Mi regalo de cumpleaños, mi hijo.

Segunda parte de "como viole a mi hijo nalgon" algunos años después la lujuria nos lleva a volver a coger, ahora con un machote que me dobla de placer.

Pronto cumplía años, nos reuníamos de nuevo mis amigas y yo. Hacia algunas semanas que no nos reuníamos y llevábamos las botellas de vino obligatorias, esa tarde después de salir del gym donde mis amigas y yo vamos, nos retiramos a nuestras propias casas, mientras salíamos y platicábamos, mi hijo kike estaba entrando, llevaba una camisa musculosa y un short que dejaba ver sus piernas, dios mío lucia increíble, se acercó y me dio un beso en la mejilla y se despidió, mis amigas y yo volteamos enseguida y nos quedamos mirando ese culo tan hermoso.

-          Susana, que pedazo de culo tiene tu kike, no puedo creer que en unos meses se te va para siempre, se va a estudiar la universidad y ni tú ni nosotras podremos seguir viendo esas nalgotas-. Mi amiga dulce babeaba al decir eso, las demás rieron y nos despedimos, en una hora en la casa de Laura nos reuniríamos a tomar unos vinitos y a platicar como antes.

Mientras caminaba a casa, varios chicos se me miraron con lujuria, llevaba un pequeño top que me hacía ver muy sensual, una malla ceñida y mi culo atraía la atención, estaba muy buena y no me daba pena decirlo a mis casi 45 años. Al llegar entre a la ducha, al entrar me percate que mi hijo había dejado una de sus trusas tiradas en la ducha. La tomé y la olí, olía a macho, de un momento a otro mi memoria me llevo a esa noche en nuestras vacaciones hace ya casi cuatro años cuando me metí en su cama y tuve el mejor sexo de mi vida entre las piernas de mi hijo, me puse húmeda casi enseguida y con la trusa en mis manos me masturbé silenciosamente, mientras el agua recorría mi cuerpo de verdad que me deje ir. No es que no tuviera que luchar con mi deseo estos últimos años, pero mi hijo y yo habíamos olvidado nunca lo mencionamos y aunque en ocasiones había ciertas tensiones, simplemente no se volvería a repetir y ambos estábamos cómodos con ello.

Al llegar a la casa de Dulce, inmediatamente nos pusimos a beber, contábamos algunas experiencias y reíamos al recordar las cosas que nos habían sucedido en el tiempo en que no nos reuníamos, todas estábamos muy contentas y mientras destapábamos la última copa de vino. Dulce se preparó para contarnos una de sus historias picantes.

Hace poco me atreví a algo que nunca había hecho en la universidad, me metí a las duchas con uno de los chicos del equipo de futbol, con Jiménez, un chico de quinto semestre, ambos nos habíamos estado seduciendo, un día yo llegaba con una sugerente falda y al pasar por su pupitre, me rozaba él con sus dedos, luego el llevaba un pantalón ajustado y yo le rozaba el culo al ir a que le explicara algo. Esa tarde los del equipo habían estado hasta tarde justamente mientras yo revisaba unos exámenes, los veía desde mi oficina y Jiménez atraía mi atención, después de jugare todos se dirigieron a las duchas y yo ya no pude detenerme. Me metí sin ser vista, aún no sé como lo logré pero lo hice.

Todos estaban desnudos, los separaba pequeñas paredes, había cortinas pero nadie las tenia corridas, pude ver algunos cuerpos bastante ricos, debo decirles, pero sólo me interesaba uno y cuando lo vi inmediatamente me dirigí a él, le di un pellizco él se volteo pensando que de seguro era uno de los chicos, pero resultó que era yo, corrió la cortina y me arrojó contra la pared, el agua había mojado mi camisa, mis senos se reflejaban y sin tacto me arrancó la camisa, para empezar a morderlos.

-          No te preocupes cuando alguien pasa la cortina, saben que estamos cogiendo.

Me abrió las piernas y mientras yo le agarraba su pene, estaba tan caliente y resbaloso por el jabón, me metió un dedo, yo comencé a gemir de placer, le agarre el culo clavándole las uñas y sin más me la clavó con mucha fuerza, rugí y gemí como loca, mientras me taladraba contra la pared, el agua hacia que todo sucediera de una forma incluso más sensual.

-          Jiménez, lo conozco, si que te cogiste a un machote dulce-. Dijo Laura, todas estábamos húmedas y contentas.

-          Y dinos a quien vistes en esas duchas-. Le interrogo Lucía, todas nos mirábamos con picardía.

-          Miré a uno que le encantaba a Susana, Rodrigo, y puedo decirte que ese culo es completamente natural-. Todas reímos.

-          De verdad que extrañé ya no darle clases, las nalgaditas que le pegaba, me hacían muy feliz, que culo tenía.

-          Susana no entiendo porque darle nalgadas a un desconocido teniendo ese premio en casa.

-          ¿Cómo crees es mi hijo?

-          La verdad, y eso se los digo a ustedes como amigas-. Lucia se había puesto sonrojada-. Mi hijo Daniel ha estado yendo al gym y ya tiene unos buenos brazos, cada vez que me abraza, no puedo evitar agarrárselos, no como madre sino como mujer, siento que él lo sabe pero no me importa, a veces sobre todo ahora cuando llega sudado de correr con sus amigos y me abraza y me da un beso en la mejilla no puedo evitar ponerme húmeda. Sé que está mal.

-          No lo es-. Se adelantó a decir dulce-. Hasta antes de irse a la ciudad a estudiar, mi hijo y yo compartimos más que un buen faje, nunca lo hicimos, creo que en aquel entonces yo no estaba tan abierta a la experiencia sexual, pero cuando ambos estábamos calientes, nos reuníamos en la piscina y nos encantaba tocarnos, nos poníamos loción o nos cachondeábamos en el agua, varias veces pude sentir su paquete y me ponía muy mal. No es nada malo.

-          Es cierto no hay nada de malo, cuando ambos se desean, tiene que pasar, es natural-. Dije yo.

Después de ese tema, ya no pudimos seguir conversando igual sentía la necesidad de platicarles lo que había pasado con kike hace cuatro años pero no lo hice, las tres nos retiramos y al salir yo, las demás me dijeron que disfrutara mi cumpleaños. En la universidad nos dan el día libre, mi esposo estaría trabajando todo el día pues era fin de semestre y estaría sola en casa. Me dormí tarde adelantando trabajo y sin más me dormí, con una sensación incómodamente húmeda entre las piernas.

Me levanté tarde, la luz ya entraba por las cortinas, baje a la cocina, después de entrar al cuarto de baño, quería desayunar ligero y seguir acostada, pero cuando entré a la cocina una aparición me detuvo en seco, mi hijo completamente desnudo cocinaba, estaba de espaldas, musculosa y de un hombre, me detuvo el corazón llevaba sólo mi camisón y sin contenerme me humedecí al mirarlo, su culo estaba más perfecto de cómo lo recordaba ahora trabajado por horas de ejercicio.

-          Hola mamá me dijo al voltearse-. Su pene descansaba pero era evidente que había crecido, sus pectorales estabas depilados y sus abdominales relucían como si de oro se tratara.

-          Kike ¿Qué significa esto? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estás desnudo?-. le reproché, él me sonrió, me miró de arriba abajo, su mirada estaba llena de deseo y lujuria.

-          Bueno siéntate y te platico. Ya estuvo el desayuno-. Me senté entre sorprendida y excitada.

-          Y bueno-. Dije al sentarme, mi kike me seguía mirando como animal.

-          Ayer tus amigas, después de verte, se regresaron al gym, estuvieron buscando entre los chicos y finalmente se acercaron a un amigo, mío, y le pagaron para que hoy viniera a hacer esto mismo, le pagaron para que estuviera contigo medio día, desnudo y te tratará como reina.

-          No puedo creerlo, me las van a pagar.

-          No por favor mami-. Me dijo tomándome de la muñeca, le rogué mucho a mi amigo para que me dejara venir en su lugar, él no sabe que eres mi madre ni nada, pero le prometí que le pagaría el resto que le quedaron a deber.

-          Pero… por qué es que estas tú aquí.

-          Porque quería ser yo a quien vieras desnudo, me encanta como me miras, noté tu mirada al entrar, te gusta mucho mi culo ¿verdad?-. me dejo sin armas, no podía respirar correctamente, estaba muy nerviosa.

-          Sí mi amor-. Le dije tartamudeando, él sonrió.

-          Entonces vamos a disfrutarlo. Nada pasará, ya verás-. En ese momento se levantó de su silla y acercándose al refrigerador sacó  una lata de crema batida y sin decir nada mas colocó en su culo un poco, se acercó a mí y me dijo.

-          Anda mami, disfruta es tu día-. No pude resistirme, me abalancé sobre ella, y al terminar, di una mordida a ese culo que se veía tan rico en frente mío.

Después de desayunar mi hijo se ofreció a la lavar la ropa lo acompañe al cuarto de lavado, mientras recogía la ropa sucia, pude ver su cuerpo a mi completo antojo, era precioso, como subía y bajaba, su culo, sus brazos y al encender la lavadora, un poco de espuma cayó sobre él, me ofrecí a limpiarlo, mi hijo sonreía y su pene crecía mientras con mi manos recorría su cuerpo. Al terminar de limpiarlo, le pegue una sonora nalgada que hizo que se sonriera y me persiguiera por la casa, me alcanzó en la sala y divertido me dio una nalgada a mí.

-          Siempre había querido darte una a ti mami, no es justo tu puedes dármelas a mí y yo a ti no.

-          Dijiste que era mi día cabron-. le dije

-          Bueno es cierto, ¿Qué quieres que haga ahora?

-          Quiero que laves los platos.

Lo acompañe a la cocina me senté en la mesa y vi como los lavaba, su culo y su espalda era el único espectáculo que necesitaba, mis tetas ya estaban duras, seguía en camisón y sabia que él podía ver como crecían y crecían mis pezones, pero no me importaba.

Luego me levanté, animada como estaba y le di una nalgada, se volteó con una sonrisa, con su pene completamente erecto y con espuma resbalando por su cuerpo, estaba tan sensual allí parado que no pude evitarlo, lo besé, mi hijo, me apoyo contra el fregadero y sin que yo se lo pidiera, lentamente chupó mis tetas, mis manos no paraban de rasguñar su espalda y quererlo sentir cada vez más cerca, pero luego de que me, las lamio sobre la tela paró y siguió con lo suyo, estaba tan caliente.

-          Ya terminé de lavarlos-. Me dijo, lo miré, estaba divertido pero también lago harto.

-          Bueno entonces creo yo que es tiempo de que vayas a sacar y tender la ropa.

Nos dirigimos al cuarto de lavado y como adivine ahora se mojo aún más brillaba con el agua cayendo por su cuerpo, luego sin avisarme me arrojó un chorro de agua, mojo todo mi blusón y reflejo mi cuerpo, mis pantis y mis senos aún más, pero estaba divertidísima, me acerque a él me rocé con él y comencé a sacar yo misma ropa de la lavadora, su pene estaba tan erecto que era imposible no sentirlo entre mis nalgas, soltaba risitas, mientras él simplemente se contenía para no eyacular, luego de ponerlo en esa situación, le dije que no era necesario que la colgara, que tenía una tarea más urgente.

-          Es hora de que tiendas la cama de papi y mami.

Para ir al cuarto, es necesario subir escaleras, lo deje ir primero y me deleite viendo su hermoso cuerpo, subir escaleras. Estaba tan excitada que ya era inevitable negar lo que sucedería.

Al llegar a cuarto me arrojé a las sabanas, me revolqué en ellas mientras él me miraba desde la puerta, estaba excitadísimo y asustado.

-          Vamos pasa-. Le dije y lo hizo.

-          Sabes aquí tu padre y yo hemos cogido mucho-. Asintió-. Quiero pedirte algo.

-          Dime mami.

-          Hace cuatro años, te cogí como una puta, te viole, ahora quiero que tú me violes a mi cabron demuéstrame que eres un hombre-. Sonrió.

-          No puedo mami, eres mi mamá no sé si pueda-. Sabía su juego.

-          Vamos déjate de mariconadas y hazlo, este día yo soy la que manda.

Y sin decir más se arrojo a la cama, me tomo de las manos y me rasgo el blusón.

-          Quería hacerte esto hace tanto-. Me dijo entre jadeos.

Me separó las piernas con violencia, disfrutaba el dolor. Y sin piedad me la metió de un solo golpe, estaba gritando de placer y dolor. Gemía y gritaba, me tenía agarrada de las manos y no podía tomar su culo y meterlo más dentro mío, me la metió tan salvajemente que creí que me desmayaría, pero en lugar de ello tuve un orgasmo legendario, mientras él se venía dentro mío.

En ese momento me dio vuelta, estaba aterrada, sabía lo que estaba a punto de hacer.

-          Hijo por favor-. le dije.

-          Cállate-. me dijo-. hace tanto que tengo ganas de hacértelo, tus nalgadas y tus miradas realmente me excitan pero también me enojan mucho.

-           Amor por favor.

-          Te voy a violar puta-. Y me dio un beso.

En ese momento y sin previo aviso me metió su pene por el culo, grite y llore, pero después sentí un placer indescriptible.

-          No pares, mi vida-. le dije.

Y siguió metiéndomelo con fuerza dándome nalgadas, disfrutaba como loca, su cuerpo, finalmente era mío, él era mío.

Cuando se vino nuevamente en mi culo, cayó exhausto a mi lado, pero no era suficiente para mi, había deseado ese cuerpo nuevamente dentro mío por tanto tiempo que nada era suficiente, me puse encima de él, y masturbándolo  hasta que de nuevo se puso erecto, lo monte, estaba completamente exhausto y casi me rogaba que parara pero no quería, seguí cabalgándolo hasta que de nuevo tuve un orgasmo y luego y otro. Estaba poseída por su cuerpo por su pene que ahora era el de un hombre y recobrándose, me tomó por la cintura y esta vez me lo clavó el, con un golpe pélvico, que hizo que me viniera sobre é, estaba poseída.

Y estuvimos cogiendo por unas horas más, sabía que no quería volver a estar privada de ese cuerpo, de ese sabor a hombre joven que me ponía loca y claro al terminar ambos nos fuimos a duchar, dándole nalgadas y sintiendo su cuerpo dentro mío, tuve el mejor regalo de cumpleaños de todos.

-          ¿Sabes algo kike?

-          Que mami-. Me respondió mientras me la metía con dificultad por el efecto del agua y el jabón.

-          Dulce tendría que probar lo rico que eres-. Rió.

-          Tu amiga sabía que yo era el mejor regalo para ti.