Mi salvación 14

Siento la espera, espero que les guste!

Aquí os dejo la continuación, espero que disfruten!

Me sonrió aliviada, nos cubrió con la sábana y me abrazó quedando frente a frente. Pasó su brazo por mi costado y yo cogí su mano. Aunque luché con todas mis fuerzas por no dormirme para verla descansar, mi cuerpo estaba demasiado fatigado y Morfeo se apiadó de mi.


Desperté temprano y lo primero que pude ver fue la hermosa figura de Elisabeth moviéndose al compás de su tranquila y lenta respiración, no pude evitar esbozar una sonrisa. Me quedé mirándola por una media hora y podría haber seguido así toda la eternidad que no me habría cansado. Entonces se me ocurrió algo, me acerqué a ella y la besé en el cuello, ella estaba boca arriba así que me fue fácil. Seguí besándola y la destapé dejándola al desnudo bajé hasta sus senos y los lamí cuidadosamente, se pusieron erectos al cabo de poco rato.

Yo: Mi amor sé que estás despierta, no te hagas la dormida-susurré.

Ella no contestó así que decidí seguir con el juego, quería ver hasta donde llegaba. Me metí un pezón en mi boca y lo chupé intensamente, con la otra mano pellizcaba y acariciaba su otro seno. Su respiración ya estaba un poco agitada y vi como se mordía su labio discretamente para no gemir, sonreí y besé su lóbulo ella se estremeció. Seguí allí por unos instantes y bajé de nuevo a sus senos. Fui acariciando sus piernas y rocé suavemente su clítoris, mordió su labio pero seguía sin abrir sus ojos. Me coloqué entre sus piernas y eché mi aliento sobre su sexo, estaba muy mojada, tenía que estar excitadísima!. Entonces sin más me metí su clítoris en mi boca y empecé a succionarlo. Ella se estaba empezando a volver loca y justo antes de que se diera por vencida y empezara a gemir dije:

Yo: Pues al final si que resulta que está dormida- comenté en voz alta dejando de succionar su sexo y alejándome de ella.

Me levanté y la observé, ella enseguida abrió sus ojos y me miró desesperada. La ignoré y caminé hasta el baño.

Lisa: Qué haces? Adonde vas?- preguntó con la voz agitada.

Me estaba muriendo de risa pero tuve que contenerme para que se me notara seria.

Yo: Pues a la ducha...-contesté reanudando mi camino.

Lisa: Me piensas dejar así?!- dijo ella exaltada.

Yo: Así cómo? Estabas dormida, no?- dije yo divertida.

Ella no contestó pero se puso roja enseguida.

Yo: Me voy a duchar- anuncié cerrando la puerta del baño.

Eché una pequeña risita pero me contuve porque sabía que si empezaba después no podría parar. Como ya estaba desnuda me metí directamente en la bañera. Era enorme, tendría unos 4 metros de largo y dos de ancho. Abrí el grifo de agua caliente, la puse tibia y dejé que el agua me empapase. A los pocos segundos entró Elisabeth, fue junto a mi y me acorraló contra la pared, sus manos estaban en mi cintura y ella se acercaba para besarme pero como ella estaba cegada de excitación era un poco brusca y me era fácil esquivar sus besos, empecé a reírme.

Yo: Qué haces?- pregunté intentado aguantarme la risa.

Lisa: Te quiero acompañar en la ducha- susurró besándome.

Me dejé besar y empezamos a jugar con nuestras lenguas mientras el agua caía sobre nosotras. Le dí la vuelta y ahora era ella la que estaba acorralada, la besé y enseguida me separé dejándola con las ganas.

Yo: Pero yo me quiero duchar sola- dije cogiendo el shampoo y poniéndomelo en el pelo.

Mientras me lo lavaba de vez en cuando podía ver como me miraba con odio y excitación, también me revisaba de arriba a abajo con perversión, la verdad me hacía mucha gracia verla así. Me aclaré el pelo y cuando intenté coger el gel me cogió del brazo poniéndome enfrente de ella. Me miró intensamente durante unos segundos y intentó volver a besarme, pero me zafé de ella y cogiendo el gel me dispuse a limpiarme. Preferí tentarla un poco.

Yo: Lisa, me enjabonas la espalda?- pregunté seductoramente.

Ella me miró excitada y cogió la esponja, le puso el jabón y empezó a enjabonarme la espalda lentamente. Fue bajando poco a poco y cuando llegó al final de la espalda tiró la esponja, se puso el jabón en las manos y empezó a enjabonarme las nalgas sacándome una risa. Hacía movimientos circulares, bajó un poco y fue por mis piernas, llegó a los tobillos y se puso un poco más de gel, fue subiendo y cuando pensé que volvería a mis nalgas se escurrió por mi intimidad sacándome un suspiro.

Tenía que decir que el echo de tentarla y la escenita en la cama a mi también me excitó bastante. Siguió por mi raja y masajeó mi clítoris, intenté por todos los medios controlarme justo cuando iba a levantarla y comerle la boca subió arriba. Puso más jabón en sus manos y abrazándome por detrás puso sus manos en mis senos y empezó a enjabonarlos, su cara estaba en mi cuello y ella aprovechó para besármelo. Juntando eso con que sus pechos estaban pegados a mi espalda la excitación subió como la espuma. Terminó de enjabonarme los pechos y fue a mi vientre, después bajó y le dio a mi monte de venus, aprovechó para volver a rozarme el clítoris que ya estaba muy duro. Cuando se iba a poner para enjabonarme las piernas por la parte de delante me giré y la miré lascivamente de arriba a abajo, después la miré a los ojos de igual manera y me mordí el labio de la manera más sensual posible. Ella estaba con la boca entreabierta y me miraba lujuriosamente, ya no quedaba ni rastro de la carita de niña buena que tenía ahora tenía cara de morbo, me eché sobre ella para llenarla de jabón y su espalda chocó con la pared, metí mi rodilla en su entrepierna ejerciendo presión y ella gimió y cerró los ojos.

Cuando los volvió a abrir me eché sobre su boca, empezamos a besarnos desesperadamente aunque por eso no estábamos dejando de hacer el amor. El beso se tornó agresivo y metimos nuestras lenguas, nos necesitábamos la una a la otra. Lisa fue bajando sus manos, acariciando cada parte de mi piel, después bajó y lamió mis senos. Siguió su camino y empezó a lamerme mi clítoris mientras que con sus manos tenía agarrados mis pechos.

Yo: Ahhg mmmm me en-canta!-gemía mientras posaba mis manos en su cabeza apretándola contra mi.

Quería que las dos llegáramos a la vez así que la separé de mi. Ella me miró desconcertada y antes de que preguntase la besé.

Yo: No me has echo daño, tranquila- susurré mirándola.

Ella sonrió y nos volvimos a besar. Yo la coloqué en el suelo con las piernas abiertas y me puse de igual manera, entrelanzando nuestras piernas y empecé a mover mis caderas. Nuestros sexos se rozaban mezclando sus jugos con los míos, Dios que sensación tan placentera. Lo único que se escuchaba era el ruido del agua caer y nuestros gemidos y jadeos. Desde esa posición podía ver perfectamente la cara de Elisabeth que me quedaba en verdad a escasos centímetros de la mía, la miré por unos instantes y ella me miró a mi y la besé ahogando nuestros gemidos. Estábamos a punto de alcanzar el clímax y para intensificar su orgasmo con el dedo pulgar empecé a estimularle el clítoris. Enseguida las dos tuvimos un gran orgasmo.

Yo: Mmmmmmm Elisa-beth!!- gemí apretando sus caderas entre mis manos.

Lisa: Ahhhgg te a-mo Sa-rah!- gritó clavando sus uñas en mi espalda.

Mi cuerpo se tensó unos instantes y después cayó encima del de Elisabeth, podía notar como su corazón palpitaba velozmente y sentía su agitada respiración en mi cuello. Me acariciaba la espalda y yo le daba pequeños besitos en su hombro hasta que nuestras respiraciones se normalizaron, giré mi cabeza y junté mi frente con la suya y nos miramos durante unos segundos.

Yo: Te amo Elisabeth no lo olvides nunca- susurré en su oído.

Me miró y sonrió acercó su cabeza y nos fundimos en un tierno beso.

Lisa: Te puedo asegurar que eso me es imposible de olvidar- contestó ella con los ojos cerrados y juntando mi nariz con la suya.

Llenamos la bañera y nos bañamos juntas, yo estaba apoyada contra la pared abrazando a Lisa por detrás teniendo vista de todo su cuerpo distorsionado bajo el agua era magnífico estar así con ella mi mano derecha reposaba en su vientre acariciándolo suavemente mientras que mi mano izquierda estaba debajo de su cuello sostenida por su mano. Acabamos el baño y nos secamos entre besos y risas, después me puse mis braguitas y me dio una camiseta suya grande que me tapaba hasta el medio muslo. Iba a bajar para saludar a su madre y a su hermano que ya estarían despiertos cuando caí en la cuenta de todo. Dormimos desnudas y en la ducha habíamos gemido y gritado tan alto como queríamos y ellos lo habrían oído todo! Una vergüenza increíble se apoderó de mi.

Yo: Elisabeth!- la llamé.

Lisa: Qué pasa?- dijo ella asomándose por el marco de la puerta.

Yo: Qué que pasa? Pasa que tu madre o tu hermano podrían haber entrado en la habitación y habernos encontrado desnudas y que en el baño justamente no hemos sido sigilosas!- dije yo exaltada.

Ella comenzó a reír y yo me llevé las manos a mi cara.

Yo: Dios, que vergüenza!- exclamé.

Lisa: Jajaja te has puesto roja jajaja- reía ella acercándose a mi.

Yo: Como puedes reírte con una cosa así?- reclamé.

Lisa: Mi amor no tienes de que preocuparte. Mi hermano se mudó la semana pasada y mi madre está de viaje trabajando- contestó dándome un beso.

Yo suspiré aliviada y le eché una mirada asesina.

Yo: No lo podrías haber dicho antes?!- pregunté un poco enojada.

Lisa: Se me olvidó mi vida, qué quieres que le haga?- respondió sonriendo.

Yo: Vaya memoria la tuya!- dije.

Ella sonrió y se fue de nuevo al baño yo le di una cachetada suave en el trasero.

Lisa: Oye!- se quejó mirándome y sonriendo.

Yo le saqué la lengua y bajé. Quería hacerle un buen desayuno y aproveché que ella tardaría un poco más en terminar. Hice zumo de naranja natural, café, unas cuantas tostadas, saqué mermelada y mantequilla y unas cuantas galletitas y para terminar hice una macedonia con unas cuantas frutas que encontré. Puse la mesa y arreglé todo, eché un vistazo y la verdad es que me había quedado muy bien. Entonces sentí sus brazos rodear mi cintura.

Lisa: Wow que buena pinta tiene!- dijo besándome el cuello.

Yo: La verdad es que si- contesté satisfecha.

Lisa: Gracias mi amor- agradeció ella.

Yo le sonreí y empezamos a comer hablamos de cosas sin importancia y tonterías mayormente, reímos y bromeamos. Después de comer recogimos todo, nos vestimos y salimos fuera. Fuimos de tiendas a mirar ropa aunque no compramos nada, por allí cerca había unas maquinitas y jugamos con ellas un rato y después fuimos al parque. Estuvimos en los columpios haciendo un poco el tonto y viendo pasar a la gente y a los niños jugar. Al cabo de un rato nos entró hambre y fuimos a un restaurante a comer esta vez cada una se pagó lo suyo. Estuvimos un rato hablando y nos fuimos a su casa. Yo me tiré en el sofá y ella subió a su habitación, a los pocos instantes bajó, se puso encima mía y me empezó a besar. Yo claramente le correspondí y para cuando ya me estaba empezando a excitar paró.

Lisa: Vamos a la playa!- propuso ella.

La miré sin entenderla y fue cuando me di cuenta de que estaba en bikini, que por cierto le quedaba divinamente! Si por algo puedo presumir, es por que tengo a una novia cariñosa, amable, divertida, tierna y que además, está buenísima!

Le eché una mirada que ella entendió que significaba: “Me estás hablando enserio?”. Ella rió y la besé.

Yo: Dame un bikini tuyo- dije levantándome.

Subimos a su cuarto y me dejó uno mientras ella entró en el baño para vestirse yo me lo puse y me miré en el espejo. Apenas tapaba nada! A Lisa el suyo le quedaba fantástico, pero el mío a mi también me quedaba de muerte! Cuando empecé a vestirme salió del baño y nada más verme rió.

Yo: Sabes qué? Creo que me bañaré desnuda así estaré más cómoda, para lo que tapa este bikini- dije mirándola desafiante.

Lisa: Te la debía de aquella noche detrás de tu casa, recuerdas?- dijo.

Yo: Hace falta decir que ya te vengaste esa misma noche cuando me quitaste la parte superior del bikini y lo pusiste debajo de una roca?- le recordé.

Lisa: Mmmm no, no me acuerdo- contestó.

Yo: Pues yo si, y la verdad me extraña por que te quedaste tanto tiempo mirándome las tetas que se te tendrían que haber quedado grabadas en tu cerebro- bromeé.

Lisa: No si grabadas se me han quedado, pero no solo de esa noche...-contestó pícaramente.

Yo reí, me acerqué y la besé. Después me vestí y nos fuimos a la playa en su coche, llegamos al poco rato. Había bastante gente pero no llegaba hasta el punto de agobiar, cogimos una cesta con las toallas y demás y cogimos un sitio. Después de colocar las toallas en la arena nos desvestimos y nos tumbamos. Yo me puse boca abajo y me desabroché la parte superior del bikini.

Yo: Mi amor, te importa ponerme crema solar en la espalda?- pregunté.

Lisa: Ahora te la pongo- contestó buscándola.

Se sentó sobre mi culo, me puso la crema y la esparció.

Yo: Podrías ponérmela también por las piernas?- pedí.

Lisa: Está bien- respondió.

Colocó la crema en sus manos y la aplicó sobre las piernas. Cuando llegaba casi a mi trasero y tenía que bajar, metió las manos dentro del bikini tocándome el culo.

Yo: Elisabeth! Qué haces?- me sobresalté yo mirando hacia atrás.

Lisa: Jajaja no hace falta que te pongas así Sarah, solo es una broma algo que tu no sabes hacer- respondió tumbándose en su toalla.

Yo: Ja-ja-ja, mira yo lo que me río de tus super-bromas- me burlé cariñosamente, cerré los ojos y me relajé.

Ella no contestó y no le di mucha importancia. Al cabo de unos minutos sentí como alguien mojado se tumbaba sobre mi.

Yo: Ahh!- grité asustada y sobresaltada por el cambio de temperatura.

Lisa: Jajajaja mira lo que me río yo de mis bromas!- dijo todavía encima de mi.

Yo: Nunca vas a dejar de asustarme por mucho que te lo pida, verdad?- dije aceptando mi derrota.

Lisa: Vaya veo que lo has pillado, pensé que nunca lo harías- se burló.

Me giré y le eché una mirada asesina, ella empezó a reír y yo me giré haciéndome la enfadada.

Lisa: No mi amor no te enfades, solo estoy bromeando- dijo ella moviéndome suavemente el brazo- Va Sarah no te cabrees conmigo anda, me voy el lunes y quiero disfrutar estos días contigo lo máximo posible- pidió ella colocando su cara al lado de mi cuello.

Giré la cara y la miré, tenía una expresión de niña buena que hizo que sonriera de inmediato.

Yo: Me es imposible enfadarme contigo- dije.

Ella sonrió y me besó, después se tumbó en su toalla y así nos pusimos a tomar el sol un buen rato. Agobiada de tanto calor me levanté sujetándome el bikini para que no me cayese.

Yo: Mi amor, puedes atarme esto?- le pedí.

Ella se levantó y lo hizo.

Yo: Vamos al agua?- propuse cogiéndola de la mano.

Asintió y fuimos al agua. Por el camino pude notar como miles de miradas se clavaban sobre nosotras, más sobre mi por la pequeña protección que me brindaba ese bañador haciéndome sentir muy incómoda y agobiada.

Lisa: No debí haberte dado ese bañador, tenía que haberme imaginado que te incomodaría más que a mi, lo siento mucho- se disculpó ella una vez ya en el agua.

Me quedé sorprendida de que lo hubiese notado tan fácilmente y antes de que pudiera decir nada habló:

Lisa: Te conozco muy bien Sarah, sé como te sientes en la mayoría de los casos- aclaró ella.

Le sonreí y la abracé cálidamente nos separamos y empezamos a disfrutar del agua jugando y tirándonos el agua mutuamente. Al cabo de un rato nos cansamos y volvimos a las toallas, esperamos a que nos secáramos y nos vestimos. Estuvimos prácticamente toda la tarde en la playa, disfrutando del sol, la brisa, el atardecer... Fue todo muy bonito y me sentí completamente feliz. Cuando ya empezó a hacer frío volvimos a su casa y nos duchamos juntas aunque no pasó nada. Ante su insistencia acepté a que me invitara a cenar a un restaurante, la velada fue maravillosa y muy romántica, estábamos en una terraza que daba al mar y había una corriente muy agradable. Simplemente perfecta. Regresamos a su casa y entre besos y caricias hicimos de nuevo el amor en su cama. El contacto de nuestras pieles, la ternura con la que me trataba, los besos llenos de amor que me daba, la calidez de sus palabras en mi oído todo era tan...no tenía palabras para explicar lo que sentía a su lado.

Lisa: Te amo- susurró con la voz agitada después de haber acabado.

La miré y no pude evitar soltar unas lágrimas.

Lisa: Qué ocurre Sarah? Te he echo daño he dicho algo que te haya incomodado?- preguntó ella preocupada.

Yo: No sé como decirte que nunca me haces daño Elisabeth justamente es todo lo contrario, eres tan dulce y tierna conmigo, todo cambia a tu lado, todo cobra sentido con tu presencia- dije yo sollozando.

Lisa: Qué me quieres decir? No te entiendo- dijo ella acariciando mi espalda.

Yo: Te quiero decir que hay veces que pienso que no te merezco...- susurré.

Ella puso sus manos en mi mejilla y me limpió las lágrimas.

Lisa: Quieres no decir esas tonterías? Tan poco piensas que me aportas? Sarah, desde que te conocí este corazoncito no ha parado de gritar tu nombre, mi piel no reacciona ante otras manos que no sean tuyas, mi alma prácticamente te pertenece, y sabes por qué? Porque jamás en la vida una persona a significado tanto para mi como tu, jamás me hubiera arriesgado tanto por una persona, solo por ti. Únicamente vivo por y para ti. Así que no se te ocurra volver a decir eso- dijo cogiendo mis mejillas.

Sonreí y me besó en la frente. La abracé y nos quedamos dormidas.

Desperté cuando sentí unos besos por mi espalda, Elisabeth estaba otra vez contemplando mi cuerpo. Le sonreí y nos fundimos en un beso. Pasamos todo el día en su casa. Vimos la tele y unas cuantas películas y estuvimos mayormente echadas en el sofá. Por la noche nos tuvimos que separar ya que yo tenía clases, después de besarnos en su portal partí a mi casa. Cené y enseguida me fui a dormir.

Desperté como siempre a la misma hora y me preparé para ir al auditorio. Allí me pidieron más composiciones y me llenaron de trabajos. Gracias a Dios se acabó todo y fui a buscar a Lisa a su casa, yo la llevaría al aeropuerto. Llegué a su casa y subió, de allí partimos a su destino. Cuando llegué aparqué el coche y bajamos.

Yo: Lisa, quiero decirte que estos días a tu lado han sido los mejores de mi vida, encontrarte a sido lo mejor que me ha podido ocurrir, le estoy enormemente agradecida a Dios de que te pusiera en mi vida- confesé cogiéndola de las manos.

Ella sonrió y me besó tiernamente.

Lisa: Solo me voy durante tres días, a qué viene todo esto?- dijo ella.

Yo: Jajaja no es nada, solo quería que lo supieras- contesté besándola.

Anunciaron su vuelo y ella abordó el avión. Un vacío de apoderó de mi, aunque solo serían tres días me parecía una eternidad, ya la echaba de menos y no habían pasado 10 minutos. Volví a mi casa y decidí limpiarla. Así pasaron dos días trabajando duro y hablando por teléfono con Elisabeth cuando podía. Un día antes de que viniese tocaron el timbre, abrí la puerta y vi a un hombre, me costó reconocerlo pero cuando lo hice mis ojos no daban crédito a lo que veían.

Yo: Da-mián?- musité sintiendo como mi corazón se paraba en ese mismo instante.


Como están? Espero que bien. Aquí acaba el capítulo de hoy, espero que no quieran matarme por dejarlo en un momento como este jajaja. Gracias a todos por leer, un beso muy grande!