Mi querida hermana y su amiga
Creo que mi hermana siente algo por mi
Me acabo de despertar, son las once de la mañana de un domingo cualquiera. Me levanto un poco resacoso aunque muy satisfecho…he dormido bien y anoche estuvo realmente bien. Me doy unos minutos para desperezarme… uhmmm que bien estoy… estoy completamente desnudo… así es como me gusta acostarme, me miro…y me siento bien al verme.
Un ruido en la cocina me devuelve rápidamente a la realidad, hay alguien allí y está trasteando con mis cosas. Vivo solo en un pequeño apartamento de dos habitaciones, salón comedor y cocina, todo junto y baño. Ahora recuerdo que anoche vinieron a casa a dormir mi hermana menor Gabriela y una amiga suya, Andrea. Me pongo un pantalón corto sin slip, meto los pies en unas chanclas de dedo y voy a ver que están haciendo en mi cocina.
- Buenos días dormilón…te estábamos esperando para desayunar – dice mi hermana señalando la mesa que han preparado entre las dos con buena parte de mis reservas alimenticias.
- Gabriela, creo que te has pasado…mucha fruta, cereales, café…hasta tostadas, yo no suelo desayunar así – le respondo al tiempo que tomo asiento junto a Andrea.
- No te creas… hoy lo vas a necesitar – me advierte cruzando una mirada de complicidad con su amiga Andrea que esboza una medio sonrisa por debajo de la nariz.
Las miro buscando algún indicio que me ayude a explicar lo que quieren decirme, estoy seguro que han tramado algo. Las dos visten una de mis camisetas de deporte muy grandes que hacen de vestido corto. A mi hermana le cubre el cuerpo hasta medio palmo por debajo de la curva del culo. A Andrea apenas le tapa el culo y por delante justo le tapa el sexo. Sus generosos pechos hacen que la prenda quede mas arriba con lo que prácticamente se le ve todo.
Gabriela tiene los pechos casi planos, como los de una niña al inicio de la pubertad, sin embargo sus pezones son puntiagudos con lo que se le marcan mucho sobre la camiseta. Su amiga por el contrario tiene un buen par de melones que tensan la tela de forma espectacular.
- Desayunemos y luego ya veremos – sentencia mi hermana, dando fin a la conversación para ponernos a comer, pues los tres tenemos buen apetito.
Mientras me como una tostada y doy un sorbo al café con leche las miro con disimulo y recuerdo lo que pasó anoche, me complace verlas a las dos, desayunando tranquilas, conversando y compartiendo risitas y el buen rollo que hay entre ambas. Me siento feliz de tener una hermana tan bonita y divertida, transmite alegría allá donde va y no me extraña que su amiga Andrea le siga la corriente.
Ahora os contaré como llegamos hasta aquí, pues yo vivo solo en un pequeño apartamento, mi hermana pequeña sigue viviendo en casa con nuestros padres y Andrea es su compañera de trabajo que también vivo con sus padres.
Anoche…
- Tato, tato… haz el favor…déjame quedar aquí un momento contigo – me dice mi hermana que ha salido de entre la gente que me rodea en la discoteca.
La acompaña otra chica y ambas parecen ir huyendo de alguien que las acecha. Me molesta bastante que mi hermana me interrumpa de esa manera cuando esto en plena faena con alguna otra chica, muchas veces no me da tiempo a explicar que somos familia, con lo que el camino andado con la otra chica puede irse a la mierda pues a menudo piensan que somos exnovios o algo así. Gabriela para quitarse de en medio alguno de sus muchos admiradores no duda en agarrarme o abrazarme muy cariñosamente. Los que no solo saben no pueden imaginar que ese tío alto y bien plantado no es su novio, en vez de su hermano mayor que es lo que soy
Esta estratagema se sirve a menudo para darle esquinado a algún chico que no entiende que cuando ella dice que no es que no. Tengo que reconocer que me encanta ayudarla en estos menesteres y que por mi “hermanita” haría cualquier cosa., para mi es como un angelito… aunque algunas veces demasiado travieso, jejeje.
Además, tengo que decir que ella también se porta muy bien conmigo, si ve que la cosa no me va bien, y que por mis medios lo tengo crudo, pronto busca alguna chica entre sus amigas o una cualquiera de las que haya en la disco para presentármela y allanarme el camino. Hacemos una buena pareja…de hermanos bien avenidos.
Mientras esperamos que se vaya aburrido el moscón de turno, Gabriela aprovecha para presentarme a Andrea, una compañera de trabajo, con la que no solía coincidir pues hasta hace poco tenia novio y no iba por las discotecas. Si mi hermana es delgadita y menuda, su amiga es alta y de curvas rotundas. Gabriela de siempre ha sido un torbellino, no para quieta, cuando baila mueve las caderas de una forma que excita al hombre de hielo. Yo soy su hermano y munchas veces cuando la veo contonearse debo mirar para otro lado para no caer en el “pecado”.
Andrea es muy diferente, mucho mas pausada, con formas redondeadas en su cara y todo su cuerpo. Me parece que debe ser muy dulce, aunque eso no quiere decir que me parezca inocente… tiene algo en su mirada y en sus gestos que despierta algo mas que mi curiosidad.
Las dos hoy van vestidas de forma que atraen las miradas y si no fuera mi hermana y su amiga, yo mismo también estaría al acecho. Como hay mucha gente y el espacio es reducido, no tengo ningún problema para colocarme de manera que pueda palpar si esas tetas son de verdad o es relleno, y si le culo que marca el jens esta firme o no.
- Eh, tu… a Andrea ni tocarla – me advierte mi hermana pues viéndome la cara ha adivinado lo que estaba haciendo pues no es la primera vez que algo así sucede.
Andrea lejos de apartarse, se ríe y da un empujón cariñoso a Gabriela en señal de desagrado por haber interrumpido algo a que a ella le estaba gustando.
- Un bomboncito así no lo podía dejar marchar sin probarlo – le respondo.
- Tu amiguita esta deliciosa y no me extraña que os vayan todos los buitres de la discoteca detrás –
- Anda, anda… que eres mi hermano mayor y debes cuidarme – me dice entre risas antes de desaparecer entre la gente tirando de la mano de Andrea que la sigue hasta perderse de mi vista.
Me doy la vuelta y me pongo a charlar con un par de chicas que allí estaban, ya que no puedo ligar con la zorrita de mi hermana ni con su enigmática amiga, voy a intentarlo con estas dos preciosidades que la suerte ha puesto a mi lado.
- ¿Qué?... ¿no se dado bien la noche? – oigo como me pregunta mi hermana un par de horas después.
- Parecía que estabas muy animado con las dos chicas esas con las que hablabas, ¿no te has ido con alguna de ellas?
- Que va… una tiene novio y ha venido a acompañar a su amiga que es mas rara que un burro verde-
- ¡Lastima!... una noche en blanco…sin nadie a quien llevar a tu apartamento, ¡no siempre se triunfa, hermanito! - dice con una sonrisa irónica.
- Vas a tener suerte… te vas a llevar a dos en vez de una… a Andrea y a mi – no te hagas ilusiones – se ha hecho tarde y no quiero que vuelva sola a casa pasando por esos barrios.
- Le he dicho que podemos irnos contigo a tu casa y dormimos en la otra habitación –
Ya he dicho que por mi hermana hago lo que sea, y me parece razonable que ella y su amiga no vuelvan solas por la noche, así que cuando vemos que el ambiente va de caída nos vamos a casa los tres juntos. Yo diría a que a Gabriela todavía le quedaba cuerda para un rato más, pero tanto Andrea como yo preferimos irnos a dormir.
Al llegar a casa, pronto nos repartimos entre las dos únicas habitaciones, voy al baño y al salir les pido que dejen de hacer ruido y de jugar que no son horas. Se que a mi hermana le cuesta dormir y siempre tiene ganas de charlar aunque yo esté muerto de sueño.
A gusto
- Vete a dormir ya y déjanos tranquilas…¡carroza! – me dice para reírse a continuación mientras parece que se revuelca en la cama jugando con Andrea.
No estoy seguro de cuanto tiempo ha pasado; me he despertado y sigo oyendo ruidos en la habitación donde están ellas. Siempre pasa lo mismo, con mi hermana no puede uno dormir a gusto. Tras unos minutos tratando de coger de nuevo el sueño y no conseguirlo me le levanto y voy a ver si pongo un poco de orden.
- Toc, toc – nadie contesta y los ruidos persisten. Abro la puerta de su habitación…
No me extraña que no atiendan, que no se enteren que he llamado ni que estoy en la puerta paralizado por lo que veo. Andrea está echada boca arriba, mi hermana está a horcajadas sobre uno de los estupendos muslos de Andrea, apretando bien sus cuerpos para poner en intimo contacto sus chochitos. Se están follando tal y como alguna vez he visto en las películas porno donde las lesbianas se hacen el amor.
Gabriela mueve las caderas con un ritmo e intensidad envidiables, si yo tuviese un juego de caderas así, seria el puto amo. Su amiga no deja de gemir, sin duda el frotamiento entre sus dos vaginas es intenso y gratificante para ambas.
Me he quedado petrificado, no me lo esperaba, me gusta mucho verlo y al mismo tiempo me siento incomodo, no quiero interrumpir ni que mi hermana y su pareja se incomoden por mi intromisión. Mientras me lo estoy pensando, Gabriela se echa un poco hacia atrás para tener espacio suficiente para poner su mano sobre el coño de su amiga. No veo lo que hace pero debe ser algo muy rico pues la otra no deja de gemir y de decir cosas ininteligibles.
- Te gusta ¿eh?...perrita… a que esto no te lo hacia tu novio?... venga… venga… que te tienes que correr cinco veces por lo menos antes de que salga el sol – le dice mientras maneja su mano parece ser con gran maestría.
- Siiii, siiii…méteme otro dedo…otro…otro…. rómpeme el coño…. me voy a correr como nunca – dice su amiga.
- Te voy a sacar toda la lechecita que tengas… si dámela toda – le grita mientras sigue con su frenetico mete y saca.
Gabriela saca la mano de la entrepierna de Andrea, se mira los dedos chorreando flujo de su vulva y chupa uno de los dedos. Luego se acerca de nuevo para juntas sus vulvas y culea unas cuantas veces hasta que su podría vulva queda completamente mojada; se inclina sobre su amiga y le da a chupar lo que queda de líquido vaginal entre sus dedos.
¡Joderrr con mi hermanita! Como esta haciendo chorrear a la pobre Andrea, de esta seguro que se acordará toda su vida. La entrada de la puerta queda un poco resguardada de la cama donde están ellas así que puedo seguir mirando sin ser descubierto. Verlas disfrutar de esta manera es tan delicioso que no quiero perdérmelo por nada del mundo.
Yo se que está mal espiar a los demás, y cuando es tu propia hermana pero que peor… pero he de confesar que tanto lo uno como lo otro me han puesto a cien. Estoy empalmado como un burro, viendo como dos mujeres se follan sin contemplaciones y además de eso una de ellas es mi querida hermana pequeña. ¡El morbo más delicioso está servido! ¡Cómo no tomarlo!.
Hace un rato que me estoy tocando, ahora ya no me puedo contener mas, me la he sacado y me pajeo viéndolas como se mueven, como jadean y como intercambian palabras amorosas. Es… es…una maravilla…si no fuera mi hermana ya me habría unido a la fiesta… le habría pedido permiso para acercarme un poco más para oír sus gemidos, para poder acariciar sus cuerpos sudorosos y quizás para recibir algún tipo de caricia.
La excitación exagerada, lleva al descontrol y éste a la perdida de la prudencia… me he excedido en el apasionamiento y me he dejado pillar. Andrea me ha visto, a pesar de que rápidamente me he escondido ella sabe que estoy ahí… mirando. Se produce una pausa, durante un instante no se oye nada, luego… viene la apoteosis final… mi hermana le grita al tiempo que culea con todas sus fuerzas. Andrea por su parte gime, cabecea y le da manotazos sobre los muslos… esta fuera de control.
No sabría decir si han tenido uno muy grande o varios orgasmos muy seguidos…lo que no cabe duda es que están disfrutando, y a mí me están dejando que las vea.
Llega el momento de las caricas dulces, de los besos cariñosos, de los arrumacos, de las delicadas caricias que una mujer sabe hacer a otra mujer… es un espectáculo reservado para unos pocos, yo soy un afortunado. Es el momento de irme a la habitación y terminar esta paja inmensa que me llevo haciendo un bien rato.
Después de pajearme mientras paso la película una y otra vez de mi hermana cabalgando sobre Andrea, con una gran dosis de lujuria y de morbo, por ser quien es y tener el cuerpo que tiene, me quedo profundamente dormido. Espero que mañana me despierte sobre mi cama con muchas ganas de que el domingo sea también un día muy especial, y que todavía estén ellas conmigo.
Deverano.