siga a su lado...-contesté.

Mike: Otra vez estás con eso?- dijo exasperado.

Keila: Por qué no iba a querer estar contigo después de lo que ha hecho por ti?- preguntó extrañada.

Mike: Eso me pregunto yo! Está convencida de que cuando Sarah despierte no la querrá ver por todo lo que ha sufrido- respondió por mi.

Keila: Pero qué tonterías dice esta chica! Cómo no va a querer estar contigo?.

Yo: No sé, tengo esa sensación- contesté.

Keila: Elisabeth no solo es Sarah la que ha hecho cosas por ti. Mike me ha contado como os conocisteis, prácticamente le has salvado la vida. Y además fuiste tu la que encaró a su padre para saber donde me encontraba yo, no solo es Sarah la que tendría que estar agradecida, yo también lo estoy y enormemente- contestó sonriendo.

Yo: Eso no tienes que agradecerlo, solo quiero la felicidad de ella- respondí mirándola.

Terminamos de desayunar y pasamos todo el día los tres juntos. La conocí un poco más y la verdad es que era la viva imagen de su hija. Tenían las mismas ocurrencias, el mismo humor y los mismos gestos, conocer a su madre hizo que me sintiera más cercana a ella.


Hasta aquí dejo la conti. Espero que os haya gustado, el siguiente cap no tardaré en colgarlo y aviso con antelación que va a ser largo y muuuuuyy intenso, ya lo vereis. Comentad, valorad y, sobre todo, muchas gracias por leer y dejarme saber vuestras opiniones es muy importante a la hora de escribir. Un beso muy grande!