Mi rutina personalizada en el gimnasio
Sabran como el sudor, las pesas, las duchas y un buen entrenador de un gimnasio, se mezclan para satisfacer la mejor de las fantasias!
Se que las personas que visitan esta página, tienen o tenemos mejor mucho en común. Casi siempre se nos presentan las mismas cosas así ninguno las busque. Cuando empezamos vivir ese tipo de situaciones, hay algo en nuestro interior que nos dice que hacer y que no hacer, siendo esto un afrodisíaco para los demás.
El gimnasio que visito hace más de un año, tiene tres instructores dos de rutinas normales y otro que se dedica más que todo a los aeróbicos, pero tiene su personal en entrenamiento personalizado. Como dije antes llevo más de un año en este gimnasio y al principio no hablaba con nadie, solo entraba saludaba lo normal, y empezaba con mi rutina de dos horas. Tengo 20 años soy de piel blanca, pero bien bronceada, ojos verdes casi de color gris, parecen lentes, no es por chicanear pero la mezcla de ojos verdes mi papá y azules mi mamá, crearon un color único, mis ojos!. Bueno como sea me cuido mucho, mido 1.80, soy de muy buen ver. Me dedico al Gimnasio y a estudiar, me gusta estar solo, pero cuando salgo con alguien la paso muy bien y la gente que esta a mi lado también, sea cual sea el sexo.
Hacía mi rutina, me duchaba y salía de allí sin entablar conversa con nadie, ya llevaba unos meses cuando cambie un poco mi rutina, empecé a brincar en esos aeróbicos, me gusto mucho hacerlo, porque note que mi cuerpo lo asimilo muy bien. De esta forma empecé a interactuar con los otros del grupo y así con el instructor. Los tres eran muy fornidos, más o menos de treinta cada uno, les gustaba el fisiculturismo, claro que con cuidado de no pasarse en eso de anabólicos ni cosas raras, eran altos, de mi estatura más o menos, sus cuerpos tenían un color espectacular, por eso de las competencias.
Uno de ellos dueño del gimnasio, se acerco un día a mi y me pregunto que cuando llevaba, le respondí pero note algo raro, a eso es que me refiero cuando hablaba de esas situaciones que uno sabe como para donde van, no dije nada más termine mi entrenamiento, baje a las duchas y allí llego el Instructor, me sentí incomodo pero seguí arreglando todo, me quite la playera blanca, siempre me gusta entrenar con ropa semiluto, pantalón corto negro, playera blanca y medias blancas o viceversa, pero con esos colores, el caso es que fui quitando la ropa, ya se marcan unos músculos pero lo básico, nada de extralimitaciones, mi abdomen súper plano y marcado, mi espalda ancha no mucho, mi cintura delgada por las mismas abdominales, mis piernas largas y torneadas. Todo pensé, pero no me imagine que me fueran a tirar los perros así, primero empezó con la alabanza sobre mi cuerpo normal, me metí a la regadera me imagine que se marcharía, me baje los bóxer y moje mi cuerpo, primero porque no pensaba nada malo en ese instante, y segundo porque se que no hay nada más excitante que dejar bajar el agua por todo el cuerpo, y más si se tiene espuma de jabón líquido sobre el cuerpo, casi no me demoraba en las duchas pero ese día me di todo mi tiempo, el me miraba sentía como me quemaban la espalda todo ese calor de hombre que salía de él. Nunca lo había visto de esa forma pero ese día estaba decidido a dejar avanzar las cosas hasta donde dieran, cerré la llave y el se acerco, con el miedo que alguien entrara disfrute el beso apasionado que me dio, me abrazó tan fuerte que sentí que no me pasaría nada. Me retire un poco el se disculpo, me vestí y salimos los dos sin pronunciar palabra. Ese día era viernes y el sabía que nos veríamos el día siguiente otra vez, pero con la diferencia que pocas personas madrugan un sábado a entrenar.
Allí estaba muy temprano, llovía pero estaba cumpliendo la cita que sin querer nos habíamos puesto sin hablar. Entrenaba pero en mi mente solo fantaseaba con lo que pasaría en la duchas al terminar mi rutina. Espere que se fueran todos, y entre a ducharme no le di señales de nada pero sabía que me vigilaba. Entre me quite la ropa rápido, sabía a que me enfrentaba por estar seduciéndole así, como era de esperar entro, solo tenía puesto un bóxer negro que se ajustaba perfectamente a ese cuerpo bien trabajado, las piernas eran dos columnas fuertes que sostenían ese tronco musculoso, muchos creen que por entrenar demasiado a muchos hombres se le reduce el tamaño del pene, no se pero ese era la excepción, se le notaba una verga de más de 20 ctm que ya se asomaba por fuera del bóxer. Cerré la llave del regadera, el se acercó me abrazó de nuevo, me besó, nos acariciamos el abrió la llave de nuevo me recostó sobre la pared de la ducha y allí estuvimos calentándonos por unos minutos bajo el agua tibia. Dimos un giro y cambiamos de posición. No aguante más resbale por su cuerpo, besando, mordiendo esos pectorales grandes y fuertes, su abdomen bien trabajado, hasta que llegue a sus caderas me agache bien y su verga quedo al frente mío, me tomo de la cabeza y me acerco a sus bóxer que no aguantaban tanta presión su miembro, le bajé con los dientes su interior, me sentía como una puta, pero el deseo era inmenso.
Luego me sujeto de nuevo y delineo mi boca son la punta de su pene que ya botaba líquido preseminal. Sin dudarlo me la metí a la boca, hasta el fondo, cerró las llaves de la regadera, y se estremeció del placer que sentía, me guío en la velocidad que quería follar mi boca con su verga, con la manos le acariciaba los huevos que se encogían por la excitación que tenía, me dijo no me quiero correr todavía, me levante, nos besamos de nuevo, salimos de las duchas, mojados, excitados, con ganas de hacer cosas nuevas para los dos.
Había un banco para un ejercicio de piernas, que casi siempre lo utilizaban para hacer bromas, pues ese día no era broma como lo suponía todo el mundo, se acomodo muy bien a nosotros, me ubico boca abajo, abrí las piernas un poco, y con su lengua, empezó a dilatar mi ano virgen, que esperaba deseoso que lo penetraran, me beso mis nalgas, bien paradas, observe que se incorporo, se masajeo más su miembro que estaba que explotaba, rozo mi ano, cuando sentí que su cabeza ya estaba en la entrada de mi culo, me estremecí de miedo por sentir cosas nuevas, me tomo de la cintura me bajo un poco y esto hizo que se introdujera más su verga en mi. Sentí como se abría paso en mi ano, gemí un poco por causa del dolor que sentía, pero a la vez del placer que estaba disfrutando.
El bombeo empezó suave y poco se fue acelerando. Me aferraba a ese banco para poder soportar ese dolor-placer-orgasmo- que sentía. Así estuvimos unos minutos, luego me la saco y termino sobre mis nalgas, sentí su leche bajar por mi ano. Me dio vuelta, estaba que me venia, abrió de nuevo mis piernas, y me hizo el mejor sexo oral que jamás imagine, no se si era la posición en la que estaba o de verdad estaba con la persona que mejor lo mamaba en el mundo, nunca una mujer hizo eso conmigo o mejor pensé que ni yo mismo que yo lo hacía así de bien, no aguante más y me vine en su boca, le avise pero sentí que eso lo que quería, deje que limpiara bien mi verga exhausta al expulsar más de seis chorros de semen blanco y caliente.
Nos dirigimos a las duchas, el me limpio en medio de caricias y besos, lo que hizo que se nos parara de nuevo, nos masturbamos nuevamente, arrojando así el resultado de todo ese placer que sentíamos.
No se que suceda ahora, pero seguiré asistiendo a mi gimnasio como siempre, solo que ahora se que en cualquier momento puede pasar algo más especial que esto.
Tal vez me registre en esta página que es el único medio para dejar salir todas nuestra fantasías o simplemente contar lo que con nuestras vidas pase, porque por lo menos el relato anterior es 100% real.