Mi querido tío y yo
Mi primera noche, yo era virgen y mi tiito me hizo suya y con ello, mujer.
Trataré de ser breve con este relato. Hace unos días me fui a quedar a casa de mi tia Constanza porque tenía que salir a un congreso y regresaría al día siguiente en la noche. Yo me quedaba a cuidar a mi prima de tan solo 11 años. Mi tío no estaba en casa sino hasta las diez u once de la noche, así que dejé a mi primita en su cama y yo me fui a la mía, que está junto a la de mis tíos.
A eso de la una y media de la mañana sentí la presencia de alguien en el que en ese momento era mi cuarto, no quise voltear pues estaba nerviosa y tenía mucho miedo porque algo me decía que las cosas no iban bien. De pronto sentí que alguien se sentaba a mi lado y al poco tiempo, se acostaba. Yo estaba de lado y de pronto sentí que una mano se deslizaba sobre mi teta, la apretaba y acariciaba con dulzura.
Tuve que decirle que parara, que lo que estaba haciendo no estaba bien y que por favor se retirara de mi cuarto, él me dijo que me necesitaba y que me deseaba desde que tenía 12 o trece años y que ahora, siendo toda una mujer, no podía aguantarse las ganas de poseerme y hacerme suya. De pronto yo estaba sentada y el quedaba enfrente de mí. Me besó en los labios y poco a poco quito la mini bata que traía puesta yo, quitó el sujetador y empezó a lamerme los pezones una y otra vez diciéndome entre palabras lo mucho que yo significaba para él. Me recosté, no puse resistencia. Sus manos acariciaban cada parte de mi cuerpo y quitaban mi calzón.
A pesar de saber que eso estaba mal, sentí aun inmenso placer pues lo que hacía era algo prohibido y eso me excitaba aún más.
Yo era virgen así que él me llevó poco a poco todo el tiempo. Me abrió las piernas con sumo cuidado y sentí algo entre ellas, una verga inmensamente grande que poco a poco se fue introduciendo en mi cuerpo.
El jadeaba y yo no pude evitar hacerlo también, acariciaba mis tetas y yo le pedía que no parara, que siguiera metiéndome su enorme pene, era maravilloso. De pronto sentí una sensación inexplicable, un orgasmo que jamás habia sentido y que no puedo evitar seguirlo sintiendo cada vez que recuerdo aquella experiencia.
Esa noche fue interminable, ahora no podemos vernos en su casa pero de vez en cuando nos ponemos de acuerdo y no importa el lugar, hasta en el coche nos hemos follado el uno al otro. Nunca dejaré de hacerlo.
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