Mi reencuentro con los vampiros III

Se recomienda no practicar esto sin ayuda de un profesional. relato de tortura extrema

Mi reencuentro con los vampiros III

Colgando de los brazos de un poste con Dos largas agujas atravesando mi pecho y contemplando como calentaba la tercera aguja para volver a atravesar mi pecho o la parte de mi anatomía que quisiera, así me encontraba, mientras Bogdan se estaba dedicando a Atravesar los dos pezones de Alika en horizontal uniendo ambos pezones con una misma aguja. Me sorprendió que no se había detenido a calentarla con lo que terminó de atravesar los pezones de la mujer antes de que terminara mi verdugo de calentar la aguja que tenía en la mano. Cuando mi verdugo apoyó la incandescente aguja en la parte inferior de mi pecho para atravesarlo por medio de abajo a arriba el dolor fue terrible y antes de que la aguja saliera por la parte superior de mi pecho y rompiera la piel, escuché gritar a la mujer negra desgarradoramente que parara.

No se debía a que la guja en los pezones le hubiera dolido al clavarla, pero Bogdan había acercado el soldador a la aguja por entre los dos pezones poniéndola al rojo y haciendo que ambos pezones crepitaran  lanzando volutas de humo y despidiendo un inconfundible olor a carne asada.

Alika tenía los ojos en blanco mientras sus pezones se ponían aún más negros. La idea del sádico Bogdan había surtido efecto, porque no estaba permitido calentar dos veces las agujas pero nada se decía de calentarlas una vez introducidas en los pechos. De todos modos no me había evitado el que se me clavaran tres agujas incandescentes atravesando mi pecho izquierdo con el terrible dolor que estaba padeciendo.

Una vez terminado el enfrentamiento procedieron a sacarnos las agujas de los pechos pudiendo ver que Alika tenía dos atravesando su pecho izquierdo en forma de equis y la tercera era la que había hecho que se rindiera, clavada atravesando ambos pezones. Nos desataron y nos cubrieron con una bata hasta por debajo de las rodillas, que ocultaban las huellas de nuestra terrible tortura.

De nuevo el presentador con semblante serio anunció.

-          Damas y caballeros, no hay la menor duda de que la ganadora ha sido María del Amo Velkan, quedando en segundo lugar Alika del Amo Ahmad. La  tercera posición quedara igualada por Adriana y Amaral de los Amos Jovanka y Adrián respectivamente.

-          A continuación se ofrecerá un espectáculo erótico en el que tomarán parte María con su sirvienta Yamilka y el sirviente del Amo Velkan.

-          Se solicita a la Señorita Yamilka que suba al escenario.

Una vez hubo subido al escenario Yamilka, le pedí que se desnudara y quitándome la bata me aproximé a ella para besarla. Seguidamente Bogdan me abrazó por la espalda y sujetando mis pechos comenzó a lamerme, empezando por la nuca y continuando por la espada, limpiando con su lengua la sangre que había brotado de mis heridas. Yamilka se arrodilló delante de mí y empezó a lamerme la vagina dándome un placer extremo cada vez que su lengua rozaba mi clítoris.

Me encontraba en la gloria recibiendo las caricias de ambos mientras poco a poco Bogdan fue rodeando mi cuerpo para apoderarse de mi pecho torturado y metiendo el pezón en la boca empezó a chupar. Así estuvo un rato poniéndolo muy duro y aumentando su sensibilidad, repitió la misma operación con el otro pezón, dejando los dos como pequeñas nueces sobresaliendo de mis pechos. Seguidamente se desnudó mostrando una verga que ya había conocido en la mansión de Velkan pero que no recordaba que fuera tan grande. Se tendió en el suelo y me arrodillé con las piernas a ambos lados de su cuerpo, dejándome caer suavemente sobre su dura virilidad  iba sintiéndome completamente llena, subía y cogía impulso para bajar de nuevo y empalarme poco a poco. Mientras Yamilca me acariciaba los pechos y los levantaba con sus manos desde detrás de mí, poniendo mis pezones a la altura de la boca de él.

No temía nada por haber visto en el camerino que carecía de dientes y sólo dos incipientes colmillos parecidos a dos granos de arroz asomaban de su roja encía. Así que cuando sujetó mi pezón derecho con su boca, pero de pronto sentí como dos afilados colmillos traspasaban la piel de mi dolorido pezón y poco a poco se introducían en mi pecho. Yamilka apoyada en mi espalda me impedía retirarme y sujetando mi pecho se lo ofrecía a Bogdan para que siguiera mordiendo.

El espectáculo ofrecido a los espectadores era erótico y sangriento, muy del gusto de quienes estaban en el patio de butacas. Mi rostro denotaba el dolor que me producía el ser mordida de manera tan implacable por ese sádico, que me estaba penetrando con su enorme polla bombeando y con sus colmillos en mi pezón succionando. Cuando soltó el pezón pude ver las marcas sangrantes dejadas sobre la aureola y cogiendo mi otro pecho me volvió a morder igual.

Así continuó lo que para mi pareció una eternidad, saciándose de mi sangre, que yo misma le había ofrecido como agradecimiento por haber evitado que sufriera mayores torturas, pero que pensé que sería chupando las heridas y no clavando sus colmillos como estaba haciendo.

Con tanto bombear con su polla en mi vagina, estaba consiguiendo que se me aproximara poco a poco un tremendo orgasmo, difícilmente evitable y que no tardó mucho en llegar, haciendo que me temblaran las piernas y se me encogieran los dedos de los pies de tanto placer como me estaba haciendo sentir.

Bogdan continuó aun un poco más y sacando su polla de mi vagina me hizo levantar y le indicó a Yamilka que se la chupara, llegando al orgasmo en la boca de ella.

Los espectadores habían disfrutado viendo sangrar mis pezones mientras era follada. Y bogdan había recibido su recompensa por haber realizado estupendamente su labor, mientras que yo seguía intrigada por la forma en que me había mordido. Salí de mi intriga cuando se sacó la dentadura de la boca y la guardó en un pequeño estuche. Así podía alimentarse de nosotras sin necesidad de taladrar los pezones con el estilete afiladísimo como  hacía antes.

Me puse la bata y tanto Bogdan como Yamilka se vistieron, estaba ya iniciando mi retorno al camerino, cuando salió el presentador anunciando.

-          Señoras y señores, se ha producido un grave intento de engaño, por lo que el resultado de las últimas pruebas pueden ser radicalmente modificadas.

-          Se ha descubierto en los análisis de sangre realizados a las contendientes, que una estaba drogada.

Enseguida se escucharon voces de protesta y un murmullo de conversaciones airadas, ya que era mucho el dinero en juego y eso cambiaba mucho las cosas. Yo estaba tranquila porque no había tomado ningún medicamento, pero desconocía si mi sangre podía haber sido contaminada para que diera positivo en los análisis, en cuyo caso sabía que el castigo sería ejemplar. Todo esto pasaba por  mi cabeza mientras el jurado comprobaba las pruebas del posible engaño.

No tardó el presentador en tener los resultados y comunicarlos al público.

-          Según las pruebas realizadas y sin ningún género de dudas, la esclava Alika del Amo Ahmad ha sido inyectada con substancias inhibidoras del dolor, por lo que ha superado las pruebas con ventaja sobre sus contrincantes.

-          Por este motivo le será retirado el mérito de ser la subcampeona y será severamente castigada.

-          Ahmad será expulsado y nunca más podrá participar en prueba alguna en el futuro y sus ganancias de hoy le serán requisadas para devolverlas a los legítimos ganadores.

-          El castigo de la esclava consistirá en atarla al poste con las manos a la espalda, para ser penetrada por el coño por una estaca de madera.

-          A continuación le serán colocados extractores de pezones mediante succión y preparar sus pechos para una de las más terribles torturas que puede sufrir una mujer.

-          Se le someterá al tormento de la rata.

No tardaron en aparecer tres hombres sujetando a la mujer negra por los brazos y una vez en el escenario la despojaron de la bata que cubría su desnudez. La apoyaron de espaldas al poste que seguía en medio del escenario y le sujetaron los brazos a la espalda abrazando el poste. Una vez bien sujeta le apoyaron unos cilindros trasparentes en los pezones y succionaron el aire, haciendo el vacío, consiguiendo que los martirizados pezones de la mujer salieran proyectados en forma de conos hacía el interior de los recipientes, produciendo un terrible efecto de succión sobre esa sensible parte de su anatomía. Le fue introducida una bola del tamaño de una pelota de golf en la boca, sujetándola con unas cintas a la parte posterior de la cabeza.

Sin prisa alguna cogieron una barra de madera de cuatro centímetros de grosor y un metro de larga. Levantando a la mujer se la introdujeron por la vagina, apoyando el otro extremo en el suelo. Alika lanzó un grito de dolor cuando la bajaron dejando que ese falo invadiera su intimidad, dejándola con los pies de puntillas, para no ser penetrada más profundamente. Esta postura no iba a durar mucho porque a continuación la sujetaron por las piernas y poniéndolas alrededor del poste igual que los brazos, se las ataron por los tobillos, dejando a la mujer apoyada solamente por la barra de madera introducida en su coño. La cara de dolor y los gritos apagados de Alika hacían que me estremeciera. Esa tortura era  inhumana y el dolor que estaba recibiendo en la vagina debía ser terrible.

Una vez bien acomodada, se procedió a retirar los cilindros trasparentes de sus pezones, quedando estos completamente salidos. Le untaron crema de cacahuete en ambos pezones y volvieron a colocar unos cilindros algo más anchos de cristal sujetos por detrás del cuello y  la espalda por correas de cuero, dejando los pezones tiesos dentro. Por el  extremo contrario de los cilindros vi con horror como introducían dos ratas, que enseguida fueron atraídas por el olor de la mantequilla.

Alika podía ver aterrorizada como aquellas ratas se aproximaban a sus pezones sin poder hacer nada para evitarlo y notar como le daban los primeros mordiscos en las puntas de sus torturadas mamas. Para las hambrientas ratas la manteca de Cacahuete y la carne asada era un delicioso manjar, pero para Alika era el más terrible de los tormentos. Ver y sentir como dos ratas devoran tus pezones es un tormento inenarrable e insufrible. Por nada del mundo me gustaría encontrarme en esa situación.

Había oído contar que se solían colocar avispas africanas para que picaran los pechos de las esclavas díscolas, pero hacer que les fueran devorados los pechos por roedores era mucho más terrible.

A todas las mujeres que habíamos participado en la competición nos habían sentado al lado de quienes habíamos representado para presenciar el castigo de Alika. Yo estaba al lado de Velkan que no perdía detalle de lo que estaba sucediendo en el escenario aunque yo estaba más por la enorme erección que mostraba en su entrepierna formando un enorme bulto en sus pantalones. No podía soportar ver semejante bulto sin tomar partido, por lo que le saqué la polla y se la empecé a acariciar en la penumbra que otorgaba la sala. Aquello se endurecía y crecía por momentos, me agaché y me la puse en la boca empezando a mamar como si me fuera la vida en ello. La sentía palpitar en mi garganta y la sacaba un poco para recuperar la respiración. Él me sujetaba la cabeza y me la empujaba y soltaba siguiendo el ritmo de una follada. Los gemidos de Alika y mis chupetones en su polla lo estaban llevando al límite. Enseguida empezó a estremecerse y con unas pequeñas convulsiones soltó su semen en mi boca, teniendo que tragarlo todo para evitar mancharle la ropa, lo que me habría costado un severo castigo.

Cuando me reincorporé y miré para el escenario, la cabeza de la mujer negra descansaba inerte sobre su hombro izquierdo y una gran parte de sus pechos habían desaparecido devorados por las ratas. El dolor había sido tan terrible, que le había hecho perder el conocimiento, librándola de esta manera del terrible tormento que había estado soportando.

Pude ver como retiraban los cilindros con las ratas de lo que quedaba de los pechos de la desmayada mujer. Los anteriormente perfectos pezones con oscuras aureolas de la mujer, habían desaparecido, en su lugar quedaban dos enormes heridas sangrando que le deberían doler mucho en cuanto recuperara la conciencia.

Entre los tres hombres que le habían proporcionado el castigo le sacaron la ensangrentada estaca del coño y desatándola la tendieron en una camilla, desapareciendo con ella por detrás del escenario.

Esa fue la última vez que vi a esa mujer, ignorando lo que fue posteriormente de ella.

Yo me había convertido en toda una celebridad entre los concurrentes al evento. Todos me felicitaban y me sentía halagada de tantas muestras de admiración. Yamilka me informó que con esto mi caché había aumentado mucho y serían muchos los vampiros que pagarían mucho dinero por poder alimentarse un poco de mí.  De hecho podía ver a muchos hablar con Velkan y mirar para donde me encontraba yo hablando con Yamilka, a quien no veía por ninguna parte era a Bogdan y que más tarde me informé que estaba en un camerino con la desdichada mujer negra. Una vez caída en desgracia, nadie la reclamaría, circunstancia que aprovechaba el sirviente de Velkan para resarcirse del esfuerzo que le había costado doblegarla. Para lo único que servía la pobre mujer era como alimento para algún vampiro con la sangre que brotaba de sus numerosas heridas.

Por megafonía se anunció que habría una hora de descanso para reponer fuerzas y tomar un pequeño aperitivo, que en el caso de los vampiros, ya me imaginaba de que se iba a tratar, como más tarde confirmé al ver a muchas de las asistentes mucho más pálidas.

Acompañada de Yamilka me marché para mi habitación, donde llené la bañera de agua e hice que pusieran tres bolsas de cubitos de hielo dentro. El agua estaba helada, pero serviría para evitar algunos  hematomas por los golpes recibidos y redujeran la inflamación, aunque los pezones se me pusieron más gordos y duros que dedales. Yamilka me iba acariciando para relajar la tensión acumulada y nos besábamos en la boca. En esto era toda una maestra haciendo que a pesar del agua helada, me pusiera muy cachonda. Cuando salí del agua me ayudó a secarme frotando suavemente para evitarme el dolor al rozar mis heridas y agachándose delante de mí, me hizo sentar en el borde de la bañera para meter su lengua  entre los labios de mi vagina y lamer de arriba abajo y de abajo a arriba, entreteniéndose en dar en mi clítoris azotitos. Me sujetaba el clítoris con los dientes y me lo azotaba con la lengua, para soltarlo y volver a pasar la lengua por toda mi vagina. Me estaba llevando a la locura por el  placer que me proporcionaba. Cuando noté que se aproximaba mi clímax le apreté con fuerza la cabeza contra mi coño y me corrí en su boca. Por la expresión de su cara y brillo de sus ojos, noté que estaba satisfecha de haberme llevado al éxtasis en aquella fabulosa corrida.

Me ayudó a peinarme y maquillarme para disimular un poco los estragos que los castigos habían hecho en mí. Me puse un vestido azul Danubio hasta por debajo de las rodillas, con dos cortes frente a los muslos que llegaban hasta la cintura, llegando a mostrar completamente las piernas al caminar y sujeto  al cuello  por un lazo atado por detrás, dejando toda la espalda al  descubierto. Por delante llevaba un escote en pico hasta la cintura, mostrando mis grandes pechos por los lados y por el escote, además al no llevar sujetador, mis pezones se marcaban sobre la tela con total claridad, pero no me importaba, porque al fin y al cabo ya me habían visto completamente desnuda.

Yamilka se puso un vestido color rojo de satén sin tirantes y sin sujetador, llegando hasta los tobillos y abierto por el lado hasta la cadera. Estaba despampanante y seguro que causaría impresión en cuanto apareciera en la sala. Me estaban dando ganas de abrir el escote y comerle las tetas para que se le marcaran más los pezones.

Una vez arregladas fuimos hasta donde se estaban sirviendo los aperitivos y nos tomamos unos vasos de vino con un pequeño bocadillo de jamón y unas tapas. Enseguida avisaron por megafonía de que se iba a continuar con el espectáculo y que fuéramos ocupando nuestras localidades. Otra vez me senté al lado de Velkan con Yamilka a mi izquierda.

Desde esta parte podía ver mejor el espectáculo y más relajada sabiendo que no iba a recibir más torturas.

El presentador con su voz monótona volvía de nuevo a anunciar lo que íbamos a presenciar a continuación, Con la diferencia que ahora no era yo una de las  protagonistas, sino una espectadora.

-          Damas y caballeros debido al contratiempo surgido y a haber dos mujeres en el segundo puesto, se ha determinado hacer una prueba para escoger a la subcampeona de estas pruebas.

-          Para esto, se ataran a ambas mujeres sobre las cruces de San Andrés y se les aprisionaran los pechos, a continuación les serán introducidas por los pezones agujas de dos milímetros de diámetro y diez centímetros de longitud, que se irán desclavando y volviendo a clavar otras aumentando el diámetro de éstas cada vez, así sucesivamente hasta que una de las dos mujeres  pida que se pare.

Yo sabía por experiencia lo que llegaba a doler eso, por haber sufrido algo similar en la mansión de Velkan, cuando me introdujeron por los pezones los estiletes  Marcelo y Gaietan y así pudieron succionar mi sangre a través de las heridas.

En el escenario Adriana y Amaral estaban siendo desnudadas y sin ningún preámbulo ni ceremonia eran llevadas cogidas de los brazos hasta las cruces preparadas para el siguiente evento. Una vez fueron crucificadas en equis les pusieron una especie de plataforma de madera debajo de los pechos sujeta a la espalda con unas correas, para a continuación colocar otra plataforma similar por la parte superior de las tetas, dejando a estas como en un bocadillo entre las dos maderas. Con unos hierros roscados unieron ambas maderas y fueron dando vueltas apretando las maderas y estrujando los pechos de ambas mujeres hasta hacer sobresalir los pezones y poner los pechos aplastados al límite. El dolor debía ser terrible al ser estrujados los pechos de esa manera, pero no quedó ahí la cosa, pues cogiendo unas agujas terriblemente afiladas, cada hombre la apoyó en el centro del pezón correspondiente apretando y metiendo la aguja poco a poco por el pezón. Las dos mujeres chillaban de dolor y las lágrimas goteaban en las maderas superiores que mantenían aplastados sus pechos.

Cuando las agujas llegaron hasta el final, las fueron sacando estirando los pezones, que daba la sensación de negarse a dejarlas salir. Otras cuatro agujas más gordas sustituyeron a las que se habían sacado, para volver a repetir la maniobra de introducirlas por las heridas de los centros de los pezones, haciendo las heridas más amplias. Era terrorífico ver como esos hierros entraban en los pezones de ambas mujeres dando la sensación de que les estaban follando las tetas.

Llegados a este extremo les pusieron unas bolas dentro de las bocas para el doble motivo de evitar que se mordieran la lengua y de acallar un poco sus chillidos de dolor.

Se repitió el procedimiento de sacar poco a poco las agujas para cambiarlas por otras más gruesas aun. Parecía imposible que unas agujas de ese grosor pudieran penetrar en los pezones, ya que eran casi tan gruesas como estos. Las mujeres miraban espantadas como aquellos afilados hierros los iban aproximando a sus pezones. Por la punta eran afilados, pero iban haciéndose cada vez más gordos para alcanzar el máximo grosor a los tres centímetros de las puntas, para ir ensanchando terriblemente las aberturas efectuadas en los pezones de las dos mujeres.

Cuando ya se habían introducido la mitad de los hierros en los pezones, Amaral lanzó un grito pidiendo que pararan. Parecía increíble que hubieran podido soportar hasta este extremo tan terrible tortura. Cuando retiraron los hierros, se podía apreciar unas heridas por las que cogían unos lápices normales. La sangre chorreaba manchando las maderas que sujetaban sus pechos y llegaban a manchar el suelo en pequeños charcos.  Este espectáculo debía ser extremadamente excitante para los vampiros, por lo sangriento que era. Deberían estar salivando pensando en cómo se lo podían pasar amorrados a aquellas fuentes manando sangre.

Continuará.