Mi ruego
Una mujer relata su encuentro con un hombre que la ha llevado a las más altas cimas del placer.
Para: M.G. De: La Laila
Hace algunos meses durante una plática por chat me encontré a un tipo que estaba teniendo cibersexo con una tipa, no sé por qué me entusiasmé en la plática, regularmente las pláticas eróticas no son mi fuerte, a mí me va más lo real en vivo en fin no sé pero la forma en que lo describía despertó en mí un intenso deseo, finalmente me decidí y le escribí, que tipo más arrogante, desde el primer mensaje me dio lo que se llama el cortón, me dijo que no era de la Cd. de México aunque hacía viajes frecuentes, pero que definitivamente no le interesaba, eso me dio rabia, y un sentimiento mezclado, ya que me inició una especie de desafío, y me decidí que quería tener sexo con él aún y cuando yo fuera la que hiciera el viaje, además por mi trabajo también viajo constantemente a Monterrey, que es el lugar de donde es él, así inicio lo que yo llamo "el inicio de la gloria", afortunadamente para mí me dio su nick, aún más arrogante " "Mangon58@hotmail.com ", del mensajero y empezamos a tener comunicación.
Después de no sé cuántas semanas de intercambiar mensajes de tener conversaciones de todo tipo, incluso eróticas aunque a mí no me gustaban mucho, de mail, de darle mi teléfono, mi celular mi localizador, de enviarle fotos mías de todo tipo, al final me hizo "el favor", en uno de sus viajes me dijo en qué hotel estaría hospedado, y además me llamó por teléfono para ponernos de acuerdo, yo llegué puntual al lobby del hotel donde él se hospedada, ¿qué hechizo tenía este hombre?, al que sólo conocía por mensajes, por algunos mail que me contestó, y por la llamada de un día anterior, y sin embargo me tenía súper mojada, mis pezones erectos y con las piernas al borde del desmayo, no fue difícil reconocerlo ya que un día antes más o menos me había descrito cómo era y cómo iría vestido, cuando lo vi yo no sé si tuve un orgasmo, pero sentí como mis piernas se me doblaban y como un pequeño hilillo de humedad recorría mis piernas, ¡ni en mi adolescencia!.
Cuando estuve frente a él solamente un pensamiento tenía en mente y quise gritarle y pedirle: ¡¡¡Ya cógeme por favor!!!, sin embargo me reprimí un poco, solamente me abracé a él de una manera desesperada llamando la atención de todo mundo que se encontraba en ese momento en el lobby, después de ese abrazo y un par de besos riquísimos, él me tomó por la mano, nos dirigimos al restaurante en donde nos tomamos él cerveza y yo limonada, sin embargo el tiempo me parecía eterno y yo estaba más que excitada sentía mi tanga toda mojada y él sólo me tomaba de la mano y de vez en cuando me daba un beso muy superficial... al final seguramente viendo mi mirada de deseo intenso de derretirme por él me miró a los ojos tomó mi mano me dio un beso en ella lo que me hizo estremecerme y me dijo... ¿quieres que el café lo acabemos en mi cuarto ? un intenso SÍ fue mi respuesta, pagó el consumo me tomó nuevamente de la mano y llegamos al elevador, se me hacía eterno llegar hasta su cuarto, sentía cómo mi humedad había llegado a las plantas de mis pies, quería abalanzarme sobre él, besarlo, tocar su pene, decirle cuántas veces me había masturbado pensando en este momento, pero me contuve, tan pronto llegamos a su cuarto me puso contra la pared, me besaba la nuca, los lóbulos de mis oídos, introducía su lengua en ellos, al mismo tiempo que restregaba su verga contra mis nalgas, y su manos presionaban fuertemente mis pechos, subió mi falda, quisiera haber visto su cara cuando vio mi culo, con mi tanga en color negro con su respectivo hilo dental perdiéndose entre mis nalgas, pero no lo hice estaba como hipnotizada, y quería que él fuera el de la iniciativa, el que me hiciera volar, el que me transportara a los límites del placer.
Besó cada centímetro de mis nalgas y en cada toque de sus labios sentía descargas eléctricas, bajó mi tanga la cual está de más decir que ya estaba totalmente húmeda, así parada como estaba contra la pared, abrió mis nalgas y con su lengua recorría todos los espacios, hasta que finalmente llegó..., su lengua estaba en mi culo, yo solté un pequeño gemido, con su mano buscó mi rajita, introdujo dos de sus dedos y con un tercero me empezó a dar masajes en el clítoris, exquisito..., el mejor beso negro que me han dado, no tardé mucho tiempo, sentí cómo mis piernas se sentían desfallecer, cómo mi vientre se contraía, y cómo mi culo se dilataba, así fue como exploté en un orgasmo simplemente maravilloso, mis jugos escurrían a chorros por entre mis piernas, él me volteó hacia él y empezó a beber el elixir de mis jugos, con su lengua recorría mis piernas hasta llegar a mi vagina a fin de no dejar nada, mmmhhhh, simplemente exquisito.
Fue entonces que empezó a desvestirme, muy lenta y tiernamente, por lo pronto yo también hice lo mismo, le quité cada pieza de su vestimenta, algo que no recuerdo haber hecho nunca, ya que siempre los hombres se quitan todo en ... digamos 2 segundos lo dejan todo tirado, y pretenden quitarnos nuestra ropa de la misma manera, esta vez fue diferente, a cada prenda que me quitó la besó, la disfrutó, eso me hizo nuevamente ponerme en forma, debo de confesar que su pene no era el más grueso ni grande que me he comido, pero qué importaba, si el ambiente era más sensual cada vez, y cuando eso sucede el pene es lo que menos importa.
Ya los dos desnudos, me recostó en la cama, me besó en los labios, era un beso tierno, suave, apasionado, vulgar, enamorado, cachondo, romántico, caliente, en fin era todo eso que las mujeres anhelamos, fue recorriendo cada espacio de mi cuello, hasta llegar a mis pechos, en los que se detuvo no sé ni cuánto tiempo, pero eso sí los besaba y lamía como si tuviera un verdadero manjar frente a él, con mis erectos pezones hizo lo que se le vino en gana, les daba pequeños mordiscos, los saboreaba con su lengua, se introducía lo más que podía en su boca, eso me transportaba al paraíso, llegó a mi vientre y noté que le llamaba la atención el piercing de mi ombligo... lo chupó lo besó metió su lengua en él y con sus dientes estiraba el aro dándome pequeñas descargas de placer, y cuando pensé que al fin sentiría su lengua en mi intimidad, pasó de largo siguió besando mis piernas, mis rodillas, mis pantorrillas y dios mío llegó a mis pies, nunca nadie los había besado y mucho menos en esa forma pasaba su lengua por el empeine, se introducía uno a uno los dedos de los pies los succionaba los chupaba hasta terminar con el pie derecho, eso me tenía ya en las nubes, siguió con el otro pie y repitió el tratamiento mama mía qué forma de chupar y besar mis dedos y mis pies es increíble pero eso hizo que alcanzara otro intenso y gran orgasmo, me dejó tranquilizar unos momentos y recorrió inversamente mis piernas hasta que ahora sí abriéndomelas totalmente ,alcanzó mi vagina al igual que con mis pechos y con mis pies duró en su éxtasis no sé cuánto tiempo, pero fue el suficiente para ponerme a mil ... finalmente llegó a mi clítoris, sentí las descargas eléctricas recorrer mi cuerpo, estaba a punto de tener otro orgasmo mismo, que vino rápidamente al sentir cómo 2 de sus dedos se introducían en mi vagina, eso fue suficiente y de inmediato me llegó el tan anhelado orgasmo, fue un orgasmo muy prolongado mis gritos seguramente se oyeron por todo el piso del hotel, grité, me retorcí, arqueé mi cuerpo, en fin fue un orgasmo maravilloso.
Le pedí que ya me metiera su pene, deseba tener ese pedazo de carne dentro de mí, ya había comprobado que podía darme un orgasmo cada vez que el quisiera, pero con manos y lengua, quería ver que tan bueno era moviéndose dentro de mí, por lo que le pedí que me la metiera, él por su parte me hacía sufrir y gozar ya que me decía que no, que me quería ver sufriendo, suplicando porque me la metiera, y el muy cabrón lo logró, le supliqué, hasta el cansancio que ya me la metiera y él solamente restregaba su verga contra mi vagina y clítoris pero no me la metía, qué suplicio, tener una verga tan cerca y tan lejos, con este engreído, que se sentía "la última coca en el desierto", y yo moviéndome tratando de clavarme yo sola, pero él se retiraba, esa desesperación y los roces de su verga contra mi vagina y clítoris extrañamente me hicieron tener otro orgasmo, en medio de este orgasmo él por fin se compadeció de mí y me la metió de una sola estocada, qué delicia en medio del orgasmo por el solo deseo de tenerlo dentro precisamente sentir ese pedazo de carne, eso si que me hizo transportarme, me desconecté, no sé si perdí el conocimiento, pero recuerdo que en esos momentos estaba totalmente fuera de mí, de mi espacio, de mi cuerpo, no era la primera vez que me sucedía, pero lo que si es cierto es que nunca se había prolongado tanto tiempo, ya que él apenas estaba iniciando por lo que me arremetía con toda su fuerza, mientras que yo prácticamente estaba inconsciente, a su merced.
Finalmente mi orgasmo fue pasando por lo que empecé a agarrar su ritmo, se movía muy pero muy bien, me transportó cuantas veces se le dio la gana al paraíso en un periodo de aproximadamente 3 horas y media, no sé cuántos orgasmo tuve, pero lo que sí puedo decir es que ya mi vagina me dolía, lo hicimos en todas las posiciones como nuestra imaginación nos dictó, de buena gana me habría podido pasar toda la noche con él, pero era a mediados de semana y al siguiente día debía de estar en forma.
Afortunadamente la siguiente tarde-noche vibré entre sus brazos de la manera más intensa y especial que una mujer pueda expresarse.....
No sé si leerás esta historia, porque no sé si entras con regularidad a esta página, sólo quiero decirte que esos 3 horas y media y la siguiente tarde noche que me diste son de las mejores cosas que he hecho en mi vida, sé que a pasado muchísimo tiempo desde esa vez y ahora que lo recordé quise publicarlo y mandarte esta copia sólo te pido que recuerdes esos días, Y por favor cuando regreses a la cd. de México no dejes de contactarme y gocémonos nuevamente. Creo que lo volviste a hacer mírame suplicándote para que me cojas.
Tuya La Laila