Mi querida hermana Gabriela (2)
A mi hermana le encanta provocarme, se desnuda delante de mi... tengo que darle unos azotes...
Anteriormente…
En pocos minutos de masaje ha conseguido calentarme tanto que le tengo que decir:
- Gabi…si sigues… me voy a correr como un cochino –
Esto no la detiene, al contrario…la anima a seguir hasta que consigue sacarme la leche. Primero una andanada…para un instante para que me recupere…luego vuelve a la carga y me saca otro chorretón…otra pausa…y vuelta a la carga…sube y baja…sube y baja…
- Deja…deja…que me vas a matar – le suplico pues tengo la punta tan sensible que sus caricias me producen dolor
La condenada no me quiere hacer caso y continua, por lo que tengo que echarme a un lado para librarme de su abrazo. Gabi sale de la ducha, coge una toalla y se va, dejándome medio muerto…muy satisfecho pero extenuado.
Mientras me seco… estoy pensando en lo que estará haciendo ella sola en la habitación.
Continuación…
Ya han pasado unos minutos y todavía no me he recuperado totalmente. Debo ir a la habitación a vestirme, sé que mi hermana estará allí esperándome. No quiero ni imaginar como estará ni que pretende hacer, lo que ha sucedido en la ducha me ha dejado descolocado totalmente, quien podría imaginar que mi propia hermana me iba a masturbar de semejante forma. Me he violentado con su actuación y al mismo tiempo ha sido capaz de proporcionarme un gran orgasmo, estoy expectante y algo nervioso.
- Entra… ven aquí conmigo… que no te voy comer – dice al verme aparecer tras abrir la puerta.
Con cierta prevención me acerco hasta la cama y me siento en el borde tal como Gabi me indica. Solo llevo una toalla relativamente pequeña anudada a la cintura con lo que se abre bastante dejando parte de mi entrepierna a la vista.
Gabi esta semi recostada sobre la almohada, con las piernas dobladas y recogidas, como si hubiera estado de rodillas y se hubiese dejado caer a un lado, parece la sirenita danesa pero mucho mas sonriente y agradable.
- Manuel, ¿qué te pasa?... te noto muy huidizo… ¿acaso no te gusta pasar la tarde con tu hermanita?... entre nosotros hay complicidad ¿no? -
- Mira Gabi…yo te quiero mucho…como hermano mayor que soy… pero hay ciertas cosas que no deberíamos hacer… tú ya me entiendes –
- Claro, claro… estoy de acuerdo… pero también debes reconocer que me debes ayudar y enseñar para que no cometa demasiados errores, y para que sepa manejarme bien por la vida –
- Los dos sabemos lo que se puede y lo que no se puede hacer… y también lo que puede gustar al otro. Yo te prometo que, si tú me ayudas, yo te ayudaré también.
Sus razonamientos son perfectamente aceptables y veo que se comporta razonablemente bien, aunque esta desnuda ante mi mantiene una postura recatada, puedo ver su pecho desnudo, con sus tetitas pequeñas, casi de adolescente, pero eso no es mucha novedad pues suele hacer top les pues se siente muy cómoda así.
- Hace tiempo que no me ves… y querría pedirte tu opinión –
- ¿crees que mi coño es bonito? ¿Qué te parece? No es demasiado grande ¿verdad? -
En ese mismo momento gira las piernas hacia mí y las separa lo suficiente para que pueda verle la vulva en todo su esplendor. No esperaba esta reacción de mi hermana, ni tampoco que su coño fuera tan hermoso. Por mi cerebro todavía circulaba la imagen de su rajita infantil, esa que yo había visto tantas veces mientras que el pudor de la pubertad no hizo aparición. Mis recuerdos finalizaron cuando aprecio el primer vello púbico y el monte de Venus ganó volumen. Su sexo actual es una maravilla, la raja es larga y apretada, de la mitad para arriba sobresalen dos pequeños ribetes muestra de sus labios menores, que se terminan recogiendo bajo una especie de capsula.
Que lejos quedan aquellos días de infancia donde en los que le encantaba subirse sobre mi para jugar y tratar de hacerme cosquillas, a lo que yo respondía con la misma moneda. En una ocasión se rio tanto y tanto, que perdió el control y se hizo pis encima, mojando por completo sus braguitas y por supuesto a mí. De pronto se sintió tan avergonzada que no se atrevía a hablar y a mirarme. Hice como si no hubiera sucedido nada, y nunca lo mencioné, ni a ella ni a nadie, lo que me hizo ganar su confianza.
Siempre hemos mantenido una gran complicidad entre nosotros, casi sin secretos y confiando el uno en el otro, hasta el día de hoy que parece que todo este caudal de amor se ha desbordado.
- Vamos… que me tienes sobre ascuas…¿Qué te parece? -
Mientras habla se lo toca con delicadeza pasando repetidamente la yema de sus dedos desde el fondo de su entrepierna hasta coronar la raja, donde cada vez se detiene un instante para hacer un movimiento circular sobre el clítoris.
Trago saliva antes de poder decir:
- Gabi…lo tienes…lo tienes precioso… tan bonito como cuando eras pequeña –
Mi opinión le complace mucho, se humedece los dedos con saliva para pasarlos entre los labios y así abrirlos ligeramente. Luego pasa los dedos sobre la raja y aplana los labios menores a ambos lados con lo que da la impresión de que una bella mariposa de cabeza gorda, se ha posado justo encima.
Cuando todo es placidez y dulzura me sorprende nuevamente al darse una sonora palmada sobre la raja. Su rostro refleja el momentáneo dolor, que se torna en placer cuando los dedos hurgan en el interior de su vulva.
- Me gusta incrementar la sensibilidad de la zona – me dice a modo de explicación antes de repetir un par de veces más la operación.
Después mueve la mano arriba y abajo, metiendo el dedo medio hasta perderlo de vista por completo. Gabi siempre ha sido muy efusiva, no tarde en resoplar y empezar a gemir. Se mete los dos dedos medio y empieza a frotar con ganas.
- Manu…tenia tantas ganas de que me vieras asi… como una mujer… uhmmmm, cuantas noches lo he soñado –
- ¿Tú nunca has tenido algún sueño conmigo? – me pregunta mientras sigue masturbándose delante de mi –
- ¡Ay! Querida hermanita…estas loca, loca de remate…¿Cómo puedes pensar eso? No te das cuenta que eso no puede ser –
- Tu dirás lo que quieras, pero el bulto que hay bajo la toalla te delata…jejeje … nunca lo has podido disimular conmigo –
A continuación, coge el extremo de la toalla que me protegía, da un tirón y me deja desnudo con una erección de caballo ante sus narices.
- Ves lo que te decía, siempre te pasa lo mismo conmigo…y al final me quedo con la miel en los labios, por cierto, tu no me has probado nunca… y ahora tengo el coño bien mojado
Aprieta la mano con fuerza sobre su coño y saca los dedos llenos de flujo, los restriega por encima de mis labios hasta que me hace abrir la boca y los introduce para que yo los chupe, que hago con muchas ganas.
- Estas deliciosa… un toque dulce, un toque ácido…un aroma intenso…dan ganas de comerte entera-
- Quiero que lo hagas… No es que quiera compartir mi coño contigo…es que es tuyo y necesito que lo tomes…lo vengo deseando desde chica y ha llegado el momento –
- Gabriela…no puede ser… no debo hacerlo –
- Siempre igual…no debo…no debo… ¡No quieres hacerlo!
Como si fuera una niña malcriada y caprichosa, se echa boca abajo sobre la cama y empieza a dar pequeños botes para desfogar su frustración. Me gusta hacerla rabiar un poco recordando viejos tiempos, también me gusta ver como los cachetes del culo se mueven, abriéndose y separándose para dejar a la vista su vulva y el ano. ¡qué cosa tan rica!
- Shistttt! Shisssttt! . tranquilízate…ya sabes que siempre te sales con la tuya…te dejaré jugar con mi soldadito e iremos de visita a tu casita.
Gabi se vuelve hacia mi…
- ¿En serio? ¿volveremos a jugar a médicos y enfermeras?
Nos tomamos unos instantes para reír con ganas la ocurrencia antes de continuar con nuestro gran juego entre hermanos que se quieren mucho.
Como si fuera una niña malcriada y caprichosa, se echa boca abajo sobre la cama y empieza a dar pequeños botes para desfogar su frustración. Me gusta hacerla rabiar un poco recordando viejos tiempos, también me gusta ver como los cachetes del culo se mueven, abriéndose y separándose para dejar a la vista su vulva y el ano. ¡qué cosa tan rica!
- Shistttt! Shisssttt! … tranquilízate…ya sabes que siempre te sales con la tuya…te dejaré jugar con mi soldadito e iremos de visita a tu casita.
Gabi se vuelve hacia mi…
- ¿En serio? … ¿me tomas por una cría?... no es eso lo que quiero que me des -
Vuelve a echarse sobre la cama boca abajo gimoteando como si hubiese recibido una gran afrenta. La contemplo con cariño apenado por no poder complacerla en lo que ella desea. Al mismo tiempo tengo delante su estupendo culo, respingón y con esa forma de corazón invertido que tanto me gusta. Tengo unas ganas irrefrenables de ponerle las manos encima, amasarlo… separar los cachetes… uhmmm.
Como sigue gimiendo tengo la excusa perfecta para darle una sonora palmada en medio de la nalga.
- ¡Ay!... me has hecho daño – se queja moviendo una pierna hasta poner la rodilla a la altura de la cadera, con lo que su vulva queda a la vista mostrando su contorno, como si tuviese una galleta oreo… que labios tan deliciosos.
Como sigue gimoteando le doy otro azote… y otro… y otro más. He perdido el control, ya que no puedo acariciarle el culo, le doy azotes en la nalga hasta enrojecerla.
- Uhmmm, Manu, me estoy mojando… ¡que castigo tan delicioso! –
Para comprobarlo pongo la mano entre sus piernas y paso la punta de mis dedos por encima de sus labios… es cierto…su fluido me humedece la yema. El dedo medio se cuela entre los labios y profundiza fácilmente hasta introducirse por completo.
- Mmmmm…sigue así –
Sorprendido por lo que acabo de hacer, retiro la mano y le doy otras dos palmadas seguidas. Gabi rápidamente se da la vuelta, se sienta dejando una pierna extendida y la otra doblada apoyada sobre la punta del pie como si fuese una bailarina de ballet. Su coño queda perfectamente expuesto a mi mirada obscena. Mi hermana pone ambas manos delante para taparse… en realidad lo que hace es apretar cada labio con una mano… al separarlas, me muestra el rosado interior de su vulva.
- ¿te gusta? ¿quieres probar a que sabe?... tu sabes que es tuyo en cuanto quieras –
La oferta la acompaña pasando dos dedos por encima de los labios menores alisándolos sobre la rajita, para luego posarlos sobre la parte superior, encima del capuchón que envuelve su clítoris.
- Gabi… ¿has visto como me tienes? – le digo retirando las manos que hasta ahora cubrían mi polla totalmente erecta.
No me he podido contener… ver a mi hermana tocándose me ha puesto a cien, ya no me importa que ella me vea como estoy, la invito a mirar lo que estaba deseando, mi polla dura y tiesa como un palo . Me responde inmediatamente, no podía ser de otra manera, se mete los dos dedos centrales dentro del coño y empieza a masturbarse con ganas. La muy perra saca los dedos y me los enseña para que vea lo mojados que los saca, luego se los vuelve a meter y continúa frotándose fuerte.
Chop, chop – es el ruido que viene hacia mi cada vez que hunde sus dedos en la vagina, con intensidad, casi con rabia… se va a correr delante de mis narices.
El chapoteo de su mano sobre su vulva mojada me taladra el cerebro. No puedo apartar la mirada de su entrepierna es una delicia. Una pierna doblada, la otra con la rodilla en alto y el pie apoyado sobre la puntera como en el ballet, parece la postura ideal para masturbarse.
Luego, sentada sobre sus talones se toca la raja, el pelo le viene a la cara y resopla para apartarlo. Se levanta para apoyarse sobre las rodillas mientras hunde su mano. Se toca las tetas y se tira de los pezones… ufff que guarrita es mi hermanita… no me la habría imaginado así nunca. Se inclina hacia delante para poner su boca cerca de la mía y gemirme al oído.
- Manu, estoy a tope…me pone mucho tocarme mientras te veo… que buena polla tienes…la recordaba mucho más pequeña… aunque igual de cabezona…jejeje -
Se vuelve a sentar sobre sus talones, se acaricia todo el cuerpo, sea prieta sus tetillas y levanta los brazos por encima de la cabeza, le gusta exhibirse, jugar con su pelo y dejar que sus pezones se proyecten hacia delante.
Me acomodo delante de ella, yo también quiero que ella me vea mientras me hago una buena paja a su salud. Pongo la mano en forma de puño alrededor de la verga y comienzo un sube y baja intenso, dejando que mi capullo quede bien expuesto cuando bajo la mano hasta bajar el pellejo hasta abajo. Gabi , levanta la pierna que tenía doblada, pone el antebrazo por la corva y la mantiene elevada. Su vulva se abre completamente para facilitar el movimiento de sus dedos.
- Manu…Manu…me voy a correr… me viene…me viene –
- Si, Gabi… mi niña… dámelo… es una delicia…sigue, sigue…dale…dale … así…así –
Le animo para que siga… la visión de mi hermanita al borde del orgasmo me ha embrutecido… solo puedo pensar en lo maravilloso que debe ser ver como se corre mientras se frota viéndome la verga tan dura que se me ha puesto. Yo me la sigo meneando con ganas, aunque no necesito hacerlo para estar al borde del clímax, lo que más me pone es ver a mi hermana disfrutando de su cuerpo.
- Me viene, ahhhhgg…. ahhhhh… ahhhh – gime abriendo la boca de par en par para coger el máximo de aire. Sus gemidos, antes contenidos ahora se le escapan sin control hasta que se convierten en gritillos de placer que colman mi vanidad.
Está fuera de sí, apoya una mano sobre la cama detrás de su culo para lograr estabilidad mientras la otra la emplea para rozar con los dedos sobre su rajita brillante.
Sin pensarlo dos veces me abalanzo sobre ella, hago que caiga sobre su espalda encima de la cama… su entrepierna abierta me ofrece como un manjar su sexo…húmedo… tierno… sensible. Le cojo de la cadera, estiro bruscamente de su cuerpo para colocarlo accesible a mi boca… me voy a comer su chochito… es lo mejor que puedo hacer con él… lo deseo… lo necesito para mí.
- Si, si… comételo…comételo todo… te voy a dar toda mi lechecita… para ti… para mi querido hermano…uhmmm… ¡me vuelves loca!
Deverano.