Mi reencuentro con los vampiros I

Debido a varias solicitudes que he recibido por antiguos seguidores de esta saga de relatos, he decidido continuar. Espero que sea de vuestro agrado. Trata del grado de sometimiento que ejercen los vampiros sobre sus seguidoras.

Mi reencuentro con los vampiros.

Han pasado ya seis meses desde que tuve mi encuentro con Velkan, el vampiro que disfrutó de mi sangre mordiendo en mis pechos. Yamilka sigue conmigo como sirvienta y aunque dispone de una habitación en mi casa, no vive continuamente con nosotros, sino que se queda por temporadas y tiene libertad para marchar cuando le apetece, ya que no le exijo que esté continuamente conmigo. Mi marido está encantado  con ella y se llevan muy bien, incluso sospecho que alguna vez se han acostado juntos, pero he hecho como que no lo sé, lo mismo que mi marido sospecha de mi relación con ella y me deja completa libertad para hacer lo que quiera. Así los dos disfrutamos de los favores de la hermosa mujer.

Todo ha seguido con la misma rutina de cada día, llevando los niños al colegio, haciendo las compras, y llevando la casa, aunque con la ayuda de Yamilka las tareas son más llevaderas.

Muchas veces es ella la que va a buscar a los niños y vuelven muy contentos, porque les da todos los caprichos que tienen. Yo creo que le han cogido mucho cariño y para ellos es como su tía.

Así transcurría mi vida diaria, hasta que cierto día Yamilka me comentó que se había encontrado con Marcelo, uno de los invitados de Velkan y que le había comentado que se estaba preparando un evento, donde se iban a dar cita varios vampiros, por lo que se estaban buscando a posibles voluntarias para asistir y hacer compañía a los invitados. Según me dijo ella, había mucho dinero a ganar, tanto como doce mil Euros e incluso más.

En cuanto escuché la cantidad mi atención a lo que comentaba aumentó.

  • Yamilca, para ganar ese dinero, me imagino que habrá que hacer algo.

  • María no me ha dicho exactamente en qué consiste, pero me imagino que será para dejar que se alimenten de las mujeres que asistan, aunque a mi quizás ya no me admitan por mi edad, pero a ti seguro que si te admiten y es una posibilidad de ganar un dinero extra.

La verdad es que me quedé muy interesada y le dije que se enterara de la fecha y cómo hacer para inscribirse. Mis pezones se  habían puesto muy duritos recordando mi estancia en la mansión de Velkan y lo que había gozado con él. Ya mis pechos hacía mucho que habían cicatrizado aunque mostraban pequeñas huellas donde me los había mordido. Era una buena ocasión para ganar un dinero y además hasta podía ser agradable.

Quedé muy sorprendida cuando al día siguiente sonó el teléfono y al descolgar escuché la voz del vampiro.

-           ¿María?.

-          Si, diga.

-          Hola María, el próximo fin de semana tenemos una reunión cerca de donde vives y he pensado que asistas.

-          Sigo recordando el sabor de tu sangre y deseo volver a probarla. Por medio de Yamilka tendrás todos los datos y no admito una negativa como respuesta. Sabes que te debes a mí por el trato que hicimos, te he dejado este tiempo tranquila, pero no he dejado de pensar en ti y deseo volver a tenerte.

No me salían las palabras ante la sorpresa recibida y medio balbuceante le pude contestar.

-          De acuerdo Amo puede contar con su sierva para lo que desee.

Sentí el ruido de colgar y como mis bragas se humedecían de lo excitada que me puse con solo escuchar su voz por teléfono.

Todo ese día estuve pensando en el evento que se avecinaba e intrigada por saber en qué consistiría, ya que Yamilka me había adelantado que asistirían varios vampiros.

Cuando llegó Yamilka le comenté que me había llamado Velkan por teléfono y lo que me había dicho, quedando ella sorprendida de que  no le habían pedido asistir.

-          No te preocupes, que como sirvienta mía podrás acompañarme y se pondrán en contacto contigo para indicar como y donde asistir.

-          María, esta clase de reuniones se hacen bajo el más estricto secreto y nadie sabe donde se van a realizar hasta el último momento e incluso nos llevan sin que veamos donde es.

Quedé toda intrigada, porque era viernes y no sabía nada aún de cómo podía hacer para ir. Llevé a mis hijos con mis suegros y a mi marido le dije que estaría el fin de semana fuera con Yamilka.

El sábado amaneció un día soleado, aunque no hacía mucho calor. Junto con Yamilka estábamos impacientes por qué no habíamos vuelto a tener noticias de Marcelo ni de Velkan. Era muy extraño en no saber ni siquiera a qué hora ni a donde teníamos que ir. Tanto Yamilka como yo no hacíamos nada más que mirarnos la una a la otra y consultar el teléfono esperando recibir algún mensaje, por que desconocíamos si nos llamarían o mandarían algo por mensaje escrito.

Ya tenía hasta el coche preparado para salir deprisa hacia donde nos indicaran que debíamos de ir, cuando sonó el timbre de la puerta y al abrir nos encontramos con un hombre de uniforme de chofer, preguntando si era María.

-          Si soy María y mi amiga es Yamilka.

-          Vengo a recoger a María y no me han dicho nada de dos mujeres.

-          No hay problema porque Yamilka es mi sirvienta y quienes te han mandado ya la conocen. Si no puede acompañarme tampoco voy yo.

-          Un momento señora, que lo consulto.

Después de unos minutos regresó de nuevo.

-          Me han indicado que si que la puede acompañar,  deberá cumplir las mismas normas que usted. Deben dejar los bolsos y los teléfonos, ya que no está permitido llevarlos, además de comprobar personalmente que no llevan nada encima que pueda servir para hacer un seguimiento.

Dejamos los bolsos y los teléfonos, levantando los brazos por encima de la cabeza y nos dejamos registrar para que comprobara  que no llevábamos nada encima. Primero registró a Yamilka pasando las manos por los costados y apretando los pechos, bajando con sus manos palpando hasta la entrepierna. Una vez terminó con ella me hizo a mí lo mismo, aunque por la forma de apretar mis pechos, pensé que lo que buscaba era saber si tenía leche en ellos, porque para registrarme no era necesario apretar mis pezones ni palpar mi sexo  en la forma tan descarada en que lo hizo. Una vez dio el visto bueno, nos hizo acompañarlo hasta la calle, donde esperaba un minibús con cortinas en las ventanillas y que una vez dentro no dejaba ver el exterior. Se puso inmediatamente en marcha recorriendo en poco más de media hora el trayecto hasta nuestro desconocido destino.

Cuando bajamos del Vehículo pude comprobar que nos hallábamos en el interior de una gran nave, donde una vez en tierra nos hizo acompañarlo a través de un pasillo, llegamos hasta una salita con varios asientos, donde estaban siete mujeres. Sólo pude reconocer a una por haberla visto en la mansión de Velkan y las otras me eran completamente desconocidas.

Adriana, que era la chica que reconocí, enseguida me sonrió y la saludé contenta de ver una cara conocida.

Las siete mujeres eran preciosas, como escogidas para un pase de modelos.

Adriana era la típica mujer andaluza con apariencia de gitana, alta, pelo negro muy brillante, con grandes pechos y poderosas piernas, seguramente asidua a algún gimnasio.

Las otras mujeres no las conocía pero había diversidad,  una rubia platino muy delgada y que destacaban sus pechos, Otra parecía de Europa del Este, Rumana o de esa zona, pelo castaño y algo más baja que Adriana, pero con más curvas, por lo que a pesar de tener los pechos grandes, estos quedaban mas disimulados al ser toda ella más gruesa. Una bajita pero muy bien proporcionada, que por sus rasgos parecía de algún país de América del sur. Una morena preciosa con muchas curvas y por su acento parecía italiana. También estaba una muy guapa de pelo castaño con mechas rubias,  parecía gallega por su acento. Al final de la sala había una negra alta con el pelo muy rizado y de figura escultural. Todas parecían escogidas para un pase de modelos y las edades estaban desde la que parecía más jovencita, que era la negra de unos veinte y pocos años a los alrededor de treinta largos, sin contar a Yamilka que pasaba de los 50.

Todas estábamos vestidas como para una celebración con vestidos ceñidos y mostrando mucho escote, además de la negra que llevaba una minifalda que se podía apreciar las bragas a poco que se agachara un poco. El top que lucía mostraba claramente que no llevaba sujetador, por que los pezones daban la sensación que iban a taladrar el top ceñido que llevaba y el escote le llegaba hasta la cintura. Además de la más joven se le veía la más provocativa vistiendo.

Después de hacernos esperar un poco, nos hicieron pasar a una especie de escenario de teatro, poniéndonos en fila de cara a los espectadores, que no se apreciaban, por darnos los focos de cara y dejarnos deslumbradas. Casi inmediatamente apareció por un lado del escenario un hombre impecablemente vestido con un micrófono en la mano.

-          Señoras y señores, me complace mucho teneros aquí reunidos para un espectáculo jamás visto antes y que pondrá a prueba el valor y la resistencia al dolor de estas siervas aquí presentes, en representación de sus Amos. A continuación pasaré a ir nombrándolas junto con el nombre del Amo a quien pertenecen.

-          Tenemos a Ana. Un paso adelante por favor.

La chica de apariencia sudamericana dio un paso adelante, haciendo una reverencia a los espectadores. Siguiendo el presentador hablando por el micrófono.

-          Esta mujer pertenece al Amo Ritter y proceden de Alemania.

Dicho esto Ana volvió a la fila dando un paso atrás.

-          A continuación tenemos a esta hermosura de mujer, llamada Adriana que viene en representación de su Amo Jovanka y aunque ella es de origen español representa a la raza Romaní, por ser la procedencia de su Amo.

Cada vez que nos iban nombrando dábamos un paso adelante y hacíamos una reverencia, volviendo a la fila una vez acabada la presentación.

-          Tenemos aquí a una preciosa rubia llamada Verónica que representa al Amo Basil .

-          En representación de Su tierra Rumanía tenemos a Ioana perteneciente al Amo Milan.

-          Esta preciosa morena llamada Bianca pertenece al Amo Marcelo y representa a Itália.

-          Ahora tenemos a esta espectacular mujer en representación de Portugal, llamada Amaral y que pertenece al Amo Adrián.

-          Esta preciosa mujer negra viene en representación de su Amo Ahmed y tiene a pesar de su corta edad un extenso currículum como esclava sexual, habiendo pasado por las manos expertas de varios adiestradores hasta llegar a ser posesión del Amo Ahmed.

-          Por último tenemos a esta preciosidad de mujer llamada María y que viene en representación del todo conocido por ustedes, el Amo Velkan.

Una vez escuché mi nombre, di un paso adelante e hice una reverencia al supuesto público, porque no se podía distinguir a nadie.  Volví a mi posición y una vez terminada la presentación nos devolvieron hasta la sala de espera, donde nos fueron llamando de una en una. Cuando me tocó a mí, nos acompañaron a Yamilka y a mí hasta un camerino, donde nos esperaba el Amo Velkan.

-          Hola María y Yamilka, me alegro mucho de veros de nuevo.

-          Yamilka, tienes un asiento reservado en la sala por si quieres presenciar el espectáculo, o te puedes quedar aquí en el camerino, como desees.

-          A continuación os informo en lo que consiste esta prueba.

-          Nos hemos reunido para poner a prueba la resistencia a la tortura y al dolor de nuestras siervas. Hay apuestas millonarias de por medio. Cada una de vosotras tiene que enfrentarse a una rival que le será asignada por sorteo, por lo que en principio habrá cuatro enfrentamientos con dos de vosotras, para posteriormente ir enfrentando a las ganadoras, hasta que solo quedará una ganadora, cuyo Amo se llevará la aportación  de entrada más  lo ganado en las apuestas. Si tú fueras la ganadora, te llevarías una cuarta parte del premio, pero no deseo que pongas en peligro tu vida, si crees que no puedes soportar las pruebas asignadas, debes abandonar sin que por eso vayas a ser castigada por mí. Si aguantas hasta el final tienes mucho a ganar, y tus heridas te serán cuidadas con el máximo esmero.

-          Ya te anticipo que las pruebas son por sorteo y es la suerte la que decide las pruebas a superar, pero serán iguales para cada dos contendientes.

-          Gracias Amo, no le defraudaré, puede confiar en mí. Si soy vencida no será por mi abandono, sino porque mi cuerpo no resista y me declaren incapaz para continuar.

-          Gracias María no esperaba menos de ti y serás recompensada.

Yamilka estaba completamente blanca después de escuchar esto, mientras que yo me había excitado tanto que sentía la humedad en mis bragas. Estaba deseando empezar las pruebas y en lugar de miedo lo que sentía era impaciencia. El orden de participación era por sorteo así como la pareja asignada. Luego de cada participación había un pequeño espacio de tiempo para reponerse un poco y estar lista para la siguiente prueba.

Yamilka se marchó para buscar su puesto como espectadora, mientras el Amo Velkan me daba la última información.

-          María, quien te azotará pondrá todo el empeño en doblegarte. No demuestres ningún punto débil por que es donde incrementarán los castigos.

-          Quien golpeará a tu oponente será Bogdan, al que ya conoces. Te aseguro que pondrá todo el empeño en que ganemos nosotros.

-          Amo Velkan, puede informar a su criado que le compensaré de la forma que él desee si consigue que seamos nosotros los ganadores.

-          Gracias María, eso puede ser otro aliciente para él.

Terminada la conversación Velkan se marchó acompañado de Yamilka para ocupar su sitio entre los espectadores.

Quedé un rato a solas meditando sobre lo que me había informado el vampiro, cuando de repente escuché por los altavoces  los primeros nombres, en este caso, nombraron a Arika enfrentándola con Ana la Colombiana. Por el murmullo del público se podía deducir que ya estaban en el escenario, así que decidí ir hasta detrás de los telones y observar las pruebas que le habían tocado.

En la parte central del escenario se habían colocado tres ruletas verticales con varias imágenes dibujadas alrededor de ellas. Hicieron girar la primera y pude ver que se paraba sobre la imagen de un látigo, por lo que supuse que ese sería el instrumento a utilizar con ellas. A continuación la siguiente se paró en una figura de espaldas y la tercera cuando se detuvo señalaba una X en grande.

A las dos mujeres las hicieron que se desnudaran completamente, dejando a la vista los grandes pezones de la negra, que se mantenían salidos, demostrando que le excitaba esa situación. No mostraba ningún temor y se adelantó para hacer una reverencia saludando sonriente al público.

La colombiana también mostraba unas grandes aureolas muy oscuras en contraste con su piel y pezón más pequeño. También saludó al público de igual forma que la negra. Ambas mujeres estaban completamente depiladas, mostrando sus hinchados labios vaginales sin ningún impedimento.

De unas trampillas del suelo emergieron dos cruces en forma de X y los ayudantes de escena, cogieron de los brazos a ambas mujeres para atarlas por las muñecas y tobillos de espaldas a  estos instrumentos de tortura. Se podía apreciar la diferencia de color en la piel de Alika, con la mucho más clara de la colombiana Ana.

Ahora con un hombre empuñando un látigo detrás de cada una de las mujeres sólo faltaba que se diera inicio a los azotes de las dos mujeres atadas, con sus cuerpos brillantes por la transpiración esperando de un momento a otro los impactos de los látigos sobre cualquier parte de sus espaldas. El presentador no tardó en anunciar lo que iba a consistir el evento.

-          Señoras y señores, a continuación se va a proceder a dar cuarenta azotes en las espaldas y todo el resto de la parte trasera de cada mujer. El sitio elegido para golpear puede ser a voluntad de quienes van a efectuar los azotes. Sin más puede empezar el espectáculo.

Se podía escuchar los silbidos de los dos instrumentos batiendo el aire y chasquidos mientras los probaban,  calibraban su peso y contundencia, antes de utilizarlos sobre las dos mujeres. Ambos hombres eran expertos manejando los látigos y pondrían todo su interés en doblegar a la mujer a la que le había tocado azotar, puesto que cada uno golpearía a la representante de su oponente.

El primer latigazo no se hizo esperar, impactando en la espalda de Alika que se retorció de dolor, seguido de otro latigazo igual de contundente en la espalda de Ana.

Las dos mujeres intentaron mantener la compostura, pero en sus rostros se podía apreciar el daño infringido. A continuación se fueron sucediendo los latigazos uno tras otro sobre la espalda de ambas mujeres. Cuando llevaban ya diez latigazos, se apreciaban las espaldas recorridas de impresionantes cintas color púrpura con algunas gotas de sangre brotando de las estrías hechas por los látigos. El Hombre que azotaba a Ana cambió de sitio para golpear donde empieza la espalda, justo por donde termina la espalda y empiezan las nalgas. El cuerpo de la chica se puso rígido de dolor, lanzando un terrible chillido, continuó golpeando las nalgas descendiendo por la parte trasera de las piernas, dejándolas recorridas por verdugones paralelos entre sí, que recorrían toda la parte trasera desde las nalgas hasta el pliegue de detrás de las piernas.

A Alika la seguía castigando la espalda desde la cintura para arriba, concentrando los latigazos a la altura de las axilas, consiguiendo que algunos golpes llegaran a impactar en los costados cercanos al nacimiento de los pechos, quedando marcas rojizas con surcos sangrientos en esas partes tan sensibles.

Cuando llegaron a los cuarenta latigazos, se hizo una pausa para comprobar el estado de las mujeres. Subiendo un doctor y mirando el ritmo cardiaco y las heridas de la espalda. Una vez pudo constatar que ambas estaban en condiciones de seguir, les preguntó si querían continuar con los castigos, recibiendo la respuesta afirmativa de ambas. Ninguna de las dos estaba dispuesta a ceder. Se procedió a desatar a ambas mujeres y las colocaron delante de las ruletas, mientras desaparecían las cruces del escenario. A continuación procedieron  a hacer girar las ruletas de nuevo, para pasar el siguiente castigo.

Esta vez la primera ruleta se paró en un dibujo que mostraba una especie de látigo de muchas tiras de cuero. La segunda mostraba a una mujer con las piernas abiertas mostrando la vagina y la tercera unas plataformas en forma de camillas. Pronto aparecieron las camillas sobre el escenario, donde tendieron a las dos mujeres boca arriba con las piernas abiertas y dejando la entrepierna completamente expuesta.

De nuevo el presentador hizo la presentación de la prueba, indicando al público que las mujeres serían azotadas en su parte íntima otras cuarenta veces.

Los dos hombres se pusieron delante de ellas y calculando la distancia empezaron a golpear en la vagina de las dos mujeres, que lanzaban escalofriantes gritos, cada vez que el Waveni les golpeaba la zona intima. Cuando ya llevaban 15 golpes se podía apreciar toda la entrepierna de Ana completamente enrojecida y la pobre mujer había enronquecido de tanto gritar. En un esfuerzo pidió que pararan. La desdichada no había podido soportar el cruel castigo en un lugar tan sensible, dando la victoria a la mujer negra.

Se procedió a desatar a ambas mujeres y presentando al público la mujer Negra, anunciaron por los altavoces que ella había vencido por abandono de su contrincante.

Las dos siguientes en participar eran la de apariencia gitana y la rubia platino, ya que el presentador  pasó a anunciar que las dos siguientes participantes serían Verónica y Adriana.  Ambas se apresuraron a despojarse de la ropa, quedando completamente desnudas en el escenario y después de los correspondientes saludos quedaron a la espera de lo que les deparara  la suerte.

No tardó mucho en girar la primera ruleta que una vez parada indicaba un dibujo donde se podía ver una varilla muy larga. A continuación la segunda ruleta mostraba una figura de medio cuerpo para arriba por delante. La expectación era  máxima esperando en qué tipo de instrumento serian colocadas, cuando se paró la tercera ruleta mostrando una cruz en forma de T.

No se izo esperar el elevador del escenario apareciendo dos cruces muy altas, donde de inmediato fueron atadas ambas mujeres por las muñecas, casi colgando de los brazos. A continuación dos hombres se pusieron delante de ellas empuñando una vara muy larga pero de acero. Por la parte donde se empuñaba era más gruesa, pero iba disminuyendo el grosor hasta quedar por el extremo en unos dos milímetros de grueso. Cuando la movían en el aire mostraba mucha flexibilidad y ponía los pelos de punta oírla silbar en el aire cuando la agitaban probándola.

Las dos mujeres al ver esa varilla en las manos de sus torturadores, pusieron una cara de terror y cuando el primer golpe impactó en el pecho de Adriana recorriendo ambas tetas se le escapó un grito terrible. Una línea roja se marcó en ambos pechos un poco por debajo de las oscuras aureolas de la gitana.

A continuación Fue Verónica quien chilló de dolor al serle marcados ambos pechos de forma similar, a partir de aquí los golpes se iban sucediendo uno tras otro dejando marcas rojizas en el dorso de ambas mujeres. Me imaginaba estar sufriendo yo semejante castigo y me estaba humedeciendo, ya sentía mi entrepierna empapada y mi vagina se me había inflamado igual que mis pezones, debido a la excitación que eso me producía. Pensaba en la cantidad de espectadores que estaban pendientes del espectáculo y me hacía sentir muy cachonda. Me acaricié los pechos y pude sentir como mis pezones se clavaban en las palmas de mis manos. Había perdido la cuenta de golpes que les habían suministrado, pero sus pechos mostraban huellas de estar en carne viva, en algunos puntos la piel estaba cortada  brotando sangre. Verónica mostraba sus sonrosados pezones con líneas cárdenas y de su pezón derecho brotaba un hilillo de sangre que recorría su vientre y terminaba en su pierna. Adriana no estaba mucho mejor, ya que sus tetas mostraban puntos donde la piel había sido literalmente cortada y ahora su sangre manchaba la varilla de su torturador, pero ninguna de las dos mujeres daban signos de ceder.

Se hizo una pausa, durante la cual el médico las auscultó y dio el visto bueno para que se pasara a la siguiente prueba. Por lo que ambas mujeres fueron desatadas y atendidas, mientras se bajaba el escenario y se hacían girar de nuevo las ruletas. La primera en pararse mostraba un instrumento que constaba de un mango del que salía un cable y haciendo una U volvía a sujetarse en el mango. Era como un látigo corto pero de cable con las dos puntas unidas entre sí, formando una semicircunferencia. La segunda ruleta se paró mostrando una figura completa por la parte de delante y por último la tercera mostró una especie de camilla.

Cuando la plataforma del escenario subió, mostraba dos plataformas inclinadas, donde no tardaron en tumbar bocarriba a las dos mujeres, atando las piernas ligeramente abiertas y los brazos en alto, dejando  a ambas contendientes completamente expuestas para la prueba.

El instrumento que empuñaban ambos hombres era mucho más terrorífico visto en directo que en el dibujo.

El mango era de madera pero iban a ser azotadas en cualquier punto de su dorso con unos cables trenzados de acero en forma U, de aproximadamente treinta centímetros de lago. Los hombres tanteaban el instrumento y calculaban donde golpear para provocar el máximo daño posible, ya que tenían plena libertad para escoger donde golpear, siempre que fuera en la parte delantera de las mujeres.

Yo sabía que cualquiera de aquellos instrumentos podían ser utilizados conmigo y solo la suerte decidía con qué me iban a torturar, pero tenía la esperanza que la contrincante que me tocara en suerte se rindiera pronto y no tener que sufrir mucho, porque no estaba dispuesta a dejarme ganar, sólo declarándome no apta por el médico para seguir, me iban a vencer.

Mientras divagaba con mis pensamientos, a las mujeres les iban apareciendo líneas rojas sobrepuestas en los pechos, que se diferenciaban por ser en forma curva y más gruesas que las que habían dejado las varillas.

Verónica se retorcía como una serpiente cada vez que recibía un golpe en los pechos y casi no le quedaban fuerzas ya para gritar, cuando la empezaron a golpear en la parte interior de las piernas. Sobre su piel blanca se notaban con total claridad los puntos donde recibía el impacto y su cara era una máscara de terror con la pintura de ojos corrida por las lágrimas. Mientras Adriana apretaba los dientes para no gritar pero sus pechos mostraban los efectos de los impactos de aquellos terribles cables. La golpeaba donde más daño parecía que le hacían. Ya había recibido con anterioridad cuarenta golpes en los pechos con la varilla de acero y ahora le seguían castigando sobre las llagas de los azotes anteriores. Mientras su castigador había cambiado de táctica y buscaba golpeando algún punto donde debilitar la resistencia de Verónica.

Mientras que Adriana seguía recibiendo un terrible castigo en los pechos, Verónica los iba recibiendo por distintas partes, desde los pechos hasta las piernas, su pubis se veía recorrido por verdugones así como sus muslos por la parte interior, pero no cedía a pesar del terrible dolor que debía estar sufriendo. Adriana mostraba los pechos completamente destrozados y apenas había recibido golpes por el resto del cuerpo, la sangre corría por su costado, manchando de rojo la plataforma donde estaba sujeta, mientras Verónica mostraba menos daño en los pechos, pero hilillos de sangre corrían por su entrepierna.  No podía creer que ninguna de las dos mujeres se hubiera rendido aún a pesar de haber pasado por las dos rondas de castigos.

Una vez terminada esta terrible ronda, se volvió a hacer un lapsus, volviendo a revisar el médico a las dos mujeres y preguntando si querían continuar, asintiendo ambas para pasar a la siguiente fase. El doctor limpió las heridas y las desinfectó para evitar posibles infecciones y dio vía libre para que se siguiera con la prueba.

Una vez desatadas las dos mujeres, se ocultó de nuevo las dos plataformas donde habían estado sujetas y se hicieron girar las ruletas para la siguiente prueba.

La primera ruleta mostró lo que parecían unas agujas simulando estar incandescentes  mientras la segunda ruleta mostraba las nalgas de una mujer. La tercera mostró un dibujo que ya había salido antes y qué consistía en la cruz en forma de T. Por lo que ambas mujeres volverían a ser colgadas de los brazos para pasar la siguiente prueba.

Una vez volvieron las dos cruces a su lugar, se sujetaron a las dos mujeres de cara a la cruz, aumentando el dolor en sus pechos por el roce de la madera en sus martirizados pezones. Las nalgas quedaron completamente expuestas esperando a que empezara la prueba.

Continuará.