Mi residente (3)

¨ Si amas algo déjalo libre si regresa es tuyo, si no, nunca lo fue ¨.

MI RESIDENTE (3)

¨ si amas algo déjalo libre si regresa es tuyo, si no, nunca lo fue ¨.

-.¿a donde irás?-le pregunte – prefiero que no lo sepas- me dijo con un dejo de tristeza en los ojos, en esos ojos que tanto me cautivan - estaré bien, no te preocupes- me dijo-, perdóname, pero ya no aguantaba más con ese sentimiento dentro de mí, tenía que decírtelo- le dije - no tienes que irte, aquí éstas bien, te prometo no tocar el tema y no pasará nada que no quieras que pase, siempre te he respetado y así seguirá siendo, las cosas no tienen por que ser diferentes – insistí – ésta es tu casa.

No José Luís, las cosas no pueden seguir igual, no para mí, no puedo vivir con un hombre que me ve con deseo, no puedo vivir con un ……., - no quiso pronunciar la palabra, pero me la imagine no quería vivir junto con un maricón, - tengo que irme, necesito estar lejos de ti, al menos un tiempo, creo que es lo mejor- me dijo, e insistió – gracias por todo, no te preocupes por mi, estaré bien – diciendo esto tomo sus cosas y se dirigió a la puerta, no sin antes decirme un adiós, pero sin darnos el acostumbrado abrazo de antes, signo de que evidentemente algo había cambiado entre nosotros. Al verlo partir con la mochila al hombro recordé aquellas palabras de Mario Benedetti, ¨ si amas algo déjalo libre si regresa es tuyo, si no, nunca lo fue ¨.

Al verlo desaparecer tras la puerta, mi mundo se derrumbo, caí en un sillón, con lagrimas en los ojos, ¡ había perdido a Gerardo y quizá para siempre¡, yo no lo vería caminar por la casa, su risa no se escuchará, no oiría su voz. Al otro día todo era diferente, los días se me hacían grises, deje de tomar alimento, sentí que la vida no tenía sentido, llegue a pensar que no tenía caso seguir viviendo, no tenía porque ni para qué, pues en mi matrimonio no tuve hijos, no tenía alicientes.

Le reclamaba a la vida por ese sentimiento hacía Gerardo, deseaba que el no se hubiera aparecido en mi vida, deseaba no haberlo conocido nunca, deseaba sepultar ese sentimiento hacía el, pero era inútil, todo me lo recordaba. Pasaron dos meses sin saber de él. De nueva cuenta me refugie en las fotos para recordarlo, leí varias veces la dedicatoria de la memoria de residencia.

Por medio de un ex compañero de él que laboraba en la misma empresa, que me visitó por razones profesionales me enteré que seguía en su trabajo, que le iba bien profesionalmente, que vivía en un departamento con otros compañeros. Me alegro saber que le iba bien, aunque ya no lo tenía conmigo.

En una ocasión acudí a cenar a un restaurant – bar, al que algunas veces fui con Gerardo, y al salir me lo tope de frente en la puerta, traía del brazo a una linda chica, se veía esplendorosamente bello, mi corazón empezó a palpitar emocionado al verlo, se detuvo al verme, me saludo de mano y me presento a la chica como su novia – mira, es Mariana, mi novia- y a mi me presentó como un amigo. Fue todo lo que nos dijimos, se fueron a una mesa y yo me dirigí al carro. En el carro me quede pensando que por su actitud aún no asimilaba lo que paso, y por otro volví a sentir el aguijón de los celos de verlo con Mariana aunque sin dejar de reconocer que era una linda chica. Sin duda hacían una linda pareja.

A las dos semanas de ese encuentro, recibí una llamada de la cruz roja preguntando si conocía al Gerardo Mendoza, angustiado pregunté que le había pasado, me informaron que había sufrido un accidente que estaba inconciente en la cruz roja, que alguien tenía que responsabilizarse por el pues, aunque su vida no corría peligro, era necesaria una cirugía de cierto riesgo.

Aunque angustiado, me tranquilizó saber que su vida no corría peligro, corrí de inmediato a ver en que podía ayudarlo, me informaron que aún estaba inconciente, según los médicos lo habían atropellado, y lo recogieron como desconocido, que encontraron mi número telefónico en su agenda, y por eso me habían hablado. Les dije que era mi amigo, que un tiempo vivimos juntos, que el chico vivía solo en la ciudad, que sus padres vivían en provincia y que yo me haría responsable de el. Que no era necesario angustiar a su familia que vivía en provincia. Pues de todos modos era difícil que pudieran trasladarse a la ciudad.

Había sufrido fractura de rodillas, por lo que era necesario, operarlo, hice los trámites necesarios para su traslado a una clínica para que le hagan la cirugía y no me despegue de el hasta después de la misma.

Al entrar al verlo después de la cirugía, lo miré con una palidez que acentuaba su apostura varonil, con la barba de tres días que tanto me atrae de el. Traté de darle ánimo.- mira nomás como te dejaron, no puede uno dejarte sólo- me miró y me dijo – gracias por todo lo que haz echo por mí, creo que no lo merezco, después de cómo me porte, contigo- no tienes nada que agradecer- le dije- ya sabes que te quiero mucho y que daría mi vida por ti, lo hago con mucho gusto – dentro de su palidez, se sonrojo,- me tomó de las manos y me dijo gracias – no se que haría sin ti.

Sus manos y las mías estuvieron entrelazadas unos segundos, nos miramos a los ojos, con esa mirada nos dijimos muchas cosas, sus ojos expresaban lo que decía en ese momento, era otro Gerardo, ya no era el que salio de la casa con la frustración de que su mejor amigo le confeso que lo deseaba como hombre, era el mismo chiquillo que se presento en mi oficina, lleno de nervios, con su mirada fresca, el mismo que se presentó como estudiante en su semestre de residencia profesional, el no retiro sus manos, hasta que yo retiré las mías.

Entre broma, le dije –ya estuvo bueno de apapacho, hay que llevarte a la casa – y los dos reímos por lo que dije – porque espero que no te negarás a ir al departamento, necesitas de alguien que te cuide, no se con quien vives ahora, pero en fin tu toma la decisión, que yo la respetaré.

Se quedo un rato pensativo y al fin me dijo – bueno ya que insistes – y de nuevo reímos, hasta que la risa cambió a una mueca de dolor – ¿algo te duele? – le pregunte - sólo cuando me río - contesto,- entonces te contaré muchos chistes le dije- de nuevo reímos.

Llegamos a la casa, donde yo había preparado todo para su rehabilitación. Otra vez tenía d nuevo a Gerardo conmigo, parecía que el destino se empeñaba a tenernos juntos. Contraté a una señora para que ayudara en la casa y estuviera pendiente de Gerardo mientras yo trabajaba. Avisamos a sus padres, los que decidieron venir a verlo, Gerardo me presentó con ellos como su amigo y su maestro, eran unos señores de campo, muy sencillos, que deshicieron en agradecimiento por lo que hacía por su hijo. Gerardo me pregunto si tenía algún inconveniente que viniera a verlo Mariana, a lo que yo le dije que no. Que podía venir cuando quisiera, la chica vino a verlo, estuve un rato con ellos, luego los deje solos, en ese rato pude apreciar el enorme amor que ella sentía por el. Pensé entre mi, con cierto dejo de celos, lo quiere mucho, pero no tanto como yo.

Lo inevitable y lo que siempre yo había deseado llegó un día, casi sin proponérnoslo. Todo ese tiempo al ayudar a Gerardo en el cambio de vendas o de aplicarle algún medicamento en el cuerpo, tuve mucho cuidado de no hacer algo que el pudiera malinterpretar, me jure a mi mismo respetar su cuerpo y no volver a decirle nada de mi deseo por el. Como le había dicho esa noche, no pasaría nada entre nosotros que el no quisiera.

Ya casi al final de su convalecencia una noche me pidió que le aplicara un medicamento en la rodilla, y en la pierna, empecé lentamente a aplicar la pomada, suavemente, hasta casi convertirla en una caricia, era delicioso sentir los fuertes músculos de sus piernas, fue subiendo el masaje hasta casi tocar sus huevos, Gerardo mantenía los ojos cerrados, quizá disfrutando mis caricias o no decía nada por no querer hacerme sentir mal.

Quizá por el largo tiempo de abstinencia sexual, Gerardo reaccionó a mis caricias, su verga empezó a levantarse, hasta quedar a tope, subí la mano hasta tocarle los huevos con la yema de los dedos, le di un leve masaje, la temperatura empezó a subir entre los dos, Gerardo estaba sin camisa, solo con su ropa interior, yo estaba ya a mil, mi verga estaba a todo lo que daba, quería más, quería ese cuerpo todo para mi.

Empecé a escuchar unos leves gemidos de Gerardo, de pronto siento que sus manos, toman mi cabeza y la dirige a su verga, y me pregunta - ¿ la quieres? , es toda tuya- yo tímidamente le pregunte -¿tu quieres? - por toda respuesta me tomo de la cabeza y dirigió mi boca a su bulto, fuera de mi, a través de la tela de la ropa interior, le di de besos a esa verga con la que tanto había soñado, le pase la lengua sobre la tela, ya con toda la calentura del mundo con su ayuda le quite la ropa interior, quedando mi chiquillo acostado en la cama, completamente desnudo, era verdaderamente hermoso, a pesar de conocerlo de hacía mas de un año, era la primera vez que lo veía desnudo, su verga completamente parada, era sexualmente hermosa como me la imaginaba, de un tamaño de cerca de 19 cm, gorda, con una cabeza color violáceo, ligeramente curvada hacia la izquierda, con abundantes vellos, unas venas azulosas y gruesas que corrían a lo verga del mástil, un miembro viril que prometía muchas emociones, unos huevos congruentes con el tamaño de la verga, grandes y jugosos, por unos segundos disfrute visualmente ese hermoso cuerpo, cubierto de vello oscuro, fuertes y musculosos brazos, axilas con vellos, barba de tres días, cabello despeinado, abdomen marcado , y unas apetitosas tetillas que se antojaba chuparlas. Se me hacía agua la boca de ver ese cuerpo tan lindo, máxime al ver esa preciosa verga que mostraba ya signos de la exitación de Gerardo con una gotas de presemen en la cabeza. Estaba yo absorto, recargado inclinado sobre su cuerpo.

Sin decir nada, me toma de nuevo de la cabeza y me dirige la boca a su verga, -¿ la quieres chupar? - me dijo- como toda respuesta le pase la lengua para lamer el precum, sentí un sabor saladito, rico, y un fuerte olor a sexo de macho invadió mis pulmones. Era rico, era delicioso, tener la verga de Gerardo a mi disposición. - Anda chúpala, no eso querías? , es toda tuya - me dijo – si mas preámbulo me metí la cabeza de la verga en la boca, una rara mezcla de sabores me invadió, olía entre a orín, semen y sudor, pero era una mezcla deliciosa, era el sabor de mi macho, antes de conocer a Gerardo, nunca me imagine que el chupar la verga de otro hombre me daría tanta excitación y ahí estaba yo, con todos mis postgrados y diplomas en el extranjero, prendido de la verga de un muchacho de 23 años, le di unos chupetones a la cabeza, lo que hizo que Gerardo se arqueara y gimiera de placer. Luego me metí toda la verga en la boca, tan grande era que apenas me cupo en la boca, y chupe con ganas, me sentía en la gloría con esa verga tan deseada en mi boca.

Con la lengua le acaricie, toda la cabeza, le lamí el borde del glande, le recorrí la cabeza de la verga, luego baje la lengua milímetro a milímetro le pase la lengua a todo lo largo de su 19 cm. rodeándola como si fuera un caramelo, llegue a sus huevos sentí la tersura de su piel, le lamí los huevos, luego me metí por separado sus huevos a la boca y se los chupe ávidamente.

Me metí toda la verga en la boca y empecé a chupar ávidamente ese rico caramelo que se ofrecía, de di muchas chupadas, Gerardo se arqueaba de placer disfrutando de mis caricias, de la mamada de verga que le propinaba, le lamí la cabeza de la verga como si fuera un helado, se la ensalive para chuparla de nuevo. Milímetro a milímetro le pase la lengua por todo lo largo de su 19 cm. En la habitación se escuchaban sus gemidos – aahhhhhhhhhhh, mmmmmmhmmm, que rico la chupas ahhhhhhh, augmmmhh…..sigue…..no pares……………mmmmmm, que placer ahhhhhhh- que bien la mamas…..ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. Yo afanosamente le daba placer a Gerardo y me daba a mi mismo placer, el placer de chupar la verga de mi hombre. Así estuvimos por varios minutos, hasta que el tomó la iniciativa, prácticamente me cogía por la boca, su verga como pistón entraba y salía vertiginosamente de mi cavidad bucal,

y me decía –que rico..oh..oh oh… que bien la mamas, nunca me lo habían .. mamado as텅.te quiero, auggggggghh….-me decía - …. me acariciaba los cabellos, me pasaba las manos por la nuca, me apretaba hacía el.

Entre gemidos decía….uauggggg….me vengo…….auggggggggggggggg…………….no aguantó mássssssss…………………….. y tomándome de la cabeza me ensarto todo su verga hasta al fondo de mi garganta, y con un ………aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh………..prolongado me lleno la boca y la garganta de varios chorros de su ardiente leche, la que trague con gusto, a pesar de su sabor acre, agridulce, pero delicioso de saber que era la leche de mi amado muchacho. En ese momento también, sin siquiera tocarme experimente una eyaculación.

Después de ese momento tan ardiente, me pide que me acomode a su lado, me abrazo, me tomo entre sus brazos, me acomodo en su regazo y me dijo, - me has hecho muy feliz, no creí que pudiera sentir tanto placer contigo- yo le dije que también estaba feliz, que me había echo sentir muy bien al permitirme disfrutar de su cuerpo, que era mi deseo estar con el de esa manera y que sumiría los riesgos.

Me pidió perdón por lo que me había dicho que yo era un puto, y yo le dije que lo entendía que, que había sido difícil para el asimilarlo, el me confeso que se sintió muy confundido, que sentía que también me quería pero que no quería reconocerlo. Le dije que sería nuestro secreto que nadie tendría porque enterarse.

Así estuvimos por largo rato, yo recargado en su pecho, acariciándole tiernamente la verga y los huevos, el jugando con mis tetillas, acariciándome el vientre, y mis nalgas, era el cuadro perfecto, de dos seres que se amaban- ¿desde cuando me quieres me pregunto él? - creo que desde que te mire por primera vez en la oficina, pero me resistía a aceptarlo - ¿ eres gay ?- me preguntó – no sé- le dije, nunca me había atraído ningún hombre hasta que te conocí a ti. Y le di un beso en la boca, misma que el correspondió apasionadamente. Le tome la verga y tiernamente se la acaricie con la yema de los dedos, hasta sentir que de nuevo cobraba vida, me permitió acariciarle los huevos, subí mis dedos hasta su vientre, deslice mis labios hacia su verga, tome con ellos la cabeza y le di un apretoncito, luego seguí besándole el cuerpo, le mordisquee las tetillas, hasta arrancarle un gemido de placer, le bese el cuello, los brazos, en fin su cuerpo era todo mío, eso era lo que yo tanto había deseado al fin lo tenía para mi.

El ya con la calentura al máximo con la verga chorreando liquido preseminal, me pregunto - ¿ quieres que te coja?-, - ¿ mi amor- le dije si eso es lo que mas he deseado casi desde que te conocí. Me quito la ropa interior, me puso boca abajo, y me beso toda la espalda, desde la nuca hasta las nalgas, lentamente como si me quisiera hacer sufrir o matarme de deseo, sus labios devoraron mi cuerpo, me daba pequeñas mordidas, mordisqueaba mi nalgas, haciendo que mi piel se erizara de deseo, sus manos recorrían mi cuerpo, pellizcaba mis tetillas. Luego paso sus grandes manos entre mis nalgas, jugando con ellas, haciéndome sentir como una descarga eléctrica en el cuerpo.

Luego se tendió sobre mí, estando yo bocabajo, sentí su calor sobre de mi, su cuerpo aprisionaba mi delgado cuerpo, sus labios buscaron mis oídos y tiernamente y susurrándome al oído me dijo – ¿ de verdad quieres que te coja ?, - al decir esto me mordía el lóbulo de la oreja, me resoplaba en el oído, haciendo que me derrita de deseo, sentía su calor corporal sobre mi cuerpo, sentía su aroma de hombre, de macho, sentía su verga erecta en toda su extensión y grosor rozándome las nalgas, y no pude más, y temblando de deseo le dije - si mi amor, mi hombre, mi macho, mi muchachito lindo, mi niño adorado, haz de mi lo que quieras, ya sabes que soy tuya, y que mi culo siempre sólo será para ti.

Gerardo, me acarició todo el cuerpo, estaba encendido, yo lo escuchaba bufar, como toro en celo, yo estaba igual, acariciándome las nalgas, me las abrió, me metió la punta de un dedo en el culo, y yo sentí dolor, y respingué, y placer al mismo tiempo, luego metió todo el dedo, y haciendo movimientos circulares, trataba de dilatarme – es para que no te duela tanto cuanto te meta la verga- me explicó- si mi amor- le dije- tu sabes lo que haces- pero hazlo ya, ya métemela, que ya no aguanto este deseo de tenerte dentro de mí. Después me metió un segundo dedo, yo me retorcía de deseo, de sentir a mi macho dentro de mí, de tener esa verga de 19 cm, dura, roja, venosa, ensartada en mi culo.

Cuanto sintió que ya estaba listo, acariciándome el cuerpo y besándome el cuello tiernamente, me puso de cuatro patas, yo levante las nalgas, y puse una almohada debajo de mi vientre- muerde este tela, es probable que te duela, aunque trataré de metértela despacito- me dijo-. Gerardo se puso detrás de mí me abrió las nalgas, y puso la cabeza de su enorme verga en la entrada de mi culo, la penetración era inminente, ¡ por sería de el ¡ , !por fin mis deseos por ese hombre se cumplirían ¡ , sentí el calor de su verga que me quemaba el culo, sentí su redondez en la entrada de mi ano, pero no me la metió, me la pasaba lentamente por entre las nalgas, me rozaba mi culito, me la untaba de arriba abajo, eso incremento mi calentura, y ya no pude más y le dije – ¡ ya mí amor, no me hagas sufrir, ya métemela por favor, ya rómpeme el culo! , hazme tuyo, ya no puedo más…….. - .

Al decir esto, sentí la primera embestida, la cabeza de su verga me había entrado a la mitad, estaba empezando a perder la virginidad con Gerardo- sentí como los pliegues de mi culo se ensanchaban para darle cabida a esa verga que tanto había deseado…. Pegué ahogado gemido de dolor, el amoroso, acariciándome las orejas y besándome el cuello, se detuvo y me dijo tiernamente.- ya entro la puntita- mi amor, aguanta ya veras que los dos lo vamos a disfrutar. Dio otra embestida y sentí como su enorme verga milímetro a milímetro se alojaba en mi culo, hasta que entro la cabeza totalmente, el dolor era mucho, pero el deseo de ser poseído por Gerardo era superior a cualquier dolor, así que aguante … se detuvo y tiernamente me dijo, -ya entro toda la cabeza mi cielo, disfrútalo – si, sentía ese fierro candente, sentí como los bordes de mi esfínter apretaban el glande de la verga de mi amor, misma que estaba alojado en mi culo, ¡ por fin era la mujer de Gerardo, mi chiquillo me hacía suya !.

Después del dolor inicial, Gerardo me fue metiendo la verga lentamente, pude sentir como esa verga tan deseada por mi, se iba alojando en toda su extensión en mi estrecho y hasta entonces virgen culo, se me hacía increíble como mi virgencito culito, pudo alojar semejante verga, pero sí, no era un sueño, ahí estaba yo ensartado de la verga de mi hombre de mi adorado y deseado hombre.

Una vez que me metió toda la verga, empezó rítmicamente a moverse, metiéndomela y sacándomela lentamente al principio, yo me sentía en el cielo, por fin mi amor me estaba cogiendo, por fin era su mujer, mi sueño dorado se había cumplido. Me pregunto entre gemidos de placer - ya no te duele …ah ah….ah…- ya tienes mi verga donde la querías, ¡ toda adentro !- yo le conteste gritando de placer – ya no me duele, sólo siento un gran placer , ¡ métemela más, clávame hasta lo huevos, mi macho….ahhhhh..ahhhhh,…ahhhhh ! . El frenéticamente me bombeaba más fuerte, yo me sentía desmayar de tanto placer.

Luego me la saca, con ternura me pone a orilla de la cama, me levanta las piernas y subiéndoselas a sus anchos hombre me atare hacía el, y de un solo golpe, me metió toda la verga de nuevo hasta el fondo, casi hasta los huevos, yo pegue un grito de placer… y empecé a mover el culo para recibir su embestida. Bufaba como toro en brama, cogiéndome con tal fuerza que estuvimos a punto de caernos de la cama…mientras me cogía yo le veía su bello rostro extasiado de placer, con una expresión salvaje…y el me decía ¡- que apretadito estás….que rico culito tienes…..que rico aprietas.

Luego me saco la verga de nuevo, se acostó boca arriba, detuvo su vergota apuntando al techo de la habitación y me ordenó, -cabálgame, ensártate tu sólo,- no lo, pensé dos veces y sentándome sobre de el con mis manos abrí mis nalgas y me dejé caer de un golpe sobre su vergota, la sentí hasta el estómago, luego empecé frenéticamente, a cabalgarlo, controlando yo la embestida de su verga, su hermoso rostro estaba desfigurado de tanto placer, y ya no pudimos más y entre nuestros gemidos confundidos y abrazándonos y acariciándonos, nos derramamos nuestra leche al mismo tiempo, el dentro de mí, sentí que chorros de su leche caliente de macho inundaban mis entrañas, y nos hacíamos un solo cuerpo, ya éramos marido y mujer, nuestro amor se había consumado, yo me derrame en su pecho. Así, fundidos en un abrazo sellamos nuestro amor.

Después de ese acto de amor, nos quedamos abrazados, exhaustos y dormidos. Al otro día al despertarnos, me levante a preparar el desayuno y amoroso se lo llevé a la cama, el había ya despertado, no nos dijimos nada, no hacia falta, los dos estábamos concientes de lo que había entre nosotros.

Gerardo se quedo de nuevo a vivir conmigo, ante la gente éramos, a pesar de la diferencia de edades, dos excelentes amigos que compartían el departamento, ahí adentro, éramos como marido y mujer, nuestra vida marital era excelente, en la cama éramos excelentes amantes, vivíamos nuestro amor sin compromisos, tuvimos el acuerdo de que eso se acabaría cuando uno de los dos así lo decidiera, yo estaba seguro que no sería yo.

Sin embargo la vida seguía su curso. Gerardo seguía de novio con Mariana. Ella nos visito algunas veces al departamento, algunas veces salimos los tres y pude advertir que realmente lo amaba, tanto como yo. Así pasaron dos años en los que Gerardo y yo fuimos amantes. Vivimos tórridas noches de placer. Hasta el momento que yo tanto temía llegó

Un día, después de varios días de verlo medio raro, Gerardo me dijo que quería casarse, que iría a pedir la mano de Mariana, que ya querían casarse y que le gustaría que yo lo acompañara, por petición de ella, a solicitud de los padres de ella , sentí un fuerte golpe en el pecho, tuve que sentarme para no caer, aunque sabía que algún día eso pasaría, no estaba preparado para ello. Gerardo me pedía que fuera precisamente yo el que pidiera a la mujer que lo apartaría de mi lado. Que ironías tiene la vida. Aguantando mi dolor Le dije que si, que desde luego que contará conmigo para eso. El notó lagrimas en mis ojos, y me abrazo diciéndome, que lo sentía mucho, pero que yo lo comprendiera, que lo nuestro no podía ser eterno, le dije que lo entendía que yo sabía que el algún día, el tendría que irse, tendría que casarse, que tendría que hacer su vida con una mujer, que tenía derecho a tener hijos, algo que desde luego yo no podría darle. Me dijo que lo nuestro podría seguir igual. Yo le conteste que de ninguna manera que aunque lo quería mucho tendría que acostumbrarme a vivir sin el. Que por respeto a Mariana eso ya no podría ser. Me abrazo tiernamente y me dijo que nunca me olvidaría. Le ofrecí pagarles el viaje de bodas y acepto a regañadientes. Esos días trascurrieron para mi con un profunda tristeza, la que tenía que ocultar para que Gerardo no de diera cuenta de cuenta me afectaba eso.

Pedimos la mano de Mariana y se realizaron los preparativos para la boda, se llego el día de la boda, la noche anterior Gerardo y yo, tuvimos nuestra última noche de amor, hicimos el amor como nunca, era nuestra despedida. Prácticamente hicimos el amor toda la noche.

Al otro día se casaron y partieron a su luna de miel dejándome el corazón destrozado. Después de una semana regresaron y se instalaron en su nuevo hogar. Me visitaban a menudo, algunas veces comíamos juntos. Me conformaba con saber que era feliz y verlo de vez en cuando.

A los dos meses de casados, Gerardo y Mariana, me dieron la noticia de que serían padres, que un bebe venía en camino. Eso me lleno de alegría por ellos. Al fin el bebe nació y le pusieron de nombre Gerardo. Me pidieron ser el padrino de bautizo, cosa que acepte con gusto. El tiempo paso y tuvieron otro bebe al que, Mariana propuso que por haber sido yo un buen amigo de Gerardo, se llamará José Luís.

Por cuestiones del trabajo y de superación, se trasladaron a radicar al estado de Sonora más de 1500 km al norte de la ciudad de México y estuve al principio en contacto con ellos, aunque ya no les he visto. Se que vive feliz y eso me hace feliz a mi. Sus hijos crecieron y supe que Gerardo el mayor estudiaría igual que su padre la carrera de veterinaria. Así pasó el tiempo. Mi vida ya no fue la misma, me dedique al 100 % a mi trabajo, y decidí no aceptar a otros residentes. Mi contacto con ellos ya era esporádico. Casi nulo.

Sin embargo, a pesar del tiempo transcurrido Gerardo siempre ha estado en mis pensamientos todos esos años, desde que se fue y desde que pasamos nuestra última noche de amor, todos los días pienso en el, en la soledad de mi habitación siento como si fuera ayer, que sus labios recorren mi cuerpo, esos labios que tanto me excitaban, parecía que fue ayer cuando yo besaba y acariciaba su cuerpo, aún siento el sabor de su verga en mi boca, parece que fue ayer cuando entre gemidos de placer sentía su verga penetrar mi culo, y aún recordaba la calidez de su semen al inundar mis entrañas. Ese muchacho, ese residente de veterinaria había dejado una honda huella en mi vida.

Pasado el tiempo, un día en mi oficina al levantar la mirada en la puerta de mi oficina estaba parado un apuesto joven de aproximadamente 22 años, con un extraordinario parecido a Gerardo, quede boquiabierto por el asombroso parecido con mi muchacho a esa edad. El joven se acerco a mí, extendiéndome la mano, y con esa sonrisa que nunca olvidaré en los labios, me dijo: – buenos días, ¿usted es el Dr. José Luís?, yo soy Gerardo Mendoza y fui enviado por la facultad de veterinaria para realizar mi residencia profesional con usted, ¿ me acepta? - .

¡Quede de una pieza ¡…………! Era el hijo de Gerardo ¡, que por azares del destino fue enviado conmigo, al igual que su padre, el mismo que hacia 27 años se presentará, como un nervioso estudiante de veterinaria a hacer su residencia profesional, y que cambiaría mi vida para siempre, él que tanto significo para mi, él que fuera el amor de mi vida. La historia parecía repetirse.

¿Coincidencia o juego del destino ?.............................FIN.

Estimados lectores, espero le haya agradado y muchas gracias a los que se tomaron la molestia de sus comentarios, salvo algunos detalles, esta historia fue real, con nombres ficticios por razones obvias. Pido disculpas porque por un error, se empalmo una parte de la parte 3 con la parte 2. El autor.