Mi querido pintor-Sexta parte

Final de una historia que me ha costado 1 año

Hola a todos.

Primero que todo, gracias por leerme, sin ustedes no hubiera existido seguido esta historia. Quiero darle gracias a dos hombres importantes, que hicieron estos 19 relatos reales: Johnny y Jose; y por último él hombre que fue inspiración para este: Luis.

Aprovecho este espacio para despedirme ya que nunca lo pude hacer correctamente. Gracias a todos. Besos

De cualquier manera, pueden escribir a mi mail cuando deseen: sarahlabonita92@hotmail.com

Este relato esta practicamente dedicado a mujeres.


Era sábado, tal vez las 7 de la mañana. Solo sé que me despertó una patada de Ana. Habíamos dormido juntas, esta niña tenía un mal dormir que solo Dios y su padre saben. Busque el celular para ver si alguien me había escrito.  Al poco rato sonó el teléfono de la casa. Realmente no quería tomar, así que lo deje sonando. Pero lógicamente alguien andaba muy desesperado por hablarme ya que el teléfono volvió a sonar.

-Dime Martin, ¿Qué necesitas? – No podía creer que el niño que parí hace unos 20 años sea tan desesperado.

-Pues recuerda que nos tienes que buscar al aeropuerto.

-Recuerda, que soy tu madre, así que no tienes que hablarme mal, y de paso, que no soy estúpida. Cuando lleguen estaré ahí.

Esa noche había soñado con mi primer hijo: Esteban. Lo había perdido a la semana de haber nacido, tenía problemas pulmonares, eso era algo que aún no superaba y lo necesitaba hacer. Después de Esteban, llego Martin, más tarde Ana. Esta última estaba en el último año del bachiller y el más grande estaba en la universidad.

Recuerdo como hoy el día en que me lo pidió. Después de darme un beso, grito.

-¡Dijo sí! – No pude contener la risa, me seque las lágrimas, mientras me reía y recibía pequeños besos en toda la cara.

Me tomo de la mano y casi me caigo cuando salimos corriendo al encuentro de su familia que nos esperaban con unas copas de champán en mano. Era un complot, juraba que le me había dicho que todos ellos estaban dormidos, pero estaba feliz, estas personas que comenzaba a querer se convertían en mi familia.

Brindamos y comenzaron a planificar la boda. Por dentro pensaba en lo difícil que sería elegir el país donde casarnos. Teníamos que ir a mi ciudad y explicar todo, presentarnos, etc. Era un momento complicado pero hermoso. Analizamos correctamente cuantas personas íbamos a invitar por separado y el que tuviera menos tenía que moverse.

Al final él se movió, y nos casamos en una pequeña villa a pocos metros del mar en mi país. Ese día fue el mejor de todos, mis hermanas planificaron todo, cosa que me hizo sentir mal, quería ayudarlas, pero ellas decían que ese era mi regalo.

Todo había paso rápido, recordé el momento en que agarre la margarita y comenzó a sonar una música suave para entrar. No era la música que toda boda tenía, era otra: My Cherie Amour, de Peter White. Cuando la escuche, no pude contener la carcajada. Momento en que Marcos me hizo puntuación cuando termino la boda, diciendo que todos se rieron cuando me escucharon.

Iba agarrada de la mano con mi madre, ella también se estaba riendo con un rio de lágrimas, mientras yo lloraba y secaba las de ellas. Habíamos decidido que cuando llegáramos al camino de arena, se nos uniría mi abuelo. Al final nadie tenía zapatos, y vi que muchos se remangaron los pantalones.

Cuando por fin lo vi a 90 grados, quería correr hacia él y besarlo. Se veía bello, tenía un traje crema, un color que casi se confundía con la arena. De lejos no podía verlo bien, pero se estaba secando los ojos llorosos. Mi madre al oído me susurro que estaba entusiasmado.

Esa caminata, fue la más largas de todas, pero decidí disfrutarla, e íbamos los tres caminando y hablando en un tono tan alto que no parecía una boda. Me entregaron, solo en ese momento todo comenzó a tener dos velocidades: rápida y lenta. Momentos lentos en el que me perdía en su mira y rápidos en lo que escuchaba a el juez hablar.

El punto más importante de la ceremonia fueron los votos. Recuerdo haber citado una canción de Alejandro Sanz y el haber dicho un poema completo de Neruda. Creo que todos lloramos, hasta el que nos estaba casando. Cuando termino, fuimos a comer, ya que la boda se efectuó en la mañana, gracias a mi decisión.

Todo el tiempo en el que iba pensando en ese momento de mi vida, hace unos 25 años, estaba de camino al aeropuerto. Anna, mi hija iba a mi lado cantando una extraña canción que no conozco. Comencé a entender que estaba vieja y que había decidido contar mi historia. No importa todo lo que pasamos, simplemente estoy feliz de estar aquí.

Aparcamos en el primer lugar que encontramos y fuimos a esperarlos. Unos 20 minutos luego vi a mi hijo saliendo de primero.

Salí corriendo del baño – ¡Marcos! ¿Dónde estás? –Estaba gritando como loca y llevaba la prueba de embarazo en la mano. No lo encontré en la casa, supuse que estaba en el estudio, así que baje hacia el sótano.

-¿Marcos?

-Dime mi amor.

-Creo que estoy embarazada- Él se quedó paralizado, tal vez no había procesado bien la situación. Eso paso 2 años después de que nos casamos. Según el doctor yo no podía tener hijos.

-July tu estas relajándome, porque no te creo nada – Le entregue la prueba de embarazo.

Literalmente paso 1 minuto viendo la prueba, para luego de bajar el brazo, mirarme directamente a los ojos y decir – Te amo. Voy a ser padre.- Busco mi panza y comenzó a besarla.

Recuerdo la impresión de nuestros padres, tanto los de él como los míos, iban a ser abuelos y eso  los emocionaba. No fue hasta la primera semana de tenerlo en mis brazos que murió. Fue tan difícil para ambos. Yo caí en una depresión que ni Marcos podía entender.

Luego de recuperarme psicológicamente, un año más tarde salí embarazada de Martin y unos 3 años después de Anna.

Más atrás lo seguía Marcos con dos maletas, lo vi y sentí como si volviera a 25 años atrás. La única diferencia eran las canas, las arrugas y la piel sin brillo. Sonreí para que me recibiera con la mejor sonrisa de todas. Salí corriendo a su encuentro y lo bese, me rodeo con sus brazos.

-Te amo

-Te amo Julieta.