Mi regalo de 35 cumpleaños. 2ª parte
Ni en la mejor de mis fantasías me hubiera imaginado un regalo de cumpleaños así, todo lo que mi niñita tenía en mente preparado se vio potenciado por mi imaginación.
Decidimos descansar un poco, vimos una película, esta vez era una comedia, para relajarnos un poco, y al acabar, como aun era de día, Diana salió un poco a tomar el sol, por su color de piel, siempre tenía que aprovechar cuando menos fuerte daba el sol, y no demasiado rato.
-Te vienes a tomar el sol Papi?- me dijo mientras se quitaba toda la ropa- voy a ver si me refresco un poquito…
-Cariño, si me voy contigo, no vas a tomar el sol- dije mientras le señalaba mi paquete, que empezaba a abultarse.
Se fue sonriendo, con cara de satisfacción, con cara de haber acertado de lleno en el regalo que me había hecho. Al verla salir de la sala, me daba cuenta de lo perfecto que era su cuerpo, lo perfecta que era ella, tan bien depilada, tan bien perfumada, decidí que tenía que corresponder. Fui a mi dormitorio y comencé a buscar la ropa más elegante que tuviera, encontré, no sé ni cómo estaba en casa, un traje negro de raya, y una camisa blanca, corbata no necesitaría, esto estaría bien para la cena. Me metí en el baño y me desnudé.
-Vamos a ver qué hacemos contigo- dije mirando a mi polla
No soy un hombre muy velludo, más bien todo lo contrario, no tengo demasiado pelo en el pecho, y nunca me ha importado, pero lo cierto es que vello púbico había demasiado. Con una tijera comencé a cortar pelo, con mucho cuidado, con mucho miedo, ya que era la primera vez que lo hacía, al acabar con la tijera, no me gustaba el resultado, de modo que ni corto ni perezoso, busque mi maquinilla de afeitar y la espuma mentolada, que sensación más agradable, era un curioso frescor lo que notaba, cubrí bien la polla y los huevos, y comencé un afeitado súper agradable (reconozco que desde aquel día lo hago muy a menudo). Busque una loción que tengo a base de aloe vera y me puse bastante cantidad, con miedo a tener alguna irritación. El resultado era genial, mi polla lucía genial, brillante, incluso, parecía mucho más grande, los huevos parecían los de un actor porno, de hecho, me miré al espejo y me dije:
-Este eres tú, tienes 35 añitos, un cuerpo bien conservado, una buena polla y una lolita desando que se la claves, posiblemente no haya en la tierra nadie más afortunado que tú!- Estaba totalmente pletórico.
Quería haber bajado a la piscina desnudo, para exhibirme delante de mi hija, pero preferí tener yo también alguna sorpresa para ella. Volví a vestirme, recogí todo lo que había usado y salí del cuarto de baño. Fui la cocina y preparé dos “margaritas”, para continuar creando ambiente. Los saqué con la bandeja que había usado antes Diana. Salí a la piscina y allí estaba ella, nadando, cuando me vio, se acerco a la orilla, sonriendo, con un brillo en los ojos que aumentaba por momentos, seguramente estaba pensando en lo que había pasado hasta el momento y en lo que tendría preparado para que pasara después.
-Que bueno, un “margarita”-cogió el vaso y le dio un trago- esta buenísimo!
-Bueno, es mi cumpleaños, tenía que invitarte yo a algo también
-Vaya, has invitado a mucha gente?-dijo sonriendo con la mayor de las picardías- o tal vez es una fiesta VIP?
-Es un evento reservado, solo para gente súper importante…-dije dándole importancia a ella- El presidente del gobierno me ha enviado una solicitud para poder asistir, pero le he mandado una carta y le he dicho que no reunía los requisitos para poder venir a este cumpleaños.
Mi niña se estaba riendo a carcajadas, me agache, ella dejo medio cuerpo fuera del agua y nos besamos, con mucha dulzura, nuestras lenguas se entrelazaban con tanta precisión como si lo hubiéramos estado haciendo toda la vida. Volvió a meterse al agua, para buscar la escalera y salir. Se puso su albornoz y se quedo en la tumbona, a mi lado, tomando su coctel, riendo conmigo, bromeando. Había conseguido que nuestra incestuosa relación, fuera algo normal, sano. Comenzaba a caer ya la noche y nos metimos para dentro de la casa. Abrió una botella de vino tinto, nos sirvió unas copas, saco unos platos con diferentes quesos, y mientras aproveché yo para subir y ponerme el traje. Fui al salón y me esperé sentado en el sofá, para verla llegar con los platos, al entrar sonrió, dejo los platos en la mesita del sofá, se sentó a mi lado, y me susurro:
-Estas consiguiendo que los detalles que yo no puedo controlar sean perfectos, gracias papi…
Y me beso en el cuello. Que dulzura, que amor de niña, que amor de mujer. Ella estaba con su albornoz puesto y yo sabiendo que no llevaba nada más debajo. Diana había preparado una selección de música, con un poco de todo, para amenizar todos estos momentos. Acabamos de cenar. Y se apresuró a quitarlo todo de la mesa, volvió, con un whisky con hielo para mí.
-Tómatelo despacito, que te dure por lo menos media hora, cuando acabes, vienes al baño grande…
El baño grande lo habíamos hecho para desconectar del mundo, una bañera central con hidromasaje, que mi hija usaba a modo de piscina cuando era pequeña, con un ventanal en el techo que dejaba ver el cielo… era un lugar súper relajante. Me lo tomé con la toda la calma que me fue posible, pero lo cierto es que el whisky me duró menos de diez minutos, fui y me serví otro. Calculé que había pasado ya los treinta minutos y fui al baño, en la puerta me encontré un corazón rojo en el que ponía “póntelo” sobre un albornoz blanco. Lo cogí y me fui al dormitorio, dejé mi ropa sobre la cama y me puse el albornoz, para dar más expectación a mi recién afeitada polla, me dejé los slips. Me puse en la puerta, y al abrir el baño vi que la luz estaba apagada, estaba todo lleno de velas de aromas, que le daban un aspecto increíblemente romántico, había muchos pétalos de rosas rojas sobre el suelo, la bañera y en el agua. Y ahí estaba ella, metida en el agua, cubierta por una fina capa de espuma que estaba intentado hacer con el hidromasaje funcionando. Al verme se puso de pie y volví a ver el maravilloso cuerpo de aquella lolita, a la luz de las velas, brillante. Me acerque, la besé y dejé caer mi albornoz al suelo, pero no mi slip. Al ver el bulto de mi slip, acerco sus manos mientras me besaba y comenzó a dejarlo caer, hasta que también acabo en el suelo, al tocar con sus manos mi polla, vi como hizo un gesto como de desconcierto, dejó de besarme y bajó su mirada; como si no lo viera bien, se agacho dejando mi polla, que ya estaba más que erecta, a la altura de sus ojos, y comenzó a tocarla, con curiosidad.
-Que has hecho? Qué cosa más bonita! Que grande que es!-se la veía con muchísima ilusión, como una niña con su regalo nuevo, como la niña que era con su regalo- Es mi regalo? Es toda para mí?
-Si mi niña, es toda para ti…
Justo al decirle eso acerco su boca a la punta de mi polla y le dio un tierno besito, con aquellos labios húmedos, saco su lengua y comenzó a chupar mi glande, con su dulce y húmeda lengua, poco a poco iba bajando más con su lengua, lamiendo mi polla, de arriba abajo hasta llegar a mis huevos, también depilados, lo cual le gusto, incluso comenzó a meterse primero un huevo y luego el otro dentro de su boca. Era un placer inmenso sentir mis huevos en su boca, con su lengua jugando entre ellos, se los sacaba y con mirada viciosa, subía hacia mi glande con la lengua apoyada en la parte baja de mi polla, para al llegar arriba hacer desaparecer mi polla en su caliente boca, lo hacía tan despacio, me derretía de gusto, y aun no había entrado en la bañera. Su movimiento era cíclico, se sacaba la polla de la boca, le daba un besito y comenzaba a introducirla en su boca, con su lengua haciendo zigzag por donde podía, hasta que llegaba a tocar contra su garganta, me la mantenía un poco dentro e intentaba llegar con su lengua a mis huevos, que pocas veces conseguía. De haber seguido así, me hubiera corrido en pocos minutos. Se separó de mí y me ayudo a entrar en la bañera, me dejo recostarme y se las ingenió para buscarse una postura para que me quedara su coñito a la altura de mi boca, se había inventado un 69 en la bañera, así que viendo aquel manjar tan delicioso, no lo dude ni un momento, acerque mis manos a sus cachetes, para poder separar bien los labios de aquel agujero, y comencé a besar aquel rico coño. Con besos dulces, introduciendo mi hábil lengua, buscando su clítoris, al principio le pasaba la punta de mi lengua muy levemente, y notaba como se iba endureciendo por momentos, lo rodeaba con mi lengua, o lo lamia de lado a lado, de arriba abajo, volvía a bajarme a la entrada de aquel coñito, me entretenía un poco zigzagueando con mi lengua por sus labios y continuaba hasta la entrada de su culito, tenía claro de que iba a entrar por aquel culo, esta vez lo haría, así que me decidí a lubricarlo bien. Continuaba otra vez por su clítoris, pero esta vez succionando sobre él y soltándolo de golpe, mientras mis dedos iban repartiendo mi saliva por la entrada de aquel delicioso culo. Ella estaba como loca, su primera idea era haberme chupado la polla a la vez que yo hacía esto, pero era tal el grado de excitación que tenía que había perdido el control de su cuerpo.
-Papi, no me hagas sufrir más… mmmm… si sigues así me voy a correr…mmmm… fóllame ya…
-Claro que sí putita, te la voy a meter ya…
Me incorporé y la puse a ella apoyada en el borde la bañera, de rodillas, con las piernas juntas, para poder poner yo las mías por fuera de las suyas. Sin yo decir nada, estiró el brazo y alcanzo como pudo un bote negro, me lo dio y leí “lubricante anal, especial principiantes”.
-Papi, ahora quiero saber por dónde me gusta más, ponme este lubricante… y fóllame ya el culo…
Yo no sé si era por la excitación de lo que me decía, o era por el afeitado, pero mi polla estaba en un tamaño irreconocible, era inmensa, el glande totalmente al aire, brillante, mucho más grueso que el tronco de la polla, las venas parecía que iban a explotar, así que comencé a lubricar bien aquel agujerito tan pequeño y a intentar dilatarlo con mis dedos. Apoye el glande en la entrada de aquel agujerito y comencé a empujar, con un poco de esfuerzo conseguí que entrara, la respiración de Diana comenzaba a acelerarse.
-Te duele?- Le pregunte, ya que con su madre nunca pude pasar de ahí…
-Si… un poco… mmmm… continúa…
Y al decir esto, como pudo, llevo sus manos a los cachetes y tiro con fuerza para ayudarme a abrir bien su culo. Yo continué poco a poco entrando dentro, me costaba muchísimo, estaba súper apretado, notaba como si me ardiera la punta de mi polla, debido al rozamiento de aquel túnel tan apretado, decidí retroceder un poco y volví a sacar mi polla, cogí el lubricante, y eché directamente en la punta de mi polla y en el agujero, ya no tan pequeño de su culito, y vuelta para adentro. Volví a entrar hasta donde había llegado y retrocedí unos centímetros, para volver a entrar, esta vez un poco más profundo, y cada vez más profundo, con movimientos lentos. Diana no paraba de suspirar, sus manos arañaban su culo intentando abrirlo cada vez más, y por fin, mis huevos estaban tocando en la entrada de su coñito, ya estaba dentro, me mantuve un poco dentro de ella.
-Por fin tienes una polla dentro de tu culo…
-Mmm… si… aaaghhh…duele un poco… mmmm…-el gesto de su cara era desconcertante, cara de sufrimiento- sigue follándome… mmm… rómpeme el culo… fóllame como Rocco Siffredi se folla a todas esas putas en las películas… no tengas piedad… soy tu puta… has pagado por mi culo… destrózame… mmmm…
Reconozco que estaba desconcertado, viéndola con cara de sufrimiento, pidiéndome que me la follara más fuerte, así que intenté ver si podía acelerar el ritmo, y comencé a metérsela y sacársela más rápido.
-Dios… mmmm… me estas partiendo… sigue así… fóllate a tu puta…
El grado de excitación que tenía era insuperable, y le hice caso, comencé a follármela muy duro, de hecho, jamás había follado tan duro, me agarré a sus caderas, y comencé a metérsela todo lo profundo que podía, todo lo fuerte que podía, moviéndome muy rápido dentro de ella… sus gritos tenían que oírse en toda la casa, hacía lo que me había pedido, me la estaba follando igual que Rocco Siffredi a tantas actrices mientras yo me había pajeado viéndolo.
-No pares… aaaaarrgggg…. Sigue…-sus gritos eran desgarradores- párteme en dos… aaaaggghhh… me corro… me corro…
Yo intenté aguantar un poco, pero me fue imposible, acabé corriéndome dentro de su culo, otra vez abundantemente, al sacar mi polla, vi como salía mi semen mezclado con todo el lubricante que había utilizado de aquel dilatado y enrojecido ano. Nos recostamos en la bañera, con mi brazo por debajo de su cuello y ella recostada sobre mi hombro. La besé en la frente, y ella subió su boca para que la besara en los labios.
Durante por lo menos una hora estuvimos abrazados en la bañera, incluso tuvimos que vaciarla un poco para volver a meterle agua caliente, pero estábamos tan a gusto, besándonos como dos enamorados, abrazándonos, tocándonos.
-Papi, me ha encantado… me ha dolido… pero me ha encantado… me he sentido muy puta…
-A sido genial… no tengo palabras…
-Espero que con el tiempo duela menos… Jajaja… pero me ha gustado y mucho… no sabría decirte que orgasmo me ha gustado más… tendrás que refrescarme la memoria- dijo con una sonrisa pícara.
Y se levanto de la bañera, cogió su toalla y salió de la bañera. Se secó se puso su albornoz, fue hasta la puerta y al coger el pomo, se giro y me dijo.
-En la cama te espero, necesito que me refresques la memoria…
Y al decir esto atravesó la puerta cerrándola tras de sí. Me incorporé, me sequé y apague las velas. Fui hacía la puerta del dormitorio y ahí estaba ella, tendida en la cama, con un bol de nata, que ya había empezado a esparcir por su cuerpo y otro bol con fresas.
-Te recuerdo que no has tomado postre… -dijo mientras se ponía una fresa en sus labios y la mordía muy eróticamente.
Fui hacia ella, sin dejar de sonreír, saque mi lengua y fui pasándola por sus muslos, recogiendo la nata que había ido esparciendo, una vez que tenía un poco de nata en mi boca, cogí una fresa y me la comí. Poco a poco iba comiendo más nata que fresas, había nata en sus muslos, en su ombligo, en sus pechos, en su cuello, había ido repartiendo por todos lados, cuando la acababa, echaba más. Entonces cogí yo un poco y se lo puse sobre el clítoris, y comencé a darle pequeños lengüetazos, mi lengua recorría todo su cuerpo. Poco a poco fui subiendo hasta su cara, dejándola a ella debajo, con las piernas medio abiertas, y mi polla apoyada en la entrada de su coño, mientras le besaba el cuello.
-Papi, hazme tuya, fóllame…
-Cariño, no voy a follarte… -su cara se descompuso, subí a la altura de su cara, y le di un lento pero apasionado beso- Esta vez vamos a hacer el amor… vamos a hacer el amor dulcemente…
Sus ojos se encendieron más aun que todas las otras veces…
-Ya he conseguido que me quieras?
-Cariño, yo siempre te he querido- dije con ojos tiernos
-Ya… pero… he conseguido que … que me ames? Como se ama a una mujer…
-Mi niña… sin saberlo te he amado siempre, te he deseado siempre
Y mientras le decía esto, ayudaba a mi polla a entrar en el delicioso coñito de mi niña, pero sin golpes bruscos, suavemente, por supuesto entro con gran facilidad, ya que ella no había dejado de estar cachonda en todo el día y yo había ayudado con mi saliva. Ver su cara, como se mordía el labio, estábamos en la postura del misionero, sus manos en mi espalda, entrelazaba sus piernas también por mi cintura, pero yo quería ver la mujer con la que estaba haciendo el amor, quería disfrutar también con los ojos. Solté sus brazos, mientras seguía embistiéndola, entre besos, caricias, mordisquitos en sus pezones, le cogía los pechos y se los apretaba, dejando solo los pezones al aire, que aprovechaba para darle mordisquitos, sin parar de metérsela. Apoye sus piernas en mi pecho, y se las cerré, dejando así su coñito más estrecho aun, ella lo disfrutaba muchísimo, mis embestidas, siendo dulces y lentas, eran cada vez más fuertes y profundas.
-Papi… mmmm… que rico… mmm… me voy a correr… te amo papi… quiero ser tu puta siempre… mmmm… quiero ser tu mujer… mmmm
-mmmm… te amo mi vida-no era dueño de mis palabras, hablaba mi corazón o tal vez el animal que había en mí- vas a ser mi mujer… solo mía…
No tuve que hacer ni un solo movimiento, se estremeció de arriba abajo, fue un orgasmo increíble, potenciado por aquella especie de compromiso verbal. Yo continué, pero esta vez, la puse a cuatro patas y le dije.
-Cariño, ya sabes lo que es un orgasmo cuando te hacen el amor, ahora, vamos a follar un poco… te parece?
-Sabes que siempre podrás hacer conmigo lo que quieras…
En la postura del perrito, me coloque detrás, viendo aquel culito aun enrojecido, viendo como mi polla, totalmente rasurada, se perdía dentro de su coñito, como le gustaba aquella postura, y a mi más incluso. Al mirar al lado, vi que en el armario empotrado, tenía un espejo en el que se nos veía como follábamos, un poco de lado ya que no nos habíamos puesto buscando el ángulo, así que la hice rotar sobre la cama para que quedara de cara al espejo, ahora veía mi polla entrar en su coñito y además veía su cara de placer, y ella veía la mía.
-Cariño, he decidido que te vas a correr otra vez…
Y sin dejarla ni abrir la boca, la cogí por las caderas y comencé una penetración muy rápida, profunda, fuerte… como si de una metralleta se tratara, con un movimiento continuo, constante y rápido…
-Dios… aaaaaghhh… mmmmm… Dios… Que es esto… mmmm… me corro… me corro… me corro…
Y se corrió, no duro más de treinta segundos, yo estaba a punto de correrme también, así que continué al mismo ritmo.
-Ahora se va a correr papi…mmmmm
-Papi, por favor… mmmm….no te corras dentro… por favor… córrete en mi boca… quiero volver a beber tu leche calentita… mmmm
Casi no me da tiempo ni a sacar la polla de su coño, corriendo la saque y fui a la altura de su boca, ella se la metió la mitad en la boca y comenzó a succionar como si fuera una aspiradora, a la vez que con sus manos acariciaba mi huevos. Comencé a correrme, un chorro, otro chorro, otro… y otro… y así varios… no había abierto su boca y por dentro pasaba su lengua por mi glande, haciendo que me dieran escalofríos por todo el cuerpo. Saque mi polla de su boca y como si de una niña buena se tratara, me mostro todo mi semen en su boca y lo hizo desaparecer de un solo trago.
-Que rica cena me has dado papi… lo mejor ha sido el postre…
-Jamás olvidaré mi cumpleaños…
Caímos exhaustos sobre la cama, nos abrazamos y comenzamos a hablar.
-Papi, yo te amo… pero de verdad…
-Mi niña…-le susurré al oído- te amo… estoy enamorado de ti…
-Soy la mujer más feliz del mundo… y encima… tu mujer… mañana continuamos con tu regalo papi… puedo dormir contigo?
-Cariño, mi regalo se acaba aquí, a partir de ahora, empieza nuestra nueva vida, en la que siempre vas a dormir conmigo…
Sus ojos brillaron y me beso dulcemente, y caímos en un profundo sueño hasta la mañana siguiente.
A la mañana siguiente comenzamos con los cimientos de lo que sería nuestra nueva vida. Como os dije en la anterior parte, esta serie se alargara en el tiempo en función a vuestros comentarios y valoraciones, cuantos más comentarios, y más me agreguéis a MSN, más durará. Disfrutadlo.