Mi regalo de 35 cumpleaños. Parte 1
En mi 35 cumpleaños, mi hija me dijo que me regalaba una chica de compañía para el fin de semana, el mejor regalo que me podía imaginar.
Lo recuerdo como si fuera ayer, Marta, con voz temblorosa, me llamaba por teléfono y me decía:
-Carlos, tenemos que hablar… es urgente…
La conversación no era otra que informarme de que estaba embarazada, con diecisiete años, yo apenas tenía recién cumplidos los 18… pero de eso ya hacía mucho tiempo… a los 8 meses de la noticia, nació la pequeña Diana, mi pequeña… mi sol. Los primeros años fueron muy felices, entré a trabajar en la empresa familiar de su padre y todo iba bien, hasta que le diagnosticaron una terrible enfermedad degenerativa que acabo fulminándola a ella y a nuestros años felices en un abrir y cerrar de ojos. Con 5 años Diana, mi niña, había visto morir a su madre.
Durante los primeros años, mientras Diana era una niña pequeña, mi hermana me había ayudado con la casa, otras veces había venido mi cuñada, pero con el paso del tiempo, la situación se fue normalizando. Fui tomando las riendas de nuestra vida, haciendo de padre y madre a la vez. Pero Diana, tampoco me hizo preguntas demasiado embarazosas, iba creciendo, se iba haciendo mujer, pero sabía que mi papel era difícil. Era muy madura, me ayudaba con las tareas de la casa hasta el punto de ser ella la encargada de muchas tareas. Mi vida sexual se limitaba a darme placer viendo películas o leyendo revistas. Pero no quería meter a nadie en nuestras vidas, no era justo para mi niña. Con el tiempo, internet fue siendo algo más común, los chats, las webcams, todo un mundo erótico libre.
Un día me pasaron un enlace, de la web todorelatos.com, empecé a leer relatos, y sin darme cuenta estaba leyendo un relato de un padrastro que observando a su hijastra en la piscina con su novio, acabo chantajeándola, acostándose con ella y con su otra hijastra. Aquello era increíble de imaginar, pero a la vez súper excitante, fue un relato que leí varias veces. Cuando veía a mi hija irse de casa con los amigos y amigas, tan bonita, tan coqueta, me la imaginaba en el reservado de alguna discoteca, besando, tocando, humedeciéndose en los brazos de algún desalmado. Pero lejos de molestarme, me excitaba aun más. Veía a sus amigas y me las imaginaba bajándome la bragueta, sacándome la polla y haciendo que me la comieran…
Digamos que vivía una vida normal, y luego tenía un mundo de fantasía, fruto de la nula vida sexual.
Aquella mañana fue como las demás, me levante temprano, preparé el desayuno, y mientras, bajó Diana, se tiró a mi cuello, me abrazo y empezó a cantarme:
-Cumpleaaaaños feeeeliz, cuuuuumpleaaaaañoooos feeeeeeeliz! Muchas felicidades Papi!
-Muchas gracias hija! Ya ni me acordaba! Jajaja…
-Pero para eso estoy yo, además, no se cumplen 35 años todos los días!
-Bueno pues esta noche te invito a cenar! Iremos al restaurante que te gustaba tanto
-Estupendo!
Y así fue pasando el día, entre el trabajo y las labores del hogar. Por fin llego la noche y nos arreglamos para ir a cenar, Diana se puso preciosa, busco un vestido bonito de su madre que se ponía en ocasiones muy puntuales, siempre en momentos de gala.
-Vaya… estas preciosa, estas genial…
Mi hija era pelirroja, de piel muy clara, con algunas pecas y ojos verdes, como su madre, pero incluso era más guapa, tenía unos pechos muy abultados, una cinturita súper delgada y un culo que en más de una ocasión me había quedado mirando pensando en aquellos relatos.
-Espero que no te moleste, pero me apetecía ponerme guapa esta noche.
El restaurante estaba relativamente cerca de casa, con lo que decidimos ir caminando, así podía beber y no tenía que conducir. Llegamos al restaurante y como había reservado mesa, directamente nos la tenían preparada con los entrantes que siempre pedíamos. Empezamos a comer y Diana me pidió vino.
-Pero tu bebes vino?-le dije riendo mientras le servía una copa- vaya, vaya… jajajaj
-Como vamos a comer unos manjares tan deliciosos sin una buena copa de vino?
La comida empezó a desaparecer de los platos a la vez que las botellas de vino iban vaciándose, entre mi hija y yo siempre había habido mucha complicidad, hablábamos mucho, pero lo cierto es que de los temas íntimos nos cortábamos un poco, tal vez ella lo hacía para que yo no me sintiera mal, o tal vez por pudor.
Ya en los postres, me miro fijamente y me dijo:
-Papi, tu regalo lo tendrás este fin de semana, en la casita del campo.
La casita del campo, era una pequeña casa de aperos que con el tiempo habíamos hecho en una parcelita que teníamos con árboles frutales, pinos y encinas. Lo que en un principio había sido una habitación de 20 metros cuadrados lo habíamos convertido en un pequeño chalet de unos 100 metros con piscina, en el centro de un pequeño bosque que nos garantizaba que nunca podrían construir nadie a menos de 5 kilómetros, con todo vallado, se convertía en el lugar más íntimo que podíamos tener, nuestra isla, como muchas veces lo llamábamos .
-Vaya… y no voy a poder saber lo que es?
-Bueno, me da un poco de vergüenza… -dio un trago a su copa cómo para armarse de valor-pero te lo digo… es una chica de compañía… para el fin de semana…
-Estás loca!- casi me atraganto, pues estaba dando un sorbito de vino- como se te ocurre…
-Escúchame, se que tú no has ido jamás con una mujer pagando… pero también sé que eres un hombre y tienes necesidades… no te sientas mal, pero he visto los videos que tienes en tu portátil, incluso te he oído algunas noches…
El color de mi cara se enrojeció hasta niveles jamás sentidos por mí…
-Pero papa, no quiero que te ruborices, es normal, todos tenemos necesidades, todos nos satisfacemos en ocasiones, por eso quiero que por lo menos sea con una mujer de verdad.
-Pero…
-No hay pero que valga, ya esta pagado y pactado, y en ese mundo no hay vuelta a tras, no me devolverán el dinero…
-Pero…
-Papi, no te preocupes, yo me encargo de todo, además, estoy seguro que te gustará, me ha costado mucho elegirla, pero después de ver los videos y las webs de tu ordenador, me hago una idea de cómo te gustan y lo que te gusta…
Volví a ruborizarme, mi hija al verlo volvió a llenarme la copa y brindo conmigo. La idea de que mi hija me hubiera pagado una puta, en parte me horrorizaba y en parte me excitaba. Pero no supe decir que no, porque en el fondo, tal vez no me había ido nunca con otras mujeres por miedo a la reacción de Diana, por miedo a meter a otra persona en nuestras vidas y que destrozara lo que teníamos, pero esta vez era diferente, era mi hija la que me había organizado todo el asunto.
Fueron pasando los días y el sábado llegó. Me levanté temprano, como siempre y bajé a desayunar.
-Bueno papa, llegó el gran día, y vas a tener suerte, hace un día estupendo- algo normal aquí en el sur en el mes de Septiembre- ayer fui a la casa, preparé la piscina y os dejé regalitos en la casa, para que no os aburráis, también he metido comida en la nevera, así que dame un beso y vete!, pero sobretodo disfruta…
-Madre mía donde me estas metiendo… estoy como un flan…
-Pues conduce con cuidado… y no corras... La chica llegara durante la mañana, le he dado la dirección, deja la verja abierta para que pueda entrar el taxi.
Durante todo el camino no paraba de darle vueltas a toda la situación, mi hija había visto mis videos, pero me comprendía, éramos adultos. El trayecto era de aproximadamente unos 20 minutos que por poco y me paso la salida de la autovía que llevaba hasta el lugar. Continué por la senda que llevaba hasta la puerta metálica que impedía que ojos extraños pudieran ver lo que había dentro, la abrí, y a diferencia de otras veces, no la cerré, a sabiendas de que detrás de mí tenía que entrar un taxi con aquella mujer. Entré en casa y vi la piscina con su depuradora funcionando, en la nevera comida, además de fresas, champagne, nata, caramelo, chocolate liquido, mi hija había pensado en todo. Mientras miraba en la cocina, escuche un coche acercarse, era un taxi, blanco, con su banda roja, no cabía duda, la chica había llegado, no me atreví a salir fuera, como para que el taxista no me viera, me acerque a la ventana, el coche estaba ya parado y ella sea había bajado, estaba pagándole, me quedé impresionado, ella estaba con medio cuerpo metido por la ventanilla del coche, llevaba unos tacones blancos altísimos, de aguja, con unas medias blancas, una minifaldita escocesa que en esa postura me dejaba ver unas bonitas bragas de encaje blancas y por el hueco de la ventanilla del taxi se perdía una camisa blanca. Me escondí por si me veía el taxista, escuche que volvía a ponerse en marcha el taxi y se iba, ella camino hasta la puerta de la verja, despacio, contoneándose, la cerro y se dirigió hacia la casa. Llevaba una boina de esas tan bohemias que le cubría la cabeza, y unas gafas de sol de las que cubren casi toda la cara. Decidí armarme de valor y salí a la puerta a recibirla. Trague saliva, cerré los ojos, suspire y abrí la puerta y los ojos a la par, para encontrarme con mi invitada. Se iba acercando hacia mí, exhibiéndose, al verme, dio una vuelta sobre sí misma, para que pudiera ver su culo, y continuó andando hacia mí, el escote de la camisa llegaba casi hasta el ombligo, dejando ver unos pechos firmes y grandes, que no llevaba sujetador, era una autentica lolita, un bombón que estaba deseando saborear, no paraba de mirarla de arriba abajo, los labios, que eran lo único que podía ver de su cara, estaban pintados de un rojo fuerte y brillante, no paraba de sonreír, llegó a mi altura y dijo:
-Te gusta lo que ves papi?
Mi corazón se paró, mi gesto cambio, sorpresa, preocupación, desconcierto… todo en un mismo gesto, le quite la boina y las gafas, dejando caer su melena roja y viendo sus ojos verdes. El gesto se volvió decepción, cuando vi que a quien tenía delante era a mi niña, que todo habría sido una broma, de muy mal gusto por cierto. Bajé la mirada al suelo y ella se percato, así que sin mediar mas palabra acerco sus labios a los míos y empezó a besarme, pero no como una hija besa a un padre, sino con la pasión de los enamorados, paso sus manos por mi espalda recorriéndome hasta llegar a mi culo. Se separó de mí, y me dijo:
-Papi, espero no haberte decepcionado, como te dije he visto el porno que tenias y he leído los relatos que estaban en el historial de tu portátil, llevo mucho tiempo masturbándome pensando en todas esas cosas que hacía ese padrastro con sus hijastras, y las voy a hacer contigo.
-Pero soy tu padre…
-Papi, tu cuerpo necesita desahogarse, y el mío también, será nuestro secreto- me susurro mientras apoyaba sus manos en mi polla, que tenía un tamaño más que considerable- déjate llevar, y disfrútame… dios, que ganas tenía de coger esta polla- empezó a desabrocharme los pantalones, y la dejo fuera, yo no sabía que decir, no daba crédito a lo que estaba pasando, se puso en cuclillas, con las piernas abiertas- y ahora me la voy a comer… mmmm…
Ante mis ojos tenía a mi tierna hija comiéndome la polla en la escalera de la entrada de la casa, disfrutando, saboreándola, mientras veía como su mano derecha se perdía dentro de sus bragas, gozando, suspirando, sin moverme ni un centímetro, yo no hacía nada, yo no obligaba a nadie, era ella la que me lo estaba haciendo… que tenía de malo? Yo no había planeado nada, pero se estaba cumpliendo la mayor de mis fantasías, follarme a una lolita, pelirroja, guapa y con cuerpazo… siempre había querido follarme a mi hija, pero no me había atrevido a meterlo dentro de mis fantasías, así que reaccione, y apoye mis manos en su cabeza y comencé a follarme su boca más fuerte.
-mmmm… mmmm…mmmm….-era el único sonido que la escuchaba decir
-Has venido disfrazada de puta… así que vas a ser mi puta… voy desahogar todas mis fantasías contigo- su mano se movía frenéticamente debajo de sus bragas, buscando un orgasmo que no iba a tardar en llegar… Se la sacaba de la boca, le daba algún golpecito con ella en la cara y se la volvía a meter entera, una y otra vez, como tantas veces había visto hacerlo a Rocco Siffredi mientras me pajeaba imaginándome lo que estaba haciendo. Por las convulsiones que estaba teniendo, entendí que ella había llegado a su primer orgasmo con la polla de su papi en la boca, no pude controlarlo, metí fuerte mi polla hasta el fondo de su garganta y el primer chorro de leche calentita salió disparado, con tanta fuerza que note como iba engordando el conducto desde los huevos hasta la punta de mi polla, aguanté como pude hasta conseguir sacar la polla sin lanzar el siguiente chorro, lo cual hizo que tuviera más fuerza y se lo lance en toda la cara, pajeándome mientras seguían brotando mas chorros contra su cara.
Estaba exhausto por la corrida, entonces ella, empezó recoger con los dedos de su mano izquierda todo mi semen, de su cara, de su pelo, y se lo llevaba a la boca, tragándoselo delante mío.
-Papi, que rico esta, que rico estas, no me imaginaba que pudiera gustarme tanto el sabor de tu leche…
La ayude a incorporarse, y nos metimos para la casa.
-Ha sido el mejor regalo que me podías hacer, muchas gracias.
-Pero si tu regalo no ha hecho más que empezar… -Cada vez que hablaba más cachondo me ponía-que te parece si te das un baño mientras preparo algo de comer.
Asentí con la cabeza y me fui al agua. Al rato, salió de la casa con un traje de sirvienta, negro, con minifalda negra, con medias a juego, de rejilla negra y unos tacones negros, incluso con la cofia!, portaba una bandeja en la que llevaba un vaso con lo que parecía un coctel. Desde la distancia me dijo:
-Le apetece al señor tomar un coctel? Tal vez un BlodyMary?
-Claro que sí, con este calor, y con este servicio…
Llego hasta la orilla de la piscina donde estaba yo, se agacho para dejar el coctel poniéndose en cuclillas, abierta de piernas, sin bragas, pude ver su sonrosadito coñito, totalmente depilado, abierto para mí. Cogí el coctel, le di un buen trago, lo dejé en la orilla y sin darle tiempo para que se incorporara, metí mi lengua en aquel delicioso y sonrosado agujero, empecé a recorrer con mi lengua sus labios, hasta llegar a su clítoris, apoyé mis manos en su culo, para que ella no aguantara todo su peso en esa postura y poder mantenerla más tiempo, y así estuve, degustando el coño de mi hija durante un buen rato, pasaba mi lengua haciendo circulitos por su clítoris, succionándolo suavemente, hasta que notaba que se endurecía, entonces lo soltaba, para darle un respiro, y bajaba mi lengua libidinosa hasta su coñito y la introducía un poquito dentro, y otra vez para arriba, y para abajo hasta atreverme a llegar a la entrada de su culito, ella parecía dispuesta a todo, y yo ya si tenía claro que iba a disfrutar de todo su regalo. Fue increíble notar cómo se corría en mi boca, notar cómo se estremecía.
-Papi, no pares, no pares, no pares, me voy a correr, no pares, dios, me corrrrro…
Que delicioso saborear aquel regalo. Se incorporo como pudo y se fue de nuevo a la cocina, a paso acelerado, hablando sola:
-La comida… esto no puede ser… se me va a pegar!
Me hice unos largos en la piscina, para relajarme un poco, salí a tomar un poco el sol. Resulta increíble el instinto, la fiera que había en mí, había estado durmiendo hasta ahora. Recordar lo caliente y húmeda que estaba la boca de mi hija, o lo sabroso que era su coñito depilado.
-La comida esta lista!- su voz me hizo reaccionar, me levanté y me dirigí al comedor.
En el centro de la mesa había un candelabro, con tres velas, un mantel rojo, con servilletas blancas, unos platos cuadrados blancos con unas rayas rojas en los extremos, una buena botella de vino, las copas a medio llenar, en definitiva, todo perfecto, hasta el más mínimo detalle. De repente salió Diana de la habitación con un bonito vestido largo, blanco, con el pelo recogido en un moño. Me pidió que me sentara y se puso a servir la comida, había preparado una ensalada con canónigos, nueces, piña, pate y jamón, aderezado con una crema de vinagre balsámico de Módena, de segundo había preparado un solomillo a la salsa, una salsa dulce, tal vez al Pedro Ximenez, y de postre un delicioso tiramisú. Durante la comida, me hablaba igual que habíamos hablado en la cena de mi cumpleaños, como si no hubiera pasado nada, como si lo que hubiera pasado fuera normal, como si lo que había pasado tenía que pasar. Yo seguí comiendo como si nada, pero cada vez que la veía meterse algo a la boca, recordaba mi polla entrando dentro. Acabamos de comer y me había preparado una sesión de cine en casa, con palomitas, mantita, cubatita… todo preparado y play…
-Me he permitido elegir una película de tu colección, es de Audrey Hollander, he visto que tienes muchas de ella, y como es pelirroja como yo, pues las he visto muchas veces y me he masturbado imaginándote pajeándote mientras la ves… creyendo que piensas en mi cuando la ves…
Ahora iba a ver porno con mi hija al lado, y con Audrey, iba a ser porno muy duro. Me puso una película en la que Audrey va atada, como si fuera una perra, y la meten en un bar, y todo el mundo la manosea y se la folla. Al poco de empezar la película ya estaba empalmado y cachondísimo, y Diana había aumentado su respiración, como estaba sentada a mi lado, deslicé mi mano entre sus piernas y estaba totalmente empapada, empecé a juguetear con sus labios con mis dedos, introduciéndolos un poquito en su coñito para lubricármelos, y mientras Audrey empezaba a comerse la primera polla, Diana se mordía los labios, yo la miraba a ella y a la película, cada vez estaba más mojada, cada vez eran más densos sus fluidos. A Audrey le estaba metiendo dos dedos en el culo, y aquello me animo, como quien no quiere la cosa, empecé a buscar la entrada de su culo, ella abrió mas las piernas entendiendo lo que quería, con lo que comencé metiéndole un dedo que había lubricado con sus jugos.
-Papi… mmm… a ti por donde te gusta meterla más… por el coño o por el culo… mmmm
-Hace tanto tiempo que ni me acuerdo- lo cierto es que mi vida sexual, antes de su madre había sido prácticamente nula, a excepción de un par de chicas, pero no había pasado del sexo oral con ellas, y después su madre tan solo una vez me dejo intentarlo por detrás y no salió bien.- y a ti? Por donde te gusta más?
-Eso tendremos que descubrirlo… aun no he probado… mmmm
-No has probado por detrás- dije mientras empezaba a meter un segundo dedo
-No… mmmm… y por delante solo ha entrado mi amigo…mmmm… espera, que te lo presento…-estiro los brazos hacia un pliegue del sofá y saco un consolador de color negro, con forma de polla, con venas, de unos 17 centímetros, aquello me sorprendió, pues era una polla del tamaño de la mía aproximadamente- Papi, te presento a mi amigo “papito”, ha sido el único que me ha follado…. Mmmmm…
-Me vas a decir que nunca has tenido una polla de verdad en ese delicioso coñito?...
-Porque crees que me duran tan poco los novios?... mmmm- la pobre no paraba de estremecerse, con mis dedos jugando en su culito- yo se la chupaba, pero ellos querían más, y yo quería regalártelo a ti el primero, pero no encontraba la excusa.
-Pues creo que ya no aguanto más, y tu no deberías pasar ni un solo segundo más sin saber lo que es una buena polla dentro de tu coño, así que- saque mis dedos de su culo, me puse de pie, me quite la ropa, volví a sentarme recostado en el sofá y con mi polla apuntando al techo le dije- súbete, es hora de que te hagas mujer.
Fue increíble ver el brillo de sus ojos, y era impresionante la iniciativa que tenía, sin yo decir nada, acerco su boca a mi polla y con su saliva la lubrico hasta los mismos huevos. Se puso de rodillas sobre mí y con una mano apuntó la polla a la entrada de su delicioso agujero, le costó un poquito, pero empezó a entrar dentro de ella, parecía que le iban a reventar los labios de lo que se los estaba apretando con los dientes, y el brillo de sus ojos, la cara de satisfacción, no lo olvidare en todos los años que viva, el día que hice mujer a mi hija.
-Papi… mmm… esto es el cielo… que rica polla tienes… que calentita esta…-gracias a sus fluidos y la saliva entro sin problema hasta el fondo.
-Te gusta?... mmmm...- no recordaba lo que era entrar en un coño, y menos tan apretado, tan joven, tan delicado, ver mi polla clavada en aquel coño, ver cómo salía brillante, impregnada de sus jugos…
Pasé mis brazos por su espalda, le quité el vestido y deje libres aquellas preciosas tetas, tan firmes, sus pezones eran rosaditos, pequeñitos y duros como piedras. Comencé a besarla, bajando por su cuello, mientras la movía en un movimiento muy lento, suave, para deleitarnos de aquella adaptación, continué bajando mi boca hasta llegar a aquellas dos montañas, las cogí con las manos, y con mi lengua comencé a hacer pequeños y suaves círculos sobre sus pezones, que cada vez estaban más duros. No os puedo decir el tiempo que estuvimos con mi polla casi inmóvil, besándonos, como si dos de dos enamorados se tratara, tal vez si se trataba de eso.
-Mi niña… tenemos un problema… mmm…-de repente un momento de lucidez me hizo parar-La falta de costumbre, los nervios o que se yo, han hecho que no me haya traído condones… mmmm…
Ella sonrió y me dijo:
-Papi…mmm… no te preocupes… hace un par de meses que fui a mi ginecólogo para que me pusiera un DIU, así que no te preocupes… mmmm…-y comenzó un movimiento pélvico, cabalgando sobre mi polla, un poco torpe por la inexperiencia, pero satisfactorio.
-Entonces cariño, prepárate, porque hoy vas a sentir por primera vez una polla de verdad correrse dentro de ti… mmm…
-Soy tuya papi, soy tu regalo… mmm… soy tu putita… fóllame…mmm…
Me tumbé un poco para atrás y la recosté a ella sobre mí, para poder besarla, llevé mis manos hacia su culo, y comencé a dirigir yo con mis manos sus movimientos, a la vez que con mi dedo rozaba la entrada de su culito, al principio subía y bajaba muy despacio, pero muy profundo, entonces decidí que había llegado el momento de que supiera lo apasionado que era su padre, comencé a hacerla moverse mucho más rápido, cada vez más rápido, los movimientos eran frenéticos, la polla entraba y salía a gran velocidad, y mi dedo cada vez estaba más adentro de su culito, pues ya no se conformaba con tocar su parte exterior. Ella estaba fuera de sí, me besaba, me mordía, no podía coordinar los movimientos, noté que se corría, por la fuerza con la que tiraba de mi pelo, y yo más rápido me la follaba, gritaba, jadeaba…
-Dios… mmmm… esto es el cielo… Papi… soy tuya para siempre… mmmm… me encanta… mmm… me vuelvo a correr…
-Yo tampoco aguanto más… me corro… mmmm…-y empezó a emanar de mi polla grandes cantidades de semen con tanta fuerza, que cada vez que salía un chorro notaba como ella pegaba un respingo…
-Dios… mmm…. Lo he notado… mmmm… otra vez… oh dios… otra…
Empecé poco a poco a sacar mi polla a la vez que continuaba eyaculando, ya era por vicio, pero quería ver como chorreaba mi leche por aquel precioso y sonrosadito coño. Al sacar mi polla, aún lanzo un último chorro de leche espesa y caliente que fue a parar sobre su clítoris, aquello le gusto, sentir el calor, se quito de encima mío, y se sentó sobre un lado del sofá, mirando su coño enrojecido por el rozamiento, viendo cómo salía mi leche de dentro suyo, se abrió de piernas, como si quisiera exhibirse para mi, y comenzó a tocarse, a la vez que recogía mi leche y se la llevaba a la boca. Aquello era increíble, mi niña era tan viciosa como yo.
-Papi, ahora vamos a descansar un poco, pero luego, tenemos que probar si nos gusta más por el coño o por el culo…
Mi polla, que estaba empezando a perder volumen, al escuchar aquellas palabras volvió a endurecerse por momentos, mi hija me iba a dejar entrar en su culo, parece que aquel 35 cumpleaños no lo iba a olvidar jamás…
Pronto os contaré lo que paso aquella tarde, la imaginación y fantasía que yo tenía pensaba que era insuperable, pero me equivocaba, al juntar mi creatividad con la de mi hija salieron ideas que jamás hubiera imaginado yo solo.
Esta serie se alargara en el tiempo en función a vuestros comentarios y valoraciones, cuantos más comentarios, y más me agreguéis a MSN, más durará. Disfrutadlo.