Mi querido primo

Ricardo con su forma de ser, hizo en mi una forma muy sutil de sentir una verga dentro de mi, mi experiecia con él marco en mi unas ganas de estar con un hombre cada vez que tengo la oportunidad.

Me llamo Iván, y tengo 16 años, aunque nunca se lo he dicho a nadie, siempre he tenido tendencias homosexuales. Esta historia comienza un día que mis padres tienen que viajar a Cumana por cuestiones de trabajo, y yo me quedo en casa solo. Cuando estoy solo siempre aprovecho para ver montones de películas tanto de heterosexuales como de gay’s y masturbarme tirado en el sillón. Uno de esos días, estaba yo pajeándome, cuando de repente sonó el timbre. Rápidamente me puse unos calzoncillos (que aun dejaban ver mi polla erecta) y conteste al telefonillo. Era mi primo Marcos. No me había acordado de que mis padres le habían invitado a pasar la semana conmigo. Ricardo tiene 16 años igual que yo, es moreno, alto, con un cuerpo atlético y muy bien formado, y con un culo perfecto, es muy similar a mí, solo que yo soy un poco más delgado. Abrí la puerta, y allí estaba el, con unos pantalones vaqueros ajustados y una camiseta pegada. Intente ocultar mi tremenda erección tapándome con una camiseta, y aunque se dio cuenta, no me dijo nada. Le dije cual seria su habitación y que cualquier cosa que necesitara, me la pidiera. Nos pasamos el resto de la tarde hablando y riéndonos, pero siempre sin mencionar el tema del sexo. Al llegar la noche, habíamos quedado con mis amigos para irnos de fiesta, se nos había pasado el tiempo y ya íbamos a llegar tarde. Los dos teníamos que ducharnos, y Ricardo me dijo que para ahorrar tiempo, podríamos ducharnos juntos. Llegamos al cuarto de baño. Él entro primero y comenzó a desnudarse. Yo estaba haciendo verdaderos esfuerzos para no excitarme. Solo le faltaba quitarse los calzoncillos, se los bajo y dejo ver una verga larga, morena y perfecta caer entre sus piernas. Al no poder contenerme le dije que entrara él primero a la ducha, que ahora entraría yo. Entró en la ducha. Comencé a desnudarme, estaba medio empalmado, pero aun así entre. La ducha no es muy grande, por lo que al entrar sentí el roce de mi pierna con su pene, cosa que me produjo una gran excitación, pero conseguí controlarme. Me puse de espaldas a el, y me duche lo más rápido que pude. Ricardo salió primero. Dejó la cortina un poco abierta, que me permitía verle. Para mi asombro pude ver que tenia una tremenda erección, y su verga dura, larga y gorda, apuntaba con su cabeza hasta el techo. Aquella visión me excito muchísimo, mientras se secaba me pajee como nunca lo había hecho antes. Nunca había tenido a un chico como él, en aquellas circunstancias tan cerca de mí. Esperé a que saliera del baño, y salí para secarme.

La noche fue muy divertida, bebimos mucho, y yo me había pasado todo el tiempo pensando en su sexo, el mejor que había visto nunca. Volvimos a casa, entre risas y risas, comenzamos a hablar de sexo, yo me estaba excitando muchísimo, y Ricardo me pregunto que si tenia películas porno. Yo le contesté que sí, pero que no le iban a gustar. Insistió en que se la pusiera, y en la pantalla apareció un chico joven de ojos azules regalándole una mamada a otro. Mire la cara a Ricardo y estaba riendo. Le mire al paquete y note que se estaba excitando, al verle yo también me empalme. La excitación cada vez era más grande. No pude contenerme mas y me baje los pantalones y los calzoncillos dejando al aire mi cultural y tiesa verga. Ricardo me miro sorprendido, pero rápidamente hizo lo mismo. Al cabo de un tiempo, me pregunto que si había tocado una polla que no fuera la mía alguna vez, y le conteste que no. Se acerco a mí, me cogió la mano y me la llevo a su polla. Comencé a pajearle. Ricardo lanzaba gemidos de placer. Su polla estaba muy cerca de mi boca, así que poco a poco, fui introduciéndome su preciosa polla en mi boca. Empecé a otorgarle una mamada. Era la primera vez que lo hacia, pero supe como manejarme. Ricardo me tumbo en el sillón, se tumbo encima de mí volviéndome a meter su palo en mi boca. El se metió mi polla cada vez mas dura a su boca, y comenzamos a disfrutar de aquel fantástico 69. Mi excitación era cada vez mayor, y estuve a punto de correrme, pero ese momento era tan maravilloso, que conseguí aguatarme. Note como su dedo buscaba mi agujerito, lo introdujo en el, luego fueron dos, y así hasta cuatro. Yo estaba disfrutando muchísimo. Ricardo se levanto, me puso a cuatro patas, se agacho y comenzó a lamerme el ano, se notaba que no era la primera vez que lo hacia. Paro, y tras un rato de ausencia note como empujaba con su polla mi ano, hasta que poco a poco consiguió meterla entera. Al principio sentí un dolor inhumano, que acabo transformándose en placer. De repente se corrió dentro de mí, y note como su leche recorría mis entrañas. Me puse de pie, y me hizo una mamada hasta que me corrí en su cara. Nos fuimos a la cama, decidimos dormir juntos en la cama de matrimonio, y después de 10 minutos besándonos me quede dormido. A la mañana siguiente me desperté. Creí que todo había sido un sueño, pero a mi lado aun dormía Marcos, levante las sabanas, estábamos los dos desnudos. Los dos teníamos la típica empalmada matutina, y para darle los buenos días le regale una espectacular mamada.