Mi residente (1)
Es una bella historia de amor. No supe cuando empecé a verlo como hombre, era un chico muy apuesto y varonil, y empecé a soñar con el a desearlo como hombre...
MI RESIDENTE (1)
Es una bella historia de amor. No supe cuando empecé a verlo como hombre, era un chico muy apuesto y varonil, y empecé a soñar con el a desearlo como hombre
Recibí la noticia de que un grupo de estudiantes de último grado de veterinaria, acudirían a la empresa a hacer un semestre de campo y que a mi asignarían a uno de ellos. Laboro en una empresa productora de productos veterinarios y tengo a mi cargo el departamento de investigación, por lo que el estudiante me ayudaría como parte de su formación profesional. Tengo 35 años, soy divorciado y vivo sólo en un departamento en la ciudad de México.
Se llegó el día que llegarían los estudiantes, y a mi oficina llegó un muchacho de unos 22 años, de 1.75 cm. de estatura, complexión mediana, moreno claro, de ojos oscuros, cabello castaño medio rizado, se presentó con el nombre de Gerardo, que venía de provincia y vivía en una de las casas de estudiantes de la Ciudad de México. En seguida empezamos a trabajar en su proyecto de residencia.
Con el paso de los días fuimos tomándonos confianza y pude descubrir en Gerardo a un excelente chico, me platicaba de sus planes futuros, de sus sueños, de su familia, de su novia y coincidimos en nuestra afición fútbol americano.
Prácticamente pasábamos todo el día juntos, varias veces comimos en mi casa, o en restaurantes, o el algún bar tomando una cerveza, así se fue haciendo una relación afectiva, su alegría juvenil me contagiaba, le gustaba contar chistes, siempre me tenía risa y risa, fuimos a partidos de americano, en fin se fue haciendo una estrecha relación de amistad con el, pero de mucho respeto.
En un periodo que el se fue a su ciudad natal, me di cuenta de cuanto lo extrañaba, de que me hacia falta su presencia, que necesitaba oír su voz y antes de terminar el tiempo que estaría en su casa le hable con cualquier pretexto para que el estuviera de vuelta, lo necesitaba a mi lado. Debo aclarar que yo hasta ese momento desconocía mi lado gay, por lo que no me explicaba porque me hacia tanta falta su compañía. Esta ahora no había ocurrido nada donde se hiciera evidente que me gustaba como hombre sin embargo .
En una ocasión que salimos a campo nos tomo por sorpresa la lluvia y al empezar a llover Gerardo me pidió que yo regrese a la camioneta y el recogería las cosas por que lo que el se mojo completamente, al subir a la camioneta le pedí que se quitara la camisa para que no fuera a enfermarse y al hacerlo puede admirar su hermoso cuerpo moreno claro cubierto de fino vello oscuro, su torso fuerte y masculino, sus axilas llenas de vello que le daban un aire muy sensual, sus fuertes y elásticos brazos, usos lindas y sonrosadas tetillas y una fino hilillo de vellos que le corrían del ombligo hasta perderse entre en el pantalón a la altura de su sexo. Sus brazos aunque delgados dejaban ver sus músculos de muchacho joven, su cuerpo era marcado, de estrechas caderas y amplios hombros. Era todo un hombre.
con el cuerpo mojado el muchacho se veía seductoramente atractivo, era un muchacho muy bello pensé para mi, para colmo el chico se durmió camino a la ciudad y pude admirar sin ningún rubor ese esplendido cuerpo de macho a mi lado, con los pantalones pegados al cuerpo producto de la mojada, descubrí que me atraía sexualmente y empecé a sentir una erección al verlo a mi lado, detuve la camioneta acerque mi nariz a su cuerpo y aspire su aroma, me llene los pulmones de su olor de hombre y tímidamente recorrí su cuerpo con la yema de mis dedos con la excitación de que el podría despertar en cualquier momento; con la yema de los dedos le acaricie la fina hilera de vello que iba de su ombligo a su partes cúbicas, y me atreví a rozar suavemente el contorno de su paquete en reposo, los sentí suave, calculé que medían de unos 14 a 15 cm., le di un ligero apretoncito, en eso estaba cuando el se movió, porque lo me retire inmediatamente, abrió los ojos y me pregunto que era lo que pasaba, le mentí diciéndole que la camioneta sufría un desperfecto, apenas pude disimular mi excitación e hice lo posible por disimular mi erección, después intente arrancar la camioneta y obvio que arranco, y nos dirigimos a la ciudad.
En el trayecto iba pensando en la posibilidad de que Gerardo se hubiera percatado de mis caricias, sin embargo nuestra relación siguió igual lo que me tranquilizó, descubrí que a menudo pensaba en la verga de Gerardo, en ese verga que acaricie, y me imaginaba erecta, me preguntaba que como sería, de que color, de que tamaño, sería muy velludo en su partes viriles, etc., así paso el tiempo yo seguía deseando a ese muchacho, en las noches soñaba con el, que me hacía el amor, que lo tenía para mi solo, que besaba todo su cuerpo, pero no me atrevía a decirle nada. Aunque mi deseo por el iba en aumento, pues bastaba con tenerlo cerca, con oír su voz para que yo sintiera erección.
En alguna ocasión platicamos de sexo, y de de homosexualidad, y pude darme cuenta de que sin ser muy severo, se expresaba en forma algo despectiva de los homosexuales, lo que aumentaba mi temor de proponerle una relación sexual y preferí mejor conservar su amistad. En otra ocasión me platico que había hecho el amor con una chica, obvio, sin decirme su nombre, lo que me hizo sentir celos de esa chica y deje volar mi imaginación imaginado la escena de mi Gerardo, si, mi Gerardo, haciéndole el amor con esa chica, penetrándola, como quizá nunca me penetraría a mí. Tuve que reconocer para mi mismo que estaba enamorado de Gerardo.
Y así deseando a ese chico y dándome mis buenas masturbadas con su imagen de macho y con una que otra fotografía de él, de las que le tome para ilustrar sus actividades, llegó el fin de su residencia.
Así llego el día en que fue a despedirse de mí, Gerardo entro a mi oficina, me indicó que venía a despedirse, que regresaría a su lugar de origen a buscar empleo, que algún día regresaría a titularse, que me iba a extrañar, y que se llevaba un buen recuerdo de mí, yo le hice muchas recomendaciones que se titulara, que le echara ganas al trabajo, etc. Nos fundimos en un fuerte abrazo que me electrizó pues a pesar de pasar mucho tiempo juntos, nunca lo había tenido entre mis brazos. Un mundo de sensaciones llenaron mi cabeza en esos segundos que me abrazo, sentí su aroma de hombre joven, su calor corporal, sus fuertes músculos aprisionando mi cuerpo, cu cuerpo pegado al mío, llegué a sentir sus genitales del apretón que la di para tenerlo más cerca de mí. Lo tenía entre mis brazos y se tenía que ir ¡se alejaría de mi! , quizá para siempre. Unas lágrimas salieron de mis ojos, mismas que intente disimular, mi niño adorado se iba, se alejaría de mí y no había manera de retenerlo a mi lado. Tuve que retirarme para que no sintiera la erección que en ese momento empezaba a experimentar y tome asiento para disimularla. El me comento que también estaba muy triste por irse pero que así era la vida, nos dijimos adiós, salió de mi oficina y lo vi partir quizá para siempre ¿o no?. J.martinezcarrillo@yahoo.com.mx
CONTINUARA