Mi querida sobrina Maribel

Atención especial a Paula, vecina de Maribel, así como a ella y su cuñada Olga.

Me acaba de llamar mí querida sobrinita Maribel, al parecer se encuentra algo resfriada.

Al tocar el timbre de la puerta me abrió ella. ¿Qué tal nena? Hola tío, acabo de venir del consultorio pues me he levantado con algo de fiebre y la doctora me ha recetado unas ampollas. Ahora me disponía a acostarme; Paula la chica que me hace las faenas ha salido a llevar a la nena a casa de mi madre. Espero que entre hoy sábado y domingo me encuentre dispuesta para ir a trabajar el lunes. Mamá quiso que me fuera a su casa pero yo como sabes me gusta ser independiente, bastante que me cuida a la nena.

Vamos al dormitorio tío, voy a cambiarme. Aún estaba con traje de calle. Llevaba un bonito traje compuesto de chaqueta y falda. Asimismo unas medias de color ceniza, comenzó a desvestirse lentamente como a mi me gusta. Primero la chaqueta poniéndola sobre una percha, luego yo le desabroché la cremallera de la falda; bajándola lentamente y la recogí del suelo y se la puse dobladita en el armario.

Ella terminó quitándose la blusa quedándose en braguita y sujetador. Luego sentada en la cama comenzó a quitarse las medias, primero una pierna y luego la otra; todo ello lentamente y excitándome al máximo. Acaricié sus lindos senos por encima del sujetador y le desabroché el cierre.

Bueno amor, ve preparando la inyección, enseguida nena. Una vez dispuesta la inyección le dije: cuando quieras cariño.

Ella se giró en la cama deslizando sus braguitas a medio muslo. Tomé el algodón con alcohol y lo froté lentamente sobre la nalga izquierda; introduje la aguja e administré el vial de 3 ml., despacio como suelo hacer. Dolerá un poco, ¿verdad? Si nene, una leve molestia. Luego al rato son cuando duelen estas inyecciones.

Terminé de inyectarla y le di con el algodón, subiéndole la braguita. Ella se incorporó de la cama y se puso una bata de estar por casa.

Al rato llegó Paula, traía unas compras para mi sobrina. Paula es de unos 36 años, algo mayor que Maribel mi sobrina, morena de origen venezolana, con una hija de 18 años llamada Iris. Viven en el mismo inmueble.

Maribel, debo salir a hacer unas visitas. Vale tío, coge las llaves porque yo me voy a acostar; si necesitas algo me llamas al móvil. Descuida nene.

Paula se despidió de mi sobrina y marchamos juntos. Subí con Paula a su casa.

Iris estaba en compañía de una amiga. Pensaban salir un rato. Cariño le dijo su madre, tienes que ponerte la inyección de tus vitaminas. Ya lo sé mama. Hoy comienzas el tratamiento como sabes.

Antonio me dijo Iris, no tengo escapatoria así que prepárame la inyección antes de vestirme para salir.

Pasé con Iris a su habitación en compañía de su amiga Estela.

Estela tiene 19 años y es preciosa como Iris, me encantaría montarme un trío con las dos jovencitas.

Mientras preparaba la inyección Iris se bajó el pantalón y se puso acostada en la cama. Cuando me vió con la jeringa en la mano y el algodón se bajó la braguita mostrándome su bonito culo.

Le pasé el algodón con alcohol sobre la nalguita izquierda. Introduje la aguja e administré la inyección suavemente. Puedes cubrirte le dije. Subiéndose la braguita se incorporó de la cama y me dijo: gracias Antonio, inyectas muy bien; ya me lo dijo mami.

De nada Iris, salí de la alcoba a tirar la jeringa. Paula me dijo: cuando se vayan las nenas me atiendes Antonio. Por supuesto Paula. Vamos a la cocina, tengo sed. ¿Quieres alguna cosa? Agua fresca, ¿por favor? Es lo más sano ¿no te parece? Así es Paula.

Paula me dijo que fuéramos al dormitorio.

Cariño, luego de ponerme la inyección quiero mostrarte algo. Espera ahora te lo enseño, sacó de un cajón unos consoladores y unas bolitas chinas. Me metí en un establecimiento de videos, lencería, etc., y me picó la curiosidad. Quiero experimentar contigo estos aparatitos; ya me pongo caliente de pensarlo.

Bueno Paula, me encanta todo eso y poder experimentarlo contigo pero ahora dame las inyecciones. Espero que me vaya bien el tratamiento recetado por mi ginecóloga. Aquí tienes la caja amor, son nada menos que 10 inyectables, por mis desarreglos.

Me dispuse a preparar la inyección, mientras ella pasó al baño. A los pocos minutos salió cubierta con una batita. Como ves me gusta estar cómoda en casa.

Cuando quieras Paula, acuéstate ¿por favor? De espaldas a mi deslizó la bata hasta el suelo mostrándose sólo con un tanguita negro. Una vez acostada se echó el tanguita por debajo de sus muslos.

Al ver la inyección me dijo: ¡Dios mío! ¿Toda esa jeringa me vas a meter?

Si Paula, son 4 ml., vamos Paula no me seas quejita que tu hija no se quejó. Sus inyecciones sí que duelen. No quiere decir que estas no duelan.

Tomé el spray del alcohol y vertí unas gotas sobre la nalga izquierda, luego froté con el algodón y notaba como se relajaba el culito. Me encanta que me acaricien las nalgas Antonio es uno de mis sitios clave.

Le introduje la aguja y administré el contenido de la jeringa bien despacio. ¿Te duele? Un poquito Antonio, pero lo haces muy bien cariño. Enseguida termino.

Ya está Paula. Retuve un momento el algodón en el punto de la inyección.

Se giró en la cama y acabando de sacarse la braguita me dijo. Vamos Antonio, méteme las bolitas.

Vamos allá Paula, ábrete toda y ponte al borde de la cama. Ella se abrió la vulva y yo comencé a introducirle un dedo lubricado, luego dos. Sigue así Antonio ¿suave mi vida? Comienzo a mojarme, ¿lo notas? Por supuesto Paula.

Prepárate que viene la introducción de tus deseadas bolitas. Lubricada las mismas comencé a insertarla poco a poco en el coñito; costó un poco meterla pero al fin ya tenía una dentro. Oh mi vida, que sensación, ella se tocaba el vientre y las tetas. Sus pezones comenzaban a ponerse bien erectos, en cuanto a mí me estaba empalmando.

Desnúdate Antonio, al instante me encontraba con el pene introducido en su boca, a la vez que me chupaba todo ella se masturbaba; cuando me di cuenta se había metido la otra bola; sola asomaba el cordelito.

Joder Paula que mojada estás; deseo entrarte por el coño y el culo. Cómo me pusiste cielo. En ese caso me dijo: yo también deseo darte mi culo pero antes puedes ponerme una lavativa para estar toda limpia por dentro para ti. Vamos al baño a prepararla.

Voy a sacarme las bolitas Antonio, ¡oh! Que sensación más placentera ¡Dios mío! Necesito orinar, se sentó en el water bien abierta y me dijo: fíjate como estoy de mojada; ya lo veo. Me puse agachado enfrente de ella y le dije me dejara hacer. ¿Qué es lo que quieres? Sacarte las bolitas Paula. Pues adelante

Tira con suavidad del cordelito ¿por favor? Ella aún se abrió la vagina con sus manos y procedí a tirar suavemente; uf que gusto más rico papi. Observaba como su vagina se abría asomando la bolita, muy lentamente fui tirando del cordelito y le saqué una. A los pocos minutos salió la otra.

Mi pene se puso bien erecto, me incorporé y comenzó a fluir la lluvia dorada de ese rico coñito.

Ella aprovechó en acariciar el pene y ponerlo bien duro introduciéndoselo en la boca y dándome suaves lametones.

Vamos Antonio, ponme la lavativa. Cogí la perita de goma de contenido ½ litro y procedí a llenarla con agua templada. Paula se incorporó del water y dándose la vuelta me ofreció todo su culo. Yo tenía el pene bien erecto. Ella se abrió las nalgas y mojando mi dedo con lubricante lo pasé por su ano dándole masajes circulares. Observaba como contraía el esfínter anal. Sigue así, que gusto me das; luego le metí la perita de goma suavemente en su agujerito. Poco a poco iba entrando todo el líquido. Al cabo de unos minutos terminé y sentada de espaldas comenzó a evacuar.

Limpié a conciencia su ano y tumbados en la cama hicimos la posición del 69. Tuve la precaución de ponerme un preservativo y poniéndola de lado desde atrás ella tomó el pene y poniéndolo en su agujerito dijo: vamos éntrame. Ella me dijo: espera Antonio yo trataré de meterla. Me cogió el pene y la puso a la entrada de su agujerito. Vamos, empuja, pero despacio. Hice presión contra su recto; ¡uy! ¡Me duele! Empuja otro poco.

Conseguí meterle la puntita, ¡que gusto amor! Métela otro poquito Antonio,

¡Ay! Que rico mi vida, como la siento. Y yo Paula, que agujerito más rico tienes y como aprietas el culo.

Todo tuyo Antonio, joder me voy a correr me dijo Paula. Vamos cariño, corrámonos juntos. Quiero que me la eches toda tu leche sobre mis tetas ¡aguanta cariño! La saqué de su culo todo rojito por la penetración y bien dilatado. Ella se giró y sacándome el preservativo me corrí en sus tetas.

Pasamos al baño a lavarnos y me vestí apresuradamente, mi sobrinita me esperaba. Me refresqué la cara comentando el exquisito polvo esperando poder repetirlo.

Llegué a casa de Maribel encontrándola dormida. Menos mal, me daría tiempo a recuperarme. Sigilosamente pasé al baño y me duché a conciencia quitándome el olor a Paula. Aún estando en la ducha, descorrió la cortina del baño.

Mi vida, has llegado. Sí amor, nene se me olvidó decirte que mi cuñada Olga vendrá a cenar. Le comenté que estabas en casa y en tu ausencia me llamó diciéndome si podrías atenderla. Tiene unas inyecciones, tonta de mí le dije que tú podrías ponérselas.

Olga es encantadora, te gustará. Se quedará el fin de semana. Es que también tengo unas prendas de ropa que me encargó. Nene, déjame meterme contigo en la bañera. Hazlo amor, lo estoy deseando.

Llenamos un poco la bañera y nos acomodamos sentados uno frente del otro.

A punto de comenzar nuestros jueguecitos, sonó el timbre de la puerta.

Vaya mi vida, debe de ser Olga, me dijo Maribel. Voy a terminar de bañarme baby, ahora le dices que tardaré unos minutos.

Yo me salí de la bañera y me vestí con unos pantalones cortos y me cubrí el torso con una camisa.

Fui a abrirle la puerta.

_Hola Olga, adelante. Gracias Antonio.

Pasa al dormitorio, Maribel se encuentra bañándose. Pasamos al baño y le dio un beso a mi querida sobrina.

Olga traía puesto un bonito vestido sujeto con tirantes, bien ajustadito notándosele sus braguitas.

Antonio, me dijo Olga, traje mis inyecciones. Ya me dijo Maribel que la aplicas muy bien. ¿Puedes ponérmela ahora? Por supuesto Olga. Estupendo me dijo,

Nene, me dijo Maribel, atiéndela. Claro nena.

Maribel me dijo: tardaré unos minutos.

Olga estaba preciosa, tiene 38 años, sobre 1.65 de estatura, pelo castaño. Algo más de busto, sus senos son prominentes. Pasamos al otro dormitorio y ella sacó del bolso de viaje ropa más cómoda, así como los inyectables. Sentada en la cama se quitó los zapatos de tacón, poniéndose un calzado más cómodo; luego se sacó el vestido de tirantes mostrándose en bragas y sujetador. Llevaba unas bonitas medias, se las quitó lentamente y yo no paraba de admirar su bello cuerpo.

Me dispuse a prepararle la inyección. Algo más laboriosa su preparación porque cada envase estaba compuesto de agua para la inyección, 4 ml., y el antibiótico a inyectar.

Olga ponte relajadita, te dolerá un poco. Ya sé Antonio. Me inyectaron otras veces este medicamento. Boca abajo en la cama se echó la braguita por debajo de sus muslos. Me senté en la cama y le di con el spray del alcohol, luego pasé el algodón sobre la nalga derecha. Ella apoyada la cabeza sobre la almohada. Daba gusto masajear ese rico culo. Introduje la aguja y poco a poco administré el contenido lentamente. Uf, no cabe duda que duele Antonio. Al cabo de unos 2/3 minutos le dije: Ya está Olga, puse el algodón sobre el punto de la inyección y le dije, ¿estás bien? Si Antonio, me inyectaste correctamente.

Maribel acababa de entrar a la estancia. Como estás cuñadita, bien cariño no cabe duda que tu tío es excelente como inyecta. Se subió despacito la braguita y se quedó unos minutos acostada.

Maribel estaba vestida con el pijama y me dijo nene toma mi inyección. Prepáramela y luego cenamos. Enseguida baby.

Mientras preparaba el inyectable de mi querida sobrina, Olga se levantó de la cama y fue al baño. Con la inyección dispuesta le dije a mi sobrina: Échate en la cama nena, si cariño. Le bajé el pantaloncito del pijama dándole con el algodón sobre la nalguita derecha. Relájate amor. Introduje la aguja e inyecté suavemente el contenido de la jeringa. Ya está nena, puse el algodón sobre la zona del pinchazo y lo retuve un poquito. Le subí el pantalón acariciándole su dulce trasero.

Se levantó y fue a la cocina a preparar una cena rápida. Yo toqué a la puerta del baño.

Olga, ¿te ocurre algo? No Antonio, enseguida salgo. A los pocos minutos salió,

Perdona pero es que me estaba aseando un poco. Sacó de su maletín de fin de semana un pijama y me dijo: voy a ponerme cómoda.

Desabróchame el sujetador, ¿por favor? Enseguida Olga, de espaldas a mi se lo quitó y se puso la parte de arriba. Me quedo así con la blusita y las braguitas: ¿te parece? Estás bien linda Olga. Anda vamos a la cocina a preparar la cena.