Mi salvación 16

Aquí estoy de nuevo!

Hola a todos. Bueno, ya sé que muchos, bueno, mejor dicho, ya sé que todos quereis matarme por como he llevado a cabo la historia. Sarah se ha dejado llevar muy fácilmente si, pero la historia yo ya la tengo en mente y para que pueda continuar tiene que darse así. No es la mejor forma pero es la que se me ha ocurrido a mi. Lo siento si no os gusta pero como ya he dicho, es parte de la continuación. Sin nada más que decir, lean y disfruten!

El me miró decepcionado, supongo que pensaba que podría hacerme cambiar de parecer y así me quedé, esperando mi destino.


Pero para mi sorpresa abrió la puerta y me hizo la señal de que me fuese.

Damián: Ya has echo tu elección así que por hoy hemos terminado, dentro de dos días te enviaré un mensaje al móvil con tu dirección. Tengo que decirte también que los mensajes que te envíe no se quedarán guardados más que el mismo día que te lleguen y contando con que estarás vigilada no podrás ir a la policía a denunciarme- dijo el sonriendo- Adiós.

Yo salí de aquel bar y empecé a caminar sin rumbo fijo, estaba destrozada y no sabía que hacer con mi vida. Aún me preguntaba como demonios este hombre podía estar vivo, acaso todo fue una farsa? Seguramente. Dios extrañaba tanto a Elisabeth, extrañaba sus abrazos, extrañaba su voz, extrañaba su forma de ser, extrañaba sus labios, sus besos... Lo extrañaba todo de ella.

Cuando quise darme cuenta ya estaba delante de su casa, aquella en donde seguramente había vivido los momentos más felices de mi vida, entonces pensé que lo mejor sería rime de allí, me dijeron que no la buscara y allí estaba yo delante de su casa. Rápidamente reanudé mi camino sin saber hacia donde dirigirme miré mi reloj y vi que faltaban 30 minutos para que empezaran las clases, sin ganas decidí ir ya que no podía faltar así que cogí la moto y fui.

Llegué a tiempo y así pasaron las horas hasta que salí, las dos primeras se me pasaron muy lentamente pero el resto la verdad es que fue muy fluido ya que me concentré más en tocar. Tony se quedó impresionado ante mi cambio drástico de tema ya que antes las canciones que tocaba eran más alegres, pero ahora lo que tocaba no reflejaba nada más que dolor y tristeza claramente.

Tony: Sarah, qué te ha ocurrido que estás así?- preguntó el mientras recogía todo para irme a casa.

Yo: No es algo de lo que quiera hablar, solo puedo decirte que te acostumbres a esta nueva Sarah porque la otra ha muerto- contesté seria acercándome a la puerta- Adiós Tony- me despedí.

Una vez fuera cogí la moto y fui a dar una vuelta, tras 30 minutos de camino llegué al sitio donde en verdad sabía que acabaría. Caminé 15 minutos y me senté en la arena contemplando el mar, tarde o temprano visitaría este lugar, el lugar donde Elisabeth y yo nos besamos por primera vez en aquella noche tan fría. Lágrimas solitarias empezaron a acariciar mis mejillas, sin duda alguna era masoquista pero en aquel lugar me sentía cerca de ella y en ese momento era lo que quería. Pasé toda la tarde allí y cuando empezó a anochecer volví a mi casa.

Llegué y un silencio aplastante me rodeó, la soledad me invadió y entonces hice lo que me prometí que no haría nunca más. Me acerqué a un armario y saqué una botella de vodka que tenía desde hacía algún tiempo, me senté en el escalón que da al jardín y empecé a beber de la botella. El alcohol me quemaba la garganta hacía tanto que no lo sentía, también cogí unos cigarrillos que tenía bien escondidos y eché una calada. Me sentí totalmente relajada había conseguido mi objetivo, olvidarme por unos instantes de Elisabeth y todos mis problemas. Al cabo de unos cuantos minutos me bebí más de la mitad de la botella y poco después, la acabé completamente.

Poco a poco abrí los ojos y observé que estaba en mi cama me extrañé ya que no me acordaba absolutamente de nada. Intenté acomodarme pero me fue imposible, la cabeza parecía que me iba a explotar y tenía todo el cuerpo molido. En el mismo instante que me senté las náuseas se hicieron presentes, rápidamente fui al baño no sin antes darme unos cuantos golpes con todo. Llegué al baño, me tiré en el váter y comencé a vomitar todo el alcohol que había ingerido la noche pasada, no sé si estuve unos 10 minutos aferrada en el inodoro expulsando todo. Cuando se me pasaron un pocos las náuseas tiré de la cadena y apoyé mi cabeza en el borde del váter, estaba sentada en el suelo y todo me daba vueltas así que cerré los ojos. Parecía que tenía brasas en vez de garganta, estaba totalmente echa mierda.

Mike: Se puede saber que significa todo esto?- preguntó en el marco de la puerta.

Su voz retumbó en mis oídos parecía que había gritado con todas sus fuerzas para decirme eso.

Yo: Qué es “todo esto”?- pregunté con la voz ronca.

Mike: Sarah no te hagas la tonta, quiero saber que ha ocurrido inmediatamente- espetó el enfadado.

Yo: Ahh no grites por favor- supliqué cerrando los ojos, el se quedó en silencio esperando una respuesta- No ha ocurrido nada Mike, solo me encuentro mal esta mañana nada más-mentí.

Mike: No pasa nada?- preguntó, yo asentí- Entonces por qué ayer me vino a ver Elisabeth a casa destrozada diciendo que habías cortado con ella porque solo habías estado jugando?- preguntó el inquisitivo.

Mi corazón dio un vuelco al escuchar su nombre, enseguida me sentí de lo peor por hacerla sentir tan mal.

Yo: Porque es la verdad- contesté.

Mike: No digas tonterías! A ella la podrás engañar pero a mi no, qué demonios ha ocurrido?- quiso saber.

Yo: No son tonterías Mike, es la verdad. A ella no la amaba, me di cuenta cuando estuve perfectamente sin ella esos tres días que se fue- dije levantándome pesadamente.

Mike: No te creo, ha pasado algo y no me pienso marchar hasta que no lo sepa- dijo el.

Yo: No ha pasado nada! Me he dado cuenta de que no la amaba, solo la he utilizado como hicieron conmigo y ya está. Ahora si me dejas me tumbaré en la cama estoy fatal- dije tumbándome.

El se quedó en silencio unos instantes.

Mike: Y si no la amas, por qué te has emborrachado por ella?- continuó el.

Yo: No me he emborrachado- contesté sin muchas ganas.

Mike: Me vas a mentir también en lo obvio? No te preguntas acaso como es que estoy aquí o como es que has despertado en tu cama? Sarah yo mismo te quité la botella de vodka ya vacía de tus manos y te metí en la ducha para despejarte un poco, yo te cambié la ropa y te tumbé en tu cama. Nunca te había visto así Sarah y sé que es por ella- dijo.

Entonces caí en la cuenta de que era verdad, mi ropa estaba cambiada y enseguida la vergüenza se apoderó de mi, no por que me viese en ropa interior ya que esta todavía seguía intacta, si no por tener que ocuparse de mi en ese estado.

Yo: No ha sido por ella- dije.

Mike: Para de mentirme ya! Llorabas como una niña pequeña en mi regazo diciendo todo el rato su nombre y aún te atreves a decirme que no era por ella?- dijo enfadado.

En ese mismo instante supe que no tenía más escapatoria que contarle la verdad, el no pararía hasta saberla, me sentía tan frustrada.

Yo: Está bien es por ella que lloraba- admití.

Mike: Pero por qué?- dijo, yo me acomodé un me senté enfrente suya.

Yo: Con esto que te estoy contando la seguridad de Elisabeth está en grave peligro- susurré- Así que Mike como le cuentes esto a alguien y Elisabeth desaparezca o algo por el estilo te juro que no te hablo más en mi vida, entendido?- le advertí.

Mike: Tranquila no lo voy a decir a nadie- contestó el asustado.

Yo: Si yo estoy junto a Elisabeth le harán daño o peor aun... no quiero ni imaginármelo. La única manera de que no le hicieran nada era apartándola de mi vida y eso es lo que he echo- dije llorando.

Mike se acercó a mi y me abrazó consolándome yo me desahogué en su pecho.

Mike: Pero quien te amenazó?- quiso saber.

Yo: Eso no te lo puedo contar, correría demasiado el riesgo de que le hicieran algo, he pensado en como deshacerme de ellos porque tengo los medios, pero tengo miedo. Me tienen vigilada y se podrían enterar antes de que nos viéramos, no quiero ni pensar en lo que haría si le llega a ocurrir algo- respondí triste.

El asintió y nos quedamos así un rato abrazados, lo poco había dormido y la tranquilidad que me aportaba Mike hicieron que me quedara dormida en sus brazos. Desperté de nuevo en mi cama pero no veía a Mike, me reincorporé un poco y la cabeza me dio vueltas todavía tenía restos de la resaca. Miré el reloj y me sorprendí, las 17:26! Seguramente habría dormido por horas. Me fijé que al lado del reloj había un vaso de agua y una pastilla con una nota, la cogí y la leí:

Sarah tómate esta pastilla seguramente cuando despiertes la echarás en falta. Yo ya

me tenía que ir pero he cocinado algo para que comas. Cuídate mucho.

Te quiero”

Sonreí un poco y me tomé la pastilla, seguí tumbada por unos minutos y decidí darme una ducha para despejarme un poco. Cuando salí me tiré en mi cama, no tenía ganas absolutamente de nada. No tenía hambre, no quería salir a la calle, no tenía ganas de leer algo, no quería ver la televisión, no tenía ganas de vivir... Mi mundo sin ella no tenía sentido, no encontraba razones para seguir viviendo, ella era la única persona que me daba ilusión de levantarme cada mañana y ahora la he perdido, Dios, por qué me pones esta condena? He amado incondicionalmente, he dado todo lo mejor de mi por ella y ahora este es mi castigo, aún así no me arrepiento de haberle dado todo, todo tenía que acabar pronto. Un mensaje en el móvil me sacó de mis pensamientos.

Era un mensaje desconocido, lo abrí y lo leí. Era de Damián, me citaba mañana en la calle ** número 5 a las 19:45. Lágrimas de impotencia y dolor era lo que caían por mis mejillas, me juré que me vengaría de ese hombre y le haría querer no seguir viviendo. No lo soporté más y me fui a la calle, Estaba lloviendo pero me daba igual, puse mi reproductor de música y empecé a caminar.

Llegué a la ciudad y pasé por delante de la universidad, entonces la vi, estaba mirando la lluvia caer. Seguía tan hermosa como siempre con la diferencia que en su mirada se veía una tristeza enorme, tenía ojeras y sus ojos estaban apagados y oscuros, sentí un pinchazo en el corazón. Yo era la causante de su dolor, le había arrebatado toda su felicidad y energía estaba demacrada, era irónico pensar que yo le estaba causando todo eso cuando me juré nada más conocerla que viviría tan solo para hacerla feliz y protegerla de quien le pudiese hacer daño. Me fijé que estaba con Amara, supongo que habrían quedado para terminar trabajos y eso, me odiaba a mi misma el saber que seguramente la habría desconcentrado de su trabajo y que probablemente por mi culpa se atrasaría.

En ese momento nuestras miradas se encontraron y un escalofrío me recorrió de arriba a abajo, me miraba con odio y dolor y yo no sé muy bien que era lo que expresaba mi mirada. Fue como si me hubieran dado una patada en el estómago, decidí que lo mejor sería irme, no quería hacer nada de lo que después me arrepintiera. Al poco rato de reanudar mi camino alguien me tomó por el hombro bruscamente, me giré y para mi sorpresa era Amara.

Yo: Pero qué te pasa?!- le grité enfadada.

Amara: Cómo puedes ser tan zorra?- dijo ella cabreada.

Yo: De qué hablas?- me hice la desentendida.

Amara: No te hagas la tonta, te crees que no sé lo que ha pasado? Cómo pudiste hacerle eso?!- preguntó enfadada.

Yo: Lo que haya echo o no es algo que no te importa- respondí cortante.

Amara: Pues mira que si me importa, y mucho- contestó.

Yo: Qué pasa? Acaso te gusta Elisabeth?- pregunté celosa, intenté que no se notara.

Amara: Y si me gustara, qué pasaría?- respondió.

En ese momento los celos me invadieron, creo incluso que me puse roja de la rabia, estaba intentando controlarme para no matarla en ese mismo instante y dejarle claro que no se acercara a ella.

Yo: Nada, no pasaría absolutamente nada- contesté tensa. En ese mismo momento llegó Elisabeth corriendo intentando alejar a Amara de allí.

Lisa: Amara vámonos, déjala en paz- habló ella.

Su dulce voz invadió mis oídos la echaba tanto de menos, unas enormes ganas de llorar de hicieron presentes pero tuve que contenerme. Amara pareció calmarse un poco.

Amara: No quiero verte cerca de ella, no le dirijas la palabra ni tan solo la mires, entendido?- me encaró. Era flipante, primero Damián me prohibía acercarme a ella, y ahora esta también lo hacía?.

Yo: Para empezar, a mi no me manda nadie yo haré lo que me dé la gana- contesté vacilante.

Amara: Lo repito, no te acerques a ella o si no...- empezó a hablar.

Yo: O si no qué?- la interrumpí.

Amara: O si no pasará esto- dijo abalanzándose sobre mi y dándome un puñetazo en la nariz.

Mi reacción inmediata fue llevarme las manos a la nariz, me las vi y estaban ensangrentadas, esto ya era el colmo. Fui para pegarle cuando Elisabeth que se encontraba detrás mía habló.

Lisa: Sarah por favor detente!- suplicó.

Escuchar su voz pronunciar mi nombre me detuvo al instante, no podía desobedecer a la dueña de mi vida. Amara aprovechó mi desconcierto para darme otro golpe en la cara, yo pude apartarme pero haciendo esto el golpe fue a parar a Elisabeth la cual cayó al suelo. La ira se apoderó de mi.

Yo: Mira lo que has echo! Cómo te atreves a tocarla?!- inquirí totalmente fuera de mi.

Después inmediatamente fui hacia donde estaba Elisabeth.

Yo: Estás bien?- pregunté ayudándola a levantarse.

Lisa: Si si, estoy bien- contestó mirándome aturdida.

Entonces me di cuenta de mi comportamiento, ya había desobedecido una de las normas que me impuso Damián, no podrás acercarte a ella ni ser amable. El pánico me invadió y rápidamente me alejé de ella.

Yo: Me tengo que ir- dije empezando a caminar.

Lisa: Pero Sarah, tu nariz...- la interrumpí.

Yo: Estoy bien- contesté echándome a caminar rápidamente observando a mi alrededor en busca de alguien sospechoso que pudiera haber presenciado eso.

Me paré en una fuente que había en el parque, cogí el agua con las manos y me limpié la nariz, la muy cabrona me había dado fuerte pasó un buen rato hasta que paró de salirme sangre. Como la odiaba, sabía desde el principio que ella no solo quería una amistad con mi pequeña. Sus palabras rondaban todo el rato por mi cabeza: “Y si me gustara, qué pasaría?” Qué es lo que pasaría? Cómo reaccionaría? Me senté en un banco con la mirada perdida. Pasaron unos minutos en los que me concentré en escuchar caer la lluvia a mi alrededor.

Lisa: No te comprendo- escuché.

En ese momento me giré y vi a Elisabeth empapándose, estaba apoyada en el mismo banco que yo estaba.

Yo: Qué haces aquí?- me alarmé, lo último que me faltaba era que me vieran con ella.

No contestó, en su cara se veía la incertidumbre y yo de cada vez estaba más preocupada por su seguridad, me estaba jugando mucho al estar a su lado. Justo antes de que me levantase habló.

Lisa: No comprendo tu actitud Sarah. Un día me dices que me odias, que te doy asco y que no quieres volver a verme. Otro día me defiendes y me preguntas si me he echo daño. Te juro que no te comprendo- dijo ella mirando el suelo tristemente.

Yo: Hay muchas cosas que no entiendes, es mejor dejarlo estar Elisabeth tanto para ti como para mi- contesté levantándome. Comencé a caminar y pasé delante suya.

Lisa: Te necesito Sarah...- susurró con la voz quebrada, sus ojos estaban intentando contener las lágrimas. Me dolió en lo más profundo de mi alma.

Yo: Elisabeth yo...- me interrumpió.

Lisa: Dime, dime que es lo que he echo mal y lo arreglaré. Dime que es lo que no te gusta de mi y te juro que cambiaré, por favor dame otra oportunidad- rogó llorando.

Yo: Elisabeth no has echo nada mal, simplemente me he dado cuenta de que no te amo. Tu y yo no estamos hechas para estar juntas, es un hecho- contesté fríamente.

Lisa: Sarah sé que ha pasado algo, dímelo y seguro que podremos solucionarlo- intentó convencerme.

Y si tenía razón? Puede que si le contaba lo sucedido y íbamos a la policía todo se solucionaría pero me jugaba mucho. Yo la quería a mi lado y de una cosa estaba segura, no iba a dejarla ir tan fácilmente, estuve a punto de hablar cuando me llamaron al móvil.

Yo: Quién es?- atendí.

Damián: Estás segura de decirle la verdad?- dijo una voz amenazadora.

Me exalté y miré a mi alrededor en busca de alguien, pero estábamos completamente a solas, Elisabeth se extrañó con mi reacción.

Yo: No la dejaré tan fácilmente- contesté.

Damián: Yo te impuse las reglas y las estás rompiendo, fíjate que tragedia podría ocurrir con tu decisión- dijo.

Yo estaba mirando a nuestro alrededor cuando vi un punto rojo posarse en la frente de Elisabeth, aguanté la respiración y mi corazón empezó a latir desenfrenadamente.

Damián: De verdad vas a arriesgar su vida por tan solo unas palabras?- preguntó burlándose.

Yo: No- contesté cortante y colgando.

Lisa: Qué era lo que me decías?- quiso saber, el punto rojo seguía en su frente.

Yo: Pasa que no te amo, no quiero tener nada que ver contigo entiéndelo ya. Conseguirás olvidarte de mi y tendrás a otra persona que te ame como te mereces- dije nerviosa, el punto poco a poco se retiró de su frente haciéndome suspirar

Lisa: Pero yo te amo a ti- contestó ella mirándome tristemente. Esa mirada me mató, me desarmó por completo y sentí como pisoteaban mi corazón miles de veces.

Yo: Pero yo no a ti. Simplemente no te veo en mi futuro Elisabeth- respondí- Ahora hazme el favor de ir a casa y tomarte una ducha bien caliente antes de que enfermes- concluí con la voz quebrada, di media vuelta y empecé a caminar rápidamente mientras las lágrimas desbordaban de mis ojos.

Sentía una opresión en el pecho que me dificultaba respirar. Había estado a punto de costarle la vida a Elisabeth me moriría si le hubiese llegado a pasar algo. Maldije la hora en la que ese gusano se presentó como si nada a acabar con mi vida pero no le daría la satisfacción de verme débil ante el. Llegué a mi casa y lo primero que hice fue desvestirme y meterme en la ducha, estaba helada. Cuando terminé me puse el pijama y fui directamente a dormir, temiendo por lo que me esperaría en el día siguiente.

El sol entró por la ventana despertándome, y eso significaba que otro día sin ella empezaba. Dos días, dos días sin ella a mi lado, sin su cariño, sin sus caricias, sin sus besos... Todo era muy duro pero tenía que sacar fuerzas de donde me fuera posible. Me metí en la ducha para despejarme, salí y con pocas ganas comí algo que encontré por ahí cuando acabé lavé los platos.

No sabía que hacer entonces se me ocurrió una idea. Cogí un cuadernito y un boli, salí al jardín y me senté en una mesa, justo donde daba el sol. Abrí el cuaderno y decidí escribir lo que sentía de toda esta situación, no es que quisiera tenerlo de recuerdo pero bien sabía que si escribía podría paliar un poco mi dolor. Pasó el tiempo y sin que me diera cuenta se hicieron las 15. Guardé el cuadernito, como no tenía hambre terminé de vestirme y con mi moto fui al orfanato. Hacía tiempo que no iba y además seguramente me alegraría un poco. Fui a una tienda a comprar unas cuantas chuches y después fui. Cuando llegué aparqué la moto y entré. Aarón uno de los niños al cual le caía muy bien me vio.

Aarón: Mirad todos, ha venido Sarah!- gritó corriendo hacia mi. Inmediatamente todos los niños salieron y gritaron todos a la vez: “Sarah!”.

Yo sonreí y me agaché, todos vinieron a mi y me abrazaron. Sin duda alguna había acertado viniendo allí.

Yo: Hola a todos! Como estáis?- pregunté alegre.

Niños: Bien!- gritaron al unísono.

Yo: Mirad lo que os he traído- dije mientras enseñaba la bolsa.

Niños: Chuches chuches!- gritaron eufóricos, intentaron coger la bolsa pero no lo permití.

Yo: Ah no, antes que nada tenéis que darme un besito- les dije mientras señalaba mi mejilla.

Así fueron pasando de uno en uno, me daban un beso en la mejilla y yo les daba una bolsita con las chuches hasta que acabé con todos.

Mike: Qué se dice niños?- preguntó Mike entrando a la sala.

Niños: Gracias Sarah!- dijeron mientras comían.

Yo: Jajaja de nada- contesté riendo.

Los chicos se quedaron jugando y comiendo, yo estaba con Mike y alguno que otro niño.

Mike: Cómo estás?- preguntó mirándome.

Yo: Más o menos, hago lo que puedo- contesté sonriéndole tristemente. El asintió y no dijo nada más.

Mike y yo jugamos con los niños, me dio mucha alegría que uno de los niños se fuera ya que una familia lo había adoptado aunque en el fondo me entristeció un poco, conozco a esos niños desde que eran unos bebés prácticamente son una parte de mi. Finalmente llegó la hora, me despedí de los niños y de Mike, salí de ahí y conducí con la moto hasta mi destino. Tenía miedo de lo que me harían pero también estaba preocupada por Elisabeth, había estado cerca de ella y me aterraba que le hicieran algo. Al final llegué a la dirección, era una casa pequeña parecía abandonada. Bajé de la moto y toqué la puerta la cual se abrió. Con el corazón a mil por hora entré en aquel lugar.

Todo estaba muy oscuro, había un pasillo que a los lados tenía puertas cerradas, seguí recto y al final a la derecha había una habitación abierta, lentamente entré en ella. Parecía un lugar de reunión satánico, el olor a óxido estaba presente en la habitación. Estaba iluminada por unas velas, se podía apreciar la humedad en las paredes, había un calefactor de metal en la pared las cañerías estaban muy deterioradas. Me adentré más en el cuarto y fue cuando una mano me dio una cachetada en la mejilla, inmediatamente me llevé la mano a la cara.

Damián: No te dije que no te acercaras a ella?- se escuchó su voz.

No supe que decir, me habían visto junto a ella y por esa pequeña tontería podría haberle jodido la vida.

Damián: Te dejé bien claro que es lo que sucedería si desobedecías mis órdenes y a ti te dio igual, supongo que es justo que cumpla con mi palabra, verdad?- dijo amenazante. En ese mismo instante el terror me inundó.

Yo: NO por favor no le hagas nada te lo suplico, no volverá a ocurrir lo juro pero no le hagas nada- rogué desesperada.

Damián: Por qué debería hacerte caso?- preguntó vacilando.

Yo: Por favor, no me acercaré más a ella pero no la toques, por favor- pedí mientras me arrodillaba lentamente.

Damián: Está bien no le haré nada por esta vez, pero a la próxima no seré clemente- afirmó con voz decidida.

Yo le miré aliviada.

Damián: Pero el hecho de que no le haga nada a ella no significa que tu te salves. Has sido una mala y tendrás tu castigo- dijo mientras abría un armario, no pude fijarme que cogió.

Me dio la vuelta de manera que yo estaba de rodillas mirando a la pared, me ató con unas cuerdas las manos y me quitó la camisa. Me esperaba lo peor no sabía que haría, ya le dejé bien claro que no quería nada por la parte sexual. Fue entonces cuando sentí como me azotó la espalda con una especie de látigo con muchas tiras.

Yo: Ahhhhg!- grité de dolor.

Damián: Te contaré de que va esto. Te daré latigazos con esto, cada vez que lo haga te preguntaré si quieres que pare. Si no quieres que pare seguiré hasta que me lo pidas o bien hasta que yo me canse. Si quieres que pare te desataré y podrás irte, pero la que reciba estos latigazos será Elisabeth, es fácil de entender no?- dijo riendo, yo asentí- Y bien, quieres que pare?- preguntó.

Yo: No-susurré, el me dio otro latigazo haciendo que se me saltaran las lágrimas- Ahhh!- gemí.

Damián: Y ahora, quieres que pare?- preguntó.

Yo: No!- grité.

El volvió a pegarme, así seguimos durante lo que me parecieron años. Me pegaba y me preguntaba si quería que parase, yo evidentemente me negaba y el seguía. Ya llevaba muchos latigazos y no podía aguantar más, la espalda me ardía y finalmente paró. Se fue un momento y volvió a entrar a la habitación, se acercó a mi y me tiró agua helada en la espalda haciendo que el cambio brusco de temperatura en la piel me ardiera.

Yo: Dios!- grité cansada, Damián me quitó las cuerdas y me quedé tendida en el suelo.

Damián: Por hoy hemos acabado, yo me marcho ya. Por si te lo preguntas a Elisabeth no le haré nada, has soportado la prueba te puedes quedar tranquila. Adiós- dijo saliendo de la habitación.

Cuando escuché que se fue de la casa exploté a llorar, solo me había dado en la espalda y no podía ni moverme. Con toda la fuerza del mundo me levanté y me puse la camiseta. Enseguida salí de aquella casa y montada en mi moto fui a mi casa bañada en lágrimas.


Aqí acaba. Espero que está continuación os haya gustado más que la otra. Aunque mayormente todos los comentarios han sido negativos os estoy muy agradecida por darme vuestra opinión, es muy importante para mi ya que escribo para vosotros. Un beso y un abrazo!