Mi Razón De Vivir 2

Desenlace del primer capitulo.

Mi Razón de Vivir.

-Luke-

Me levante adolorido para irnos a casa de Marcos, me continuaba doliendo todo el cuerpo, sentía un poco de miedo de que me fuese roto algún hueso con los golpes de mi padre, pero no quería causar más molestias, así que preferí solo aguantar el dolor. Mi amigo intento pasar mi brazo por detrás de su cuello para ayudarme a caminar, pero me negué a su ayuda, preferí ir caminar por mi cuenta.

-Déjame ayudarte-

-No estoy invalido, puedo caminar.- respondí seco  con la mirada en frente.

-Al menos te darás cuenta que mi casa queda por este lado-

Señalaba al lado contrario a donde yo iba con una sonrisa.

-Si, ya sabía- tome camino a donde me dijo.

-Te engañe, jajaja-

Esta vez me tomo desprevenido, logrando pasar su brazo por mi cintura y tirando de mí para ayudarme a caminar. Intente resistirme, pero fue inútil, el me tomo con más fuerza.

-Así debo llevarte para que no te pierdas- dijo sonriente.

Al parecer le divertía el verme así de indefenso ¡Aff! Como odio estar indefenso ante alguien, él lo sabe, por eso se aprovecha. Cuando note que estaba un poco distraído intente zafarme de él, pero no pude, ya que aunque pareciese que estaba distraído continuaba al pendiente de su brazo sujeto a mí, cosa que le daba gracia, puesto a que solo sonreía triunfante mientras  continuábamos caminando adelante y de esta manera transcurrió todo el camino hasta su casa.

-¿No hay nadie? – pregunte al ver que estaban las luces apagadas.

-No, mis padres aun no llegan de viaje-

Me ayudo a subir a su habitación con cuidado, por el dolor que sentía al subir las escaleras hasta llegar arriba; al llegar a su habitación me sentó en su cama con mucho cuidado, luego busco algo en su gavetas, saco algo de ropa, se quitó la camisa en frente de mí, dándome un fuerte escalofrío en todo el cuerpo al ver su perfecto cuerpo formado.

-¡Que! ¿Pensabas que eras el único que se mantenía en forma? – dijo al notar mi impresión.

Reste importancia a lo que me decía fijando la mirada a un lado.

-Debes quitarte la camisa, está llena de sangre-

Intente quitármela pero no pude, me dolía incluso el subir los brazos, no sé como pude correr en el parque con el dolor de estos golpes.

-Déjame ayudarte- De esa manera acabaras por lastimarte-

Se sentó en frente de mí, apoyando sus piernas a los lados de las mías, quedando encima de mí; a esa distancia podía sentir su dulce perfume embriagarme poco a po… ¡Luke! Deja de pensar  esas cosas, parezco un perro, que tan solo se le acerca la perra ya se alborota. En esa posición desabrocho cada uno de los botones de mi camisa delicadamente para que no me fuese a lastimar o algo. Lo miraba a los ojos mientras concentrado miraba a los botones de mi camisa, se veía tan guapo como de costumbre, pero ahora me estaba dedicando su atención a mí; suavemente subió mi camisa, quedando solo la franelilla, me miro un poco suplicante como pidiendo fuerza de mi parte.

-Tranquilo, te la quitare suavemente-

Me tomo de los brazos elevándolos poco a poco, hasta estar lo suficientemente alto para poder quitarme la franelilla, luego tomo mi camisa desde la parte inferior derecha e izquierda tirando de ella suavemente, aunque al mismo tiempo sus dedos meñique y anular iban acariciando mis torso a medida que subía por la franelilla, haciéndome respirar profundo por lo suave de sus dedos y su suave olor, aunque supongo que él pensaba que era  por el dolor. Cuando casi terminaba de quitarme la franelilla lastimo una de las heridas que tenía en mi cuerpo.

-¡Aahhh!- exclame casi inaudiblemente.

Instintivamente me abrace a él fuertemente hundiendo mi cara en su fuerte pecho.

-Lo siento Luke- dijo respondiendo al abrazo mientras acariciaba mi cabello.

Cuando caí en conciencia de que estaba abrazando a Marcos, me separe de él, terminándome de quitar la franelilla sin importarme el dolor que eso me ocasiono. Marcos busco entre sus pertenencias algo, a lo que saco una toalla.

-Necesitas bañarte- dijo poniéndose la toalla en el hombro.

-Okey, báñate primero-

-Quien dijo que yo me voy  a bañar primero. Ve desvistiéndote para ir a bañarte.-

-¡No seas tú tan marico Marcos! yo me bañare por mi cuenta- exclame

-Marico un coño, mira como estas, no voy a dejar que te pase algo dentro del baño por estar herido- Volvió a restarle importancia a lo que le decía.

-Está bien, pero me bañare en bóxer- baje la guardia.

-¿Que tu pensabas? ¿Que yo te iba a bañar desnudo?- dijo irónicamente dejándome  como un completo estúpido.

-O-¡obvio que no!- exclame nervioso.

Me desvestí, mientras veía que él también lo hacía. No puede ser, justo cuando pienso que Marcos no puede estar más bueno, se supera, aunque este no es el mejor lugar para que lo haga, puesto a que estoy en bóxer; su cuerpo era una escultura, un cabello castaño claro seguido de un par de ojos azules, sonrisa de comercial, piel canela, grandes y formados pechos, bajando a un abdomen muy bien formado que con el movimiento de su respirar se marcaban aún más, llegando  a dos entradas que bajaban hasta esconderse en ese bóxer blanco que sujetaba… ¡Dios! No puede ser que lo tenga tan grande, afff que estoy pensando, en un principio ¿Por qué lo estoy mirando?.

-Entra a la regadera-

Me llevo adentro del baño abriendo el grifo graduando el agua entre frio y caliente con el agua suave, haciendo que el ardor no fuese tan alto.

-¡Aaaaaahh!- intentaba suprimir los quejidos de dolor.

-shhh, tranquilo- intentaba tranquilizarme mientras pasaba el jabón suavemente por mi espalda –Quien te hizo esto Luke?-

-Nadie…- dije rígidamente poniéndome tenso.

-Cuando estés listo, espero puedas contarme, esto no puede quedarse así-

Continuo bañándome mientras yo intentaba no mirarlo ni por el reflejo en la cerámica, me incomodaba mucho tener que verlo semi-desnudo los dos juntos. Al terminar de bañarme me seco todo el cuerpo y fue a buscarme algo de su ropa, mientras me quitaba el bóxer; me paso la ropa mientras iba a hacer algo para comer.

Al terminar de cambiarme me senté en su cama detallando su habitación y sus cosas mientras él llegaba con la comida; una de las cosas que más me llamo la atención fue una caja pintada, que si no mal recordaba, había sido nuestro primer trabajo grupal juntos en primer año de bachillerato, cuando nos conocimos.

*   ***

Yo era el nuevo de aquel colegio, aunque fuese un primer año, todos se conocían de la comunidad o de alguna otra parte, por mi parte yo era recién llegado a la localidad. La profesora de castellano acaba de asignar un trabajo, todos tienen sus parejas excepto yo, como típico nuevo nadie querrá hacer el trabajo conmigo, algunas chicas parecen interesadas en hacerlo conmigo, pero ellas ya tienen parejas, así que me tocara hacerlo solo.

-Buenas noches profesora, puedo entrar?-

La voz de un chico desde la puerta nos llamó la atención a todos, mientras que alguna de las chicas solo decían “típico, llegando tarde”.

-Exacto joven, buenas noches, estas no son horas de llegar-

-Profe ¿me dejara entrar?-

-Está bien, solo esta vez, pasa y busca una pareja para el trabajo-

Increíble que ese chico estudie conmigo, es muy guapo, me gustan mucho sus ojos, pero de seguro ha de tener novia, es muy apuesto como para no tener. Me decía a mí mismo que el no fuese a quedar conmigo de pareja, aunque en el fondo quería que lo fuese más que nada, sentía ganas de conocerlo, con otras confusas ganas de que no se me acercara porque me incomodaba un poco.

-Marcos, ponte conmigo-  Dijo un chico que parecía conocerlo.

-No, conmigo, yo no tengo pareja- dijo una chica que ya antes me había rechazado por según ella, estar con su amiga.

Supuse que nadie se pondría conmigo y que él tenía muchas opciones de pareja, así que saque el libro para comenzar a averiguar del tema que debíamos exponer con el trabajo.

-Oye chico- escuche hablar, pero no di importancia pensando que era con alguien más –Oye, nuevo-

Con esto último había notado que eso si era conmigo.

-Si, dime- al levantar la cara note que era el, Marcos.

En seguida me comenzaron a sudar las manos.

-¿Puedo ponerme contigo en el trabajo?-

-C-claro ¿p-porque no?- respondí nervioso.

Busco una silla sentándose a mi lado.

-¿Que debemos hacer?-

Se puso justo enfrente del libro, impidiéndome leer y poniendo su mano en mi pierna; me puse muy nervioso.

-Debemos…Leer, digo investigar acerca de los orígenes de la lengua castellana y hacer una maqueta referente a nuestro punto de vista-

-ahmmm- respondió con obvias dudas tomando su barbilla.

En seguida se reincorporo a su asiento, dejándome leer con facilidad, tome el libro, lo puse entre Marcos y yo para que ambos pudiésemos leer, mientras me concentraba en los escritos.

-Oye  ¿ves a aquella chica de allá? Es muy linda, si quieres te la cuadro-

-No gracias- dije sin levantar la cara.

-Ahh, bueno, es que es muy linda- Continúe leyendo sin darle importancia. –Hoy llegue tarde porque no conseguía mi zapato… bueno en realidad me quede dormido-

-Ahh que bien- no levante la mirada, preferí continuar investigando.

-Sabes, yo surfeo, si quieres alguna vez puedes venir-

-Claro, puede ser- respondí mientras tomaba algunos apuntes.

-Emmmm, sabes que en….-

-¡Marcos cállate! No me interesa escuchar nada de eso ahora, necesito terminar la tarea- Exclame irritado.

-Wow, eres la primera persona de todo este lugar que se ha atrevido a mandarme a callar-

Todos me miraban con caras de asombro, pero los ignore también para poder terminar mi tarea.

-Me caes súper ¿cómo te llamas?- pregunto pasando su brazo por detrás de mí cuello.

-Luke- dije leyendo.

-¿Luke? Qué bonito nombre-

-Gracias-

El resto del día Marcos me invito a cuantos lugares pudo, a lo que yo solo respondía con “ajam”, hasta que a la hora de la salida me logre zafar de él. Saliendo por el portón para irme a mi casa, me topé con varios compañeros de clases, quienes me rodearon sin decir nada, mas solo acercarse lentamente hasta acorralarme en una esquina.

-¿Así que tú eres el nuevo?- dijo el más grande de todos irónicamente – A parte de ser nuevo te crees con la autoridad de gritar  a quien te da la gana en clases-

-Déjenlo marisquitos- escuche hablar detrás de ellos.

-Esto no es tu peo Marcos- Exclamo el matón.

-Mi peo un coño, que lo dejes ya te dije- Replico acercándose a el retante.

-¿Qué? ¿Es tu novio?- dijo el matón burlonamente.

-¿Te da envidia que me parta el culo a mí y no a ti? No conocía esa faceta tuya Alberto-

-¡Ay! Mariconcito, te voy a partir la cara a ti y al noviecito tuyo-

-Ven pues, pero tú solo, a ver si es verdad ese mito de que tienes bolas-

En seguida el chico corrió encima de Marcos para darle un golpe, pero este lo esquivo respondiendo con un  golpe en la cara que termino por romperle la nariz; sus amigos al ver que este sangraba corrieron todos a ayudarlo, aguantando cada uno una extremidad de Marcos para que Alberto pudiese golpearlo con facilidad, este aprovecho la oportunidad para devolverle el favor,  aunque incluso  aguantado de los brazos, Marcos tomo a Alberto por el cuello  con sus piernas ahorcándolo hasta caer al piso, luego sus amigos comenzaron a golpearlo para que lo soltara.

En un momento caí en conciencia  de lo que sucedía y corrí a donde estaba marcos empujando a varios de los chicos que los golpeaban para sacarlo de allí, a lo que quedaron impresionados por la fuerza con los que fácilmente los moví de mi camino. Al sacarlo de ese tumulto pude ver que tenía varios moretones en su cara, su camisa rasgada, además de raspones y una pierna le dolía mucho.

-¿Estas bien?-pregunte pasando su brazo por mi cuello.

-Sí, es solo que mis padres me mataran si se dan cuenta de estos golpes-

-No hay problema, te llevo a mi casa para ponerte algo y te doy ropa-

-No, no hace falta- intento zafarse, pero lo tome con más fuerza.

-No, tu estas así por mi culpa y te llevare a mi casa a curarte. Si dices algo más te hago una marca en toda la cara que te combinará mas con el resto-

Dicho esto se dejó llevar hasta mi casa, donde le cure cada una de las heridas, lo bañe, le hice de comer y le preste ropa. Al llegar mi mama le pedí que llamara a sus padres para avisar que se quedaría a hacer un trabajo, para que no vieran su estado y lo terminasen de rematar.

El resto de esta noche la pasamos haciendo el trabajo que teníamos asignado, hicimos una caja pintada de negro con muchos adornos celtas, con un agujero en el centro que permitía ver el interior de la caja, donde con tinta fluorescente que brilla en la oscuridad, habíamos dibujado una lengua con un escrito a un lado “Castellano”. El trabajo era acerca de lo que entendíamos de la lengua castellana y nosotros fuimos lo más honestos posible.

Recuerdo haber pasado toda la noche haciéndolo, tanto así que nos quedamos dormidos en la realización durante la madrugada; al despertar siento un dulce olor que me ínsita a suspirar profundamente, luego abro los ojos, percatándome que estaba durmiendo en el pecho de Marcos, en seguida me puse helado del miedo, aunque al levantarme un poco más sentí sus brazos en mi espalda, quienes al sentir que me levantaba se aferraron a mi espalda con más fuerza, sentí miles de emociones en mi interior, quería creer que ese abrazo en realidad era para mí, pero por más que fuese yo quien estaba en sus brazos, podía sentir que no lo era, pues puede que haya estado soñando con alguna chica que le guste, cosa que instintivamente le hizo abrazarme.

Me levante rápidamente quitando sus brazos de mi espalda bruscamente, haciendo que despierte, aunque yo estando lo suficientemente lejos para que no note nada raro.

**

Es increíble que el aun conserve ese trabajo que hicimos hace tanto tiempo.

-Aquí tienes-

Marcos había llegado con dos platos de comida y jugos en una pequeña mesa que traía equilibradamente con sumo cuidado de no dejarla caer. Se aproximó dándome un plato con un sándwich y un jugo de naranja.

-Gracias Marcos- agradecí la comida, mientras  se sentaba a mi lado.

-No te preocupes, solo espero que comas- dijo dándole el primer bocado a su comida.

No pude evitar quedarme embobado unos segundos mirándolo comer; había sido muy tierno conmigo, me baño, me trajo comida, ahora viene a comer conmigo. Lo miraba dar bocado tras bocado, incluso comiendo se veía muy lindo.

-¡Que! ¿Tengo algo en la boca?- pregunto con una sonrisa.

-No, no es nada-

-Bueno, si no es nada, come algo, no quiero que te enfermes luego-

-Está bien-

Asenté a lo que me decía comenzando a comer, era un sándwich de jamón y queso, estaba bueno, así que no sería problema en terminarlo todo. Ya terminados de comer le entregue el plato a Marcos.

-Oye ¿Cuándo llegan tus padres?- pregunte dudoso.

-Ellos llegan en un par de semanas-

-¿¡Que!?- exclame –¿Estarás solo durante todos estos días? –

-Sí, bueno mis padres están fuera del país en viajes de negocios, así que solo tengo compañía cuando vienen las mujeres del servicio o el jardinero-

-Entiendo-

-Oye, pero no sé, se me ocurría que… Bueno, no sé, tal vez, si tú quieres…- titubeaba mientras rascaba su cabeza.

-Habla Marcos-

-Digo que tu podrías hacerme compañía- dijo finalmente –Pero claro, si tu no quieres no hay problema, digo, después de todo…-

-No se Marcos, tus padres no saben que yo estoy acá-

-En realidad, si- dijo apenado esquivando mi mirada.

-Explícate- lo mire serio.

-Bueno, mis padres no querían que me quedase solo, así que habían decidido no viajar, pero yo les dije que te diría a ti para que te quedases conmigo para convencerlos de que no perdiesen la oportunidad, porque ellos te conocen y saben lo responsable que eres y bla, bla bla.-

-Me viste cara de peseta, solo falta que le jales para que no me atragante con tanta  mierda- Respondí seco.

-¡Es en serio!- Exclamo rogante. – Sígueme-

Tiro se mi brazo suavemente guiándome a el primer piso de la casa, hasta llegar al celular, le presiono un botón donde acceso a la lista de mensajes de entrada, allí se reprodujo automáticamente un mensaje de la mama de Marcos, quien decía que nos portasenos bien Marcos y yo, además donde nos había dejado dinero por si alguna emergencia, finalizando con decirme que cuidara de su hijo para que no cometiese alguna locura.

-Te creo, pero si me ibas a echar este muerto encima ¿Por qué no me buscaste para quedarme contigo desde un principio-

-Para alla iba, pero te encontré en el parque antes de llegar a tu casa, suponiendo que habías tenido algún otro pleito con tu papa-

-Te entiendo- Respondí cabizbajo.

-¿y entonces?- dijo suplicante.

-¿Entonces, que?-

-¿Me cuidaras?- puso suplicantes ojos de perrito emocionado.

-Técnicamente no puedo ni cuidar de mí mismo-

-Entonces cambio mi pregunta a “¿Te dejarías cuidar por mí?”- paso su mano por detrás de mí cuello suavemente.

-Está bien- baje la mirada.

En realidad no tenía opción, no sé porque me hacia el duro, si esta propuesta me quedaba como anillo al dedo, sabiendo que no podía regresar a la casa de mis padres y en dos semanas me iba a la nueva universidad.

-¡Esta dicho!- Exclamo emocionado. –Ahora ven conmigo, vamos a llevarte arriba para dormir-

-Claro, papa- Respondí irónico.

-¡Ahh no!- Exclamo con indignación - A mí me dices papito o papacito, pero no papa- Dijo sonriente.

-No jodas Marcos- lo mire con una ceja arriba.

Me llevo a su cama, mientras veía que sacaba unas cuantas sabanas de su armario, me recostó suavemente en su cama, como una madre lo haría con su hijo, luego pensé que se iría a dormir a la habitación de sus padres, pero no fue así, puesto a que las sabanas extras que había traído las utilizo para improvisar una colchoneta en el suelo junto a la cama.

-¿Por qué no vas a dormir a la habitación de tus padres?-

-Estás loco, no te dejare solo-

Sentí una rara sensación en mi estómago cuando dijo eso. Me hizo sentir protegido con sus palabras.

-Buenas noches Luke- Dijo adormilado.

-Buenas noches  Marcos-

Intente dormir, pero no pude, no podía soportar que Marcos me diese su cama para quedarse el durmiendo como un perro en el suelo. Me levante un poco de la cama, dándome cuenta que era lo suficientemente grande como para dormir los dos.

-Ey Marcos-

-Ehh, ahhh ¿Luke? ¿Qué tienes?- al parecer lo había despertado.

-Ven, acuéstate aquí conmigo, no puedo ver que estés durmiendo allí en el piso-

-¿Estás seguro? No quiero incomodarte-

Así que por eso se había ido al piso, él sabía que ambos podíamos dormir en la cama, pero prefirió no incomodarme.

-Déjate de pendejadas y sube-

-Está bien-

Subió a la cama, incorporándose en el otro extremo de la cama, intentando no invadir mi espacio. No sabía si llamarlo idiota o sentirme alagado por su acción, pero al final no le di tanta importancia, ya que acabe por quedarme dormido.

De pronto despierto sintiendo que me respiran en la frente; abro mis ojos para saber de qué se trata quedando impresionado al darme cuenta que estoy completamente rodeado por el desnudo cuerpo de Marcos, aunque al intentar tirar de mis brazos, me doy cuenta que también lo estoy abrazando. No sabía qué hacer, o mejor dicho si sabía qué hacer, debía zafarme de él, pero no sabía cómo hacerlo sin despertarlo para que no se diese cuenta de esto.

-Buenos días Luke- Muy tarde, ya se había despertado.

-Ehh, lo, lo, no sé, como…- intente articular separándome de él.

-Lo siento por incomodarte Luke- Bajo la mirada. – Anoche temblabas muy fuerte por el frio, te puse otra sabana, pero continuaste, así que opte por calentarte con mi calor corporal dándote un abrazo.

-E- entiendo- Aun no podía calmar mi nerviosismo, pena y vergüenza – Muchas gracias y de verdad siento haberte causado molestas anoche.-

-No, no, Luke, no te preocupes, no fue molestia, siempre lo fuese hecho-

Al levantarme, pude notar que los dolores habían cesado un poco, así que me pude bajar las escaleras sin problema alguno. Nos bañamos y lavamos los dientes, luego Marcos hizo el desayuno; comimos juntos en la sala viendo televisión, uno al lado del otro en el gran sillón de en medio de la sala. Después me propuso jugar con el Ps4, a lo que dije que si, así que  busco unos juegos de carreras y con eso nos distrajimos el resto del día, con los video juegos.

Marcos pasó el resto de ese y los siguientes días al pendiente de mí haciéndome sentir como alguna vez me había sentido con su presencia, aquellos sentimientos de atracción volvían a florecer poco a poco  en mi interior. Me sentía protegido, aliviado en paz con el cerca, además que su conducta hacia mi cada vez me hacía pensar más que el sentía lo mismo por mí.

Una noche compramos algunas películas de miedo, helados, refrescos chocolates y otros suplementos  para tener una noche de terror, juntos.

-Listo, ya le doy play- dijo Marcos.

Nos pasamos una misma sabana alrededor de ambos encima del sillón de la sala, mientras comenzaba la película en el gran plasma. La película transcurrió normalmente con muchos sustos como es de esperar, aunque para Marcos no era tan normal como para mí, ya que con cada susto que se proyectaba en la película, lo sentía cada vez más cerca de mí, hasta que en un punto de gran suspenso, sentí la punta de sus dedos rozar con mi mano; en la película la chica caminaba sola por un gran cementerio abandonado, el suspenso era grande, así que mientras la chica más se acercaba a la gran lapida de en medio, Marcos acercaba cada vez más su mano a la mía, hasta que la chica es asustada por la espalda por el fantasma y Marcos inmediatamente me toma fuerte de la mano entrelazando sus dedos con los míos y escondiendo su cara en mi pecho con mucho miedo, haciéndome sentir como su protector. Pase mi mano libre por su cabeza pegándolo aún más hacia mí, mientras acariciaba su suave cabello, que al pasar de mi mano desprendía un suave olor, característico de él.

-Mejor vamos a dormir- Dijo Marcos asustado.

-Jaja, está bien-

Marcos subía las escaleras, mientras yo me acomodaba en el sillón para dormir allí.

-¿Qué haces?- Pregunto al notar que no subía.

-Dormiré acá, no quiero que duermas incomodo  en tu cama- dije cerrando los ojos.

-¡Nooo!- Exclamo asustando. –Usted dormirá conmigo, esta noche tú eres mi protector-

Sentí mi corazón dar un vuelco con esas palabras. Puede que para él no haya sido más que un chiste o una metáfora, pero para mí fue mucho más que eso.

-¡No! Me quedo acá- Sentencie impune.

-¿Ahh, si?- Dijo aproximándose a mí.

De pronto me toma en brazos, a lo que yo no opongo que digamos mucha resistencia, ya que me estaba gustando que me llevara en brazos a su cama, parecía un poco un sueño, sabía que no era como mi corazón quería que fuese, pero al menos me daría el lujo de disfrutarlo como una ilusión. Me dejo suavemente en la cama, apago las luces para luego salir corriendo a la cama, ubicándose a una distancia donde podía sentir el roce de nuestros cuerpos, uno al lado del otro.

-Buenas noches Luke-

-Buenas noches Marcos-

Cerré mis ojos quedándome profundamente dormido, sumiéndome en un grandioso sueño en el que podía ver como seria la universidad, como seria estar en otro país, vivir con gente que habla otro idioma, pero de pronto a mi mente vino la imagen de Marcos, lo veía frente a mí, y un segundo después desaparecía, mientras yo partía en un avión a USA y él se quedaba acá en Venezuela.

-ahh, aff, ¡nooo!- escuche unos quejidos que me hicieron despertar.

De pronto veo a Marcos moviéndose desorientadamente en la cama, mientras balbuceaba, en seguida me di cuenta que tenía una pesadilla, así que me dispuse a despertarlo.

-Marcos- le susurraba suavemente.

-¡Ahh! ¡No, no! ¡No te vayas!- exclamo abriendo los ojos y abrazándome fuertemente.

-Shh, tranquilo, no me voy a ir- Intente calmarlo abrazándolo y acariciando su cabello.

-No te vayas Luke, por favor- comenzó a llorar en mi hombro.

-Shhh, calma, estoy aquí, no me iré-

Pasamos así alrededor de diez minutos hasta que se calmó y pudimos regresar a dormir, con el abrazado a mí en todo momento.

Al otro día Marcos me pidió disculpas por lo de la noche anterior, a lo que le dije que no le diera importancia, que todo era culpa de esa película de terror que habíamos visto.

-Vamos a dar una vuelta- Dijo Marcos mientras daba un bocado a su panqueque.

-Está bien ¿pero caminando?-

-No, en las bicicletas que están en el garaje de papa.-

-Entiendo, pero termina de comer para irnos-

-Lo siento por no comer como mendigo- dijo irónicamente.

-Me estas llamando mendigo- Dije fingiendo indignación.

-Oye…- intento hablar.

-Es juego, es juego- Dije antes de que comenzara a explicarme que no quería ofenderme o algo.

Al terminar de comer tomamos un paseo por todas las zonas cercanas a la localidad, haciendo una carrera entre los dos, pasando por las urbanizaciones, pueblos y playas. Me sentía genial, libre mientras el viento colisionaba suavemente con mi cara; de pronto Marcos da una curva inesperada, dicha curva que daba a un camino cerca de mi casa, enseguida note lo que tramaba, pero no di importancia y lo seguí, al mirar arriba note que había humo, eso era raro, acá no suelen quemar, aunque no pude indagar por mucho tiempo más, ya que  debía alcanzar a Marcos, quien de la nada se detuvo cerca de la que  solía ser mi casa sin decir nada.

-Oye ¿Qué sucede?- pregunte al notar que no mediaba palabra.

-Mira- dijo señalando al frente.

Al ver lo que señalaba, no supe que sentir al ver todas mis pertenencias ardiente en llamas en frente de mi casa. Todo, todo lo que me pertenecía estaba allí, intente sacar algo, pero ya nada se había salvado; mi ropa, mi celular, bolso, zapatos, computadora, fotos… Todo. Mis padres habían decidido borrar mi existencia, en el momento en que mi mama dijo “yo no tengo un hijo” me sentí fatal, pero al darme cuenta que ella en realidad no jugaba, en realidad para ella ya no tenía un hijo, ya yo al parecer no merecía ni el apellido Smith.

Sentí una lagrima bajar por mi mejilla al ver a mis padres verme desde la ventana con cara de asco. Me sentía vacío, destruido, en la ruina; me deje caer en rodillas al suelo, puse mis manos en mis ojos, hasta que sin poder aguantarlo más, comencé a llorar desconsoladamente, a lo que Marcos inmediatamente corrió hacia donde yo estaba, abrazándome por la espalda intento consolarme y llevarme con él. Vio un taxi que iba pasando por allí, así que lo detuvo hablo con él un segundo, luego subió las bicicletas al auto y me hizo subir a su lado.

-Luke  ¿por qué ellos hicieron eso? ¿Qué sucedió? ¡Luke! Háblame- insistía exaltado, pero yo no dije una palabra hasta llegar a su casa, donde solo que me quede sentado en el mueble sin decir una palabra, puesto a que me sentía sin ánimos o energía para nada.

Pasaron varios días en los que no dije una palabra, solo hacia lo que Marcos me pedía sistemáticamente, como si de un robot se tratase. Por las noches Marcos me abrazaba hasta quedar dormidos, hasta que una noche mientras conciliábamos el sueño.

-Gracias Marcos-

-Lu-Luke, hablaste, por fin- Su rostro se ilumino con una gran sonrisa – De nada, no te preocupes- finalizo abrazándome fuerte.

Ya era de día y el día de mi viaje a la universidad ya estaba próximo a este, así que mi emoción por irme a la universidad estaba siendo nublada por el dolor y la nostalgia de tener que dejar a Marcos.

-Oye Luke, te puedes quedar solo un rato? Es que debo salir a buscar algo- Pregunto suplicante.

-Claro, no hay problema-

En seguida corrió hacia la puerta desesperado, como si fuese tarde. Había notado que Marcos llevaba raro toda la mañana, no sabía porque, pero bueno, él tendría sus razones, no hay porque apresurarlo.

Unas horas más tardes Marcos llego con unos chocolates a la casa, los oculto intentando que yo no me diese cuenta, así que me hice el que no sabía nada, fingiendo que no sabía nada. Rápidamente se fue a bañar, después de unos minutos bajo muy arreglado y perfumado.

-Oye luke, espérame en la sala ¿Puedes?- dijo desde la cocina.

-Claro-

Me intrigaba lo que estuviese tramando, así que me fui rápidamente a la sala; estaba emocionado, ya sabía de los chocolates, múltiples preguntas se hacían presente en mi cabeza ¿Qué estará tramando? ¿Me hará alguna propuesta? No quería hacerme ilusiones o algo.

-Luke por favor, cierra los ojos hasta que te diga ¿puedes?-

-Está bien- Respondí nervioso cerrando los ojos.

-Pero no espíes- insistió.

-Está bien, no espiare-

Oigo algunos sonidos provenientes de la cocina, mientras mi nerviosismo va en incremento, hasta que de pronto siento unos pasos hasta en frente de mí.

-Puedes abrir los ojos-

Me sentí en el éxtasis de la emoción y nerviosismo, hasta que por fin abro mis ojos.

-Te presento a mi novia Luke- Dijo Marcos sonriente con Mary, una de mis mejores amigas del liceo enfrente de mí con una gran sonrisa.

Sentí una presión enorme en mi corazón, el aire no me llegaba, no podía respirar. La única ilusión que me mantenía con los pies en la tierra se acababa de convertir en mi pesadilla, mi amiga y el chico que había empezado a querer más  que a nadie, ahora están juntos, no podía desearles mal a ninguno de los dos, después de todo no es su culpa, es mi culpa. Como pude esboce una sonrisa mientras por dentro sentía que me derrumbaba cada vez más.

-Luke, te queramos dar la noticia cuando fuese oficial- dijo Mary emocionada.

-Mary, discúlpanos un minuto-dijo Marcos.

-Está bien- dijo tomando asiento.

Marcos me llevo a la cocina para hablar conmigo.

-Oye ¿puedes llevar estos chocolates? Es que quiero pedirle que sea mi Valentín y quiero que sea bonito-

Había olvidado que era 13 de febrero, mañana era Valentín.

-Sí, claro- Respondí con una sonrisa que cada segundo me dolía más.

Caminamos juntos hasta donde estaba Mary, mientras yo veía como Marcos le pedía ser su Valentín y yo me acercaba con los chocolates en la mano, que posteriormente le entregue con aquella sonrisa que ahora comenzaba a titubear sin poder aguantar las ganas de romper en llanto al querer ser el que estuviese en su lugar.

-Ya vengo, los dijo un minuto solos- dije como pude dando lo último de mí en una última pequeña sonrisa pícara, a lo que ellos respondieron con una sonrisa y un beso entre ellos.

Tan rápido como di la vuelta, una lagrima bajo de mi mejilla, pensé en ir a la habitación, pero preferí ir afuera, aunque termine por darme vuelta, subí tan rápido como pude a la habitación de  Marcos, busque entre sus pertenencias, hasta encontrar la ropa con la que había llegado, me la puse, dejando la suya que estaba usando en su cama para irme tan rápido como pudiese, no soportaba estar allí, corrí tan rápido como pude, hasta llegar no se en que  momento al parque, estaba cansado, pero las ganas de llorar por el dolor no daban importancia a eso, así que camine hasta la orilla del lago, justo donde había estado unos días antes con Marcos. Me deje caer allí, rompiendo en un desconsolado llanto, al cual esta vez tendría por seguro nadie llegaría a calmar, esta vez me sentía más solo que nunca, incluso más que aquella vez hace unos días.

Me hice ilusiones con alguien solo porque me tendió su mano y me dio consuelo en momentos difíciles, me sentía como un idiota, a la vez herido, herido por alguien que no tenía idea de que lo había hecho; de seguro fue porque nunca antes alguien me había tratado así de tiernamente, yo estaba acostumbrado a la vida con un padre seco cuyo concepto de cariño era darme dinero o cuando mucho darme un buenos días; además de una madre que solo demostraba su cariño a través de chistes o juegos, creo que no recuerdo la última vez que alguno de los dos me dijo te quiero o te amo.

En este punto no sabía que hacer o a donde ir, no podía ir a la casa de mis padres, la casa de mi mejor amiga ya no era una opción para mí y la casa de Marcos me haría más daño que nada en este mundo, así que solo me recosté, me quite la camisa para usarla como soporte para mi cabeza hasta quedarme dormido.

Me había dormido durante mucho tiempo, revise mi reloj, dándome cuenta que eran las 3:00am, recordé que hoy era el día en el que debía irme a USA. ¡Cierto! USA, en seguida recordé que hace unos días había pedido otros boletos por internet con una vaga excusa de extravió, ya que mis padres habían quemado todo, incluyendo esos boletos, a lo que recibí como respuesta que llegarían a la mañana de ese mismo día. De seguro llegaban en dos horas, así que me fui a la casa de Marcos y me senté en el patio de su vecino para evitar que me fuese a ver o algo, aunque todas las luces estaban encendidas, cosa que me pareció un poco raro por la hora, aunque no le di importancia y me recosté unos minutos.

De pronto fui despertado por el sonido de un carro que llegaba, era el cartero. Perfecto, en seguida, saque mi cartera, mostré mi identificación al cartero, quien en seguida me entrego el boleto; al ver la hora de salida me impacienté un poco, ya que salía a la 1:00PM, mi reloj marcaba las 6:20AM, solo tenía 50bs en mi bolsillo y el taxi al aeropuerto costaba 100bs. No di importancia, yo no tenía equipaje, así que  espere a que los taxis comenzasen a circular, luego tome uno que me dejo lo más cerca posible del aeropuerto, aunque en el lugar donde me encontraba estaba a 4km del lugar al que quiero llegar, volví a ver la hora y ya eran las 11:00.

-¡Bien!- exclame, tengo dos horas para llegar.

Comencé a caminar por las calles intentando pedir un aventón, pero nadie se paraba, ósea ¿Quién se pararía a darle un aventón a un chico que tiene un uniforme del liceo, si el periodo escolar termino hace dos semanas? Acá en Venezuela se vive con mucho miedo a la delincuencia, ya que hasta los adolescentes son peligrosos hoy en día.

Al llegar al aeropuerto vi la hora 12:03.

-Bien, estoy a tiempo- dije triunfante.

Mientras pasaba las horribles colas del Chek-in, se hicieron las 12:50 y aun había una persona en frente de mí.

-Vuelo 32 con destino Maiquetía abordando- El sonido del altavoz me hizo saber que mi vuelto estaba a punto de salir.

¡No puede ser! Los vuelos en este lugar nunca salen a la hora y hoy casualmente les dio un ataque de puntualidad, justo cuando voy yo. De pronto la señora me llama rápidamente, ya que por fin era mi turno.

-Señora ya casi sale mu vuelo ¿podría…?- dije rogante

-Claro, seré breve-

La señora fue muy amable siendo ágil para poder irme.

-Muchas gracias- Dije corriendo a tomar el vuelo.

-¡Luke!- Escuche una conocida voz llamarme después de cruzar al guardia.

Un descolocado Marcos con los ojos rojos, des peinado, con la misma ropa que la última vez que lo vi y lágrimas secas en su mejilla me veía con tristemente, mientras lo veo morderse los labios intentando aguantar, pero no puede y rompe en llanto allí mismo. Sentí mi corazón hacerse trizas, después de todo el no merecía estar así, por ello intente regresar.

-Señor, el vuelo ya va a partir, debe abordar ya- Me dijo el guardia mientras me llevaba casi a rastras para abordar el avión.

Lo más que pude hacer fue despedirme con la mano mientras Marcos hacia lo mismo y mientras movía sus labios, creo que pude descifrar “Te Amo” sin poder aguantar el llanto.