Mi querido primo II - UNA VISITA INESPERADA

La continuacion

Recuerdo la última noche que nos vimos, las cosas no quedaron muy bien entre nosotros, desde aquella ocasión en la nos besamos y las cosas casi llegan a otro punto, no volví a hablar con él, nos distanciamos por completo, habían pasado 2 años sin saber uno del otro y por cosas del destino no habíamos tenido tiempo en casa de ir a visitar a mis tíos, aunque mis padres siempre se comunicaban con ellos, solo por eso sabía que mi primo estaba en un curso de la marina que se yo, no le di más importancia.

Aunque debo reconocer que desde esa noche, no había dejado de pensar en él ni un solo día, pensaba en cómo me había hecho sentir, en sus besos, en sus caricias, en su cuerpo cálido presionado con el mío, fundidos en un beso que me llevo y trajo de nuevo del paraíso a la tierra.

Un día así por así  a mis padres les dio por ir a la playa, lo cual no me vendría nada mal, distraería mi mente, habrían chicos guapos, etc., es así como ese fin de semana nos fuimos de paseo.

Pero Oh! Mi gran sorpresa al llegar a la playa estaban esperándonos mis tíos, me quede con los ojos como platos y no sabía cómo reaccionar, pero respire profundo cuando vi que mi primo no venía con ellos, pero la tranquilidad me duro poco, ya que en seguida mis padres preguntaron por él y oí decir a mis tíos que por la tarde saldría franco (o sea libre) de la escuela de marina, yo solo podía pensar en maquinar miles de planes para no tener que pasar mucho tiempo con él.

Así paso la mañana y cuando menos me di cuenta ya eran las 3:30 pm, mis padres y mis tíos habían salido a comprar cosas para preparar la cena y de paso iban a recoger a mi primo, así que como la idea no me agrado mucho me quede sola en casa, quería salir para no tener que toparme a mi primo cuando llegara, no sabía cómo íbamos a reaccionar, que cara poner cuando lo vea o cómo comportarme con él, así que me puse mi traje de baño y pretendía salir, cuando de repente oigo la puerta, no podían ser mis padres o mis tíos porque ellos llevaban llaves, abrí la puerta y me quede helada, un frio recorrió toda mi espina dorsal, era el, mi primo y el cursillo ese que estaba haciendo no le había caído nada mal, estaba más bueno que nunca.

No sabía qué hacer, me quede ahí petrificada, lo siguiente que escuche fue: ¡Qué no me piensas abrir la puerta! Y yo solo atine a asentir con la cabeza y abrirle la puerta, rogaba porque mis padres y tíos llegasen rápido, no quería estar a solas con él, me erizaba la piel de solo verle, peor si vagas imágenes pasaban por mi mente de aquella noche, me estaba volviendo loca. Me pregunto si seguía molesta por lo ocurrido y no emití palabra alguna, solo moví mi cabeza en una respuesta negativa, estaba parado detrás de mí y podía oler su delicioso perfume y rogaba porque no se acercara, pregunto si me podía abrazar, que me había extrañado todo este tiempo que no supo de mí, pero lo único que hice fue caminar hacia mi habitación y encerrarme en ella.

Me metí a la ducha y me quede un rato bajo ella, no sacaba de mi mente aquel aroma, aquella voz y por Dios aquel cuerpo, no sé cuánto estuve bajo el agua ni en qué momento comencé a tocarme, imaginaba que era el quien me tocaba, quien me hacia el amor, después de un rato de placer pensando en él y tocándome, salí del trance y me vestí, cuando baje ya estaba la cena y todos íbamos a cenar en la mesa del hall.

Termine de cenar lo más rápido que pude y le dije a mis padres que si podía salir a dar una vuelta por el malecón, a ellos no les pareció mala idea pero mis tíos como acto reflejo dijeron: “Felipe, por qué no la acompañas”, yo quería desaparecer, pero no quería que nadie sospeche así que no dije nada, solo sonreí y pude ver que Felipe también dibujo una sonrisa en su rostro.

De camino al malecón en la camioneta no emitimos ni una sola palabra, lo único que quería era bajarme de ese carro el cual me traía miles de recuerdos, llegamos al malecón y ni bien se estaciono, me baje del carro. El me siguió, me tomo de los brazos y me dijo que las cosas no podían seguir así, que lo perdone ya!, que se estaba volviendo loco ante mi indiferencia, entonces pensé que en verdad ya debíamos llevar la fiesta en paz. Atine a decirle un está bien y me sonrió, me abrazo y me dijo gracias, después de un rato me dijo: y bien ya que volvimos a ser los primos que antes éramos, que vamos a hacer para divertirnos, la verdad no se le respondí, a lo que él me dijo que había una fiesta en una de las discotecas más concurridas del lugar que por qué no íbamos que iban a ir unos amigos del curso de marina y que no me arrepentiría, que las mujeres entraban gratis, entonces pensé por qué no, a ver si así me saco todo esto que estoy pensando y me divierto un poco.

Fuimos a la disco y había una gran cantidad de hombres con unos cuerpos de ensueño, rápido me di cuenta como algunos fijaban su mirada en mí, nos dirigimos hacia la barra con mi primo y de repente un hombre muy guapo me invito a bailar, mi primo agarro mi mano, se acercó al oído y me dijo ten cuidado, igual yo te cuido y me guiño el ojo.

De verdad ese tipo estaba como quiere, pero cervezas iban y venían y se estaba poniendo un poco pesado e intenso, no me dejaba ir a sentar y yo ya no quería estar con él, se portó brusco y lo siguiente que vi fue a mi primo empujándolo y dándole una golpiza en el piso, por suerte los de seguridad sacaron al tipo y yo lleve a mi primo al baño para que se calmara, vi que le habían dado un golpe por la parte del labio y tenía un poco de sangre y su puño también estaba lastimado de los golpes que le acertó al cretino ese.

Con el mismo pañuelo de mi primo y un poco de agua le lave la parte de la boca por donde le habían golpeado y le lave el puño lastimado, de un momento a otro se puso colérico, me dijo que yo tenía la culpa de todo esto, por venir vestida tan provocativa y que tenía ganas de salir a seguirle partiendo la cara al animal ese, me quede helada pero me causo risa después lo que me había dicho, le dije que se calme y que vayamos a dar una vuelta porque en ese estado no lo pensaba llevar a casa, a ver si mis tíos y mis padres también me echaban la culpa por salir así vestida, me miro y pensé haberlo molestado, pero más bien se pegó una carcajada y me puso su mano sobre mi rodilla, me pidió que lo disculpe por haberme dicho eso pero que estaba en un estado de cólera, porque no quería que nadie me haga daño, yo solo le sonreí y tome su mano entre mis manos y le sonreí.

Fuimos a comprar unas cervezas y nos fuimos a una playa donde solo dejan entrar a los marines y subimos a un mirador donde hay una vista hermosa de toda la ciudad, bajo la puerta del balde la camioneta y puso las cervezas ahí, el aún estaba un poco ofuscado por lo sucedido, me decía que qué hubiera pasado si él no me acompañaba, que no quería ni si quiera pensar en que me habría hecho ese patán, lo tome de las manos y le dije ya cálmate, mírame, aquí estoy, no me paso nada, mírame, me senté un rato en la puerta del balde de la camioneta, él se quedó un rato mirándome a los ojos y me agarro de la cabeza y me beso de nuevo, no podía creer que esto se volvía a repetir, lo peor era que había soñado con eso desde la última vez que nos vimos, hice un vago esfuerzo por alejarme, y el un vago esfuerzo por detenerse, pero ninguno de los dos lo hizo, entonces me volvió el pudor y lo detuve, me baje de la puerta y le dije mejor vámonos si, me agarro por la cintura y me presiono hacia su cuerpo, pude sentir de nuevo ese cuerpo, ese calor, esas manos y sobre todo esa respiración sobre mí, me susurraba al oído: “no me hagas esto”, yo solo quería seguir pero al mismo tiempo no quería, entonces comenzó a besarme en el cuello, en el lóbulo de la oreja, me decía lo mucho que me había extrañado, lo mucho que había pensado en mí y deseado volver a besarme desde aquella ocasión, dio la vuelta y me sentó de nuevo en la puerta de la camioneta, no dejaba de mirarme a los ojos, en ratos se acercaba y me besaba con tanta pasión que me volvía loca, acariciaba mis muslos hasta llegar a levantarme el vestido, me tomaba de mis glúteos y me halaba hacia él, podía sentir lo excitado que estaba, en susurros me pedía que lo disculpe, que el trato de olvidarse del tema pero lo único que hacía era pensarme, soñarme, anhelarme, desearme, talvez sea porque sabíamos que era prohibido que nos excitaba tanto esa situación.

Se sacó su camisa, que muy bien le quedaba ya que era una camisa de tela que le marcaba bien sus músculos y siempre dejaba unos botones abiertos que dejaba ver sus tan tonificados pectorales, ver esa escena me puso más caliente, ya me sentía muy mojada y no me importaba nada, solo él y yo, en uno de esas tantas caricias en mis muslos, subió mi vestido hasta mi cintura y me despojo de mi ropa interior, volvió a bajar el vestido por si cualquiera llegaba, ahora sus caricias eran más intensas metía su mano por debajo del vestido buscando lo que tanto deseaba, me tocaba el clítoris y ya me tenía en sus manos, no podía escapar, no quería escapar, me estaba dejando llevar en una oleada de sensaciones que me volvían loca, la verdad es que mucha experiencia en sexo yo no tenía, era la única de mis amigas que aún era virgen, pero era por decisión propia y mi primo lo sabía.

El me besaba el cuello y bajaba hasta mis senos, por encima del vestido, yo no llevaba brasier esa noche así que él podía sentir la erección de mis pezones, los mordisqueaba por encima de la tela y yo me moría de ganas de sentir su boca tibia en ellos, desamarre el vestido en la parte de arriba y lo baje hasta un poco más debajo de mis senos, el me miraba maravillado, le brillaban los ojos, tenía una cara de deseo y a la vez esa sonrisa que me mata, se acercó a mi pecho y besaba mis senos con tal delicadeza, pero a la vez con intensidad, parecía que le habían dado algo que él deseaba siempre, poco a poco intensifico sus besos, que ahora también se convertían en pequeños mordiscos que no me hacían sentir dolor sino más bien una excitación tremenda, me recostó hacia atrás y besaba mis muslos al mismo tiempo que acariciaba mis pechos, iba subiendo de a poco, me subió el vestido de nuevo hasta mi cintura y me besaba el vientre, de a poco iba bajando hasta que llego a mi sexo, me lamia, me mordisqueaba y yo estaba por explotar en un tremendo orgasmo, me temblaban las piernas, me sentía en el paraíso, me baje del balde de la camioneta y le di la espalda, entendió perfectamente lo que le pedía, él sabía que era virgen y me dijo que si yo no estaba segura de que él sea mi primer hombre él lo entendería, pero yo lo deseaba, lo deseaba con ganas, le dije que quería que él sea el primero, que me haga suya, que me coja, se desabotono el pantalón y se puso por detrás mío, pude sentir su delicioso miembro una vez más apoyarse en mí, estaba a punto de estallar, me dijo que lo haría con delicadeza para no lastimarme, me beso en la nuca, jadeaba en mi oído, me inclino un poco hacia adelante y me dio una pequeña mordida en mis trasero, sentí luego como me pasaba su polla por mi trasero, por en medio de mis labios, hasta que la puso en la entrada de mi vagina, y empujo un poco, no puede evitar moverme por el dolor, pero él me dijo q no tenga miedo (miedo, miedo, como no tenerlo si era virgen y él tenía todo muy bien dotado,  más de lo que había imaginado), poco a poco me introdujo toda su polla dentro de mí, sentía una especie de dolor y placer, que después se convirtió en puro placer, oírlo jadear, sentir su respiración y su calor sobre mí, sus manos, su cuerpo, era como un sueño de hombre, y esas embestidas brutales en las que sentía como me llenaba por completo, el dolor había desaparecido, solo quedaba el deseo y el placer, se detuvo un rato y la saco, me volteo de frente hacia el para besarme de nuevo, para contemplarme, me decía lo hermosa que estaba, lo deliciosa que era, me subió de nuevo a la puerta de la camioneta y de frente hacia el me penetro de nuevo con tal fuerza que no pude evitar lanzar un grito que más de dolor era placer, me llevo hasta el límite, me volvía loca, después de haberme hecho acabar de nuevo, me dijo que estaba a punto de correrse, pero que quería saber si me había complacido para poder él terminar y le dije que estaba más que complacida, entonces sentí como se le hincho la polla y de repente sentí los espasmos dentro de mí y el solo gemía y tenía esa sonrisa en su rostro, me beso y así estuvimos un rato hasta que ya era muy tarde y le pedí volver a casa, antes de esto hablamos y me pidió que por favor esta vez no dejara de hablarle, que se lo prometa, me senté de frente sobre él y lo bese, le dije que no, que no le dejaría de hablar, pero que esto solo quedaría entre los dos.

Es así como cada vez que podemos nos damos nuestras escapadas, pero esas ya son otras historias.