Mi regalo
Dedicado a Pacocols. Porque eres un cielo y te lo mereces.
Hoy hace un año desde que te conocí. Hemos quedado en que me recogerás en mi apartamento para dar una vuelta a no sé que sitio para celebrarlo, pero yo he cambiado los planes. No daremos ninguna vuelta. Tú aún no lo sabes, pero no creo que te molestes, porque me he esforzado para prepararte una sorpresa. Y es que hoy no me apetece salir, sino jugar contigo...
Me he comprado un conjunto interior muy sexy, todo de encajes. Sí, ya sé que odias los sujetadores, pero a veces me encanta hacerte rabiar. Además me hace un escote espectacular con este vestido negro de raso que llevo. Escotado, ajustado a la cadera, termina unos dedos por encima de la rodilla. También me he puesto esos tacones de vértigo que tanto me gustan.
Te espero impaciente. Todas las luces están apagadas, y el salón casi en tinieblas sólo está iluminado por un camino de pequeñas velas que he formado hasta el dormitorio, el cual también he llenado de velas como si fuera un santuario. Pegan a la puerta. Eres tú, tan puntual como siempre.
Me avalanzo sobre ti, y te beso apasionadamente. No imaginas cuanto me gusta saborear tus labios y dejar que nuestras lenguas jueguen dulcemente entre nuestras bocas. Miras el camino de lucecitas y comprendes que no saldremos esta noche, sonries pícaramente, pero no dices nada. Me vuelves a besar mientra avanzamos por él hasta el dormitorio. Me tumbas en la cama, y me acaricias por encima del vestido. Me encanta sentir tus manos recorriendo mi cuerpo, pero cuando intentas abrirme la cremallera, reacciono. Ese no era el plan que yo tenía pensado. Me levanto como un resorte de la cama y me miras con cara de asombro. No comprendes mi reacción. Cojo unos pañuelos que tengo preparados, y te digo: "Esta noche mando yo, y vas a quedarte quietecito...". Sonries aliviado.
No te resistes, te desnudo despacio y te ato, los tobillos cruzados, dejando tus rodillas separadas, y las muñecas a la cama. Pero te amarro suavemente, no quiero que te muevas, pero tampoco me gustaría hacerte daño. Si quisieras podrías desatarte fácilmente, pero ni lo intentas. Me retiro un poco de ti, y comienzo a moverme insinuante. Abro un poco la cremallera de mi vestido, lo suficiente para que caiga lentamente con mis movimientos. Me gusta tanto este vestido, es tan suave y la tela tan caída, que sólo el roce con mi piel al quitármelo lentamente me excita. Me acerco a ti, y me quito al sujetador, poniendo mis pechos frente a tu cara. Levantas ligeramente la cabeza para poder besarlos y chuparlos, pero sólo te dejo que juegues con ellos un poco. Me vuelvo a retirar, y cojo un pañuelo negro, con el que te vendo los ojos. Te susurro al oído: "Espero que así desarrolles tus otros sentidos, y disfrutes aún más."
Me siento a horcajadas sobre ti. Acaricio suavemente con la yema de mis dedos tus brazos, tu axilas y tu costado, sintiendo tu piel erizada por mis cosquilleos. Quiero recorrer todo tu cuerpo formando un camino con dulces besos. Comienzo por tu frente. Beso tiernamente tus ojos cubiertos por la venda, y sin separar ni un instante mi boca de tu piel, rozo con mis labios tu pómulo, la parte superior de tu oreja, recorro con la punta de mi lengua su contorno, y presiono tu lóbulo con mis labios. Continúo besándote en la mejilla, en la comisura, y te doy un beso algo más largo en los labios. Sigo, mordiéndo suavemente tu barbilla, con ese hoyuelo que tanto me gusta. Acaricio con mis labios tu cuello, tu hombro, y te doy unos ligeros mordiscos en ambos pezones. Continúo descendiendo con besos intermitentes por tu estómago y vientre. Y cuando voy a llegar a tu polla, veo cómo abres las manos en tensión, y tu cuerpo se contrae, esperando ansioso que también reciba su dosis de besos. Pero quiero hacerte sufrir un poco. Además, no creo que sólo se merezca un par de besos, así que la salto, y sigo mi camino por tu muslo. Aprietas los puños y sueltas como una especie de bufido en señal de protesta, pero no dices nada. Sigo besándote la pierna, hasta llegar a tus pies, y empiezo a ascender de nuevo por tu otra pierna. Pero al llegar otra vez a la altura de tu polla, vuelvo a pasarla de largo. Esta vez sí que vas a protestar, pero antes de que articules palabra, retrocedo, y le doy un húmedo beso, para a continuación introducirla todo lo que puedo en mi boca. No puedes evitar dejar escapar un suspiro y hundir tu cabeza hacia atrás en la almohada.
Te dije una vez que besaría cada nanómetro cuadrado de tu polla, y quiero cumplirlo. La acaricio suave y lentamente con mi mano, mientras mis labios y lengua juegan con tus huevos. Los succiono ligeramente para introducirlos en mi boca, dónde mi lengua los acaricia. Comienzo a besar la base de tu polla, y voy ascendiendo por ella sin dejar un sólo hueco sin tocar con mis labios. La introduzco en mi boca una y otra vez. Pero mi coño también quiere jugar, así que me giro y lo coloco frente a tu cara. A través de mis húmedas braguitas puedes notar lo excitada que estoy. La muerdes y tiras de ella, intentando al menos apartarla un poco. Pero sin usar las manos es difícil, así que te ayudo y me las quito. Metes decidido tu cara entre mis piernas, y rozas con tu lengua toda mi raja. Se me escapa un pequeño grito, y dejo caer mi cuerpo hacia delante, introduciendo tu polla otra vez en mi boca. Pero no por mucho tiempo. Sé que pronto te correrás, y quiero sentirla dentro de mí. Así que me siento lentamente sobre ella, dejando que entre suavemente hasta el fondo de mi coño. Entonces me levanto rápidamente, para volver a caer despacio sobre ella una y otra vez, hasta que decido dejarla completamente dentro para poder moverme en círculos sobre ti. Lentamente y cada vez más rápido. No puedes evitar mover violentamente tus caderas hacia mí, jadeando cada vez más fuerte. Noto como tu caliente semen inunda mi coño, y permanezco un instante sentada sobre ti para sentir como resbala lentamente. Entonces me levanto. Pero antes de desatarte quiero dejar tu polla bien limpia, por eso la chupo hasta no dejar rastro de la deliciosa mezcla de tu semen y mis flujos.
Entonces te desato....