Mi renta... (María Teresa 4)

José Luis, mi casero viene a la casa a cobrar la renta, no tengo dinero y él me propone una forma diferente de pago...

Una vez mas estaba sola, me habían dejado. Alejandro me había prometido el cielo y las estrellas, pero no fueron mas que mentiras. Otra vez estaba sin dinero, muy triste, preocupada por lo que sería de mi en el futuro. Tenía la renta atrasada, lo único que me quedaba de dinero lo iba a usar para comer, sabía que mi casero, José Luis, vendría pronto a reclamar los meses de alquiler que le debía. No tenía idea esa mañana que pronto, las cosas empezarían a mejorar.

Eran cerca de las nueve de la mañana. Me había acabado de despertar, estaba puesta mi baby doll transparente. Tengo 19 añitos, y como les he contado antes, soy operada y tengo unas hermosas tetas bien paradas, mi piel es morena, tengo el cabello largo y ondulado, me lo había teñido mas negro por esa época. Alejandro, mi último novio me había conseguido unos lentes de contacto, así que mis ojos se ven verdes. Tengo un culo paradito, bien femenino y unos labios carnosos que suelo llevar siempre pintados de colores fuertes.

Alguien tocó a la puerta, me levanté y me puse una bata y mis zapatillas de tacón alto, caminé hacia la puerta, abrí y ahí estaba mi casero.

-Buen día niña Tere, ¿Como ha estado?

-Uy don José, con problemas de dinero, no le voy a poder pagar, disculpeme, se lo prometo, el próximo mes le pago.

-Mmm, eso no se va a poder niña Tere, mi esposa insiste en que me pague ya

-No tengo nada, le juro

-A menos que quieras hacer un trato conmigo

Esto me sorprendió, pensé estar perdida y ahora el me daba alguna opción.

-¿De que se tratría don José?- Le dije sonriendo

El empezó a entrar, se sentó en mi sofá mientras iba diciendo: -Pueees… tu me das una buena mamada y yo te perdono tu deuda.

Me molesté un poco, no supe que responderle, José Luis era un hombre cuarentón gordo y calvo, muy peludo. No me atraía en lo mínimo, y estaba dudando muicho.

-Anda María Teresa, es eso o te echo del apartamento.

Sin decir nada mas, me arrodillé ante él, bajé su cierre y salió al aire su pene. Era un pene chiquito y gordo, muy peludo, parecido a su dueño. Empecé a acariciarlo, lo miraba fijamente ya que me daba vergüenza mirar a José a la cara.

-Anda Tere, eso es, yo se que quieres.

Ya se estaba parando, y antes de que estuviera totalmente erecta, me la tragué. Empecé a chuaparla violentamente, parecía loca. José Luis solo gemía en su asiento –Ohhh, Teresa, tu si sabes – Agarraba sus huevos y los besaba, mordía su glande y luego le hacía la paja. Él alcanzó a ver un enorme dildo que había dejado en la mesita. Lo cojió, me hizo lamerlo y luego me hizo lamer su pene otra vez. Me fue quitando la bata y se abrió paso por el calzón. Me introdujo el dildo por el culo y empezó a moverlo. Fue ahí cuando me exité. Empezé a pajearme mientras mamaba su cosita y el me penetraba con el dildo.

De repente, José Luis gimió: -Ahhhh- Y llenó toda mi boca con un chorro de leche tibiecita. La limpié con mi lengua y empezé a chorrear todo por mi pecho. Él se subió el cierre y dijo: -Bueno niña Tere, su deuda queda saldada, vengo el proximo mes a "cobrarle" otra vez. – y sin decir nada mas, el desgraciado me dejó ahí, toda exitada y con mi dildo introducido. Regresé a la cama y me terminé de masturbar. Luego dormí un poco mas.

Gracias por haberme leído, pronto les contaré de cuando convertí a todo mi cuerpo en un negocio. No se olviden de escribirme.

Besitos, Tere.