Mi Relación Tormentosa con un Traumatólogo

Nunca imaginé como conocería a un hombre que me volvió loquita sexualmente con tan solo tenerlo enfrente de mí, pero sucedió. Esta relación duró 14 años entre terminar y regresar

Tenía tiempo de molestarme la espalda y me lo recomendaron. Así que llamé hice la cita y a los días siguientes ya estaba en su consultorio.

Esta es una contribución de un amiga muy quierida de nombre: Ros Lady

La primera vez que lo vi sentí algo, no supe en ese momento que cosa pero me atrajo mucho. Me encantó la atención que me prestaba al ir relatándole como comenzó mi dolor de espalda.  Al terminar se levanto, se acerco a mí y me dijo que me volteara de espaldas a él, y empezó a tocarme desde el cuello por toda la columna hasta llegar a la media espalda en donde me queje y me dijo que quizá sería una inflamación pero que tendría que hacerme unas radiografías. Aun cuando ya había localizado el punto que me dolía, continuo tocando más hasta llegar al coxis; en ese momento me sentí un poco excitada. Me recetó un medicamento y me envió a hacer los estudios.

A la semana siguiente previamente hice mi cita y  llegue puntal  con los estudios. El me recibió muy cordial aunque serio. Me senté en el sofá que tenia al frente de su escritorio. Todo en el consultorio transcurrió muy propiamente, el sentado en su lugar enfrente de mí. Me preguntó cómo me sentía y enseguida reviso las radiografías.  De repente se levanto y acercándose al sofá donde yo estaba sentada me dice: “párate”  y cuando quedamos frente a frente me empieza a tocar el cuello con sus manos y de repente me besa.  Yo le correspondí y él empezó a recorrer sus manos por mis senos, masajeándolos por encima de mi blusa y yo no opuse resistencia alguna; de repente me desabrocha el sostén y me abre la  blusa y me mama mis bubis. En ese momento sentí que quería tener sexo con él. Mientras me mamaba, el bajó sus manos y por dentro del pantalón me toco las nalgas y me acercó a su cuerpo, donde sentí que su pene estaba bien parado, y me dijo: “tócala”  enseguida se bajo el zipper y  lo tuve en mi mano totalmente erecto, quizá media unos 15 cms y lo tenía grueso, entonces nos desvestimos, él se sentó en el sofá y me dijo que me sentara en su pene, mientras el me mamaba mis senos, yo estaba súper excitada tanto porque estaba cogiendo con un doctor que apenas si conocía pero me gustaba tanto como me acariciaba como me dirigía para que sintiera mas su verga en mi vagina, después de un tiempo se vino dentro de mi. Saco su pene y se vistió. No me dijo nada solo se me quedo mirando y continuo la consulta como si nada, y me explico lo que tenia. Me dijo que el medicamento me ayudaría mucho y me indico algunos ejercicios.  Al terminar me pidió mi número celular y me dijo que nos veríamos pronto.

Pasaron unos días, no sé 2 o 4, y me llamo. Me pidió que pasara por el al hospital y nos fuimos a comer, de ahí nos dirigimos al hotel.  En cuanto entramos a la habitación me empezó a besar y a desvestirme, para entonces el hombre ya estaba con la verga bien parada y por supuesto yo excitada, en ese momento me voltea de espaldas hacia el espejo y me penetró por detrás en mi vagina, primero lo metió como si le urgiera y luego me lo sacaba y volvía a meter con fuerza, mientras tanto me veía en el espejo y me acariciaba mis tetas con una mano y con la otra me frotaba mi clítoris.

Nos fuimos a bañar y estuvimos en la cama conversando, me dijo que le gustaba mucho, que le atraía y que le gustaba cogerme. El hombre media como 1.70 mts era un poco llenito, pero me encantaba sentir sus manos en mi piel, y sobre todo su pene, era normal quizá 15 o 17 cms de largo y lo tenía grueso;  empezamos a tocarnos, me beso,  yo le empecé a besar el cuello, las tetillas, y me fui bajando hasta llegar a su pene mismo que se lo lamia con la lengua y al mismo tiempo le sobaba los testículos. Me gustaba lamberle el pene sin mamárselo, hasta que me decía: ¡“ya mámalo todo”! Me gustaba que me lo pidiera. Así que tal cual fuera una paleta se lo chupaba, y por supuesto que estaba mojada de mi puchita y sentía la necesidad de que me penetrara, así que me subí en él; me lo metía y sacaba mientras me decía que yo era su putita, y algunas veces me decía que era una hija de la chingada, que le encantaba como era de caliente y como nos cogíamos y eso me hacía sentir más excitada,  hasta que terminábamos.

Cada encuentro lo hacíamos diferente, hasta que una noche empecé a acariciarle el ano, al principio frunció las nalgas pero después le gustó y empezó a dejarse, hasta que le metí el dedo y me dijo que siguiera, lógicamente ya estábamos súper excitados y yo súper lubricada, así que me puso en cuatro y me la metió en mi puchita con intensidad, lo sacaba y lo metía y me apretaba las nalgas, me sentía embestida, me encantaba como me lo hacía, incluso a veces dejaba de penetrarme y yo tenía que pedírselo, a él le encantaba que le rogara que me lo metiera.  Aguantaba mucho tiempo antes de venirse en mí, así que lo disfrutaba al máximo.

Nos gustaba la posición de perrito, mas el 69, porque mientras le mamaba la verga, le metía el dedo por el culo y él a mí.

Para mí era tormentosa esta relación, porque era tan cabron, que solo cuando el quería, íbamos al hotel. Si yo le llamaba y le pedía que nos viéramos me decía que tenia pacientes. Todo lo que empezó por una atracción sexual, término en que me enamoré de él, ¡Error! Pues aunque decía que se iba a divorciar, yo sabía en el fondo  que mentía, pero no podía dejarlo. Muchas veces lo termine, pasaban días quizá hasta un mes, y de repente me llamaba e inmediatamente acudía a la cita  lista para disfrutar, gozar y coger con él.   Algunas ocasiones llegaron a pasar muchos meses sin vernos, pero siempre regresaba, era algo así como una adicción por él, de hecho algunas ocasiones me decía” “la verga ingre”  y eso me hacía sentirme más atada a él, aparte de que estaba enamorada y me  encantaba como me cogía. Hasta que finalmente un día le dije que me dejara en paz y no me volviera a  buscar ni a llamar. Y bueno me lo cumplió.

Sin embargo hay algunos episodios que recuerdo, y uno de ellos es que en una ocasión me pidió que me dejara vendar los ojos y que él me quitaría la ropa  hasta penetrarme con su verga. Mientras me desvestía me preguntaba qué sentía, que  pensaba, y yo le decía que me excitaba no verlo, pero si sentir sus manos en mi cuerpo y cada que me besaba me venían pensamientos de que alguien que no era él me estaba acariciando y eso hacía que él se pusiera celoso y me respondiera con palabrotas diciéndome que era una puta y solo era para él,  pero al mismo tiempo quería saber cómo me había cogido otro cabrón, y que de seguro no me hacía sentir lo que él. Me encantaba incitarlo pues me calentaba mas, me excitaba de tal manera que mi instinto animal me salía y le pedía, le suplicaba no dejara de meterme su verga, pues según él ya no me la iba a meter, era un juego que solo él y yo disfrutábamos.  Luego me acostaba y el recorría con sus manos y boca mi cara, mis bubis, mi vientre, hasta llegar a mi pubis y luego deslizaba su lengua en mi clítoris al tiempo que metía un dedo en mi vagina, y tan solo de estarme chupando mi clítoris me provocaba que tuviese un orgasmo, era único para hacerme sentir esto, nunca nadie provoco orgasmos de esa manera como él.  Luego seguía deslizándose por mis piernas y como él ya estaba  caliente por verme como me había venido en ese orgasmo, subía nuevamente y me metía su verga  con tanta intensidad que hacía que volviese a tener otro orgasmo, me subía las piernas a su cuello, lo sentía todo él dentro de mí, y cuando se venía en mi vagina me encantaba, lo sentía tan profundamente mío, era una unión de cuerpo y espíritu.

En otra ocasión y fue la única, inventó a su esposa, que iba a salir fuera de la ciudad a operar y que regresaría al día siguiente, así que esta vez pasamos la tarde, noche y mañana juntos.  Por la tarde conversamos un rato y luego comenzó a besarme como solo él sabe hacerlo, besa riquísimo, y no me refiero a que me meta la lengua, no. Me refiero a que sus labios y los míos se unían a la perfección: sus labios y los míos se sellaban como si fuéramos él uno para el otro, embonaban así como su verga en mi puchita, como un frasco que embona con su tapa, tal cual.  La piel de sus labios  me provocaba infinidad de descargas eléctricas en mi cuerpo cuando me besaba y cuando me mordía mis labios,  es algo que jamás he vuelto a experimentar.  Ya en la noche pedimos la cena, nos bañamos y volvimos a hacer el amor y le encantaba así como a mí, decirme que era una cabrona, que era su putita, su puta, su perra, que solo le pertenecía a él, y me decía: “extrañaste mi verga verdad cabrona?” yo sé que te encanta que te la meta, y por supuesto me encendía mas. Tan solo de estar recordando estas escenas que quizá nunca más volveré a tener, me han provocado que este mojada, ¡que recuerdos!  Antes de dormirse me había dicho que tenía que terminar un escrito que me durmiera. De repente, no sentí a qué hora se acostó y como yo estaba de lado, llegó y sin más me penetró, hummm fue sencillamente ¡Delicioso! ¡Riquísimo!

Pasaron casi 3 años, y un buen día, me lo encontré por casualidad en una clínica, él me vio primero pero no me hablo, solo dijo en voz alta el nombre de un hermano mío, y en eso voltee y lo vi. Sin saludarme ni mostrar ningún tipo de expresión, me dijo que pasara a su consultorio para que me explicara lo de mi hermano. Yo entre y estaba otro doctor ahí y le dice: “ah mira, te presento a alguien que conocí accidentalmente”. De momento no tome mucho en cuenta sus palabras ya que mi prioridad era la enfermedad de mi hermano, pero luego que analice me di cuenta que había dicho “accidentalmente”   porque le dolió que lo haya terminado y  precisamente el día en que por primera vez me dijo que me amaba. En fin, lo entendí.

Pasaron días y un buen día fui por una receta y conversamos, ya estaba menos serio y me dijo que a ver que día lo visitaba a su consultorio particular, que le gustaría que nos viéramos y platicáramos, lógicamente esto implica algo mas, sin embargo y aunque estuve tentada a ir, superé (¿.?) esa inquietud que aun me causa. Y bueno no creo que lo busque ni él a mí.

Ros Lady

Pueden contactar con Ros Lady a mi correo: worriedhusband@hotmail.com