Mi querido diario, un dia mas
Y por fin he sentido su voz. Una voz fuerte, masculina, algo ronca, rotunda. Me invita a bailar, mas que una invitacion es una orden. Pero su mano ya es mi dueña.
Lo he visto. Esta noche, fuimos a la presentacion de un nuevo local en la ciudad. Mi marido insistio en que lo acompañase. Elegi un vestido de seda negro, es de esos vestidos "batitas" que son completamente abiertos, cruzados que suelen cerrarse con un lazo. En el caso de mi vestido, con un broche en la cintura. Dejando una abertura entre las piernas. Esta vez, no llevaba nada de ropa interior, ni tan solo las medias.
Cuando llegamos, mi marido a comenzado una de sus aburridas charlas con un grupo de pijos. Al rato comenzo la musica, un precioso bolero de siempre. Mi marido, como es natural, saco a bailar a la mujer de su jefe dejandome sola con mi copa de espumoso.
De pronto, he sentido una presencia. He mirado a la derecha y alli estaba, en la misma posicion. Esta vez apoyado en una columna del local, en su mano una copa de champane. Mirandome, clavandome los ojos, comiendome, marcando cada palmo de mi cuerpo con su mirada. Un calor ha empezado a subir por mi cuerpo, desde la entrepierna hasta las mejillas haciendome sonrojar.
Ha soltado la copa y se ha dirigido a mi, con paso firme, seguro, como un felino que sabe que tiene a su presa. No he podido dejar de mirarlo. Unos segundos despues estaba junto a mi. A puesto la mano en mi culo, agarrandolo como la otra vez, apropiandose de el. Hundiendo la mano en mi raja y apretando. Mi respiracion, ya estaba acelerada. Me ha quitado la copa de la mano, la ha dejado y por fin he sentido su voz. Una voz fuerte, masculina, algo ronca, rotunda. Me invita a bailar, mas que una invitacion es una orden. Pero su mano ya es mi dueña, no tengo voluntad.
Nos dirigimos a la pista con su mano enterrada en mi culo y comenzamos a bailar. Se aprieta contra mi cuerpo, noto su sexo duro, me embriaga su olor a macho, el tono de su voz excitandome, diciendome como le gusta mi cuerpo, mis pechos, mi concha y sobre todo mi culo, que lo tiene obsesionado dia y noche desde que lo fotografio en la exposicion. Mientras manosea mi cuerpo, como si en vez de bailar estuvieramos haciendo el amor.
Estoy muy agitada, tengo miedo, mi marido esta solo a unos pasos, y pienso que alguien puede darse cuenta. El me va desviando hasta una esquina mientras bailamos y yo le ruego que pare, que no era mi intencion que estoy casada. El nota que no llevo ropa interior y me dice que mi cuerpo pide otra cosa. Yo me excuso diciendo que no llevo por deseo de mi marido. Entonces, sin mediar palabra, mete la mano por la abertura de mi vestido y hunde los dedos en mi coño. Robandome un gemido de placer. Me dice que si mi marido tambien me ha pedido que este asi de bañada, que tengo la vagina encharcada en flujos y que es por el deseo, mientras se chupa los dedos mojados. La situacion me supera, salgo corriendo.
Llego al baño y me refresco el cuello, la cara el escote, intentando bajar mi agitacion. De pronto, noto esa mano denuevo. Subo la mirada al espejo y lo encuentro detras de mi, con su mirada penetrante y esa barba de dos dias que me vuelve loca. Comienza a tocarme, toda esa raja por encima de la tela, apoderandose, arriba y abajo, apretando los cachetes, clavandola, frontando la seda contra mi cuerpo. Yo mientras me dejo hacer, lo deseo, estoy apoyada sobre el lavabo, el agua corre, veo su expresion lasciva por el espejo, gimo de placer, mi coño palpita...
Sube el vestido, dejando a la vista todo mi culo y mi sexo que lo tengo alzado como una perra en celo a punto de ser cogida, le ruego, necesito que me penetre, noto mis flujos cayendo por mis piernas, esta espera me tiene enloquecida.
El se toma su tiempo, acaricia mi culo, mis redondos cachetes, los palmea, unde la nariz en mi sexo, oliendolo, imprenandose de ese olor a hembra cachonda, me abre los labios y sopla, haciendome estar mas impaciente, toca unos segundos mi clitoris, luego mete la punta de los dedos en la vagina, lo justo para mojarlos pero que yo no sienta que entran, me tiene muy caliente, no dejo de rogarle. Me abre bien el culo, esta enamorado de él, quiere follarmelo, yo me niego, pero no me muevo, porque soy esclava de su placer, estoy enferma de sexo y necesito que siga apropiandose de mi.
Sigue jugando con mi culo, escupe en el ano y comienza a usar sus dedos para alojarse en el. Para mi sorpresa me gusta, me pone mas cachonda y despues de uno minutos, le pido que termine con esta agonia.
Saca su gran verga del pantalon, esta humeda y la guia hasta la entrada de mi ano...
-Toc, toc, toc!! Cariño! Estas ahi?
Con una sonrisa picara, me doy la vuelta, agarro su glande y beso la punta. Tiro de una cisterna y salgo del baño. Saludo a mi marido, comienzo un parloteo incesante sobre lo aburrido de la fiesta y sobre lo inbecil que es dejandome sola, para evitar que me haga preguntas. Me lleva a casa.
Sigo pensando en el desconocido, en su rostro, su mirada, su olor a hombre, sus manos apropiandose de mi y su verga brillante, una fruta sabrosa. Sueño con su sabor, su tacto, la dureza... me despierto sudorosa, como en medio de un orgasmo que no llega. Por mas que me masrturbo, no consigo aliviar esta excitacion.
He indagado un poco con las mujeres que habian en la fiesta, ya se su nombre Dario, resuena en mi mente. Necesito verlo denuevo a toda costa.